El Sutra del Monarca Dhármico (Arya Satyakaparivarta Sutra, o Sutra del Alcance del Bodhisattva), es un sermón del Buda contenido en el Canon Budista donde Buda expone la teoría iluminada de una guerra justa dhármica: cómo debe gobernar y comportarse un rey (y por extensión, los budistas) en momentos de guerra. El ideal del gobernante en el Budismo es el Chakravartin, el "Rey que Gira la Rueda" o el "Monarca Universal", el Rey del Mundo, alguien que rige su reino y su pueblo con los principios del Dharma, la contraparte mundana del Buda, el Rey del Cosmos. Si bien un Rey Budista debe de buscar siempre la paz y el bienestar de todos sus ciudadanos y todos los seres sintientes, no puede hacerse de la vista larga cuando hay inusticias y cuando reina el mal, pues el hacerlo solo invita el caos, y como representante del orden en el mundo, su rol es el de castigar el mal y premiar el bien a la vez que busca el bienestar de todos los seres. Así, como el Rey del Mundo, es un ejemplo y una luz para todos los que lo ven y lo emulan, esparciendo así la buenanueva del Dharma por toda la Tierra.
En las próximas entradas, presentaremos un comentario sobre el Sutra del Monarca Dhármico, el cual fue predicado por el Buda en el periodo Mahayana, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas del Verdadero Dharma Eterno del Buda. A través del mismo, veremos cuál debe de ser la conducta de un verdadero budista, un Hijo del Buda (Bodhisattva), sobre todo, en momentos de tensión y de guerra. Este es un Sutra corto, pero lleno de importancia en nuestros tiempos, por lo que espero que le mismo sea de beneficio para todos los seres sintientes. Todo error es enteramente mío.
Ahora el Rey le pregunta a Satyavadin: "Oh, brahmín, en este reino tenemos almacenes de comida. ¿Pertenecen estos al Rey o al pueblo?" A lo que Satyavadin contesta: "Su Majestad, estas reservas de alimentos no le pertenecen ni al Rey ni al pueblo. ¿Por qué? Fueron producidas por el trabajo arduo de la gente, por lo que no pertenecen al Rey. Sin embargo, dado a que el Rey ha sido autorizado y confiado con las mismas, no pertenecen al pueblo tampoco".
¿Qué nos quiere decir Satyavadin con esto? Esto nos dice que las reservas de alimentos son de todos los seres que trabajaron por ello, pero es el gobernante quien las administra, pues ha sido encomendado para ello. Esto nos muestra una visión republicana de gobierno y de manejo de recursos, pues como vemos, no son del pueblo (como en el comunismo), pero no son del gobernante (como en una dictadura), sino que son de todos los que trabajaron por los alimentos. Esto elimina la idea común de muchos budistas de que el Budismo es socialista o de izquierda, pero nos muestra que tampoco es de derecha extrema, sino como todo en su religión y filosofía, es un Camino Medio.
El Rey seguido le pregunta a Satyavadin: "Oh, brahmín, si las personas que pagan sus impuestos sobre sus propiedades y posesiones se rehúsan a pagarlos, es considerado un acto no-virtuoso. ¿Pueden ser considerados como ladrones y como un robo?" Satyavadin responde: "Su Majestad, no están robando. Sin embargo, si hay personas con propiedades y posesiones y no pagan sus impuestos, esto es un acto no-virtuoso y el gobernante puede obligarlos a pagarlos."
El Estado tiene el deber de cobrar sus impuestos sobre sus ciudadanos para mantener el gobierno y proveer servicios sociales necesarios a la comunidad y al país, como educación, seguridad e infraestructura. Pero el Estado y el gobernante debe ser virtuoso y considerado con ello, pues sabemos que existen sectores de la sociedad que no cuentan con los medios para su subsistencia. Para ello, el Budismo ree que el Estado debe ayudar a sus ciudadanos a tener un estándar de vida bueno y adecuado para su desarrollo físico, mental y espiritual, pero como veremos, no apoya el "Mantengo". Todo depende de las circunstancias. Un buen ciudadano, y sobre todo, un buen budista, trabaja por el bien de su familia, su comunidad y país, aportando valor a la sociedad y la vida.
El Rey le pregunta a Satyavadin: "Oh, brahmín, si un gobernante fuerza a una persona pobre a pagar sus impuestos, ¿es esto considerado no-virtuoso?" A lo que Satyavadin responde:
"Su Majdestad, a veces es no-virtuoso, y otras veces no. Supongamos que una persona pierde sus posesiones por estar yendo a prostíbulos, estar apostando, o gastándolo en cosas inútiles por su mala conducta; el Rey entonces puede hacerlo prometer pagarlos y luego exigirle el pago de sus impuestos. Así, la persona no disminuye sus posesiones y el Rey incrementa su tesorería. Sin embargo, si una persona pierde sus propiedades y posesiones por un desastre natural, o por robo, entonces, el Rey debe de exhimir a esa persona del pago de sus impuestos. Si no lo hace, no lo está protegiendo y el Rey actúa de forma no-virtuosa".
Luego de esto, Satyavadin le enumera al Rey las diez virtudes de un buen Rey. Estas son:
(1) Perfección Divina - es único entre la multitud, y debe caracterizarse por su integridad y benevolencia;
(2) Corta Buena - siempre cumple sus responsabilidades y realiza sus acciones de acuerdo con la ley;
(3) Sabiduría - protege a su pueblo con buenas leyes;
(4) Esfuerzo Constante - no tiene enemigos, vive felizmente e incrementa siempre la tesorería de su pueblo;
(5) Respeto por la Verdad - castiga a los malvados e incrementa el mérito de su pueblo;
(6) Habilidad - cumple todas sus responsabilidades a su debido tiempo correctamente;
(7) Gentileza - es confiable y respetado por su pueblo;
(8) Buena Conducta - conoce la diferencia entre la gente buena y la mala;
(9) Fortaleza en las Dificultades - está libre del miedo y cumple todas sus responsabilidades;
(10) Sostenimiento de la Verdad - practica el camino correcto y está rodeado de personas virtuosas.
Podemos complementar y contrastar estos requisitos con los anteriormente discutidos en el Sutra de la Luz Dorada y el Sutra de los Reyes Benevolentes. Ahora, el Rey le pregunta algo bien importante: "Oh, brahmín, ¿qué debe hacer un buen Rey si estalla una guerra?" Este es el tema principal de todo el Sutra, por lo que lo veremos con detalle. Satyavadin responde:
"Su Majestad, un Rey debe lidiar con una guerra aplicando los tres principios hábiles durante los tres periodos del principio, medio y final.
"Al principio, un Rey debe de actuar como un buen mediador y tratar de disipar la disputa, aplicando los medios hábiles para prevenir la guerra. Si un gobernante puede aplacar a sus oponentes y terminar la disputa, debe hacerlo y prevenir una guerra. Si un gobernante puede establecer una alianza o intimidar a sus enemigos, y de esta forma prevenir una guerra, debe formar alianzas, hacer amenazas, y prevenir la guerra. Si aún así no puede prevenir la guerra, debe entonces librarla, manteniendo tres cosas en mente.
"Primero, debe de tener siempre en mente la protección de su gente; segundo, debe tener en su mente la victoria sobre sus enemigos; y tercero, debe de tratar de proteger toda vida. Tendiendo estas tres cosas en mente, puede llamar los cuatro grupos de sus fuerzas armadas. Así, aplica los medios hábiles en el medio. Finalmente, un Rey debe de agrupar sus fuerzas, los cuatro grupos, de acuerdo a sus nivel. Los guerreros inferiores deben estar al frente con los guerreros medios detrás de ellos, seguidos por la caballería. El gobernante, junto con los guerreros superiores, debe estar atrás. Esto le permitirá a cada grupo destacarse de acuerdo con sus habilidades y al Rey lograr su cometido y tener victoria. Así, un Rey aplica los medios hábiles al final.
"Aunque en una guerra pueda haber daño y muerte en el ejército contrario, un gobernante, por su uso de los medios hábiles, comete menos acciones no-virtuosas, y así, no recibirá retribución, ya que tomó todas las medidass y decisiones con consideración y compasión. Dado a que tomó medidas para proteger a su gente y sus familias, incrementará su mérito. Su Majestad, si va a haber una guerra, un buen gobernante debe manejarse de esta manera".
Aquí vemos la teoría budista de la guerra. Como mencionamos al inicio de nuestro estudio y comentario, el criterio rector es el tratar de evitar un conflicto por todo medio virtuoso posible. El Sutra enumera varios medios por grado de intensidad, in crescendo, comenzando por lo más importante, el diálogo. Podemos prevenir (primero) y evitar muchos conflictos por medio del diálogo y el entendimiento. Esta debe ser la característica que nos distingue de los animales, el poder hablar, entender y solucionar nuestros problemas por medio del diálogo. Si esto no sirve, un gobernante debe entonces advertir de las consecuencias obvias de un conflicto abierto, llegando incluso a hacer uso de las amenazas, todo lo posible antes de entrar en un conflicto. Si nada de esto funciona, debe proseguir con lo inevitable y cumplir sus deberes y responsabilidades indelebles de proteger su pueblo y luchar por lo que es correcto, bueno y justo. Pero aún en medio de la guerra, debe tratar de causar el menor daño posible, no solo a su reino y su gente, sino también a los soldados enemigos. Este es el uso de los medios hábiles. Si hace esto, no tiene retribución kármica e incrementa su mérito. El no defender a su gente es un acto no-virtuoso, pues incumple con su deber y responsabilidad como Rey ante su pueblo y solo permite que se esparza el caos y el mal, dando rienda suelta a la injusticia. Así, primero que todo, debe defender a su gente, tratando de infligir el menor daño posible, buscando la victoria - el fin del conflicto.
Podemos aplicar estos mismos principios a los problemas que surgen entre las personas y la auto-defensa personal. Siempre debemos tratar de vivir una vida que no interfiera negativamente con las demás personas ni con el medio ambiente. Esto nos exige ser considerados en todo momento, viendo que nunca generemos las causas y condiciones para un conflicto o una pelea. Esto es vivir una vida de acerudo con el Camino Budista. Sin embargo, muchas veces, entramos inevitablemente en conflicto con otras personas, porque no todos aspiran a algo superior como nosotros, por lo que debemos de igualmente siempre estar preparados para desescalar un problema en todo momento. Aquí radica la importancia de vivir preparadamente, como por ejemplo, buscar desarrollar destrezas de mediación de conflictos y aprender un arte marcial o de defensa personal. Si no podemos resolver el conflicto por medio de las palabras, debemos advertir las consecuencias naturales del mismo. Si la situación escala y debemos de defendernos a nosotros, un ser querido o nuestra propiedad, entonces procedemos a actuar con violencia iluminada. Esto es, como hemos mencionado, hábilmente, con uso de la sabiduría (fuerza y violencia) pero con compasión (mesuradamente). Esta es la forma budista de abordar un conflicto violento. Esto no va en contra del principio de No Matar (Ahimsa) ni del pacifismo, pues debemos de hacer uso de los medios hábiles y recordar que una persona pierde su derecho a la vida cuando atenta consciente y directamente contra la vida de otros.
Satyavadin admite que aún con todo esto, es inevitable el que se cause daño, o incluso la muerte, en el proceso, por lo que siempre alienta al Rey a hacer uso de los medios hábiles y tratar de causar el menor daño posible a la vida inocente y al ambiente. Como vemos en el Sutra Upaya-kaushalya en el Canon Budista, a veces hayque matar una vida para salvar muchas otras. En este Sutra, vemos que en una vida pasada, el Buda Shakyamuni mata a un ladrón con la intención de realizar un asesinato en masa en un barco (con la intención de ambos, salvar la vida de los pasajeros, y salvar al ladrón del mal karma). Veamos este episodio del Sutra:
"Hijo de familia: Érase una vez, mucho antes del Buda Dipamkara, había quinientos mercaderes que zarpaban en alta mar en busca de riquezas. Entre la compañía se encontraba una persona malvada, un ladrón bien entrenado en el arte de las armas, que había subido a bordo de ese mismo barco. Pensó: 'Mataré a todos estos comerciantes cuando hayan completado su negocio y hayan hecho lo que se propusieron, tomaré todas sus posesiones e iré al continente Jambu'.
"Hijo de la familia: Entonces los comerciantes completaron su negocio y se prepararon para partir. Tan pronto como lo hicieron, esa persona engañosa pensó: 'Ahora mataré a todos estos comerciantes, tomaré todas sus posesiones e iré al continente Jambu. El tiempo ha llegado.'
"Al mismo tiempo, entre la compañía a bordo se encontraba un capitán llamado Gran Compasivo. Mientras el capitán Gran Compasivo dormía en una ocasión, las deidades que habitaban en ese océano le mostraron esto en un sueño: 'Entre la tripulación de este barco hay una persona llamada tal y cual, de tal y cual tipo de físico, de tal y tal vestimenta, complexión y forma: un ladrón malvado. Él está pensando: 'Mataré a todos estos comerciantes, tomaré todas sus posesiones e iré al continente Jambu'. Matar a estos comerciantes crearía un karma maligno formidable para esa persona. ¿Por qué? Estos quinientos mercaderes están todos progresando hacia el Despertar supremo, correcto y pleno. Si matara a estos Bodhisattvas, la culpa, el obstáculo causado por el acto, le haría arder en los grandes infiernos durante el tiempo que le lleve a cada uno de estos Bodhisattvas alcanzar el Despertar supremo, correcto y pleno, consecutivamente. Por lo tanto, capitán, piense en algún medio hábil para evitar que esta persona mate a los quinientos comerciantes y vaya a los grandes infiernos debido a su hecho'.
"Hijo de familia: Entonces despertó el capitán Gran Compasivo, consideró los medios que podría haber para evitar que esa persona matara a los quinientos comerciantes y fuera a los grandes infiernos. Pasaron siete días con viento adverso a navegar hacia el continente Jambu. Durante esos siete días se sumergió profundamente en sus pensamientos, sin hablar con nadie. Pensó: 'No hay otro medio para evitar que este hombre mate a los mercaderes y vaya a los grandes infiernos, sino matarlo'. Y pensó: 'Si tuviera que informar de esto a los mercaderes, ellos lo matarían con pensamientos enojados y todos van a los grandes infiernos.' Y pensó: 'Si tuviera que matar a esta persona, también ardería en los grandes infiernos durante cien mil eones a causa de ello. Sin embargo, puedo soportar experimentar el dolor de los grandes infiernos, que esta persona no mate a estos quinientos comerciantes y desarrolle tanto karma maligno. Mataré a esta persona yo mismo.
"Hijo de familia: En consecuencia, el capitán Gran Compasivo protegió a esos quinientos mercaderes y protegió a esa persona de ir a los grandes infiernos apuñalando y matando deliberadamente con una lanza a esa persona que era un ladrón, con gran compasión y medios hábiles. Y todos en la compañía terminaron sus negocios y cada uno se fue a su propia ciudad.
"Hijo de la familia. En ese momento, en esa vida yo no era otro que el capitán Gran Compasivo. No dudes ni lo pienses más sobre este punto. Los quinientos mercaderes a bordo son los quinientos Bodhisattvas que deben nirvāṇizarse hacia el Despertar supremo, correcto y pleno en este Eón Auspicioso. Hijo de familia: Para mí, el Samsara estuvo restringido durante cien mil eones debido a esa habilidad en los medios y a esa gran compasión. Y el ladrón murió para renacer en un mundo paradisíaco.
"Hijo de familia, ¿qué opinas de esto? ¿Puede el Bodhisattva limitar el nacimiento y la muerte durante cien mil eones con esa habilidad en los medios y esa gran compasión ser considerado como un obstáculo causado por acciones pasadas? No lo veas de esa manera. Debe considerarse como su propia habilidad en los medios hábiles."
Como dice el antiguo maestro, estratega y sámurai, Yagyu Munenori: hay veces que hay que matar a uno para salvar a muchos. Esta es la Espada que Da Vida, diferente a la Espada de la Muerte. La Espada (defensa) es la misma, lo que es diferente es la intención. Las artes marciales no son una habilidad que se aprende para matar, sino para realizar plenamente el verdadero ser. La Espada que Da Vida encarna todo lo que es justo: proteger a los débiles, destruir el mal y cultivar el propio espíritu.
Como vemos, el Sutra del Monarca Dhármico niega explícitamente cualquier mérito a las guerras de conquista o agresión. Un gobernante puede usar las armas para defender su reino y proteger a su pueblo, pero sólo puede usar tanta fuerza como sea necesaria para expulsar a los invasores. Una vez expulsados, no debe intentar castigar a los invasores sino intentar hacer las paces con ellos. Aún mejor, debería hacer todo lo que pueda para evitar la guerra en primer lugar, como resolver disputas o hacer alianzas con otros reinos para que un rey extranjero agresivo se lo piense dos veces antes de iniciar una guerra. Si el reino es invadido, se aconseja al Rey desplegar sus fuerzas de manera ventajosa para asegurar la victoria. En la medida de lo posible, se debe evitar herir y matar a los invasores, aunque se reconoce que esto puede no ser posible. Pero si el Rey ha hecho todo lo posible sinceramente para evitar la guerra, si la autodefensa se lleva a cabo de manera que no haya castigo o venganza sobre los invasores, y si el rey toma estas medidas para la protección del pueblo y para por el bien de sus familias, esposas e hijos, sin preocuparse por él mismo ni por sus bienes y posesiones, aumentará enormemente su inconmensurable mérito. No es la guerra lo que gana mérito, sino llevar a cabo la defensa de un reino con el menor daño posible (incluido el daño a los invasores) lo que gana mérito. No debemos olvidar lo mencionado anteriormente en el Sutra:
"Cuando un gobernante cree que el castigo de los malvados no se efectuará mediante una mera deshonra, entonces, concentrándose en el amor y la compasión y sin recurrir al asesinato, al daño de los órganos de los sentidos o a la amputación de miembros, debe intentar advertir a los malvados, regañarlos, reprenderlos o golpearlos, o confiscarles sus bienes, exiliarlos del Estado, atarlos o encarcelarlos. Un gobernante debe ser duro, pero no más duro que ésto".
Las guerras son eventos catastróficos muy complejos, y el Sutra solo provee elementos esenciales fundamentales para poder evitarlas o al menos ganarlas correctamente - en situaciones de defenza. Es por eso que todo país debe tener su ejército, incluso los países budistas, pues, si bien pueden ser pacifistas, no pueden ser ingenuos y pensar que el resto del mundo piensa igual que ellos. Si esto no se hace, solo repetimos los errores del pasado, que costaron miles de vidas y la existencia de las antiguas universidades y complejos budistas.
Hay un dicho que dice que quien desea la paz, debe prepararse para la guerra, y en el Camino Budista esto no es diferente. Muy por el contrario, como vemos, el Canon Budista nos provee innumerables ejemplos (como los Sutras anteriormente mencionados, entre otros eventos en la historia) donde vemos que la defensa de la vida, el bien, la justicia y la verdad son deberes indelebles no solo de los gobernantes, sino de todos los ciudadanos budistas. Esto disipa el mito popular de que el Budismo es absolutamente pacifista. Es por eso que vemos a muchos Bodhisattvas, Vidyarajas, seres iluminados y celestiales con armas en sus manos, no para hacer daño, sino para defender el Bien, la Verdad y la Justicia. Aquí radica la importancia del balance entre la sabiduría (capacidad de hacer daño) y la compasión (el uso correcto de la misma). Es el saber cómo defenderse (sabiduría), pero también, cómo aplicarlo (compasión). Este es el Camino Medio. Esto es tan importante como toda otra cosa y práctica en nuestra fe. Es por eso que el Budismo ha estado históricamente tan fuertemente atado a las artes marciales. El Budismo le provee a las artes de guerra una filosofía religiosa ética para su uso correcto y adecuado. ¿Por qué las artes marciales deben ser siempre parte del Camino Budista? Porque nos dan un entendimiento somático, real y puntual de la capacidad, las implicaciones y los límitas de la violencia a la que es capaz toda persona. Esto nos permite limitar estos impulsos y tendencias innatas y canalizarlas por un buen camino, usándolas solo para el bien y cuando es necesario. Esto es tocado con más detalle en El Comportamiento del Bodhisattva: Las Enseñanzas del Sutra de la Red de Brahma (Hikari Publishing, 2024).
Con estas líneas, Satyavadin concluye percialmente la teoría budista de la guerra. Retomaremos aspectos de la misma en los próximos capítulos.
Vivimos hoy día, como lo ha hecho por la mayoría de su historia la humanidad, en tiempos de guerra. Los conflictos bélicos a gran escala de Rusia con Ucrania y de Israel con Gaza, así como conflictos internos a menor escala dentro de muchas otras partes del mundo, nos llaman a detenernos y analizar bien toda la situación con cuidado y detenimiento antes de asumir una postura en torno a ellos. Todos los días, los medios nos bombardean con una avalancha de información, toda con intereses económicos, políticos y personales de las personas detrás de la información. Debemos de ser muy cuidadosos con qué leemos, escuchamos y vemos, pero sobre todo, con lo que decimos y hacemos en torno a ello, pues pueden hacernos amar al perpetrador y odiar a la víctima, desviándonos de nuestro Camino Budista.
Finalmente, Satyavadin le dice al Rey que un buen gobernante siempre tiene en mente ocho visiones, las cuales en muchas formas resumen sucíntamente todo lo expuesto en este capítulo. Un buen Rey:
(1) Ve a sus ciudadanos como a sus hijos - premia el bien y castiga el mal como lo haría con un hijo bueno y malo al momento de disciplinarlo;
(2) Ve a las personas malvadas como enfermas - como un buen doctor, no debe enojarse con ellos, sino ayudarles a eliminar sus enfermedades y puntos de vista erróneos;
(3) Ve a la gente sufriente con compasión - debe ayudarlos a abandonar sus vicios y realizar cosas productivas y beneficiosas;
(4) Ve con regocijo a las personas felices - no debe de envidiarlos;
(5) Ve a sus enemigos como creados por causas y condiciones - debe buscar disipar las causas de enemistad y debe tratar de hacer amistad y alianzas con sus enemigos;
(6) Ve protectivamente a sus amigos - debe ver a todos con igualdad;
(7) Ve sus posesiones como medicina - no debe abusar de su autoridad ni aferrarse a sus posesiones, yd debe usar todo apropiadamente;
(8) Ve todo sin ego - debe buscar enseñanzas correctas e iluminadas, visitar a monjes y sabios, y poner en práctica sus enseñanzas.
Un buen gobernante que siga estos ocho principios gobierna bien su reino, incrementa su tesorería, y realiza su labor virtuosamente. Esto hace que sus acciones se alinean con el balance y el orden cósmico y que todo corra bien en el mundo natural y espiritual. Finalmente, un buen gobernante no debe olvidar nunca que es un ejemplo para su pueblo, y que sus acciones los guían al bien o el mal, por lo que siempre debe de practicar la reflexión y modelar su vida de acuerdo con los principios del Verdadero Dharma.