La Escuela del Loto Reformada, fiel al Espíritu del Buda Eterno y a la Revelación Suprema contenida en el Sutra del Loto, rechaza el ascetismo extremo como un medio válido para alcanzar la Iluminación, no por una concesión a la debilidad humana, sino porque el propio Buda, en su infinita sabiduría, dejó claro que la Iluminación no se obtiene por medio de la mortificación del cuerpo ni el sufrimiento autoimpuesto.
El Rechazo del Ascetismo en las Enseñanzas del Buda
El Buda Shakyamuni, antes de su Despertar bajo el Arbol Bodhi, experimentó en su propia carne la vanidad del ascetismo extremo. Se sometió a privaciones insoportables, ayunos prolongados y prácticas que llevaban el cuerpo al borde de la muerte, mostrándole a todos con su ejemplo que el sufrimiento extremo no purifica la mente y el espíritu. Por ello, en el momento en que nos mostró que este camino no llevaba a la Iluminación, aceptó el alimento ofrecido por Sujata y con ello rechazó el ascetismo. En este gesto, el Buda no solo transformó su propio destino, sino que marcó un nuevo rumbo para la humanidad: el Camino Medio, el sendero que armoniza el cuerpo, la mente y el espíritu en el equilibrio perfecto, y que evita los extremos tanto de la indulgencia como de la autoaniquilación. En múltiples ocasiones, el Buda amonestó a los monjes que practicaban ascetismos inútiles, dejándonos claro que la purificación del corazón y la mente es la clave, no el castigo del cuerpo.
En este sentido, prácticas extremas como el Kaihogyo de la escuela Tendai —donde los monjes corren maratones en mil días, enfrentándose a una fatiga sobrehumana— y los prolongados ayunos extremos son un retroceso hacia las antiguas ideas de salvación por sufrimiento, contrarias a la revelación del Buda.
Así, el Buda prohibió en vida las prácticas extremas que debilitaban el cuerpo y la mente, estableciendo que la verdadera purificación no se encuentra en la mortificación física, sino en la transformación de la mente y el despertar del corazón compasivo.
La Transformación del Cosmos y la Naturaleza Búdica
En la Escuela del Loto Reformada comprendemos que el Despertar del Buda no fue un simple evento personal, sino un acontecimiento cósmico que transformó la fábrica misma del Universo. Al alcanzar la Iluminación, el Buda infundió su Espíritu en todos los seres, depositando en cada uno su Naturaleza Búdica. Esta es la Gran Revelación: el Buda ya ha hecho posible la Iluminación de todos los seres.
A diferencia de la visión arcaica que enseña que se necesitan kalpas incontables, nacimientos repetidos y sufrimientos extremos para alcanzar la Budeidad, la Verdad Última nos muestra que el Despertar es accesible aquí y ahora. La Iluminación no es un premio que se obtiene tras innumerables vidas de tormento, sino una realidad latente en nuestro interior, esperando ser manifestada en un solo instante de pensamiento (Ichinen). Por lo tanto, cualquier enseñanza que promueva la necesidad de grandes sacrificios físicos para alcanzar la Budeidad ignora la Obra del Buda y menosprecia su Gracia Universal. La Verdad Suprema del Sutra del Loto nos dice que todos los seres, sin excepción, pueden Despertar en esta misma vida porque el Buda ya ha sembrado la Iluminación en nuestro interior.
La Gracia del Buda y el Rechazo del Ascetismo Extremo
Las religiones que dependen exclusivamente del esfuerzo personal suelen exigir pruebas extremas para alcanzar la perfección. Pero en el Budismo del Loto no dependemos solo de nuestro esfuerzo, sino de la Gracia del Buda, quien ha dispuesto todo para que podamos despertar sin necesidad de torturarnos. Si la Naturaleza Búdica está en todos los seres, y si el Buda Eterno ha abierto el camino, ¿qué sentido tiene afligir el cuerpo hasta los límites del sufrimiento? Aquel que confía en el Buda no necesita destruirse a sí mismo en prácticas innecesarias, sino que debe cultivar la fe, el estudio y la práctica para despertar el potencial que ya está dentro de él.
El ascetismo extremo es una negación de esta Gracia porque implica que el ser humano debe "ganarse" su Iluminación a través del sufrimiento, como si el Buda no hubiese hecho ya todo lo necesario para que alcanzáramos el Despertar. Es un residuo de antiguas creencias erróneas que sostenían que el cuerpo es un obstáculo para la Iluminación, cuando en realidad el cuerpo es un vehículo sagrado para realizar la Budeidad en el mundo.
El Buda Eterno, en su infinita compasión, no exige el sufrimiento del cuerpo como precio por la Iluminación, porque su Gracia ya ha hecho posible nuestra salvación. La fe en el Buda, el estudio del Dharma y la práctica correcta son los Tres Pilares que conducen a la Iluminación en esta misma vida.
Las prácticas extremas, como el Kaihogyo de la escuela Tendai o los ayunos prolongados que aún se practican en algunas tradiciones, son vestigios de una mentalidad que aún cree en la necesidad del sacrificio extremo para alcanzar el Despertar. Pero el Buda enseñó otra cosa: nos llamó a transformar nuestra mente y purificar nuestro corazón a través de la fe y la sabiduría, no mediante la violencia contra nuestro propio cuerpo.
El Buda nos mostró el Camino del Bodhisattva, no el de la autoaniquilación. Si el propósito del Budismo es salvar a todos los seres, ¿cómo podríamos hacerlo debilitando nuestro propio cuerpo hasta el extremo? ¿Cómo podríamos beneficiar a los demás si apenas podemos sostenernos en pie? Hemos podido experimentar que estas prácticas, lejos de cultivar la fe y el espíritu budista, llevan a sus practicantes a ser soberbios, cultivando solo el ego. Es por eso que nuestra escuela, en su Reforma, rechaza las prácticas ascéticas extremas de la escuela Tendai japonesa como vanas y no conducentes a una verdadera transformación espiritual.
Conclusión: Iluminación en una Sola Vida, en un Solo Pensamiento
La Escuela del Loto Reformada proclama que la Iluminación es accesible para todos sin la necesidad de kalpas de sufrimiento ni de prácticas extremas. El Buda ha derramado su Gracia sobre todos los seres, y mediante la fe, el estudio y la práctica, podemos alcanzar la Budeidad en esta misma vida. Si creemos en el Buda, si tenemos fe en su enseñanza, si cultivamos nuestra sabiduría y compasión, ya estamos en el camino del Despertar. No necesitamos correr mil maratones, ayunar hasta el colapso ni someter nuestro cuerpo a penitencias destructivas. Solo necesitamos confiar en el Dharma, manifestar nuestra Naturaleza Búdica y llevar la enseñanza del Buda a todos los seres.
No es necesario mortificar el cuerpo para despertar a la Verdad. El Buda ya ha abierto la puerta. Basta con cruzarla con fe y determinación. Este es el verdadero mensaje del Loto: todos los seres, sin excepción, pueden alcanzar la Budeidad. En la Escuela del Loto Reformada, proclamamos el Dharma en su plenitud: la Iluminación es posible aquí, ahora, en esta vida y en este mismo instante. La Budeidad se manifiesta en el mundo y en la relación con los demás seres, no en la negación de la vida. La verdadera práctica no es el sacrificio del cuerpo, sino la transformación de la mente y el corazón. Este es el Camino del Loto.