El Budismo, lejos de abandonar el mundo, pde de sus devotos que entren íntimamente en él y lo transformen, del Mundo Saha, que significa "Mundo de la Perseverancia", caracterizado por el Sufrimiento, la Impermanencia, la Impureza y el No-Ser (ser falso), en una Tierra Pura, caracterizada por la Felicidad (que no depende de las circunstancias, sino que surge de una vida plena y con propósito), Eternidad (pues somos uno con la Vida Eterna del Buda, una manifestación del Cosmos), Pureza (pues, al ser uno con el Buda, somos puros por naturaleza), y manifestemos nuestro Verdadero Ser (el Espíritu del Buda en nosotros, el cual es uno con todos los seres).
El Buda, al aparecer en nuestro mundo, nos legó su Revelación, su Palabra Eterna, la cual está contenida en su Dharma. El Dharma es nuestro Mapa de la Vida. La práctica budista entonces es un método para poder activar el Espíritu del Buda en nosotros y poner en práctica su Dharma, para manifestar la Verdadera Naturaleza de este mundo, una Tierra Pura. Esto fue lo que el Buda nos dijo en el Sutra de Vimalakirti, donde le dijo a Shariputra que no existen tierras puras o impuras, sino que la pureza o impureza reside en la mente y en los corazones de los seres. Así, vemos el mundo de acuerdo con el color del cristal con el cual lo observemos.
El Santo Ippen nos dice:
"El Camino Blanco intermedio es Namu-Amida-Butsu, y los dos ríos de fuego y agua son nuestros corazones y mentes. Aquello que no es sumergido por los dos ríos es el Nombre Sagrado del Buda."
Aquí Ippen hace referencia a la Parábola del Camino Blanco del Maestro Shandao (Zendo 613–681). En una de sus obras, Shandao utiliza una parábola para ilustrar el poder del Dharma, y sobre todo, el Nombre Sagrado del Buda, el Nembutsu. En la misma, un viajero se dirige hacia el Oeste, pero es perseguido por un grupo de bandidos y de bestias salvajes. El viajero corre por su vida, pero se encuentra en un callejón sin salida. Ante él se aparece un extraño río que fluye del Norte al Sur. Justo delante de él hay un camino estrecho y blanco que cruza el río. El río al norte es un río de agua, con olas bravas y demasiado altas para cruzar. Al sur, el río no es de agua, sino de fuego. Las llamas resplandecen y saltan en lo alto del río. Ambos ríos son imposibles de cruzar. Entre estos dos ríos se encuentra un estrecho sendero blanco, de apenas unos centímetros de ancho. Las llamas de fuego y las olas del río recorren el estrecho sendero blanco. El viajero está atrapado. No puede volver atrás, porque seguramente morirá por los bandidos o las bestias salvajes; y no puede ir a la izquierda alrededor del río de fuego, o a la derecha alrededor del río de agua. Podría seguir adelante, pero el camino es tan estrecho que teme que no pueda cruzarlo. Pero detrás de él escucha una voz alentadora instándole a seguir adelante. Desde la otra orilla oye otra voz que dice: "Ven, te protegeré". Y así el viajero empieza a dar un paso adelante, en el estrecho sendero blanco, llegando a la otra orilla siendo acogido por buenos amigos.
Veamos la parábola en las palabras de Shandao:
"A todos los que desean renacer en la Tierra Pura, les relato una parábola por el bien de quienes practican el Verdadero Camino, como protección de su fe y defensa contra el peligro de las visiones heréticas.
"Es como un hombre que desea viajar cien mil 'li' al Occidente. De repente, en medio de su ruta, ve dos ríos. Uno es un río de fuego que se extiende hacia el Sur. El otro es un río de agua que se extiende hacia el Norte. Cada uno de los dos ríos tiene cien pasos de ancho e insondable profundidad, y estos se extienden sin fin al Norte y al Sur.
"Entre el fuego y el agua, sin embargo, hay un sendero blanco de apenas cuatro o cinco pulgadas de ancho. Abarcando los bancos del este y del oeste, es cien pasos de largo. Las olas de agua surgen y salpican contra el sendero de un lado mientras las llamas del fuego lo queman en el otro. Incesantemente, el fuego y el agua van y vienen.
"El hombre está en el medio de un páramo y nadie de su clase debe ser visto. Una horda de rufianes viciosos y bestias salvajes lo ven allí solo, y compiten unos con otros en apurarse para matarlo. Temiendo la muerte, el hombre corre inmediatamente hacia el Oeste, y luego ve estos grandes ríos. Orando, se dice a sí mismo: "Al Norte y al Sur no veo fin a estos ríos, entre ellos veo un sendero blanco que es muy estrecho, aunque las dos orillas no están muy separadas, ¿cómo voy a cruzar de una a otra? Sin duda hoy moriré. Si busco volver atrás, la horda de rufianes viciosos y bestias salvajes vendrá a mí. Si corro hacia el Norte o hacia el Sur, las bestias malignas y los bichos venenosos correrán hacia mí. Si busco hacer mi camino hacia Occidente, temo que pueda caer en estos ríos".
"Entonces se ve con un inexpresable terror. Él piensa para sí mismo: 'Vuelvo ahora y muero, me quedo y muero, siguo adelante y muero. Puesto que la muerte debe ser enfrentada en cualquier caso, yo preferiría seguir este camino ante mí y seguir adelante. Con este camino sin duda puedo pasar a través y salvarme'. Justo cuando piensa esto, oye a alguien de la orilla oriental que lo llama y lo anima: 'Amigo, sigue este camino decididamente y no habrá peligro de muerte, pero quedarte aquí es morir'. Y en la orilla Oeste hay alguien llamando: 'Ven directo, con ánimo firme y con un propósito fijo, puedo protegerte, no temáis caer en el fuego o en el agua'.
Al instarlo uno y llamado el otro, el hombre se endereza en cuerpo y mente y resuelve sin dudas cruzar. Casi no se ha ido un paso o dos cuando desde la orilla oriental la horda de malvados rufianes le grita: "Amigo, vuelve, ese camino es peligroso y nunca lo vas a cruzar, sin duda estás destinado a morir, ninguno de nosotros quiere hacerte daño". A pesar de que los oye llamar, el hombre todavía no mira hacia atrás, sino de manera sencilla e inmediata procede en el camino. En un momento está en la orilla oeste, lejos de todos los problemas para siempre. Él es saludado por su buen amigo y se llena de alegría.
"Esa es la parábola y este es el significado de ella:
"La orilla Este es comparable a este mundo, una casa en llamas. La orilla Oeste es simbólico de la preciosa Tierra Pura de la Felicidad Suprema. Los rufianes, las bestias salvajes y los amigos aparentes son comparables a los Órganos de los Seis Sentidos, las Seis Conciencias, los Seis Polvos, los Cinco Componentes y los Cuatro Elementos [que constituyen el "yo"]. El desierto solitario son los malos compañeros y no reunirse con los que son verdaderamente buenos y sabios.
"Los dos ríos de fuego y agua son comparables a la codicia y el afecto humano, como el agua, y la ira y el odio, como el fuego. El camino blanco en el centro, de cuatro o cinco pulgadas de ancho, es comparable a la pura aspiración de renacer en la Tierra Pura que surge en medio de las pasiones de la avaricia y la ira. La codicia y la ira son poderosas, y por lo tanto se asemejan al fuego y al agua; la mente buena es infinitesimal, y por lo tanto se asemeja a un camino blanco [de unos pocos centímetros de ancho]. Las olas que inundan el camino son comparables al constante surgimiento de pensamientos afectivos en la mente que manchan y contaminan la mente buena. Y las llamas que queman el camino son comparables a los pensamientos de ira y odio que queman los tesoros del Dharma y la virtud.
"El hombre que sigue el camino hacia el Oeste es comparable a aquel que dirige todas sus acciones y prácticas hacia la Tierra Pura. La voz de la ribera oriental que lo animan y exhortan a seguir el camino recto hacia el Oeste es como el Buda Shakyamuni, que ya ha desaparecido de la vista de los hombres, pero cuyas enseñanzas todavía pueden perseguirse y por lo tanto se asemejan a "voces". El llamado de los rufianes después de haber dado algunos pasos es comparable a los que siguen diferentes enseñanzas y prácticas que despreocupadamente propagan sus ideas para conducir a la gente errónea y crear disturbios, así, caen en el pecado y pierden su camino. Quien llama desde la orilla Oeste es comparable al Buda Amida. Llegando al Oeste, ser recibido por el buen amigo y regocijarse allí, es comparable a todos aquellos seres hundidos en el mar del nacimiento y la muerte, que se hunden y atrapados en sus propios delirios, sin ningún medio de liberación, aceptan el testamento de Shakyamuni, dirigiéndolos al Oeste y al llamado compasivo del Buda Amida, y obedeciendo con confianza la voluntad de los dos Budas sin prestar atención a los ríos de fuego y agua, con la concentración devota, cruza el camino de la promesa de la gran compasión del Voto Primal del Buda Amida, y cuando la vida se acaba y pasa a la otra Tierra, encuentra al Buda y conocen la felicidad interminable de la Tierra de la Bienaventuranza".
Esta parábola está llena de enseñanzas, Veamos algunas de ellas. El río de agua representa nuestra avaricia y todos los obstáculos en nuestro camino espiritual. El río de fuego representa nuestro enojo y todas las fuerzas que nos consumen. Como nos dice el Santo Ippen, los dos ríos representan nuestros corazones y mentes, los más grandes obstáculos para nuestra salvación. Los bandidos representan todas las enseñanzas que prometen beneficios materiales o espirituales, como las religiones y filosofías espirituales de este mundo. Las bestias representan las pasiones instintivas que nos atan a este mundo fenoménico del Samsara. La voz que alentó al viajero a seguir havia adelante es el Buda Shakyamuni, quien nos legó sus enseñanzas y nos mostró el camino a la Iluminación. La voz de adelante es el Buda Amida, el Infinito, quien nos alienta a seguir el camino al Despertar en la Otra Orilla - la Iluminación - y a renacer en la Tierra Pura a través del Nembutsu, el Nombre Sagrado del Buda. El camino blanco es el Dharma y la Gracia del Buda, el cual es estrecho porque representa nuestra determinación y fallas humanas; es estrecho porque no nos abrimos completamente en corazón y mente y nos encomendamos completamente a la Gracia Salvífica del Buda.
Para Shandao, el mundo, lleno de sufrimiento, y el predicamento humano es uno muy oscuro, pero no lo sobre estresa. Sólo usa esas imágenes para destacar la situación humana y llevarnos a un estado mental donde podamos darle la bienvenida a la promesa de salvación del Buda Amida. De acuerdo al Budismo tradicional, seguido mayormente por las escuelas Theravada, la vida esta caracterizada por la tristeza, la insatisfactoriedad y la impermanencia. de la cual no hay escapatoria. Sólo un esfuerzo heróico puede llevar a los seres al Despertar del Nirvana. En el Budismo Mahayana se ofrece otra alternativa: recurrir a los votos de los Budas y Bodhisattvas, quienes han prometido salvar y rescatar a todos los seres del océano del Samsara.
El Maestro Shandao, y muchos otros maestros ponen énfasis en la influencia salvífica del Buda Shakyamuni. Él fue el Buda que bajó a este Mundo Saha para revelar el camino maravilloso de la Tierra Pura. Él fue quien, para el beneficio de todos los seres, encarnó como un mortal y vivió con nosotros en este mundo de las Cinco Impurezas y nos trajo el mensaje salvífico del Buda Amida y su tierra de la pureza donde todos podemos renacer. Esta Tierra de la Bienaventuranza está al alcance de todos los devotos que intonan el Nombre Sagrado del Buda Amida y se entregan con total confianza de corazón, pues el Buda, al recitar el Nembutsu, nos arropa con su Gracia, y podemos experimentar la paz y la dicha de la Tierra Pura en este Mundo Saha. Con ello, podemos recibir la fuerza para transformar este mundo en una Tierra Pura.
Esta es la razón por la cual Ippen nos dice que, aunque los dos ríos salvajes de nuestros corazones y mentes rujan con fuerza, amenazando nuestra existencia y paz o nuestra fe, si recitamos el Nombre Sagrado del Buda, recibimos su Gracia, su Espíritu, y esto nos permite trascender nuestros problems y circunstancias y dejarlos en manos del Buda. El Nembutsu es la llave que nos permite descubrir el Espíritu del Buda en nosotros, nuestra Naturaleza Búdica, y así, podemos superar todas las adversidades de la vida. Que podamos seguir con determinación el camino blanco que nos conduce al Despertar.