Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Escuela del Loto Reformada) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


martes, 5 de agosto de 2025

Adentrándonos al Bosque del Sutra Avatamsaka: Una Introducción a la Ontología Metafísica del Budismo Huayen por el Maestro Fazang

 


Entre los escritos del Maestro Fazang  (643–712), el gran sistematizador del Budismo Huayen (Kegon), eoncontramos el "Bosque de Cuestiones sobre el Huayen", una breve pero densa colección de nueve secciones organizadas en forma de preguntas y respuestas, un estilo tradicional empleado por los maestros budistas para exponer principios doctrinales de manera progresiva y dialógica. El texto sigue un tono contemplativo y directo, donde la voz del discípulo inquiere sobre temas fundamentales del Budismo Mahayana —como la naturaleza de la percepción, la relación entre principio y fenómeno, la lógica de causa y efecto, la integración de lo absoluto y lo relativo, y la doctrina de la Vacuidad interdependiente— mientras que la voz del maestro responde con claridad doctrinal y una lógica que refleja la totalidad sin obstrucción del Dharma. Cada una de las nueve secciones trata un principio cardinal del pensamiento Huayen desde una óptica gnoseológica, ontológica y soteriológica. No se presentan como tratados independientes, sino como destellos de iluminación doctrinal, dirigidos a quien ya ha penetrado los rudimentos del Dharma y busca la síntesis de lo múltiple en lo Uno.

El texto se inserta plenamente en el universo filosófico de la Escuela Huayen, cuyo núcleo doctrinal gira en torno al Sutra Avatamsaka, conocido como el Sutra de la Guirnalda de Flores. Esta escuela, desarrollada principalmente durante las dinastías Sui y Tang, representa una de las expresiones más elevadas de la visión mahayánica sobre la interpenetración total de todos los fenómenos, la inseparabilidad de la esencia y las manifestaciones, y la visión del Buda como el principio activo del Cosmos entero.

En este breve tratado, Fazang demuestra su habilidad para condensar los principios más complejos del Dharma en respuestas concisas pero de profunda resonancia metafísica. Las nueve secciones de la obra condensan, cada una, uno de los pilares del pensamiento Huayan. A continuación, un breve resumen temático:

I. Ojo Universal: Reflexión sobre la percepción, donde se anula la dicotomía entre el sujeto que ve y el objeto visto, manifestando cómo la totalidad del cosmos se encuentra presente en el ojo que ve.

II. Principio y Fenómeno: Exposición de la doctrina no-dual del principio esencial (vacío) y su manifestación fenoménica (forma), destacando su mutua inclusión.

III. La Causa Correcta: Discernimiento sobre cuál es la verdadera causa del Despertar, elevando la realización de la vacuidad no-nacida como la base genuina del logro búdico.

IV. Lo Grande y lo Pequeño: Reflexión sobre la relatividad de estas categorías y su interpenetración dinámica, ejemplificada por imágenes como el Monte Sumeru en una semilla de mostaza.

V. Formación y Disolución: Superación de la dualidad entre creación y destrucción mediante la sabiduría que ve el vacío en la forma y la forma en el vacío.

VI. Los Dos Reinos: Unidad esencial entre Budas y seres vivientes, en la cual el Buda se halla presente incluso en la ignorancia, y el ser viviente contiene el potencial iluminado.

VII. Manifestación y Ocultamiento: El surgimiento de los fenómenos y su desaparición como expresiones alternas del mismo principio, donde lo que se manifiesta revela lo que se oculta, y viceversa.

VIII. Causa y Fruto: Relectura de la causalidad desde la lógica Huayan, donde causa y fruto son simultáneamente interdependientes e idénticos en la Vacuidad.

IX. Forma y Vacuidad: Reconciliación última de la dualidad entre lo visible y lo invisible, estableciendo su unidad esencial como el corazón del Dharma.

En conjunto, estas secciones componen un mapa doctrinal condensado del universo Huayan, como un mandala conceptual donde toda afirmación remite al Todo, y todo fenómeno revela su esencia ilimitada.

Desde la perspectiva de la Escuela del Loto Reformada, este texto posee una relevancia trascendental. Si bien proviene del linaje Huayen, la visión doctrinal que expresa es profundamente convergente con nuestra comprensión del Buda Eterno como la fuente de todos los fenómenos y la meta de todas las prácticas. La noción de que la Vacuidad y la forma se interpenetran sin obstrucción, de que causa y fruto son simultáneamente uno y múltiples, y de que todos los fenómenos del universo manifiestan la actividad del Cuerpo del Dharma (Dharmakaya), es parte esencial de nuestro dogma sobre el Reino del Buda aquí y ahora. De hecho, la escuela Tendai abarca las doctrinas Huayen gracias a que el Gran Maestro Saicho fue inicialmente iniciado en el Budismo por un maestro Huayen en su ordenación en Nara. Por ello, las doctrinas Huayen son parte del Depósito del Dharma de la escuela Tendai y de la Escuela del Loto Reformada.

La lectura contemplativa de este texto ofrece al devoto de la Escuela del Loto Reformada una manera de entrar en la experiencia directa de la interpenetración del Uno y los muchos, de la eternidad y lo transitorio, del Sutra del Loto y el Sutra Avatamsaka como manifestaciones conjuntas del Vehículo Único. Así, esta obra puede integrarse perfectamente como parte del currículo de contemplación y estudio doctrinal de nuestra escuela, a la vez que enriquece nuestra visión sobre el Buda como totalidad viva del Cosmos.

Por todo esto, este breve tratado no es solo una obra de refinamiento filosófico, sino un instrumento contemplativo, un espejo doctrinal y una puerta hacia la visión total de la realidad. Leída con el corazón abierto y la mente iluminada por la fe en el Buda Eterno, se transforma en una ofrenda de sabiduría para aquellos que buscan —a través del estudio, la contemplación y la práctica— transfigurar este mundo en la Tierra Pura del Loto.

Bosque de Cuestiones sobre el Huayen

Compuesto por Fazang

Prefacio

Los principios de la escuela Huayen no se limitan a una única interpretación. Mas si buscamos su enseñanza última y completa, ella puede resumirse en dos puertas: la de la Causa y la del Fruto. La Causa es la práctica de los Votos Universales del Bodhisattva Samantabhadra, y el Fruto es la actividad del cuerpo del Buda Shakyamuni como manifestación del Cuerpo de Realidad (Dharmakaya).

Todo el ámbito de los reinos constituye su "Esencia", y el surgimiento interdependiente representa su "Función". Esencia y función se integran plenamente, comunicando sin obstrucción en un único horizonte: lo redondo y lo interpenetrante en una sola frontera.

Si buscamos la razón de esta enseñanza, no va más allá del principio de la Originación Interdependiente. Al girar en torno a este principio, funde la Existencia y la Vacuidad, y según la sabiduría con que se observe, se despliega en múltiples puertas. Si se contempla desde la esencia, todas convergen en una sola enseñanza.

Cuando hablamos de su sentido profundo, uno y muchos no se pueden separar. Mas si no consideramos lo Uno como conclusión, tampoco lo Múltiple será definitivo. Siempre permanece lo vacío y lo existente, lo constante y lo cambiante. Así de vasto es su alcance.

Aquí presentaré una exposición sucinta de sus puntos esenciales en forma de preguntas y respuestas, omitiendo extensas citas de los sutras. Que los hombres del Camino y buscadores sinceros puedan, al leerlas, intuir su intención.

Índice de Cuestiones

  1. Cuestión sobre el Ojo Universal 
  2. Aclaración sobre Principio y Fenómeno
  3. Discriminación de la Causa Correcta 
  4. Integración de lo Grande y lo Pequeño 
  5. Formación y Disolución 
  6. Comunicación de los Dos Reinos
  7. Manifestación y Ocultamiento 
  8. Causa y Efecto 
  9. Comprensión de Forma y Vacuidad

I. Cuestión sobre el Ojo Universal 

Pregunta: Dado que el ojo y el color dependen uno del otro, debe haber alguna realidad concreta allí. Ya que raíz y objeto se funden, este principio no puede ser ilusorio. Cuando las condiciones se encuentran, lo visto aparece. ¿Cómo puede decirse que no hay objeto? Entonces, ¿cómo debe entenderse el "Ojo Universal"?

Respuesta: Los cinco factores del ver son la causa, y el ojo es su fruto. Cuando las condiciones aparecen, puede llamarse “ojo” al conjunto de estas condiciones. Si la causa está contenida en el fruto, entonces todas las condiciones pueden denominarse "ojo". Así, todo color sería ojo, y todo se vería constantemente sin depender de condiciones.

Todo el ojo sería color, y todo lo visto sería visto sin que hubiese un "yo" que lo viera. El "yo" queda al margen de pensamientos y deseos, sin condiciones ni búsquedas. Todo el universo se recoge ante los ojos. Los diez direcciones se condensan en la frontera del ojo. Por eso, el significado de “condición” es infinito: según lo que se ve, el ver no se detiene. La naturaleza de los objetos es difícil de captar con el pensamiento. Debemos responder conforme a cada dharma. Cada uno es difícil de igualar. Solo al aplicar los Diez Dharmas, el principio del "Ojo Universal" se vuelve claro.

En ese momento, la visión de Totalidad, antes oculta, se vuelve manifiesta en niveles múltiples. Así, los diez rincones del Cosmos pueden ser comprendidos en el borde del ojo. Como un espejo vacío y brillante, acoge lo existente y lo no-existente, lo principio y lo fenómeno, en transparencia radiante.  Por eso, afirmo lo dicho.

II. Aclaración sobre Principio y Fenómeno

Pregunta: Las características de la Originación Interdependiente son claras en sus diferencias. La naturaleza del Reino del Dharma (Dharmadhatu) es una, sin dualidad. Si decimos que existencia y vacío son uno, entonces esencia y función no están bien diferenciadas. ¿Cómo entender que principio y fenómeno sean no-dos? Ruego se disipe esta confusión y se revele el sentido profundo de la escuela.

Respuesta: Las características del surgimiento interdependiente deben incluir la naturaleza esencial para poder constituirse. El principio profundo del Reino del Dharma también se manifiesta por medio de las condiciones, y revela el vacío en la existencia.

La existencia y el vacío se interpenetran, la esencia y la función se conectan sutilmente. Hablar de fenómeno es también expresar cómo el vacío penetra lo existente; hablar de existencia es mostrar cómo lo vacío se manifiesta en lo existente. A veces ambos aspectos son negados, y no es fácil enumerar sus matices. A veces ambos son afirmados, y las amplias doctrinas se presentan conjuntamente.

Hay momentos en que todo se absorbe en el fenómeno, para luego superarlo en dirección al principio. El fenómeno no es algo separado, pues todo objeto contiene el principio y, por ello, es fenómeno. ¿Cómo entonces se manifiesta el principio en lo existente y el fenómeno en lo vacío? Solo mediante una visión unificadora del horizonte último. Entonces todos los fenómenos pueden ser comprendidos.

III. Discriminación de la Causa Correcta

Pregunta: Hoy día, quienes cultivan el Camino y entran en la práctica deben necesariamente ver al Buda y buscar el Dharma. Desde la causa hasta el fruto, la relación entre ambos es estrecha y dependiente. Si se considera como causa la contemplación de los treinta y dos rasgos mayores del Buda, entonces al tratarse de lo inasible, no habría forma de percibirlos. Por otro lado, si se toma como causa la enseñanza de la vacuidad absoluta, entonces en el futuro podría haber una desconexión entre principio y fenómeno. Por ello, ruego se disierna con claridad cuál es la causa de la Budeidad, y deseo oír sobre el fruto de la budeidad.

Respuesta: El Buda posee como cuerpo esencial la vacuidad no nacida y el silencio perfecto. Su cuerpo es la totalidad del Reino del Dharma, libre de surgimiento. Basta con realizar este principio: entonces el Buda, en armonía con este principio, manifiesta su cuerpo.

Al entrar en la realización de la no-nacencia, el Dharma se revela según la sabiduría; las formas que aparecen son en verdad formas que no lo son. Aun el cuerpo físico del Buda, lleno de esplendor, no contradice el principio esencial. Lo que llamamos “no” no es un vacío absoluto: el portal de la vacuidad no puede tomarse como una existencia concreta.

Desde hace ya tiempo que el Buda ha trascendido el mundo de formas y sonidos. Incluso los Budas de los tres tiempos (pasado, presente y futuro) no lo han investigado del todo. Al haber superado ya los objetos visibles y audibles, difícilmente puede uno contactar con él por medio de los seis sentidos.

Solo cuando el practicante realiza la mente en su interior e ilumina el principio, se convierte en Buda. Esto equivale a cesar por completo las conexiones externas. Entonces la sabiduría se ajusta al Dharma, y tanto causa como fruto se integran.

Desde el momento en que uno despierta el corazón y emite la intención de alcanzar la budeidad, ya ha establecido la base de la Iluminación Perfecta. Cuando el fruto madura, también la causa se realiza plenamente. El logro del Camino surge de la raíz del Despertar Inicial.

¿Por qué habría de requerirse que la causa sea plenamente completada para que aparezca el fruto? Tal concepción puede llevar al error de una base de obtención que divide totalmente principio y fenómeno, o a una doctrina de la existencia inherente de los dharmas. Por ello, presento esta respuesta.

IV. Integración de lo Grande y lo Pequeño

Pregunta: Se dice que existen cosas grandes y pequeñas, con formas y aspectos claramente diferenciados. Una es vasta, la otra estrecha; así se distinguen los fenómenos. Si lo pequeño incluye a lo grande, se teme que lo grande pierda su forma original. Si lo grande incluye a lo pequeño, también se teme que lo pequeño se diluya en su substancia. Puesto que lo amplio y lo angosto son desiguales, ¿cómo pueden penetrarse mutuamente sin conflicto? Ruego que se disipe la niebla y se haga brillar el sol de la sabiduría.

Respuesta: Solo cuando lo grande incluye a lo pequeño puede ser realmente llamado "grande". Y solo cuando lo pequeño puede contener a lo grande puede tener sentido llamarlo "pequeño". Ambos carecen de naturaleza propia: por eso lo grande y lo pequeño pueden integrarse. Ninguno de los dos es absoluto. Lo vasto y lo angosto, lo amplio y lo reducido, se pueden acoger mutuamente.

Así entendemos que lo grande es justamente un "gran pequeño", y lo pequeño, un "pequeño grande". Lo pequeño no tiene una naturaleza fija, y por eso puede extenderse hasta abarcar las diez direcciones. Lo grande no tiene una forma determinada, y puede brillar incluso a lo largo de un solo instante.

Entonces comprendemos: cuando lo pequeño alcanza su máxima expresión, es justamente lo grande —como una semilla de mostaza que contiene el Monte Sumeru—. Cuando lo grande se condensa en su expresión más sutil, es lo pequeño —como el océano contenido en un solo poro—. Si no se rompe la noción fija de naturaleza, ¿cómo pueden lo grande y lo pequeño entrar y salir sin dificultad? Además, aunque ambos mantengan su forma original, su expansión y contracción ocurren de manera natural, sin obstrucción. Así, doy mi respuesta.

V. Formación y Disolución

Pregunta: La doctrina de la formación y la disolución parece clara en su dinámica: algo se forma, luego se desintegra. Pero cuando observamos las diferencias, estas parecen presentar una contradicción fundamental. Ahora bien, cuando algo se forma, ¿dónde se halla la disolución? Y cuando algo se disuelve, ¿en qué lugar se encuentra la formación? Si estas son propias del sabio, entonces no pueden coexistir. Pero si son de los seres comunes, entonces difícilmente pueden creerse reales. Ruego que me respondas con joyas preciosas y no con trozos de arcilla.

Respuesta: La disolución ocurre justamente en el lugar donde hay formación. También podemos decir que la disolución es el proceso mediante el cual se forma el Reino del Dharma. Aunque sea vacío, hay una existencia constante. La formación y la disolución existen precisamente como formas a través de las cuales lo existente penetra el vacío. La disolución aparente manifiesta en realidad una existencia. Por lo tanto, incluso lo que parece diferente, no es realmente diferente; y lo que parece igual, tampoco lo es de modo absoluto.

Desde la perspectiva de la esencia, todo está iluminado; desde la ignorancia, todo aparece confuso. Si uno establece una naturaleza fija y dual entre existencia y vacío, entonces se pierde el verdadero camino. Pero si con sabiduría iluminamos el principio, se comprende que la formación y la disolución son aspectos de una misma Realidad.

VI. Comunicación de los Dos Reinos 

Pregunta: Se afirma que los seres vivientes están en la confusión (Samsara), mientras que los Budas se hallan en la Iluminación (Nirvana). Aunque su esencia sea una, su funcionamiento difiere. Si decimos que los seres vivientes pueden comunicarse con los Budas, entonces los Budas deberían estar involucrados en la confusión. Pero si afirmamos que los Budas se comunican con los seres vivientes, entonces los seres vivientes deberían ya hallarse iluminados. Anhelo que se limpie el espejo cubierto por el polvo, para revelar su claridad. Que se abra, en esta cámara oscura, la puerta del Misterio.

Respuesta: Siempre ha sido así: lo que llamamos "ser viviente" no es en verdad un ser viviente. Igualmente, lo que denominamos "Buda" no es en realidad un Buda. No hay obstáculo en aceptar las convenciones, y sin embargo se supera su carácter ilusorio. No hay impedimento en deshacerlas, y sin embargo se establece la verdadera formación.

Conforme a las condiciones, se da el nombre de "ser viviente", pero ¿acaso puede obtenerse verdaderamente un ser viviente? Según la esencia, se emplea provisionalmente el término "Cuerpo del Dharma", pero ¿puede buscarse realmente un Buda? Sin excepción, lo ilusorio penetra la fuente verdadera. Aquello que permanece en el Uno, aunque sea apariencia, siempre ha estado ahí. Lo verdadero abarca lo ilusorio hasta sus extremos. En los cinco destinos del Samsara, permanece siempre el vacío. Cuando uno se halla atrapado en emociones, los dos reinos (el de los Budas y el de los seres comunes) parecen inconexos; pero cuando se contempla con sabiduría, ambos se funden en la unicidad. Entonces se revela que la negación doble y la afirmación doble se entrelazan y se apoyan mutuamente. Uno contempla a todos los Budas en el cuerpo de los seres vivientes, y ve a todos los seres vivientes desde el Cuerpo del Buda.

VII. Manifestación y Ocultamiento 

Pregunta: El significado de lo oculto y lo manifiesto es profundo y difícil de rastrear. Apoyándose en el vacío y en la forma, se busca penetrar lo profundo; usando la unidad y la multiplicidad, se distinguen lo evidente y lo velado. Si en lo manifiesto hay ocultamiento, entonces al ver lo visible se debería también percibir lo vacío. Si en lo oculto hay manifestación, entonces al ver el silencio se debería también ver el movimiento. Ruego que se abra el Tesoro del Dharma, pues esta perla de sabiduría está oculta.

Respuesta: Aquello que es capaz de abarcar, es este "esto" que se refiere a "aquello". Si se absorbe "esto", entonces es que "esto" se manifiesta mientras "aquello" se oculta. Lo oculto está precisamente en lo manifiesto; y cuando hay manifestación, el ocultamiento no cesa. Cuando una sola cosa se disuelve, todo se recoge. Cuando muchas cosas se conforman, una se manifiesta. Lo oculto se recoge mientras lo manifiesto resplandece. El Cuerpo del Dharma permanece siempre claro. Lo claro no es simplemente lo manifiesto.

El Buda actúa sin cesar y, sin embargo, está siempre en reposo. El reposo no es simplemente lo oculto. Lo oculto existe por la manifestación, y la apertura del Reino del Dharma se da en medio del surgimiento condicionado. Lo manifiesto se establece por lo oculto, y todos los fenómenos se reflejan en la Vacuidad Primordial o Unidad Fundamental. Ver el vacío es ver la forma. Comprender lo ilusorio es comprender lo verdadero. ¿Para qué recorrer los ochenta mil dharmas, si el principio está en la raíz del corazón?

VIII. Causa y Efecto

Pregunta: La relación entre causa y efecto es como la entre la caja y su tapa, íntimamente dependientes. Si a partir de la causa se obtiene el fruto, entonces cuando el fruto se manifiesta ya no es la causa, y por tanto se convierten en distintos. Pero si la causa es ya el fruto, entonces los seres vivientes están ya en la tierra de los Budas, lo cual sería inadmisible, pues les faltaría el proceso de superar pasiones. Caeríamos así en una doctrina de la permanencia. Ruego que se abra el sendero correcto para aquellos que aún caminan perdidos.

Respuesta: Causa y efecto, aunque distintos en nombre, comparten una misma base: el surgimiento interdependiente. Se fundan el uno en el otro, y su sentido no se establece en solitario. La causa penetra hasta la raíz del fruto; el fruto realiza el extremo de la causa. Los votos y prácticas de Samantabhadra son la causa perfecta; los diez cuerpos de Vairocana son el fruto consumado. En este contexto, los dharmas carecen de anterioridad o posterioridad. Allí donde se comprende plenamente, la causa se vuelve redonda y perfecta.

Aunque el Buda ha abandonado la noción de permanencia, al momento del despertar el principio aparece. El fruto no es algo que deba ser obtenido; la causa no se pierde jamás. Desde que uno emite el primer pensamiento de despertar, ya se ha confirmado la autenticidad del fruto. Cuando el fruto se completa, se hace evidente que la causa ha sido plenamente realizada. Así, los Bodhisattvas, incluso habiendo alcanzado la Iluminación, conservan la perspectiva de que aún están en el camino. Por eso, entendemos que causa y fruto se reflejan mutuamente. Si se toma todo como una misma esencia, se cae en el error de la permanencia. Si se toma todo como función y operación, se incurre en el error de concebir esencia y función como dos cosas. Solo dentro de la puerta de la Originación Interdependiente puede permitirse la identificación de causa y fruto. El Reino del Dharma revela su fruto donde se ha realizado su causa. Pero el fruto no debe anticiparse ni forzarse con palabras.

IX. Comprensión de Forma y Vacuidad 

Pregunta: En la Originación Interdependiente, los fenómenos tienen sus límites y diferencias. Pero el principio del Reino del Dharma, basado en el vacío, trasciende toda medida y límite. Así, la integración entre lo ilimitado y lo condicionado parece estar en tensión. A veces se muestra, a veces se oculta; pero no hay regla fija para su integración. Deseo que se esclarezca el principio, para que pueda manifestarse su unidad como un solo sabor. Ruego escuchar esta melodía virtuosa y elevada.

Respuesta: La forma incorpora la vacuidad, así como las olas se recogen en el agua. Los fenómenos contienen el principio, como los objetos dorados adoptan diversas formas pero no pierden su substancia. La forma se apoya en el vacío para establecerse; el vacío se comprende en relación con la forma. Si los negamos mutuamente, ambos principios se pierden. Si los afirmamos conjuntamente, ambos portales se abren.

Cuando lo manifestado aparece, lo oculto se retira: por eso, al contemplar la forma, siempre se ve el vacío. Cuando el vacío se hace presente, lo oculto se manifiesta: por eso, al contemplar el vacío, también se contempla la forma. Pero en realidad, la forma no es forma; y la vacuidad no es vacuidad. Ambos se afirman mutuamente y se niegan mutuamente. Ambos se generan y se suprimen mutuamente. Por ello, el principio de la no-nacencia queda revelado. Puesto que se intergeneran, el portal del surgimiento interdependiente se abre. La forma no posee una naturaleza propia: todo su cuerpo es vacío. La vacuidad no posee un cuerpo propio: todo su vacío se manifiesta como forma. Forma y vacuidad son no-dos. Se comunican en un solo horizonte. Solo así puede entenderse cómo lo libre y lo condicionado, lo que fluye y lo que resiste, se reflejan en las formas sin haber sido aún fundidos. Y la clave de su integración yace en la comprensión interior de la naturaleza esencial.