Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Shingi Hokke Shu - Escuela del Loto Reformada 新義法華宗) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


lunes, 2 de diciembre de 2024

Declaración del Budismo del Loto sobre el Ekayana (Vehículo Único), el Budismo y las Religiones Mundiales

 


Nosotros, la Escuela del Loto Reformada (Shingi Hokke Shu), afirmamos que todas las religiones son parte integral del vasto y compasivo Plan de Salvación del Buda, que guía a todos los seres progresivamente hacia la liberación en el Vehículo Único (Ekayana). Por ello, declaramos que todas las religiones, en su diversidad de formas y expresiones, son parte integral del vasto y compasivo designio del Buda Eterno de guiar a todos los seres sintientes hacia el Despertar. En esta declaración, buscamos honrar la profunda verdad del Ekayana, de que todos los caminos espirituales están finalmente unificados en su objetivo de liberación y culminan en la realización del Dharma. Es por eso que declaramos que la Religión Eterna del Budismo es la culminación de todas las creencias y que la diversidad de tradiciones religiosas a lo largo del tiempo y la cultura representa expresiones provisionales de la Sabiduría Infinita del Buda, que conduce a los seres paso a paso hacia la liberación.

En el Sutra del Loto, la Gran Revelación del Buda, el Buda nos dice: “Ésta es la gran razón por la que todos los Budas aparecen en el mundo. Todas sus acciones se realizan con un solo propósito: mostrar y despertar a todos los seres vivos las intuiciones del Buda. ¡Oh, Shariputra! El Buda sólo tiene el Vehículo Único del Buda mediante el cual enseñar a todos los seres vivos; no hay otro, ni el segundo ni el tercer Vehículo. ¡Oh, Shariputra! Las enseñanzas de los Budas en las diez direcciones son idénticas... Debes tener una mente enfocada para creer, comprender, aceptar y abrazar las palabras del Buda porque las palabras del Buda son la Verdad Última. No hay otros Vehículos, sólo el Único Vehículo del Buda... Seré un Buda en otra tierra y seré conocido por un nombre diferente. Aunque la idea de la extinción los llevará a entrar en lo que perciben como el Nirvana, debido a que estos discípulos seguirán buscando la Sabiduría del Buda, finalmente podrán escuchar el Sutra del Loto. Sólo a través del Vehículo del Buda se puede alcanzar la verdadera extinción. No hay otro Vehículo que el Único Vehículo del Buda, a menos que el Tathagata enseñe las diversas doctrinas como métodos hábiles”.

 El Sutra del Loto proclama que “existe un solo Vehículo del Buda” y que todas las demás enseñanzas, aunque diversas en apariencia, son Medios Hábiles (Upayas), empleados por el Buda Eterno a través del espacio y el tiempo, para guiar a los seres sensibles de acuerdo con sus necesidades, capacidades y condiciones. Esta enseñanza central revela que el Buda Eterno, en su Infinita Sabiduría y compasión, manifiesta enseñanzas y caminos adecuados a las necesidades espirituales de los individuos y las comunidades en diferentes etapas de su viaje. Esta enseñanza fundamental afirma que no existe ningún camino espiritual fuera del ámbito de la misión salvífica del Buda y que todos los esfuerzos sinceros hacia la trascendencia del sufrimiento convergen en última instancia en el Verdadero Dharma, el Budismo. Las religiones fuera del Budismo no son obstáculos para el Dharma, sino expresiones del esfuerzo ilimitado del Buda por conducir a los seres a la liberación, que surge de acuerdo con las condiciones kármicas y los contextos históricos.

 La doctrina de los Medios Hábiles destaca la capacidad del Buda para encontrarse con los seres sintientes donde se encuentren. Así como un maestro compasivo emplea diversos métodos para llegar a estudiantes con diferentes capacidades, también el Buda manifiesta enseñanzas en innumerables formas para nutrir las semillas del Despertar en todos los seres. Las tradiciones religiosas pueden enfatizar diferentes aspectos de la vida espiritual (devoción, moralidad, sabiduría, compasión o práctica meditativa), pero cada una contribuye al cultivo de cualidades que preparan a los seres para recibir plenamente la Verdadera Enseñanza del Buda cuando llegue el momento oportuno. Las tradiciones religiosas surgen y evolucionan dentro de contextos históricos y culturales específicos, abordando las necesidades espirituales, sociales y éticas únicas de sus seguidores. Desde la perspectiva del Ekayana, estas diversas expresiones de fe y sabiduría no son contradicciones, sino reflejos de la adaptabilidad compasiva del Buda. Sirven como enseñanzas provisionales, preparando a los seres para las verdades más profundas del Dharma. La Parábola de la Casa en Llamas del Sutra del Loto ejemplifica este principio: “Yo, el Buda, soy el Padre del Mundo, que ha eliminado por completo todo temor, ansiedad, preocupación, ignorancia y engaño. Habiendo alcanzado sabiduría, visión, fuerza e intrepidez inmensurables, ha dominado los poderes divinos y el poder de la sabiduría, sin mencionar que ha alcanzado la perfección en los métodos hábiles y en el de la sabiduría. Inmensamente compasivo y misericordioso, siempre ha estado realizando obras de caridad incansablemente, trayendo beneficios y bendiciones a todos los seres vivos”. El Buda, como un Padre Amoroso, ofrece promesas tentadoras adecuadas para la comprensión de Sus hijos para guiarlos hacia un lugar seguro. De manera similar, los diversos caminos religiosos del mundo funcionan como vehículos que conducen a los seres hacia el refugio último en el Dharma.

 Reconocemos además que las religiones contribuyen al desarrollo progresivo de virtudes esenciales para el Despertar Espiritual. Las religiones teístas pueden cultivar la devoción, la gratitud y un sentido de conexión divina, cualidades que pueden profundizarse en la reverencia por la Infinita Compasión del Buda. Los sistemas éticos y las tradiciones filosóficas pueden nutrir el discernimiento, la justicia y la atención plena, alineándose con el Noble Óctuple Sendero. Las tradiciones meditativas y místicas, incluso fuera del budismo, preparan la mente para la quietud y la claridad necesarias para una profunda comprensión de la Verdadera Naturaleza de la Realidad. Estas etapas no están separadas del Dharma, sino que son pasos integrales en el gran arco de la evolución espiritual.

 La Tradición del Loto, con su énfasis en la inclusividad y la armonía, proporciona un marco para comprender la unidad de todos los caminos espirituales. El Budismo del Loto enseña que la Verdad Última trasciende las distinciones y dualidades, abarcando todas las enseñanzas provisionales dentro de la luz radiante de la Sabiduría del Buda. Esta inclusividad nos permite abrazar la diversidad de tradiciones religiosas sin disminuir el papel único e incomparable del Budismo como la expresión máxima del Plan de Salvación del Buda en la Tierra. La visión Ekayana del Budismo del Loto nos invita a ver las religiones del mundo como hilos interconectados de un tapiz único y universal, tejido por la intención compasiva y misericordiosa del Buda.

 En el centro de esta visión se encuentra la doctrina Mahayana de la Naturaleza Búdica (Tathagatagarbha), que enseña que todos los seres sintientes poseen el potencial para la Iluminación. Así como una semilla crece inevitablemente hacia la luz, también la Naturaleza Búdica dentro de todos los seres los atrae hacia el Despertar. Aunque otras religiones no articulen explícitamente el Dharma en su plenitud, sus prácticas despiertan semillas de sabiduría, compasión y virtud que preparan a sus seguidores para recibir finalmente el Verdadero Dharma. La universalidad de la Naturaleza Búdica garantiza que ningún esfuerzo espiritual sea en vano, ya que todos los seres, consciente o inconscientemente, están viajando hacia la Luz del Buda Eterno.

 Al declarar esto, afirmamos la visión inclusiva y universal del Ekayana tal como se enseña en el Sutra del Loto. Si bien reconocemos la Verdad Última del Dharma del Buda, honramos y respetamos el papel de otras tradiciones religiosas en el Gran Drama Cósmico de la Salvación. Juntos, todos los caminos sirven al propósito mayor del Buda Eterno de guiar a todos los seres hacia la cesación del sufrimiento y la realización de la Iluminación.

 Por lo tanto, declaramos que todas las religiones, como expresiones de los Medios Hábiles del Buda, conducen progresivamente al Budismo, el Verdadero Dharma que trasciende todas las distinciones y dualidades. El Dharma es eterno, inmutable y universal, y proporciona la resolución definitiva al anhelo espiritual de todos los seres. En el Sutra del Loto, el Buda proclama que todas las enseñanzas convergen en el Vehículo Único, y esta Verdad nos obliga a considerar todas las tradiciones espirituales como pasos preparatorios que conducen hacia la perfección de la sabiduría, la compasión y la liberación en el Dharma.

 Como practicantes del Budismo Ekayana dentro de la Escuela del Loto Reformada, afirmamos nuestro compromiso de fomentar el respeto y el diálogo entre las tradiciones religiosas, al tiempo que proclamamos firmemente la universalidad y la culminación de la Enseñanza del Buda. Hacemos un llamamiento a todos los que recorren caminos espirituales para que adopten esta visión de unidad y convergencia, reconociendo que su viaje, por provisional que sea, conduce en última instancia al Dharma Eterno.

 En esta declaración, defendemos la verdad del Ekayana: todas las creencias encuentran su realización en el Budismo, la Religión Eterna y Universal del Verdadero Dharma, el Refugio Supremo y Final de todos los seres. Por tanto, nos dedicamos a la misión compasiva del Buda Eterno, que conduce a todos los seres sintientes, a través de innumerables medios y vidas, a la realización del Dharma y al cese del sufrimiento por toda la eternidad.

 En el espíritu de la filosofía inclusiva y armoniosa del Budismo del Loto, hacemos un llamamiento a todos los practicantes para que adopten esta visión de convergencia universal, fomentando el respeto mutuo y la colaboración entre las religiones. A través de esta comprensión, reafirmamos nuestro compromiso con la propagación del Verdadero Dharma y la misión compasiva del Buda Eterno, cuya Luz brilla universalmente para el beneficio de todos los seres. Que podamos ser instrumentos del Buda en su Plan de Salvación, y guiados por su Infinita Compasión y Sabiduría – como sus Hijos - que podamos cumplir nuestro Voto del Bodhisattva de salvar a todos los seres sintientes, por la eternidad.

domingo, 1 de diciembre de 2024

Sermón del Día Bodhi – la Conmemoración del Despertar del Buda – 2024

 


En esta semana, los templos budistas en Japón conmemoran el Shaka Jodo-E, el Despertar y la Budeidad del Buda Shakyamuni, la encarnación del Buda Eterno en este mundo. En esta ocasión tan auspiciosa del Día Bodhi, reflexionemos sobre la Iluminación del Buda Shakyamuni, que marcó no sólo la realización de su Budeidad, sino también su transfiguración en el Buda Eterno, la encarnación del Despertar atemporal y universal.

Cuando la estrella de la mañana se elevó sobre el Árbol Bodhi, Siddhartha Gautama trascendió los lazos del Samsara. Esto no fue sólo una liberación personal, sino la revelación de una Verdad que late en el corazón de la Existencia misma: el Dharma es eterno, y también lo es el Buda que lo encarna.

Cuando conmemoramos el Día Bodhi, no sólo estamos celebrando un acontecimiento histórico. También estamos afirmando una verdad espiritual que se encuentra más allá del tiempo y el espacio: la Iluminación del Buda no se limita al pasado, sino que irradia a nuestras vidas presentes, mostrándonos el camino hacia el Despertar.

El Sutra del Loto proclama: “El Buda apareció en este mundo para abrir la puerta de la sabiduría a todos los seres, para mostrarles el camino, para despertarlos a la verdad y para ayudarlos a entrar en el estado eterno de alegría y paz”.

Por lo tanto, el Despertar del Buda Shakyamuni bajo el Árbol Bodhi es inseparable de su naturaleza eterna como el Dharmakaya, el Buda que impregna toda la Existencia y nos llama a cada uno de nosotros hacia la liberación.

El Día Bodhi también es un recordatorio del encuentro del Buda con Mara, el tentador que trató de impedir su Despertar. Mara representa las fuerzas del engaño, el anhelo y el miedo que buscan atraparnos en el Samsara. En el momento de confrontación de Shakyamuni, vemos reflejadas las batallas que se desatan dentro de cada uno de nosotros.

Cuando los ejércitos de duda y distracción de Mara atacaron, el Buda se mantuvo firme, arraigado en la atención plena y la sabiduría. Tocó la tierra, llamándola testigo de su derecho a sentarse bajo el Árbol Bodhi y esforzarse por Despertar. En este acto, trascendió el poder de Mara, no luchando, sino reconociendo las ilusiones de Mara y manteniéndose firme en la Verdad.

El ejército de Mara no es meramente externo; es interno. Se manifiesta en nuestros deseos, nuestros apegos, nuestros miedos. Cada uno de nosotros tiene su Árbol Bodhi, y cada uno de nosotros se enfrenta a Mara a diario. Honrar la Iluminación del Buda es inspirarse en su victoria y esforzarse por nuestro propio Despertar.

El Buda enseñó: “Así como el poderoso océano es vasto e inmensurable, también lo es la fuerza de una mente despierta a la verdad”. (Anguttara Nikaya)

Por lo tanto, nuestra batalla contra Mara no se libra con armas ni con ira, sino con la claridad de la sabiduría, la quietud de la meditación y la calidez de la compasión.

En el Sutra del Loto, el Buda Shakyamuni revela que su Despertar no fue un acontecimiento singular, sino la expresión de una Verdad que siempre ha existido. Declara: “Siempre he estado aquí, enseñando el Dharma y guiando a los seres hacia la liberación. Mi aparición en este mundo no es más que un medio hábil para guiarlos”. Esta revelación transforma nuestra comprensión del Buda. El Buda Eterno no está lejos; está presente en cada momento, dentro de cada ser. Su Despertar bajo el Árbol Bodhi es el mismo Despertar que buscamos: un recordatorio de que la Budeidad es nuestra Verdadera Naturaleza.

La luz del Buda Eterno brilla sobre el camino, iluminando incluso los rincones más oscuros de nuestros corazones. Como enseñó el Buda, el potencial para la Iluminación es inherente a todos los seres. Cuando cantamos, meditamos o practicamos actos de bondad, nos alineamos con esta Verdad.

Celebrar el Día Bodhi es renovar nuestro voto de caminar por el Camino del Dharma. Así como el Buda Shakyamuni se sentó con una resolución inquebrantable bajo el Árbol Bodhi, sentémonos con corazones firmes en nuestras propias luchas. Emulemos su compasión, compartiendo la Luz del Dharma con los demás.

En nuestra vida diaria, nos encontramos con las tentaciones de Mara: distracciones, ira, codicia y desesperación. Pero con el Buda Eterno como nuestro guía, podemos superar estas ilusiones. Cada momento es una oportunidad para tocar la tierra, para arraigarnos en la Verdad y despertar a la Realidad de la interdependencia y la compasión ilimitada.

Inspirémonos en estas palabras del Sutra Avatamsaka: “La mente es la raíz de todas las cosas. Si la mente está despierta, el mundo entero se convierte en una Tierra Pura”.

Que en este día sagrado recordemos que el Despertar del Buda no está separado del nuestro. Cada uno de nosotros es un Bodhisattva en formación, llamado a recorrer el camino, a disipar el engaño y a ayudar a todos los seres a realizar y manifestar su Naturaleza Búdica inherente en el mundo.

Que la luz del Buda Eterno ilumine nuestros corazones. Que, como Shakyamuni bajo el Árbol Bodhi, podamos enfrentar a Mara con valentía y compasión. Y que nuestro Despertar se propague por el mundo, trayendo paz, alegría y liberación a todos los seres. Por ello, ofrecemos una oración:

Homenaje al Buda Eterno,

La Luz Ilimitada del Despertar,
El guía compasivo que revela el Dharma.

Oh, Buda Eterno,
Tú que impregnas todo el tiempo y el espacio,
Cuya sabiduría brilla como la estrella de la mañana,
Ilumina el Camino del Despertar en nuestros corazones.

No somos más que viajeros en el océano del Samsara,
Llevados por las olas de la ignorancia y el deseo.
Guíanos con tu mano firme,
Ánclanos en la Verdad del Dharma.

Cuando las ilusiones de Mara nublen nuestra visión,
Concédenos claridad para ver más allá del velo.
Cuando el miedo y la duda enreden nuestros pasos,
Fortalece nuestra resolución de caminar por el Noble Camino.

Tú, que te sentaste bajo el Árbol Bodhi,
Enfrentando al Tentador con paz inquebrantable,
Enséñanos a aquietar nuestras mentes,
A descansar en el suelo de la atención plena y la sabiduría.

Oh, Buda Eterno,
En cada ser reside tu luz.
Ayúdanos a despertar a esta Verdad,
para que podamos ver la Naturaleza Búdica en todo lo que encontremos.

Que nuestras acciones sean un reflejo de tu Compasión,
Nuestras palabras una expresión de tu Verdad,
Nuestros pensamientos alineados con tu Sabiduría ilimitada,
para que nuestras vidas puedan convertirse en un Espejo del Dharma.

Que caminemos por el Noble Sendero con coraje y humildad,
plantando semillas de mérito y bondad dondequiera que vayamos.
Y cuando flaqueemos, que recordemos tu voto:
que ningún ser es jamás abandonado,
que las puertas de la liberación están abiertas para todos.

Oh, Buda Eterno,
Guíanos a la Tierra Pura dentro de nuestros corazones,
donde el sufrimiento se disuelve en paz,
y la separación da paso a la unidad.

Con profunda devoción y fe inquebrantable,
nos inclinamos ante ti,
nuestro maestro, nuestro refugio, nuestro guía eterno.

¡Namah Samantha Buddhanam Bah!

Que todos los seres puedan realizar al Buda que llevan dentro.
Que todos los seres despierten a la Verdad.
Que todos los seres encuentren la Paz.

viernes, 1 de noviembre de 2024

Aprendiendo los Valores Budistas: La Importancia de la Familia y su Rol en la Vida Social y Espiritual

 A raíz de las prontas elecciones en algunos países en el mundo, como budistas hispanos, es importante que nuestras acciones sean cónsonas con nuestra fe. Lamentablemente, en nuestros países hispanos rara vez se han presentado los Valores Budistas, y cuando se ha hecho, se ha hecho tímidamente - con miedo - a estar "políticamente incorrectos". Por ello, en las próximas entradas, presentaremos los Valores Budistas en torno a la Familia, el Matrimonio, y el Aborto, entre otros, para ayudar a los budistas hispanos a tomar una decisión informada.

En las culturas budistas, los valores familiares son profundamente respetados y a menudo se los considera parte de la base ética y social necesaria para una sociedad armoniosa. Aunque las estructuras y los roles familiares varían en las distintas tradiciones y culturas budistas, las enseñanzas budistas centrales enfatizan valores como el orden universal, la compasión, el respeto, la responsabilidad y la interdependencia, que resuenan fuertemente en la vida familiar. Si bien he explicado en detalle estos valores en nuestro comentario al Sutra de los Reyes Benevolentes, el Sutra de la Luz Dorada y el Sutra de Vimalakirti, entre otros, habiendo resumidoslos puntos más importantes en el Catecismo Budista y su Comentario, en esta entrada, presentaremos una visión panorámica de la importancia de la familia y su rol en la vida mundana y espiritual en el Budismo.

Una de las características más importantes del Budismo es el Deber Filial. El respeto por los padres y los mayores es un principio central en muchas culturas budistas, a menudo influenciado por los ideales confucianos, especialmente en Asia Oriental. el Deber Filial, siendo una enseñanza budista explícita en el Canon Budista, se alinea bien con los principios de gratitud y respeto. Es por eso que la reverencia por los padres y los antepasados ​​se fomenta con frecuencia. Por ejemplo, el Buda elogió a quienes honran a sus padres como si establecieran una "deuda de gratitud" debido al papel protector que desempeñan los padres. En la práctica, esto a menudo se traduce en un fuerte sentido del deber hacia el bienestar de los padres y los mayores.

El principio budista de Origen Dependiente (Pratītyasamutpāda) enseña que todos los seres están interconectados, lo que se extiende a la familia. Esto fomenta una visión de la familia como una unidad donde el bienestar de cada miembro afecta a los demás. Este sentido de interdependencia alienta a los miembros de la familia a ser responsables y solidarios, cumpliendo roles tradicionales que se consideran beneficiosos para todo el hogar. Los padres a menudo se sienten responsables de brindar educación moral y espiritual a sus hijos, mientras que se alienta a los hijos a cuidar de sus padres en la vejez.

Si bien la vida monástica está idealizada en el Budismo, el matrimonio y la familia no se desalientan; más bien, se los considera caminos valiosos para que los laicos practiquen virtudes como la paciencia, la generosidad y la compasión. En el Canon Pali, vemos varias instancias donde el Buda aconsejó a los seguidores laicos sobre cómo vivir armoniosamente en familias, enfatizando el respeto mutuo, el cuidado y la responsabilidad moral, para que ambos puedan encarnar en su matrimonio los Preceptos y Valores Budistas. El matrimonio es visto co,o una forma de asociación kármica, en la que las parejas se apoyan mutuamente en su crecimiento por el camino de la sabiduría y la compasión. De esta manera, la familia puede convertirse en un lugar para practicar el Budismo, ayudando a los miembros a cultivar karma positivo y desarrollarse espiritualmente. 

En el Budismo, a diferencia de las religiones abrahámicas, el matrimonio no se considera esencial para el progreso espiritual, ni es un requisito universal. El propio Buda aconsejó a los monjes y monjas que permanecieran célibes, destacando que la vida monástica era el camino más directo hacia la Iluminación. Sin embargo, el Buda no impuso el celibato a los laicos y reconoció el matrimonio como un camino viable para los jefes de familia. En el marco de la práctica laica, el matrimonio ofrece a las personas un entorno para practicar las virtudes budistas en la vida diaria. El compromiso en el matrimonio se convierte en una oportunidad para cultivar cualidades como la bondad, la generosidad y la paciencia, lo que permite a cada miembro de la pareja apoyar al otro en la creación de un hogar armonioso basado en una conducta moral y ética. 

Así, como vemos, la perspectiva budista asiática sobre el matrimonio se basa firmemente en el respeto y la responsabilidad mutuos, como se describe en enseñanzas como el Sutta Sigalovada, un texto del Canon Pali a veces llamado “El Código de Disciplina del Laico”. En este sermón, el Buda aconseja a los esposos y a las esposas cómo tratarse mutuamente con respeto, amabilidad y comprensión. Se anima a los esposos a respetar a sus esposas, incluirlas en las decisiones del hogar y asegurarse de que sean tratadas con dignidad. Del mismo modo, se anima a las esposas a ser consideradas, diligentes y comprensivas. Este enfoque del matrimonio se centra en una relación equilibrada en la que ambos miembros de la pareja se responsabilicen del bienestar de la familia, creando una base de confianza y compañerismo.

En el Budismo, el papel del marido suele ser el de principal proveedor y protector. Esta expectativa coincide con las normas culturales de muchas sociedades asiáticas, donde los hombres han asumido históricamente roles fuera del hogar, centrándose en el trabajo y las responsabilidades financieras para sustentar a la familia. En las enseñanzas budistas, se aconseja al marido que cuide de su esposa asegurando su bienestar, manteniendo la estabilidad económica y brindándole una sensación de seguridad. El papel de protector también enfatiza las responsabilidades morales y éticas, y se anima al marido a predicar con el ejemplo practicando las Virtudes Budistas. Se lo considera un guía moral que ayuda a cultivar un hogar basado en principios éticos, como la honestidad, la paciencia y la generosidad. Si bien este rol no implica superioridad, sugiere un deber de cuidado y administración moral, en el que el esposo brinda apoyo tanto material como ético a la familia. Esta visión tradicional resalta un sentido de equilibrio en el que las responsabilidades del esposo están orientadas a crear un entorno estable y virtuoso para su esposa e hijos.

Por otro lado, tradicionalmente, se espera que la esposa en un matrimonio budista sea la cuidadora y administradora del hogar. Este rol abarca responsabilidades relacionadas con el cuidado de los niños, la gestión de las tareas domésticas diarias y la creación de un ambiente familiar armonioso. El Sutta Sigalovada aconseja a las esposas que sean diligentes, solidarias y amables, cualidades que reflejan cualidades que son esenciales para crear un hogar compasivo y pacífico. Esta expectativa tradicional se alinea bien con los valores budistas, ya que permite a la esposa practicar virtudes como la paciencia, la generosidad y la bondad amorosa dentro del contexto familiar. En muchos sentidos, el papel de la esposa como cuidadora principal se considera una práctica espiritual que le permite cultivar la compasión y la atención plena a través de sus interacciones con los miembros de la familia. Además, las esposas en los matrimonios budistas tradicionales suelen ser responsables de apoyar el crecimiento espiritual de sus maridos fomentando el comportamiento moral y ayudando en las observancias religiosas. Si bien estos deberes están definidos culturalmente, resuenan con el énfasis budista en la interdependencia, en la que el bienestar de cada miembro de la familia está interconectado. En este sentido, el papel de la esposa es parte integral del desarrollo espiritual y ético general del hogar, ya que mantiene la esfera doméstica de una manera que fomenta la armonía y cultiva el karma positivo para todos los miembros de la familia.

En el pensamiento budista, la interdependencia es un principio fundamental que también se aplica a los roles maritales. Los roles tradicionales de marido y mujer se consideran complementarios, y cada uno cumple deberes que apoyan el bienestar del otro y de la familia en su conjunto. En esta perspectiva, el papel del marido como proveedor complementa el papel de la mujer como cuidadora, creando una dinámica equilibrada donde las contribuciones de cada persona son valoradas y necesarias. En lugar de establecer una jerarquía, estos roles tienen como objetivo trabajar en armonía, reforzando la enseñanza budista de que todos los seres están interconectados y dependen mutuamente. Esta estructura complementaria se alinea con el Valor Budista de No Dañar (Ahimsa), alentando a los cónyuges a actuar de maneras que apoyen la felicidad y el crecimiento espiritual del otro. Por ejemplo, la provisión del marido para la familia no es solo material sino también ética, lo que permite a la esposa crear un ambiente hogareño pacífico donde se pueden cultivar las virtudes. De manera similar, el papel de la esposa en la gestión del hogar no es meramente una tarea de deber, sino que se considera una expresión de compasión y cuidado que eleva a toda la familia. Esta interdependencia fomenta un entorno de apoyo en el que cada miembro de la pareja desempeña un papel vital, lo que resalta un enfoque equilibrado de los roles de género dentro del matrimonio.

En las comunidades budistas contemporáneas, existe un creciente reconocimiento de que el matrimonio debe apoyar las aspiraciones espirituales de ambos cónyuges, y que cada uno debe contribuir de acuerdo con sus fortalezas en lugar de ajustarse a roles fijos. Este cambio se alinea con el énfasis budista en la ecuanimidad y el desapego, lo que permite a las parejas redefinir sus roles de maneras que sean mutuamente satisfactorias y de apoyo espiritual. Al fomentar un entorno en el que ambos miembros de la pareja puedan crecer y contribuir, las interpretaciones modernas del matrimonio budista reflejan cada vez más un equilibrio entre tradición y adaptabilidad, creando espacio para que ambos cónyuges realicen plenamente su potencial dentro del marco de los Valores Budistas. 

El Budismo enseña que las relaciones están influenciadas por el Karma, las acciones e intenciones acumuladas de vidas pasadas y acciones presentes. Por ello, considera el matrimonio como una asociación kármica, donde los cónyuges se unen debido a afinidades kármicas y comparten la responsabilidad de crear Karma positivo a través de sus acciones. Dentro de este marco, el matrimonio es una asociación donde ambos individuos pueden apoyar el desarrollo espiritual del otro, creando un hogar que fomenta la compasión, el comportamiento ético y la atención plena. Al realizar buenas acciones juntos, como actos de generosidad y bondad, las parejas generan Karma positivo que beneficia tanto a su familia como a la comunidad en general.

Es por eso que el matrimonio también se considera una asociación espiritual, donde cada cónyuge ayuda al otro a crecer en el camino hacia la iluminación. Al compartir un compromiso con la vida ética, los cónyuges crean un entorno de apoyo para la práctica de las enseñanzas budistas. Esta asociación espiritual no solo se trata de apoyar la felicidad mundana de cada uno, sino también de alentar el crecimiento interior de cada uno, haciendo del matrimonio un camino compartido hacia la sabiduría y la compasión.

Recientemente, a medida que el mundo cambia, el Budismo ha mantenido los roles tradicionales, añadiendo que los mismos valores aplican a los matrimonios del mismo sexo. 

En el ámbito de la crianza de los niños, en la familia budista, enseñar a los niños principios éticos, como la compasión, la honestidad y la atención plena, se considera una responsabilidad dentro de la familia. Los padres suelen alentar a sus hijos a aprender y practicar los principios budistas desde una edad temprana, fomentando una base moral que tiene como objetivo beneficiar tanto a la familia como a la sociedad. Los festivales, rituales y reuniones comunitarias budistas a menudo involucran a las familias, donde los niños aprenden prácticas culturales y espirituales que enfatizan el respeto por la vida y una visión compasiva del mundo.

En resumen, podemos concluir que para el Budismo, la familia es sumamente importante y sirve como ancla social y base espiritual. El equilibrio de los valores familiares tradicionales con las enseñanzas budistas permite a las familias practicar una conducta ética, brindar apoyo mutuo y cultivar la compasión. Si bien están influenciadas por las costumbres locales, las visiones budistas sobre los valores familiares generalmente fomentan el respeto, la responsabilidad y un sentido de interconexión, enmarcando a la familia como un entorno para el crecimiento tanto mundano como espiritual.

Por todo esto, es importante que al momento de tomar una decisión sobre el futuro polírico de tu país, para estar cónsono con tu fe budista, debes votar por un candidato que valore y promueva la familia, el matrimonio y el futuro económico y espiritual de tu familia y tu país. Como budistas, debemos de tomar decisones políticas basadas en nuestra fe y la razón, y no en el sentimiento de las masas ni en las ideologías ilusorias que caracterizan esta Era de Mappo o de Decadencia del Dharma.

miércoles, 11 de septiembre de 2024

Joyas de la Tesorería ídel Dharma: La Sabiduría del Maestro Dogen - La Meditación como Comunión con el Universo 2

 


Las instrucciones del Maestro Dogen sobre la práctica de la Meditación Sentada (Zazen) son sencillas, pero encierran muchos detalles corporales, mentales y espirituales que, aunque son una abreviación de la práctica de meditación tradicional budista de Samatha y Vipassana (Shikan, que tiene un componente más profundo y religioso), la hacen una práctica completa para poder indagar en la Verdadera Naturaleza de la Realidad y descubrir nuestro Verdadero Ser - el Espíritu del Buda en nosotros - nuestra Naturaleza Búdica. 

El Maestro Dogen, siguiendo la larga tradición comentarial budista comenzada por el Gran Maestro Chih-i en sus manuales de Meditación Shikan que Dogen estudió durante su tiempo en el Monte Hiei, nos dice:

"Para el Zazen, es adecuada una habitación tranquila. Come y bebe moderadamente. Deja de lado todas las ocupaciones y cesa todos los asuntos. No pienses ni en el bien ni en el mal. No dilucides pros y contras. Cesa todos los movimientos de la mente consciente, la evaluación de todos los pensamientos y puntos de vista. No tengas la intención de convertirte en un Buda."

En estas primeras líneas, el Maestro Dogen nos dice que para la práctica correcta de la Meditación, debemos de buscar un lugar tranquilo, y moderar nuestra alimentación, así como nuestra mente, dejando todas nuestras preocupaciones y pensamientos a un lado para dedicarnos completamente a la sola práctica del Zazen, en el momento presente - en el aquí y ahora - sin pensamientos del pasado, presente o futuro.

En el Makashikan, y en su Shoshikan, el Gran Maestro Chih-i nos da lo que llama las Cinco Condiciones, que son cinco cosas que debemos de tener en mente y regular para poder practicar correctamente la meditación. Estas son:

1. Comida y el Sueño: Lo primero que debemos hacer es ajustar nuestros hábitos diarios, como nuestros hábitos de dormir, estilo de vida y alimentación. Chih-i nos recomienda evitar consumir alimentos grasosos o demasiado estimulantes, como cualquier alimento con un alto contenido de azúcar o demasiada cafeína. Comer demasiado o poco también inhibe la meditación y nubla la mente. Dormir demasiado o no lo suficiente tiene el mismo efecto.

2. Ropa: Use ropa suelta y limpia. La ropa ajustada no ayuda a la circulación ni a la respiración. Si hace calor, use ropa ligera; si hace frío, ropa abrigada.

3. Entorno: lo siguiente es establecer un lugar para meditar. Lo mejor es una habitación tranquila y ventilada. La habitación también debe estar ordenada, ya que una habitación desordenada desordenará la mente. Encienda una vela y un poco de incienso ligeramente perfumado como sándalo o madera de aloe, y nada demasiado ahumado. La luz debe ser ambiental, ni demasiado tenue ni demasiado brillante. Lo ideal es meditar frente al Butsudan o altar budista.

4. Cuerpo, la Mente y el Habla: enjuague sus manos y su boca con agua fresca. Este acto, aunque popular en Japón, no es exclusivamente japonés y es increíblemente simbólico. En el Budismo cometemos transgresiones a través de nuestro cuerpo, nuestro habla y nuestra mente. Al lavarnos las manos y la boca estamos reconociendo que hemos cometido estas transgresiones y la práctica que estamos a punto de emprender es para superarlas y convertirnos en mejores personas. Por ejemplo, recitar la liturgia Tendai (Servicio Diario o Gongyo) es mucho más que un acto religioso. Recitamos para recordarnos las enseñanzas, reafirmar nuestro deseo de salvar a todos los seres sintientes, mejorar como personas y alcanzar el Despertar.

5. Postura: la postura es extremadamente importante en la meditación. Es recomendable sentarse en un Zafu y Zabuton, o en un cojín meditativo, en postura de loto, medio loto, burmesa o seiza; también puede ser una silla, pero debe tener cuidado de no recostar la espalda, mantenerla recta y no dormirse. Una postura calmada y serena facilita la respiración natural y pausada, y a su vez, la misma aquieta nuestra mente.

En resumen, la práctica de la Meditación debe realizarse en una habitación tranquila o en un lugar apartado y sin trabas, idealmente frente al altar budista y la imagen del Buda. El requisito esencial es que los alrededores inmediatos estén libres de cualquier perturbación, humana o de otro tipo. Solo se debe colocar un cojín de meditación (Zafu) frente o al lado de un altar y sentarse inmóvil en la postura de meditación. 

El Maestro Dogen nos dice que incluso, no debemos de practicar para tan siquiera convertirnos en un Buda, pues Dogen - siguiendo la filosofía de la doctrina de la Iluminación Original de la Tradición del Loto - sabe (y nos trata de hacer realizar) que ya somos Budas; poseemos nuestra Budeidad innatamente. La Medticación no nos convierte en Budas, sino que nos permite manifestar nuestra Budeidad Innata, nuestra Naturaleza Búdica en el eterno presente, siendo uno con la Vida Eterna del Buda en el momento. Esto puede ser llamado la doctrina de la Perfecta Unidad de la Práctica y la Realización en el Zazen. El Maestro Dogen se refiere a este punto, cuando nos dice en otro escrito titulado Bendowa:

"La idea de que la práctica y la Iluminación no son una misma cosa no es budista. En el Dharma del Buda son una misma cosa. Puesto que la práctica se basa en la Iluminación, la práctica de un principiante es enteramente la de la Iluminación Original. Por lo tanto, al dar instrucciones para la práctica, un maestro Zen debe aconsejar a sus discípulos que no busquen la Iluminación aparte de la práctica, pues la práctica en sí misma es la Iluminación Original. Puesto que ya es la Iluminación de la práctica, no hay fin para la Iluminación; puesto que ya es la práctica de la Iluminación, no hay principio para la práctica."

Si tenemos en cuenta la inseparabilidad de todas las cosas, la no dualidad o Unidad Fundamental, resulta bastante fácil entender la "unidad de la práctica y la Iluminación". No nos sirve de nada tener la Budeidad en nuestro interior a menos que hagamos un esfuerzo por actualizarla. La Meditación es nuestra herramienta para este empeño, aunque Dogen podría objetar que se la considere una herramienta. De hecho, el Zazen, si bien describe literalmente la práctica de la Meditación Sentada, es para Dogen realmente un práctica holística que se puede aplicar a todas las actividades de nuestra vida cotidiana. Dogen nos dice: "El Zazen no tiene nada que ver con sentarse o acostarse". El buen comportamiento budista es un reflejo de una práctica sincera de la Meditación. Si el objetivo es perfeccionar nuestra humanidad, convertirnos en mejores personas, la vida diaria es donde encontramos los frutos de nuestro trabajo. La Meditación no es un medio para escapar del mundo, sino más bien para ver el mundo como realmente es, sin ilusiones. Cuando Buda manifestó su Despertar bajo el Arbol Bodhi, no fue solo una experiencia mística, sino para nosotros, la culminación de años de esfuerzo. El Despertar es un proceso. La meditación fue la "herramienta" que utilizó Buda para despertar al Despertar de todas las cosas y ver el desarrollo de todas las cosas hacia la Iluminación. Esto es porque para el Maestro Dogen, el Zazen es mucho más que solo "Meditación Sentada" ("Za" significa "Sentado" y "Zen" significa "Meditación"), sino que es una forma de Comulgar con el Universo, con nuestra Verdadera Naturaleza, la cual es una con el Buda Eterno, el Cosmos, la Naturaleza, y todos los seres. Es solo por medio de la Meditación que podemos cultivar - comulgar profundamente - con esa Esencia, para cultivar ese estado mental y cimentarlo en nuestra consciencia, para luego poderla llevar al resto de nuestras actividades en la vida diaria. 

Luego, el Maestro Dogen nos da más detalles para poder abordar correctamente la práctica, comenzando con el cuerpo:

"En el lugar donde te sientas habitualmente, extiende una estera gruesa y coloca un cojín encima. Siéntate en la posición de loto completo o de medio loto. En la posición de loto completo, primero colocas el pie derecho sobre el muslo izquierdo y el pie izquierdo sobre el muslo derecho. En el medio loto, simplemente presionas el pie izquierdo contra el muslo derecho. Debes tener las túnicas y el cinturón atados de forma suelta y ordenados. Luego coloca la mano derecha sobre la pierna izquierda y la palma izquierda (mirando hacia arriba) sobre la palma derecha, con las puntas de los pulgares tocándose. Así, siéntate erguido en la postura corporal correcta, sin inclinarte ni hacia la izquierda ni hacia la derecha, ni hacia adelante ni hacia atrás. Asegúrate de que tus orejas estén en el mismo plano que tus hombros y tu nariz en línea con tu ombligo. Coloca tu lengua contra la parte delantera del paladar, con los dientes y los labios cerrados. Tus ojos deben permanecer siempre abiertos y debes respirar suavemente por la nariz. Una vez que hayas ajustado tu postura, toma una respiración profunda, inhala y exhala, balancea tu cuerpo de derecha a izquierda y acomódate en una posición sentada firme e inamovible."

Estas son instrucciones básicas que Dogen recibió durante su entrenamiento en el Monte Hiei. En el Budismo Tendai, se coloca la pierna y la mano izquierda sobre la derecha, según es prescrito en los ritos exotéricos como el Zazen. Esto corresponde a asociaciones esotéricas que no pueden ser escritas públicamente. Luego, los pulgares (que representan la Vacuidad y el Eter) se tocan, formando un circuito cerrado y un súmbolo de la Vacuidad - una Vasija (en cuerpo, mente y espíritu) para poder recibir la Gracia del Buda Eterno. A medida que aquietamos y balanceamos nuestro cuerpo, aquietamos y balanceamos nuestra respiración, que no solo lleva aire, sino que lleva Prana (Ki - energía de vida), y es sobre la cual se mueve nuestros pensamientos. Esta energía, al tener la espalda recta, se acumula en en canal central, permitiendo aquietar nuestra energía. Así, aquietando el cuerpo, aquietamos nuestra mente, lo cual aquieta finalmente nuestro espíritu, volviéndonos calmados y receptivos para poder comulgar con nuestra Verdadera Esencia. Los ojos van entrecerrados (ni abiertos ni cerrados), simbolizando ese estado intermedio (el Camino Medio o la Triple Verdad) en el aquí y ahora. Todas estas instrucciones sirven para llevar nuestro cuerpo a un estado de total balance y calma; solo así podemos realmente meditar.

Luego de darnos instrucciones sobre el cuerpo, el Maestro Dogen pasa a la mente. Sus instrucciones, sin embargo, son bien sencillas y crípticas. Dogen nos dice:

"Piensa en no pensar. ¿Cómo piensas en no pensar? No pensando. Esto en sí mismo es el arte esencial del Zazen."

Como mencionó arriba, la verdadera práctica de la Meditación es una práctica o disciplina espiritual budista tradicional que profundiza y expande nuestra consciencia. Aunque no lo experimentamos así en nuestra vida diaria, somos uno con el Cosmos, con el Buda Eterno, la Unidad Fundamental (Verdad Absoluta). Sin embargo, experimentamos el mundo a través de la dualidad de los sentidos (Verdad Convencional), donde todo aparenta estar separado y existiendo independientemente. Este sentimiento natural de separación hace que sintamos siemore un vacío existencial, el cual tratamos de llenar satisfaciendo nuestros deseos y pasiones ciegamente - ignorantemente - lo cual nos hace cometer mal Karma, perpetuando así nuestro sufrimiento en esta vida y en las futuras, no solo para nosotros, sino para otros seres. Es por eso que el Buda apareció en este mundo: para revelarnos su Persona (Buda Eterno, por medio de su encarnación en la Tierra, el Buda Shakyamuni) y su Dharma de Salvación, donde encontramos las herramientas para reconocer nuestra Unidad Fundamental con el Universo y todos los seres y vivir vidas plenas, basadas en esa Sabiduría Trascendental (Prajna). La Meditación es una de esas herramientas (tal vez la mejor) para poder accesar y realizar somáticamente nuestra Unidad con el Universo.

El mundo de la dualidad (Samsara) se basa en la separación; el mundo de la Unidad (Nirvana) se caracteriza por la conección. Lo wue nos impide ver nuestra Verdadera Naturaleza (y la de la Realidad) son los "Kleshas", las "coberturas" o "impurezas" que obstruyen nuestra verdadera mente (novena consciencia- Amala) creadas por nuestros apegos y mal Karma. Una vez entramos en Samadhi es que realmente estamos meditando. Todo acto anterior es solo la antesala para la real Meditación. En Samadhi, somos uno con el Buda, con el Cosmos y todos los seres; todos los seres son uno con el Buda, el Cosmos y nosotros en el Samadhi. En Samadhi somos Budas, y todos son Budas con nosotros. Es por eso que el Zazen no es Meditación, sino Samadhi; es Unidad - la manifestación de nuestra Budeidad Innata. Pero un solo pensamiento (dualidad) corta (ilusoriamente) esa conección; entonces, ya no es Meditación. Así, todas estas instrucciones son realmente preparatorios para la verdadera práctica de la Meditación. Es por eso que Dogen nos dice:

"El Zazen del que hablo no es aprender meditación. Es simplemente la Puerta del Dharma del Reposo y la Dicha, la Práctica-Realización de la Iluminación totalmente culminada. Es la manifestación de la Realidad Ultima."

Para el Maestro Dogen, el Zazen no es Meditación, sino la "Puerta del Dharma del Reposo y la Dicha", es decir, es un método para alcanzar nuestra Comunión con el Universo - el Buda Eterno - y el Buda que todos poseemos (que somos) innatamente. Cuando Meditamos en el Samsara (Realidad Convencional), manifestamos la Realidad Ultima (Verdad Absoluta); es la perfecta expresión del Camino Medio. Es por eso que creo en muchos sentidos que no podemos realmente comprender el Zazen sin comprender el Shikan (Samatha y Vipassana). El Zazen es la manifestación pura del Shikan, pero sin el Shikan, no podemos practicar Zazen. Como nos dice el Gran Maestro Chih-i en su Makashikan:

"Hay muchas formas de entrar en la verdadera Realidad del Nirvana, pero no hay ninguna que sea más esencial o que vaya más allá del doble método de Calma y Contemplación (Shikan - Samatha y Vipassana). La razón es que la 'Calma' es la puerta preliminar para superar los lazos [de las aflicciones apasionadas]; la 'Contemplación' es el requisito adecuado para cortar las ilusiones. La 'Calma' proporciona un buen alimento para nutrir la mente; la 'Contemplación' es la técnica sublime para despertar la comprensión espiritual. La 'Calma' es la causa preeminente para alcanzar la calma mental; la 'Contemplación' es la base para la acumulación de] la sabiduría. Si uno perfecciona los dos aspectos de la concentración meditativa (Samadhi) y la sabiduría, entonces está completamente dotado de los aspectos tanto de beneficiarse a sí mismo como de beneficiar a los demás."

Es por eso que el Gran Maestro Chih-i fue muy crítico de los Maestros Chan y de la práctica única de la Meditación Chan (Zuochan - Zazen), la cual consideraba como una práctica incompleta de Samatha sin su contraparte de Sabiduría (Vipassana).

En el Budismo del Loto practicamos la meditación Shikan, que es el término japonés para la meditación Samatha y Vipassana, que se pueden traducir como "Calma" y "Contemplación". En la práctica de la meditación Samatha, uno Calma la mente y comulga con el Buda, el Corazón de la Existencia, y accesamos a esa dimensión innata de calma, paz y armonía. Luego, la Contemplación nos permite reflexionar y penetrar en la profundidad de nuestra existencia, observando nuestros pensamientos, pasiones, deseos y egoísmo, podemos ver nuestro ser falso, individual y finito, cambiar nuestros patrones, y trascender nuestras limitaciones, accesando a nuestra Naturaleza Búdica y al funcionamiento incansable de la Gran Compasión y Sabiduría en nuestras vidas.  En Vipassana, también podemos contemplar aspectos de las enseñanzas, recitar un mantra de una deidad, realizar alguna visualización como el Ganchirikan o el Ajikan, recitar el Nembutsu y/o visualizar elementos de la práctica Tierra Pura. La Meditación Shikan es esotérica en naturaleza. 

En el Budismo del Loto, todas las prácticas budistas se pueden catalogar como Shikan, o Samatha (Calma) - prácticas pasivas que calman nuestra mente-, o Vipassana (Contemplación) - prácticas activas que nos ayudan a penetrar en la Verdadera Naturaleza de la Realidad. Igualmente, las prácticas trascienden las distinciones tradicionales de Jiriki o "Poder Propio", donde el practicante alcanza el Despertar a través de su propio esfuerzo, y trasciende igualmente el Tariki o el "Otro Poder", donde el practicante depende totalmente del poder de los Budas. La Escuela del Loto Reformada, desde sus inicios, combina armónicamente el Jiriki o Poder Propio con el Tariki u Otro Poder, ya que el Despertar ocurre con una combinación de ambos. En última instancia, personalmente, creo en el “Absoluto Otro Poder”, donde incluso lo que creemos que es nuestro esfuerzo es solo el poder dinámico del Universo trabajando a través de nosotros.

En muchos sentidos, la Meditación Zazen es igualmente una práctica de Tariki u Otro Poder, ya que - para los que han realmente practicado la Meditación - uno debe de abandonar el deseo de "meditar" o alcanzar "Samadhi" para realmente alcanzarlo. Uno simplemente "descanza" en su Verdadera Naturaleza, "sin hacer nada". Nuestro único esfuerzo (y es un esfuerzo heróico para muchos, y una imposibilidad para otros) es sentarnos en el cojín y abandonar la mente calculadora, como el mismo Maestro Dogen nos aconseja en este escrito. 

A diferencia del Rinzai Zen, donde uno se enfoca en un Koan o en el conteo de las respiraciones (que puede ser un ejercicio bueno para principantes para ayudarles a sostener la concentración en la Meditación), en la escuela Soto Zen, uno trata de inmediatamente trascender la dualidad del objeto y el subjeto (el Buda y nosotros; el Cosmos y nosotros; nosotros y todos los seres; nosotros y toda la Existencia) y descanzar en nuestra Verdadera Naturaleza. 

Cuando el Maestro Dogen nos invita a abandonar todo esfuerzo e iluminar silenciosamente la mente, esto no es lo mismo a suprimir el pensamiento, sino volvernos conscientes del mismo. La mente es como un cielo abierto y brillante, y los pensamientos son como nubes que flotan delante de la misma. No nos podemos aferrar a las mismas; no podemos perseguirlas, sino simplemente desapegarnos y trascenderlas, y la mente poco a poco tentrá menos nubes hasta que sea solo la Consciencia Pura. Puedes encontrar las similitudes y diferencias entre el Zazen y el Shikan en Comulgando con el Buda: La Tesorería de las Enseñanzas Perfectas y Completas - Los Escritos de Meditación del Gran Maestro Chih-i (Ediciones del Loto, 2022).

Dado a que el Zazen es la manifestación de la Realidad Ultima, es una actualización de nuestra Budeidad; somos Budas en Zazen. Es por eso que el Gran Maestro Chih-i nos dice: "No hay nada que no sea la Verdadera Realidad. Cuando uno fija la mente en el Dharmadhatu (Reino Dhármico - Universo) como objeto y unifica la atención en el Dharmadhatu tal y como es, entonces no hay una sola visión ni olor que no sea el Camino Medio." El Maestro Dogen nos dice:

"Las trampas y los lazos nunca pueden alcanzarlo. Una vez que se capta su corazón, eres como un dragón que gana el agua, como un tigre que se dirige a las montañas. Porque debes saber que justo allí (en Zazen) el Dharma Correcto se está manifestando y que desde el primer momento el embotamiento y la distracción son eliminados."

Es por esto que el Maestro Dogen, si bien creía que vivíamos en la Era Final del Dharma (Mappo) como el resto de los Reformadores del Periodo Kamakura, a diferencia del Maestr Shinran, Dogen, no creía que la misma fuera un impedimento absoluto para la práctica y la realización, pues cuando accesamos a nuestra Naturaleza Búdica por medio del Zazen, somos como "dragones en agua" (estamos en nuestro elemento) y como un "tigre que se dirije a las montañas" (logramos nuestro cometido y destino). Ya no estamos en la Era Final del Dharma, porque mental y espiritualmente vivimos (manifestamos) la Era del Dharma Correcto. 

Dado a que el Zazen no es Meditación (en el sentido más estricto de la palabra), sino que es un estado mental (que trasciende nuestro ser finito y falso y revela nuestro Verdadero Ser), es algo que podemos llevar con nosotros "fuera del cojín" a nuestras vidas diarias. Por eso el Maestro Dogen nos dice:

"Cuando te levantes de la silla, muévete lentamente y en silencio, con calma y deliberadamente. No te levantes de repente o bruscamente. Al examinar el pasado, encontramos que la trascendencia tanto de la no Iluminación como de la Iluminación, y la muerte estando sentado o de pie, han dependido completamente de la fuerza del Zazen. Además, la obtención de la Iluminación mediante la oportunidad que brinda un dedo, una bandera, una aguja o un mazo, y la realización con la ayuda de un Hossu, un puño, un bastón o un grito no pueden ser completamente comprendidos por el pensamiento discriminativo. De hecho, tampoco pueden ser completamente conocidos por la práctica o la realización de poderes sobrenaturales. Debe ser una conducta que esté más allá del oído y la vista; ¿no es un principio que es anterior al conocimiento y las percepciones? Siendo este el caso, la inteligencia o la falta de ella no importa, entre el tonto y el ingenioso no hay distinción. Si concentras tu esfuerzo con un solo propósito, eso en sí mismo es negociar el Camino. La práctica-realización es naturalmente pura."

Como mencionamos anteriormente, la práctica es un entrenamiento para familiarizarnos con nuestra Verdadera Naturaleza y manifestarla en la vida diaria. Es por eso que es tan importante y necesaria la práctica. Sin la práctica, solo somos seres tontos. Con la práctica, somos Budas (mientras estemos en Samadhi). El factor rector es la consistencia. El Maestro Dogen nos dice:

"Avanzar en la práctica es una cuestión de todos los días."

Si bien somos Budas innatamente, este es un potencial, no una realidad, por ello debemos de actualizarla. Hemos vividos décadas en esta vida (y muchas vidas) viviendo en la Oscuridad de la Ignorancia, apegados (y solo concociendo) las siete consciencias que forman nuestro ser finito y falso, y debemos de trascender las primeras ocho consciencias y descubrir la novena, nuestra Consciencia Fundamental (Amala), nuestro Verdadero Ser. Esto requiere esfuerzo y disciplina, y el Zazen (la Meditación Budista) es la mejor herramienta para familiarizarnos con nuestra Consciencia Fundamental (Verdadero Ser) y hacer de la misma nuestra consciencia base durante el resto de nuestra vida ("fuera del cojín").

Para el Maestro Dogen, la escuela Soto Zen es la Escuela del Zazen, y su foco de devoción (si bien es el Buda) es la Meditación Sentada, por lo que es su práctica principal. Toda otra práctica en el Zen, como los quehaceres diarios, las Ceremonias, etc., son Zazen en movimiento; son Samadhi en acción.

"En general, este mundo y otros mundos también, tanto en la India como en China, tienen por igual el Sello del Buda; y sobre todo prevalece el carácter de esta escuela, que es simplemente la devoción a sentarse, la dedicación total a sentarse inamovible. Aunque se dice que hay tantas mentes como personas, aun así todas ellas recorren el camino únicamente en Zazen. ¿Por qué abandonar el asiento que existe en tu hogar y marchar sin rumbo a los polvorientos reinos de otras tierras? Si das un paso en falso te desvías del camino que está directamente ante ti."

El Maestro Dogen se acredita el haber traído esta práctica de China a Japón, por lo que ya no hay que ir a la India (el Zen nunca existió en la India, pero para Dogen, provenía de la India) ni a China para buscarla, y exhorta a todos sus lectores y creyentes a dedicarse a la práctica del Zazen, aprovechando al máximo esta vida humana.

"Has obtenido la oportunidad fundamental de la forma humana. No utilices tu tiempo en vano. Estás manteniendo el funcionamiento esencial del camino del Buda. ¿Quién se deleitaría desperdiciando la chispa de un pedernal? Además, la forma y la sustancia son como el rocío sobre la hierba, el destino como el dardo del relámpago: se vacía en un instante, se desvanece en un destello. Por favor, respetados seguidores del Zen. Acostumbrados desde hace tiempo a andar a tientas en busca del elefante, no sospeches del verdadero dragón. Dedica tus energías a un camino que indique directamente lo Absoluto. Venera a la persona de logro completo que está más allá de toda acción humana. Alcanza la armonía con la Iluminación de los Budas; sucede en el linaje legítimo del Samadhi de los antepasados. Actúa constantemente de esa manera y tendrás la seguridad de ser una persona como ellos. Tu almacén de tesoros se abrirá por sí solo y lo utilizarás a voluntad."

Así, como vemos, para el Maestro Dogen, el Zen es la Esencia del Buddhadharma, y el Zazen es la práctica única que nos permite manifestar nuestra Budeidad Innata. Esta Naturaleza Búdica solo se manifiesta por medio de la práctica correcta y completa, donde nos despojamos (trascendemos) nuestro ser finto y falso y manifestamos nuestro Verdadero Ser. Es una cuestión de siempre estar en el Camino del Buda; de comportarnos como un Hijo del Buda en la Famila del Buda. Esto no es un momento específico, sino un Camino; no es la meta, es el desarrollo en el transcurso de nuestras vidas. Es vivir en la Vida Eterna del Buda. 

En nuestro próximo estudio de los escritos del Maestro Dogen, veremos otras influencias de la Tradición del Loto en el pensamiento de Dogen, la relación del estudio con la práctica, y el modus pensandi de Dogen al seleccionar la Meditación Sentada (Zazen) como sola práctica para su Reforma budista. 

sábado, 7 de septiembre de 2024

Joyas de la Tesorería ídel Dharma: La Sabiduría del Maestro Dogen - La Meditación como Comunión con el Universo 1

 

Tal vez uno de los maestros del Periodo Kamakura más conocidos en Occidente es el Maestro Dogen (1200–1253), otro monje Tendai japonés que partió a China - inspirado por el Maestro Eisai, quien vimos anteriormente - en búsqueda del Zen (Chan) y fundó así en Japón la primera escuela Zen independiente, basada en el linaje Soto Zen. Dogen, como la mayoría de los maestros del Periodo Kamakura, fue un escritor prolífico, pero a diferencia de otros, como Honen, Shinran y Nichiren, no escribía necesariamente a lectores y devotos laicos, sino principalmente a monásticos. Dogen, como veremos, si bien creía - al igual que todos los maestros del Periodo Kamakura - que vivíamos en la Era Final del Dharma (Mappo), no compartía la visión pesimista de sus contemporáneos, y por medio de su vida, sus obras y su práctica, mostró que todos pueden aspirar a alcanzar el Despertar en esta vida, por medio de la práctica única del Zazen - la meditación sentada.

El Maestro Dogen, como Eisai, Honen y Shinran, nació de una familia aristocrática de Kioto. Su padre era un funcionario de alto rango del gobierno, por lo que Dogen se crió en un entorno privilegiado con acceso a la educación y a oportunidades culturales que permitieron que luego en su vida dedicara a su misión budista. A pesar de su educación privilegiada, Dogen enfrentó varios desafíos en sus primeros años. Su madre murió cuando él era joven, una pérdida significativa para él. También luchó con problemas de salud que afectaron su práctica budista. A temprana edad, Dogen fue enviado a estudiar a un templo local, lo que lo motivó a estudiar y ordenarse en el principal centro de educación budista de Japón, Enryakuji, la sede del Budismo Tendai, en el Monte Hiei. Allí, estudió tanto la doctrina exotérica como esotérica (Mikkyo). 

A los 24 años, Dogen tuvo un profundo despertar espiritual mientras leía un pasaje del Sutra del Loto, la escritura principal de la escuela Tendai. Esta experiencia marcó un punto de inflexión en la vida de Dogen y lo puso en un camino de búsqueda e indagación espiritual. No obstante, Dogen se encontraba a veces abrumado por la profundidad y la complejidad de las doctrinas Tendai. Según sus escritos de este período, una sola pregunta lo atormentó con respecto a la doctrina Tendai:

"Mientras estudio las escuelas exotéricas y esotéricas del Budismo, todas sostienen que los seres humanos están dotados de la Naturaleza del Dharma por nacimiento. Si este es el caso, ¿por qué los Budas de todas las épocas —sin duda en posesión de la Iluminación— consideraron necesario buscar la Iluminación y dedicarse a la práctica espiritual?"

De acuerdo con sus escritos, no encontró una respuesta satisfactoria por parte de sus maestros. Sin embargo, este es un mito en la hagiografía (biografía que está diseñada para servir a una agenda política institucional) de Dogen, pues como veremos, la escuela Tendai ya poseía esta respuesta, y fue esta respuesta (ya inherente en la doctrina Tendai) la que formó la espina dorsal de su reforma.

Sintiéndose desilusionado con la mundaneidad que permeaba todas las instituciones budistas de su época, Dogen decidió viajar por la nación en búsqueda de un lugar de práctica genuino, alejado de los problemas de la corte imperial. Así, viajó al templo Kennninji, donde se encontraba el Maestro Eisai, quien hace unas décadas había intentado de introducir el linaje Rinzai del Zen en Japón. Dogen quedó muy impresionado por la enseñanza y la práctica de Eisai (quien lamentablemente murió un año más tarde), por lo que decidió partir con el discípulo principal de Eisai, Myozen, a China para profundizar su conocimiento del Zen.

En 1223, Dogen emprendió un peligroso viaje a través del mar hacia China junto a Myozen. El viaje era peligroso y Dogen y sus compañeros enfrentaron varios desafíos, incluido un naufragio y un ataque pirata. A pesar de estos reveses, Dogen no se dejó intimidar y finalmente logró llegar a China. Durante este tiempo, Dogen visitó varios monasterios y profundizó su comprensión del Zen. Estudió con varios otros maestros Zen, incluido Nyojo, quien se convertiría en uno de sus amigos y seguidores más cercanos. Incluso, Dogen visitó el Monte Tientai, la sede de su escuela madre, pero encontró que incluso el Zen (Chan) se había difundido en la montaña. No obstante, Dogen estuvo poco impresionado por el estado del Zen en China en esos días, lo que influenciaría el estricto régimen monástico que instituiría años más tarde. En 1225, decidió visitar a un maestro llamado Rujing (Nyojo), el decimotercer patriarca del linaje Caodong (Soto) del Budismo Zen, en el templo Tiantong del monte Tiantong (Tendozan) en Níngbō. Se decía que Rujing tenía un estilo de Chan diferente al de los otros maestros que Dogen había conocido hasta entonces. En escritos posteriores, Dogen se refirió a Rujing como "el viejo Buda". Además, describió afectuosamente tanto a Rujing como a Myozen como Senshi ("antiguos maestros"). Bajo la dirección de Rujing, Dogen alcanzó la liberación del cuerpo y la mente al escuchar al maestro decir: "deshazte del cuerpo y la mente". Esta frase seguiría teniendo gran importancia para Dogen durante toda su vida. Myozen murió poco después de que Dogen llegara al Monte Tiantong. En 1227, Dogen recibió la transmisión del Dharma de Rujing, y comentó cómo finalmente había resuelto su "búsqueda de la gran cuestión de la vida".

El Maestro Dogen regresó a Japón en 1227 o 1228 y se quedó en Kenninji, donde se había entrenado anteriormente. Una de sus primeras acciones al regresar fue escribir el Fukanzazengi (Instrucciones Universalmente Recomendadas para el Zazen), un texto breve que enfatizaba la importancia del Zazen (meditación sentada) y daba instrucciones para ello. Sin embargo, pronto surgió tensión cuando la comunidad budista predominante (Tendai, avalada por la corte imperial) comenzó a tomar medidas para suprimir tanto el Zen como el Jodo Shinshu, las nuevas formas de Budismo en Japón. Ante esta tensión, Dogen abandonó el dominio Tendai de Kioto en 1230 y se instaló en un templo abandonado en lo que hoy es la ciudad de Uji, al sur de Kioto.

En 1243, Hatano Yoshishige ofreció trasladar la comunidad de Dogen a la provincia de Echizen, muy al norte de Kioto. Dogen aceptó debido a la tensión que había con la comunidad Tendai y a la creciente competencia de la escuela Rinzai. Sus seguidores construyeron allí un centro integral de práctica, al que llamaron Templo Daibutsuji. Mientras se realizaban las obras, Dogen vivía y enseñaba en el Templo Yoshimine-dera (Kippoji), que se encuentra cerca de Daibutsuji. Durante su estancia en Kippoji, Dōgen cayó en una depresión. Esto marcó un punto de inflexión en su vida, dando paso a una "crítica rigurosa del Zen Rinzai". En 1246, Dogen renombró Daibutsuji, llamándolo Eiheiji. Este templo sigue siendo uno de los dos templos principales de la escuela Soto Zen en Japón en la actualidad, el otro es Sojiji. Dogen pasó el resto de su vida enseñando y escribiendo en Eiheiji, donde llegó a infundir el Zazen, la Meditación, en todos los aspectos de la vida monástica, haciendo que el Zazen fuera al aire que se respirara con cada movimiento, desde la mañana hasta la noche, en la vida de los monjes. Incluso actividades como el ir al baño y lavarse los dientes fue ritualizado e infundido con el Zen.

Pero estos eran tiempos de cambio, y el poder estaba pasando de las manos de la corte imperial a los jefes guerreros (Daimyos), por lo que Dogen pudo leer el cambio en el aire y ver su ventaja en aliarse con la casta guerrera en Kamakura en vez de la corte imperial en Kioto. Esto fue lo que motivó a Dogen a crear una escuela Zen independiente del Zen ya existente en la escuela Tendai. En 1247, el regente del recién instalado Shogun, Hojo Tokiyori, invitó a Dogen a ir a Kamakura para enseñarle. Dogen hizo el largo viaje al este para proporcionar al Shogun la ordenación laica, y luego regresó a Eiheiji en 1248. En el otoño de 1252, Dogen enfermó y pronto no mostró signos de recuperación. Presentó sus hábitos a su principal aprendiz, Koun Ejo, convirtiéndolo en abad de Eiheiji.

Por invitación de Hatano Yoshishige, Dōgen partió hacia Kioto en busca de un remedio para su enfermedad. En 1253, poco después de llegar a Kioto, Dogen murió acostado en meditación. Todos sus escritos fueron recopilados durante su vida en lo que hoy se conoce como su obra maestra, el Shobogenzo (Tesorería del Verdadero Ojo del Dharma), que recoje sus sermones formales, aunque existen otras copilaciones hechas por su discípulo Ejo. 

Como recordaremos, el Budismo Zen ya había sido traído a Japón por el Gran Maestro Saicho en el Siglo VIII luego de su regreso a China, pero sus enseñanzas fueron eclipsadas por las Enseñanzas Perfectas y Completas del Sutra del Loto y los Patriarcas Tiantai. El Zen en la escuela Tendai, para todos los propósitos, era un acercamiento a los Preceptos (los Preceptos de Una Sola Mente de Bodhidharma) y a la práctica de la meditación desde nuestra Naturaleza Búdica Innata en la vida diaria. Igualmente, la meditación ya era parte principal del currículo Tendai, siendo el Zazen uno de los Cuatro Samadhis (Zanmai) formalizados por el Gran Maestro Chih-i en el Siglo VI, siendo el Zazen el "Samadhi Sentado" (Joza Zanmai), y el Kinhin el "Samadhi Sentado y Caminando" (Hagyo Hanza Zanmai). Por ello, ni el Zen ni la práctica de la meditación Zazen (meditación sentada), ni el Kinhin (meditación caminando), ni la aplicación del Zen en la vida diaria (el cuarto Samadhi o Hiko Hiza Zanmai) eran nada nuevo en la escuela Tendai.

La inovación o reforma del Maestro Dogen estriba en la creación de la primera escuela independiente del Zen en Japón (Eisai y sus discípulos inmediatos se mantuvieron como monjes Tendai todas sus vidas), y una hermenéutica de la práctica budista basada exclusivamente en la meditación sentada (Zazen Shikan Taza). Así, como todos los Reformadores del Periodo Kamakura, el Maestro Dogen tomó una enseñanza y una práctica de la Gran Tesorería del Dharma de la Tradición del Loto de la escuela Tendai y fundó una escuela independiente basada en la misma, reemplazando los Patriarcas de la Tradición del Loto por los de la Tradición Zen (Chan). No obstante, como veremos - para desconocimiento de muchos practicantes Zen - Dogen mantuvo sus fundamentos Tendai en su corazón en su enseñanza y en su práctica, como la doctrina de la Iluminación Original, la Naturaleza Búdica Innata, la primacía del Sutra del Loto (el Sutra que Dogen más citó en sus escritos), entre otros, aunque haya reemplazado las formas externas por las adquiridas de la Tradición Zen tardía en China. Veremos algunas de ellas en nuestro estudio de sus escritos. 

Así, podemos concluir que el Maestro Dogen, siguiendo los pasos de Eisai, seleccionó la práctica exclusiva de la Meditación (Zazen) - sin el uso de Koanes - buscando enfocarnos en la accesibilidad de la Budeidad en el aquí y ahora. 

El Maestro Dogen escribió y vivió la Meditación. Sus escritos son como las notas de un viajero que nos cuenta las maravillas del viaje hacia el Corazón mismo de la Existencia que es la Meditación. Leer sus líneas es como sumergirse en las profundidades del Océano de la Meditación en el Dharma. Si bien Dogen no es tan explícitamente un reformador religioso como lo fue Honen y Shinran, donde la religiosidad era accesada por medio de la práctica, la religiosidad de Dogen se encuentra implícita en la práctica. La religosidad y la práctica, al igual que para Shinran, son inseparables en la práctica. Así, Dogen guarda cierta relación con Shinran en el acercamiento al Buda Eterno en la inseparabilidad de la práctica y la realización (unidad con el Buda).

El primer escrito del Maestro Dogen fue el Fukanzazengi, que se puede traducir como "Recomendación Universal para la Práctica del Zazen o la Meditación Sentada". El mismo no es solo el primer escrito de Dogen, sino que resume en pocas hojas la totalidad de su acercamiento a la teoría y la práctica budista dentro del Soto Zen, al punto de que todos los demás escritos de su vida pueden ser considerados un comentario al mismo. Veamos el mismo a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas de la Tradición del Loto.

Recomendación Universal para la Práctica del Zazen o la Meditación Sentada

El Maestro Dogen creía que, si bien habíamos entrado en la Era Final del Dharma (Msppo), donde la Institución Budista y los seres - dado a la Oscuridad de la Ignorancia que permea la Era - eran menos propensos a beneficiarse del Dharma, todos podían manifestar su Budeidad Innata y alcanzar le Despertar, ya que todos poseen la Naturaleza Búdica. Si bien el Buda nos legó 84,000 formas de manifestarla, para Dogen, no existe ,ejor método que la Meditación (Zazen). Por ello, en su primer escrito, el Maestro Dogen insta a todos los devotos budistas a practicar la Meditación. Dogen nos dice:

"El camino es básicamente perfecto y omnipresente. ¿Cómo podría depender de la práctica y la realización? El vehículo del dharma es libre y sin trabas. ¿Qué necesidad hay de un esfuerzo concentrado?"

El "Camino" se refiere al Camino Budista - el camino (Budismo) de todos los seres a la Budeidad - el cual define como "perfecto y omnipresente". Dado a que es perfecto y se encuentra en todo el Cosmos, ¿qué necesidad hay de practicar? Esto nos recuerda a la "inquietud" que hizo que Dogen partiera del Monte Hiei hacia China en búsqueda de una respuesta. En estas líneas, el Maestro Dogen hace referencia indirecta la doctrina Tendai de la Iluminación Original (Hongaku Shisho). 

En el Budismo Tendai, la "Iluminación Original" denota un conjunto de doctrinas y conceptos asociados con la proposición de que todos los seres estan iluminados innatamente. El término "Iluminación Original" tiene su origen en “El Despertar de la Fe en el Mahayana” del filósofo Asvaghosha, donde se refiere a la Verdadera Talidad (Tathata) considerada bajo el aspecto de la conciencia ilusoria convencional y, por lo tanto, denota el potencial de Iluminación en los seres no iluminados. Para Asvaghosha, una mente originalmente pura, que entra en contacto con las contaminaciones, da lugar al mundo fenoménico. 

La doctrina de la Iluminación Original consiste en dos movimientos filosóficos. Primero, la idea Mahayana de la no-dualidad es llevada a su conclusión final. Todos los fenómenos existentes, al estar vacíos de una naturaleza independiente, son vistos como interpenetrados y mutuamente identificados. Este movimiento niega cualquier diferencia ontológica entre lo ordinario y lo sagrado, entre las personas comunes y el Buda, el mundo mundano y la Tierra Pura, uno mismo y el otro, y así sucesivamente. Todas las distinciones convencionales del mundo fenoménico se derrumban de este modo en un gran avance hacia un reino no diferenciado e indiferenciado. Segundo, sobre la base de esta percepción de la no dualidad absoluta, uno "regresa", por así decirlo, al mundo fenoménico, afirmando sus distinciones relativas, tal como son, como expresiones de la realidad no dual última o la iluminación original. Esto revela la genesis de esta doctrina en las enseñanzas del Sutra Avatamsaka, con su doctrina de la total inter-penetración e interconexión de todos los fenómenos, y del Sutra del Loto con su monismo abosluto místico, la doctrina de la Naturaleza Búdica, la capacidad de todos los seres de alcanzar la Iluminación y la salvación de las personas malvadas.

Varios académicos budistas han detallado varias características de la doctrina de la Iluminación Original:

1. Énfasis en el potencial soteriológico de un solo momento - En un nivel retórico, el logro de la Budeidad como un proceso lineal de cultivo y logro se descarta como una visión inferior; se dice que la liberación ocurre en un solo momento.

2. Suficiencia del primer paso - Se dice ahora que lo que tradicionalmente se había considerado como un simple paso inicial hacia la Iluminación (la Fe, la etapa de la Identidad Verbal o un simple acto de práctica) contiene todo el Camino.

3. Condicion individual - Se dice que la liberación depende, no de una variedad de buenos actos, sino en un solo factor.

4. Negación del poder obstructivo del mal karma - La conexión causal entre la moralidad y la salvación es relajada, ya que la liberación ya no está directamente vinculada a la erradicación del pecado o la producción de mérito.

Esta doctrina es fundamentada canónicamente tanto en el Canon Budista, principalmente en el Sutra Avatamsaka (Sutra de la Guirnalda de Flores), el Sutra del Loto, y el Sutra del Nirvana, entre otros, así como en los Tratados de los Grandes Maestros. 

Así, todo el Cosmos, los seres y los fenómenos son manifestaciones de la Iluminació Original, que es una constelación de doctrinas y conceptos como la Talidad (Tathata), la Vacuidad (Sunyata), Naturaleza del Dharma (Dharmata), la Naturaleza Búdica (Tathagatagarbha), etc. Esto nos muestra que no sólo los seres humanos, sino que las hormigas y los grillos, montañas y ríos, pastos y árboles son innatamente Budas. Los Budas que aparecen en los Sutras (Tathagatas, o "Aquellos que Provienen de la Unidad o Talidad"), con luz radiante y dotados de excelentes marcas, son signos meramente provisionales. El Buda "real" es el Cosmos, el mundano ordinario. De hecho, todo el mundo fenoménico es el Buda primordialmente iluminado - el Cuerpo del Buda Eterno. 

El Maestro Dogen seleccionó la práctica única del Zazen (Meditación Sentada) de entre el repertorio del Depósito de la Fe de la Tradición del Loto, la defendió exclusivamente y destacó su simplicidad. En su Fukanzazengi, afirma: "La única puerta de entrada del Zen es suprema". Con esta convicción, insistió en la práctica singular del Zazen y la defendió como la práctica más sencilla que se aplica tanto a las personas intelectuales como a las ignorantes.

En resumidas, la doctrina Tendai de la Iluminación Original (Hongaku Shiso) sostiene que la Budeidad no es algo que se logra como una meta externa, sino que es inherente desde el principio; uno solo tiene que darse cuenta de ello. Esta doctrina es la responsable de la enseñanza de que todos los seres sin distinción, así como los animales, las plantas y los objetos inanimados son manifestaciones de la Talidad (Tathata) y por ello pueden alcanzar el Despertar. Otro tema evidente en los escritos de Dogen.

En el caso del Maestro Dogen, la doctrina de la Iluminación Original se ve evidenciada en sus escritos en su enseñanza sobre la unidad de la práctica y la Iluminación, y su identificación de personas antes de practicar con el Buda Original o la Iluminación. Comparándo el pensamiento de Dogen con los puntos expuestos por Stone arriba: (1) Dogen enfatizó, no un momento específico en el curso de la vida, sino el "absoluto momento" en el que la práctica y la Iluminación son inseparables. (2) El mero acto de sentarse en Zazen equivale a la Budeidad. (3) Dado a que estamos iluminados originalmente y gracias a la Originación Dependiente, ya somos Budas; el Zazen actualiza nuestra Budeidad. (4) Dado a que la Iluminación se encuentra en el momento presente, no existe mal karma que obstaculice nuestra Budeidad Innata.

Al comenzar con estas líneas en su primer escrito, el Maestro Dogen afirma su creencia y aceptación de la doctrina Tendai de la Iluminación Original, y nos hace preguntarnos: Si todos estamos Iluminados innatamente, ¿por qué es necesaria la práctica? Un mal entendimiento de esta doctrina puede llevar a la herejía de pensar que la práctica budista no es necesaria, cuando de hecho, es fundamental e inequívocamente necesaria para poder actualizar (manifestar) lo que solo existe en potencialidad. Para Dogen (y para la Tradición Budista en general), aunque estamos innatamente Iluminados, debemos de practicar [la Meditación] para poder manifestar nuestra Budeidad Innata. Como nos dice Dogen en otro de sus escritos que estudiaremos prontamente, el Bendowa ("Sobre el esfuerzo del Camino"):

"Aunque el Dharma se encuentra inherente en todas las personas, sin la práctica, no está presente; si no es verificado, no es alcanzado".

Aquí, "Dharma" se refiere a la Budeidad Innata o Naturaleza Búdica (el Espíritu del Buda) en todos los seres, al cual si bien existe innatamente en todos, se encuentra encerrado en Kleshas (Bonno - "coberturas" o "impurezas"), generadas por la Oscuridad de la Ignorancia Fundamental y el mal Karma cometido por los seres inmemorialmente, que no le permiten manifestarse. Esto es reiterado por el mismo Maestro Dogen en muchos de sus escritos. Si bien existen muchas formas de remover estas oscuraciones (Dogen aprendió las mismas en sus años de formación en el Monte Hiei), para Dogen, el mejor método para todas las personas es la Meditación Sentada, el Zazen. 

El Maestro Dogen continúa diciendo:

"En verdad, el cuerpo entero está mucho más allá del polvo del mundo. ¿Quién podría creer en un medio para limpiarlo? Nunca está separado de uno, justo donde uno está. ¿De qué sirve ir de aquí para allá a practicar? Y sin embargo, si hay la más mínima discrepancia, el Camino está tan distante como el Cielo de la Tierra. Si surge el más mínimo agrado o desagrado, la mente se pierde en la confusión."

En estas líneas, el Maestro Dogen nos dice que el Verdadero Cuerpo del Buda Eterno (el Absoluto o la Unidad Fundamental - la Verdad Absoluta - el Nirvana) se encuentra "más allá del polvo del mundo", del Samsara, y sin embargo, estan muy cerca y son uno y lo mismo - "Nunca está separado de uno, justo donde uno está". ¿Cómo podemos reconicliar ambas líneas? El Maestro Dogen recurre a la contradicción para romper nuestros patrones habituales y permitirnos vislumbrar su pensamiento, la Unidad Fundamental, la Talidad. Esto hace referencia a otra doctrina Tendai llamada la Triple Verdad.

La Triple Verdad tiene su genesis en los escritos de Nagarjuna con las dos Verdades. La doctrina de las Dos Verdades diferencia entre dos niveles de “Satya”, que significa “verdad” o "que realmente existe" en el discurso del Buda: (1) la verdad "convencional" o "provisional" (saṁvṛti), y (2) la verdad "última" (paramārtha). Para Nagarjuna, las dos verdades son verdades epistemológicas. El mundo fenoménico se concede una existencia provisional. Se declara que el carácter del mundo fenoménico no es ni real ni irreal, sino lógicamente indeterminable. En última instancia, los fenómenos están vacíos (Sunyata) de un ser o esencia inherente, pero existen dependiendo de otros fenómenos (Pratītyasamutpāda – Originación Dependiente).

La Triple Verdad es una doctrina Tendai que lleva las dos Verdades de Nagarjuna y la Escuela Madhyamaka a su culminación. La Triple Verdad se concretizó con los escritos del Gran Maestro Chih-i, el fundador de la escuela Tendai (Tientai) en China. La Triple Verdad es: (1) Vacuidad, o que todas las cosas surgen de acuerdo a causas y condiciones, la Unidad Fundamental - el Nirvana, (2) Convencionalidad, o reafirmación de la importancia del mundo mundano - aunque todo es Vacuidad, las cosas existen convencional y provisionalmente en el Samsara; y (3) el Camino Medio o la afirmación de la Vacuidad y la Realidad Convencional de todas las cosas. La Verdad de la Unidad Fundamental, la Existencia Temporaria de la Dualidad y el Camino Medio: tres fases de la Verdad formuladas por el Gran Maestro Chih-i y el fundamento de la escuela Tendai. La Verdad de la Unidad Fundamental (Ku) significa que los fenómenos emanan de una misma Fuente (la Talidad) y estan interconectados, por lo que carecen de sustancia y están en un estado potencial que trasciende los conceptos de existencia y de no existencia. La Verdad de la Existencia Temporaria o Dualidad (Ke) significa que todas las cosas, aunque por naturaleza carecen de sustancia, poseen una realidad temporaria que está sometida a un flujo constante. La Verdad del Camino Medio (Chu) significa que todos los fenómenos son, a la vez, no sustanciales (Uno) y temporarios (Muchos), pero que, sin embargo, en Esencia, no son ni una cosa ni la otra. Ku, Ke, y Chu indican, respectivamente, los tres aspectos de un fenómeno: su dependencia de las condiciones de la relación de causalidad, su existencia temporal, y su Verdadera Naturaleza. Estos tres aspectos no pueden ser independientes uno del otro. Esta doctrina ocupa una posición central en el Budismo Tendai y es considerada como la enseñanza máxima del Buda. Es por eso que es una doctrina recurrente en los escritos de Dogen.

En las líneas de arriba, el Maestro Dogen nos dice que si bien todos los seres son una manifestación del Verdadero Cuerpo del Buda - la Unidad Fundamental (Triple Verdad) - y poseen su Espíritu innatamente, su Naturaleza Búdica, por lo que todos estan innatamente iluminados (Iluminación Original), dado a la Oscuridad de la Ignorancia, su Budeidad Innata se ve oscurecida, por lo que es necesario de la práctica para manifestarla. Sin embargo, si pensamos que esto es algo que alcanzamos fuera de nosotros, estamos errados -  "si hay la más mínima discrepancia, el Camino está tan distante como el Cielo de la Tierra" . Esto también hace eco de las enseñanzas del tercer patriarca Zen Sengcan, quien en su poema Confianza en la Mente dice:

"El Camino no es difícil,
simplemente no elijas.
Si eliminas todo lo que te gusta o te disgusta,
todo es claro como el espacio.

"Haz la más mínima distinción
y el cielo y la tierra se separan.
Si deseas ver la verdad,
no pienses a favor o en contra."

El Maestro Dogen reitera la necesidad de la práctica en este y todos sus escritos, aún luego de haber alcanzado la Iluminación. Incluso cuando hayamos alcanzado el "Verdadero Cuerpo del Buda", la Unidad Fundamental o el Nirvana, si tenemos un pensamiento, nos separamos. Es por eso que Dogen nos dice:

"Supongamos que uno se enorgullece de su comprensión e infla su propia Iluminación, vislumbrando la Sabiduría que corre a través de todas las cosas, alcanzando el Camino y clarificando la Mente, levantando una aspiración a escalar el mismísimo Cielo. Uno está haciendo las excursiones iniciales, parciales, por las fronteras, pero todavía es algo deficiente en el camino vital de la emancipación total."

Para el Maestro Dogen (diferente del Maestro Eisai), el Despertar no es algo súbito, sino algo gradual. No existe un solo "Despertar", sino muchos "Despertares" que manifiestan nuestra Budeidad Innata. Esto es uno de los elementos que diferencian el Rinzai Zen del Soto Zen. El Rinzai Zen cree en el Despertar Súbito, como resultado de la "Gran Duda". Como nos dice un famoso maestro Zen Rinzai llamado Hakuin (1686-1769), quien comienza su famoso Himno al Zazen (Zazenwasan), igual que Dogen, diciendo: "Los seres sintientes son originalmente Budas", y termina el mismo con: "Este mismo cuerpo es el Buda". Si bien Dogen como Hakuin se fundamentan en la doctrina Tendai de la Iluminación Original, ambos difieren en el acercamiento a la práctica. Para el Maestro Hakuin (como lo era para Eisai), uno despierta a su Budeidad Innata por medio del Koan, despertando la "Gran Duda", la cual es resuelta pasando por la "Puerta Sin Puerta", llegando a la Realización (Kensho) de su Budeidad Innata. Para el Maestro Dogen y la escuela Soto, uno "Solo se sienta en Zazen" y manifiesta su Budeidad Innata, alcanzando el Despertar y la Budeidad gradualmente - la "Iluminación Silenciosa" - con fe en su Budeidad Innata. Así, el Zazen (la práctica) es la manifestación de nuestra Budeidad. Indiferentemente, la práctica budista es necesaria para manifestar nuestra Budeidad Innata. El Maestro Dogen nos dice:

"¿Necesito mencionar al Buda, que poseía conocimiento innato? La influencia de sus seis años de estar sentado erguido todavía es notable. ¿O la transmisión del sello mental de Bodhidharma? La fama de sus nueve años de estar sentado en la pared se celebra hasta el día de hoy. Si esto era así con los santos de la antigüedad, ¿cómo podemos hoy prescindir de la negociación del Camino? Por lo tanto, debes dejar de practicar la comprensión intelectual, la búsqueda de palabras y el seguimiento del habla, y aprender el paso hacia atrás que vuelve tu luz hacia el interior para iluminar tu ser. El cuerpo y la mente por sí mismos desaparecerán, y tu rostro original se manifestará. Si quieres alcanzar la Talidad, debes practicar la Talidad sin demora."

Aquí el Maestro Dogen nos dice que el mismo Buda tuvo que practicar para manifestar su Budeidad Innata por seis años hasta manifestarla completamente bajo el Arbol Bodhi. Si el Buda mismo (quien fue la encarnación del Buda Eterno, el Alma del Cosmos, quien apareció en este mundo para revelarnos su Dharma Eterno de Salvación y el método a nuestro propio Despertar) tuvo que practicar, ¿qué nos exime a nosotros de la práctica? Igualmente, quien es considerado el primer patriarca del Zen (trayéndolo de la India a China), Bodhidharma (Siglo V o VI EC), tuvo que practicar por nueve años mirando una pared. Así, Dogen nos muestra que ni los Inmortales (Budas) ni los mortales comunes (maestros) estan excentos de la práctica. 

Así, el Maestro Dogen nos muestra que la Meditación Sentada (Zazen) es una forma de encarnar la Talidad (Tathata), lo que yo llamo "Comulgar con el Buda Eterno". Para Dogen, la práctica (Zazen) es la Realización (Iluminación - Nirvana). La práctica no es un medio para un fin, sino el fin mismo; la manifestación de nuestra Iluminación Original. Esto es codificado por el Maestro Dogen en su famosa afirmación "la unidad de la práctica y la Iluminación". Es por eso que ahora, el Maestro Dogen nos da sus propias instrucciones en la práctica del Zazen.