¿Qué dicen los Sutras sobre la Guerra?
El Budismo muchas veces es mostrado como una religión totalmente pacifista, y en gran medida esto es cierto. Pero no se puede confundir el pacifismo con la inacción. Una cosa es abogar, promover y trabajar por la paz, y otra cosa es no tomar acción cuando claramente, la acción -aún cuando está lejos de ser pacífica- es el único recurso que queda.
Para los budistas, la guerra es "akusala" - inhábil, negativa. El Budismo se ha visto envuelto en guerras. ¿Acaso la guerra siempre es mala? ¿Existe tal cosa como una teoría de "guerra justa" en el Budismo?
Son pocos los Sutras que tratan sobre temas políticos. Existen dos o tres Suttas pali del Canon Theravada, pero el Canon Mahayana incluye varios episodios que tratan sobre la política: el Sutra de la Luz Dorada muestra el comportamiento ideal de un gobernante, y cómo las deidades protegen al gobernante que gobierna de acuerdo con el Dharma; igualmente este tema es tratado en el Sutra de los Reyes Benevolentes. Pero el Sutrs que entra de lleno en este tema es el Arya Satyakaparivarta.
El Arya-Bodhisattva-gocara-upayaisaya-vikurvana-nirdesa-nama-mahayana-sutra - el Sutra Arya Satyakaparivarta para abreviar --que se traduce como "La Revelación de las Actividades Transformacionales del Bodhisattva" es un budista Mahayana Sutra escrito algún tiempo en el siglo quinto EC, o posiblemente antes. Pero este Sutra no se encuentra en el Canon Chino -por eso nunca se tocó el mismo en Japón- y parece ser canónico sólo dentro del Budismo Tibetano.
Este Sutra no se encuentra en la misma clase que los grandes Sutras Mahayana - el Sutra del Loto, el Sutra del Corazón, el Sutra del Diamante, el Sutra de la Guirnalda de Flores, el Sutra de Vimalakirti, etc. - la mayoría de las cuales datan del siglo segundo de la EC.
En resumen, este Sutra habla sobre un personaje llamado Satyavaca, quien es llamado también como Aggivessana, haciendo referencia a su clan o familia. Satyavaca había estado discutiendo que los Skandhas son el "yo", y el Buda enseñó que los Skandhas no son lo que llamamos un "yo". Así, Satyavaca y Buda debaten sobre este punto. En el Sutra el Buda le preguntó:
"¿Un consagrado y noble rey guerrero - como el rey Pasenadi de Kosala o King Ajātasattu Vedehiputta de Magadha - ejercen el poder en su propio dominio para ejecutar a los que merecen la ejecución, para multar a los que merecen ser multados, y para desterrar a los que merecen ser desterrados? "
Satyavaca dijo que por supuesto, un rey tiene ese poder. Entonces el Buda dijo: "¿Qué piensa usted, Aggivessana, cuando dices: 'La forma es mi yo,' ¿de verdad ejerce el poder sobre esa forma?". El punto del Buda es que los Skandhas no son el yo, ya que no están sujetos al dominio de uno. Lo que no se puede poner bajo un completo dominio o control, no puede ser identificado como "mi yo".
En este punto, Satyavaca se dió cuenta de que había perdido el argumento, y se negó a responder. Cuando se negó a responder una tercera vez, un espíritu llamado Vajrapani apareció y le dijo a Satyavaca que si él no respondía a la pregunta, su cabeza sería cortada en siete pedazos. Con esto, Satyavaca tomó refugio en el Buda y aceptó sus enseñanzas.
Tenga en cuenta que cuando el espíritu dice que le cortará la cabeza en siete pedazos no se refiere a la muerte; en los textos antiguos, por lo general, esto se refiere a algún tipo de crisis mental. El espíritu Vajrapani eventualmente pasó a ser uno de los primeros Bodhisattvas trascendentes emblemáticos del Budismo Mahayana, y en el Budismo Tibetano es también un Dharmapala, o Protector del Dharma.
Entonces, ¿qué dice el Arya-Bodhisattva-gocara-upayaisaya-vikurvana-nirdesa-nama-mahayana-sutra sobre la guerra?
Este Sutra es controversial ya que hay ciertos pasajes que hacen referencia a la tortura. En el Sutra, un sabio llamado Satyavadin, informa que un rey debe castigar a la gente de una manera benevolente, y se explica de esta manera:
"Cuando un gobernante debe de infligir un castigo [a los impíos], no puede dejarse llevar por meras calumnias, entonces, concentrándose en el amor y la compasión, y sin recurrir a matar, dañar los órganos de los sentidos, o cortar las extremidades. El debe de estar alerta, y al regañarlos, ya sea al reprenderlos, o golpearlos, o la confiscar sus bienes, o al exiliárlos del estado, atarlos o encarcelarlos, un gobernante debe de ser firme, pero no debe de ser injusto o cometer actos en contra de la vida o las facultades de los mismos".
Ahora en el siglo 21, no catalogamos el atar a la gente y golpearlos como "tortura", pero no estoy seguro de que la gente que vivía cuando este Sutra fue escrito lo hubiera visto de la misma manera. Hoy hemos visto la amplia gama de elementos y métodos de tortura que existen, pero en ese tiempo, la "tortura consistía en golpear o atar a una persona. Pero eso es lo más cercano a la "tortura" descrito en el Sutra.
Y luego, si el individuo castigado enmienda sus actos y se comporta de forma responsable, el rey obtiene mérito. El castigo en sí no es lo que gana el mérito.
En cuanto a la guerra, el Sutra niega explícitamente cualquier mérito obtenido a partir de las guerras de conquista o agresión. Un gobernante puede usar las armas para defender a su reino y proteger a su pueblo, pero sólo podrá utilizar la fuerza necesaria para expulsar a los invasores. Una vez que son expulsados, no debe tratar de castigar a los invasores, sino que debe de tratar de hacer las paces con ellos. Aún mejor, se debe hacer lo que se pueda para evitar la guerra en primer lugar, intentando solucionar los conflictos o de hacer alianzas con otros reinos para que un rey extranjero agresivo lo piense dos veces antes de iniciar una guerra.
Si otra nación invade el reino, se aconseja que el rey despliegue sus fuerzas de una manera ventajosa para asegurar la victoria. Se aconseja evitar el herir o matar a los invasores si es posible, aunque se reconoce que esto es muy difícil.
Pero si el rey ha hecho sinceramente todo lo que pudo para evitar la guerra, y si la defensa propia se lleva a cabo de manera que no hay castigo o venganza posterior sobre los invasores, y si el rey "se compromete a ejecutar medidas para la protección de las personas y para el bien de su familia, esposa e hijos, sin preocuparse por sí mismo o su propiedad y posesiones, en gran medida va a aumentar su mérito inconmensurablemente".
No es la guerra lo que hace que uno gane mérito, sino el defender un reino haciendo el menor daño posible - incluyendo el daño a los invasores - lo que genera mérito.
La sección de la guerra es sólo una pequeña parte de la Aria-bodhisattva-gocara-upayaisaya-vikurvana-nirdesa-nama-mahayana-sutra. Otros capítulos cubren las seis perfecciones, el concepto de upaya o los medios hábiles, entre otras cosas. Existe una traducción hecha al inglés por Lozang Jamspal, que es muy clara y legible y merece ser leída.
* * *
Son pocas las veces en las que un país verdaderamente budista se va a la guerra con otro país. Cabe mencionar el ejemplo del Rey Ashoka: quien una vez fué un rey con ansias de expansión por medio de la guerra y la aniquilación -se dice que literalmente corrían ríos de sangre. Una vez el Rey Ashoka se convirtió al Budismo, dejó a un lado todo deseo de expandir, remuneró a los ciudadanos de los países invadidos, instituyó el Budismo como religión oficial de su reino y promovió el vegetarianismo y la diversidad cultural y religiosa, convirtiéndose en el ejemplo mismo de un gobernante benevolente.
Otro ejemplo es la existencia del Templo Shaolín y su historia. Los monjes shaolín han ayudado a su gobierno muchas veces a mantener la paz y han ayudado en la formación de varias dinastías, en otras, han peleado contra el gobierno para salvar la seguridad de los campesinos y ciudadanos. El Templo Shaolín cuenta con miles de los mejores guerreros entrenados que existen hoy día.
Esto contrasta gravemente con la historia del Budismo en Japón. En el medioevo japonés feudal, las rivalidades familiares y políticas que caracterizaron la época tuvieron su impacto en los principales centros de enseñanza budista, y los monasterios tuvieron que instituír su propia clase de guerreros, quienes luego formaron un ejército de monjes guerreros - los Sohei. Los Sohei fueron usados posteriormente para liderar guerras religiosas budistas, en un intento por parte de las escuelas budistas del momento mantener su hegemonía religiosa sobre el país. El Monte Hiei contaba con los monjes guerreros más capaces. Existe un dicho común en el Budismo Tendai de la época que decía: "Existen tres cosas contras las que uno no puede combatir: el tiempo, el clima, y los sohei de Hiei".
Los vínculos entre el Budismo Zen y la cultura samurai fueron en parte responsables de la colusión impactante del Zen y el militarismo japonés en los años 1930 y 1940. Las instituciones Zen no sólo apoyaron la agresión militar japonesa, sino que recaudaron dinero para la fabricación de aviones de guerra y armas.
El Budismo constantemente nos desafía a mirar más allá de nuestra dicotomía cotidiana. A veces, los budistas han tenido que luchar para defender a sus naciones, hogares y familias. Esto no es "malo". Sin embargo, incluso en estas circunstancias, el albergar odio por los enemigos sigue siendo un veneno. Y cualquier acto de guerra que siembra las semillas de un futuro mal karma sigue siendo akusala.
La moral budista se basa en principios, no reglas. Nuestros principios son expresados en los Preceptos y los Cuatro Inconmensurables - bondad, compasión, alegría altruista y ecuanimidad. Nuestros principios son también la bondad, la compasión, la misericordia y la tolerancia. Pero la violencia existe, y esto es un hecho humano, del cual no podemos escapar. Hay veces donde matando a uno, salvamos a miles. Esto también es parte del rol del Boddhisattva.
Esto es algo relevante en el mundo en el que vivimos hoy día, y sigue siendo un tema taboo en el Budismo Occidental, pero es uno que debemos de tocar, pues es algo que nos pertiene a todos.
El Budismo nos muestra el camino para liderar a una sociedad por el camino del bien, pero también provee consejos para actuar correctamente en tiempos de guerra.