Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Shingi Hokke Shu - Escuela del Loto Reformada 新義法華宗) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


miércoles, 1 de octubre de 2014

El Zen y los Guerreros Samurai



El Budismo fue introducido en Japón en el Siglo VI por una delegación de Corea. A través de los siglos, varias escuelas de Budismo Mahayana fueron importadas desde el continente asiático, principalmente de China. El Budismo Zen - llamado Chan en China - fue uno de los últimos de ellos, llegó a Japón inicialmente con Saicho - Dengyo Daishi - quien obtuvo un linaje Zen mientras estuvi en China. Pero el Zen de Saicho no hizo mucho eco en la sociedad japonesa de su momento. Posteriormente, fueron los sucesores de Saicho - Eisai - quien estableció oficialmente una escuela de Zen "semi-independiente" (pues nunca dejó de ser un sacerdote Tendai). La primera escuela del Budismo en Japón fue la escuela Rinzai. La otra escuela, la esculela Soto, se estableció un par de años más tarde, en 1227. 

A finales del Siglo XIII, el samurai comenzó a practicar la meditación Zen con maestros Rinzai. La concentración intensiva de la meditación al estilo Rinzai ayudó a mejorar las habilidades de estos guerreros en las artes marciales y reducir el miedo a la muerte en un campo de batalla. El patrocinio del samurai a la escuela Zen trajo muchas ventajas a la escuela Rinzai.

Algunos samurai estuvieron intensamente comprometidos a la práctica del Zen, y algunos de ellos se convirtieron en maestros Zen - como por ejemplo el autor de uno de los libros sámurai más importantes, que incluyen el entrenamiento mental - el Hagakure. Sin embargo, parece que la mayoría de los samurai practicantes del Zen buscaron la disciplina mental para ser mejores guerreros, pero no estaban tan interesados ​​en la parte del Budismo zen. 

Tanto el Soto Zen como el Rinzai Zen crecieron en importancia e influencia durante el Período Muromachi (1336-1573), cuando el Zen tuvo un gran impacto en muchos aspectos del arte y la cultura japonesa, impactos que aún vemos hoy.

Una historia Zen ilustra una enseñanza:

Un soldado llamado Nobushige fue a ver a Hakuin (un gran maestro zen) y le preguntó:
-¿Existe de verdad el paraíso y el infierno?
-¿Quién eres tú? –le preguntó Hakuin.
-Soy un samurai –le respondió el guerrero.
-¿Tú, un soldado? –exclamó con sarcasmo Hakuin-. ¿A qué clase de gobernador podrías proteger? ¡Si tienes cara de mendigo!
Nobushige se sulfuró tanto que empezó a desenvainar la espada, pero Hakuin prosiguió:
-¡Ah, así que tienes una espada! Tu arma es probablemente demasiado mala como para cortarme la cabeza.
Y en el momento que Nobushige la desenvainó, Hakuin le hizo la siguiente observación:
-¡Ahora estás abriendo las puertas del infierno!
Al oír estas palabras el samurai, captando la disciplina del maestro, enfundó la espada y se inclinó ante él.
-¡Ahora estás abriendo las puertas del paraíso! –le dijo Hakuin.

Los samurai y en general los guerreros japoneses, los bushi, hicieron algo más que nutrirse del Zen, lo convirtieron en su religión. Pero al mismo tiempo ellos influenciaron a los monjes Zen japoneses. A tal punto fue la fusión que en un momento se llamó Osho, (maestros Zen) a todo maestro de artes marciales ¿Qué fueron a buscar los guerreros y que pudo darles el zen para que profesaran su práctica durante siglos? ¿Y entonces, qué podría extraer un guerrero del Zen?

  • En primer lugar el Zen les dio disciplina y fortaleza mental para el arte de la guerra.

  • Les brindó una filosofía de vida muy cercana a la que los estoicos habían construido y adoptado siglos atrás (aunque el Zen era anterior al estoicismo y no conocemos si hubo influencias recíprocas). Indiferencia ante la muerte y a cualquier otro padecer humano. Eficiencia, valor y concentración eran los fundamentos psíquicos del combate.

  • Aprendieron a distinguir lo esencial de lo intrascendente, la heroica muerte en combate o en el harakiri en detrimento del amor y apego a una vida que los apartara de su misión en este mundo. Esta misión consistía en ser una máquina de matar en función todo aquello que, según su código de honor, fuera una causa noble.

  • El Zen contribuyó a equilibrar sus emociones. Debían calmar la lógica angustia ante la muerte. Ordenadas sus emociones, adquirieron velocidad mental y concentración exclusiva en el combate. Los guerreros buscaban la muerte en lugar de evitarla, no eran suicidas sino algo muy diferente, iban a su encuentro para derrotarla. Estando ya en pelea no anhelaban otra cosa que morir gloriosamente. Recordamos la diferencia que hacemos entre buscar a la muerte (o a la derrota en el deporte) equivalente al vengador que va a buscar a al agresor que mató a su familia; y que diferenciamos de ir como objeto pasivo a la búsqueda de la muerte (o de la derrota). Existe una clara diferencia de actitud entre ambas posiciones.
Otra historia relata la posición del monje Zen, en contraste con el guerrero:


Musashi se encontraba una vez mas en las montañas buscando perfeccionar su carácter. Junto a su amigo y mentor, el monje Soho Takuan, se encontraba sentado a lado de un tranquilo arrollo que tenia una caída de agua, practicando meditación “zazen”. Mientras meditaban, los sentidos de Musashi lo alertaron de otra presencia en los alrededores. Sin perturbar su serenidad, Musashi permitió que su mirada cayera sobre una serpiente venenosa que se encontraba siseando en las cercanías de Takuan.

Sabiendo que el menor movimiento podría asustar a la serpiente haciéndola atacar a su amigo, Musashi controló su espíritu, mirando la serpiente en completo silencio. Se sorprendió al ver una breve sonrisa en el rostro de Takuan, al percatarse él también de la serpiente que se encontraba ya deslizándose sobre él. Era aun más sorprendente que la paz del monje el hecho de que la serpiente aceptara la presencia de Takuan como una parte natural de los alrededores.

Luego de pasar por el monje, la serpiente continuó su rumbo hacia Musashi. Pero a unos metros de él, la serpiente sintió la presencia de Musashi y retrocedió asumiendo una postura de ataque ante el samurai. Musashi no hizo movimiento alguno. Aunque el espíritu de Musashi estaba en paz ante la presencia de la serpiente, el poder, habilidad y amenaza de Musashi era tan palpables a la serpiente que esta decidió irse y esconderse tan unos arbustos como si fuese un conejo asustado. Muchos hombres estarían orgullosos de poseer tal aura intimidante, pero Musashi solo sintió vergüenza al entender súbitamente su propia gran debilidad.

“¿Qué te perturba?” pregunto Takuan sintiendo el humor de su amigo

“Toda mi vida”, se lamento Musashi, “He entrenado para desarrollar tal habilidad que ningún hombre se atrevería a atacarme. Y ahora que e logrado mi meta, todas las cosas vivas me temen instintivamente. ¡Tu mismo vistes como la serpiente huyó de mi!”

“Si, lo vi”, dijo el monje. “Ya que no se atrevió a atacarte, tu la derrotaste sin atacarla, y debido a tu gran habilidad, tanto tu como la serpiente están vivos ahora”. Aunque ya sabia la respuesta, Takuan preguntó “Entonces, ¿porque te entristece?”

“Porque soy tan fuerte que nunca nada puede crecer cerca de mi. Jamás podré tener paz de verdad”. Musashi apuntó su dedo hacia el monje “No como tu”, dijo con admiración. “Tu no temiste a la serpiente, ni la serpiente te temió a ti. Tu espíritu es tan calmado y tan natural que la serpiente no te trató diferente a como trataría a una piedra, a los árboles o al viento. La gente te acepta de esa manera también.”

Takuan solo sonrió, satisfecho de que su amigo había realizado tan importante auto descubrimiento.

Musashi pasó el resto de sus días entrenando para perfeccionar su espíritu tal como lo había hecho Takuan. Este estado mental, el ideal al que todo kenshi aspira, es el llamado “heijoshin”. Literalmente significa “espíritu constante y estable”.

Posteriormente, el Daimyo Oda Nobunaga derrocó al gobierno de Japón en 1573, y comenzó lo que se llama el período de Momoyama (1573-1603). Oda Nobunaga y su sucesor, Toyotomi Hideyoshi, atacaron y destruyeron un monasterio budista tras otro hasta que el Budismo institucional en Japón estuvo bajo control de los daimyo. La influencia del Budismo disminuyó durante el Período Edo (1603-1867), y el Budismo fue reemplazado por el Sintoísmo como religión nacional de Japón a finales del Siglo XIX. En ese mismo tiempo, el Emperador Meiji abolió la clase samurai, que para ese entonces consistía en su mayoría de burócratas, no de guerreros. 

El Budismo Zen influyó en el samurai, así como lo hizo en la mayor parte de la cultura y la sociedad japonesa hasta nuestros tiempos. También existe una indudable conexión entre el Zen y las artes marciales japonesas. El Zen se originó en el monasterio de Shaolin de China, por lo que el Zen y las artes marciales han estado unidas desde sus inicios. También hay una conexión entre el Zen y arreglos florales japoneses, la caligrafía, la poesía (en particular haiku), el tocar la flauta de bambú (shakuhachi) y la ceremonia del té. 

Esta conexión perdura hasta nuestros días.