El Buda Shakyamuni, tras alcanzar su Despertar bajo el Arbol Bodhi y manifestar su Budeidad en este mundo, predicó el Sutra Avatamsaka (Sutra de la Guirnalda de Flores) para el preparar el terreno espiritual de este sistema mundial y permitirle a todos los seres alcanzar igualmente su Despertar. Luego de esto, el Buda transfiguró su cuerpo y asumió nuevamente la forma física de un monje asceta, y se dirigió a donde se encontraban sus primeros cinco discípulos para exponerle el Dharma Preparatorio que había ideado y comenzar el trabajo dhármico de abrir los corazones y mentes de los seres, y así, poder revelar eventualmente la Verdad, su Verdadero Dharma Eterno. Con estas primeras enseñanzas, el Buda buscó eliminar todos los conceptos erróneos de los seres sobre el mundo y sobre sí mismos, por lo que su primera tarea fue hacer que se desapeguen de los mismos.
Tras la muerte, la consciencia trasciende la muerte del ser individual, o para ser más específicos, su Karma, trasciende a la próxima vida. Esto puede ser mejor entendido si recurrimos a la Psicología Budista, la cual subdivide la conciencia en las Nueve Consciencias.
Las primeras cinco consciencias corresponden a las consciencias elementales de los cinco sentidos. La sexta consciencia es la mente, la cual acepta, procesa, categoriza, discrimina, toma decisiones en base a esa información y finalmente almacena los datos recibidos de las primeras cinco consciencias. Ahora, la séptima conciencia, llamada Mano Vijnana, es la que surje de la memoria y la experiencia; es el sentimiento falso de un "yo" o ser individual que surje naturalmente del a continuidad de la experiencia y la memoria. Pero esto muere al final de nuestra vida con la muerte del cuerpo. Más allá, en una dimensión más sutil, se encuentra la octava consciencia, la Consciencia Alaya. que es la consciencia colectiva de todas nuestras vidas pasadas, pero como es el Repositorio de la Consciencia Colectiva, contiene igualmente Karmas de las vidas pasadas, presentes e incluso futuras de todos los seres. Es aquí que nuestras acciones se almacenan como reacciones o semillas esperando las causas y condiciones necesarias para manifestarse en esta vida o en una próxima. Finalmente, trascendiendo estas primeras ocho consciencias, se encuentra la novena consciencia, la Consciencia Amala o Universal, que es la base de la Mente Universal o la Budeidad; la Energía de la cual emana todo y todos los seres en el Cosmos. Este es el Espíritu del Buda en todos los seres y el Cosmos, la Naturaleza Búdica; el Verdadero Ser. Esto es explicado por el Buda en el Sutra del Nirvana.
Ahora, regresando al Sutra del No-Ser. El Buda se dirije a sus discípulos y les dice, resumiendo todo lo que les ha predicado hasta el momento en los últimos dos sermones:
"Por lo tanto aquí, oh monjes, cualquier materia pasada, futura o presente, interna o externa, basta o sutil, inferior o superior, distante o cercana, toda la materia debe ser considerada con recto entendimiento de acuerdo con la realidad: ’Esto no es mío, esto no soy yo, esto no es mi alma’."
La materia, compuesta de los primeros Cinco de los Seis Elementos, como hemos visto, no se crea ni se destruye, sino que se transforma; evoluciona. Pero no podemos encontrar nada en nuestro cuerpo y materia que sea eterno, separado e impermanente, sino que es un compuesto de muchos elementos interrelacionados e interconectados con los otros Skandhas y el medio ambiente. Por ello, no podemos identificarnos mucho con el mismo y considerarlo nuestro Ser. Esto no significa que el Budismo niege la importancia del cuerpo. Por el contrario, el Budismo le pide a sus adhrentes que cuiden propiamente de sus cuerpos pues son su vehículo en el mundo; el mismo es necesario para nuestro desarrollo espiritual al Despertar.
Sobre el cuidado de uno mismo, en el Canon Budista, en el Sutra del Nirvana, leemos: "El que escucha las Enseñanzas del Buda sabe que el cuerpo es mutable, que es la fuente de los sufrimientos y el origen del mal, y por eso no siente apego al cuerpo." Esto nos recuerda que el cuerpo, al ser parte de este mundo, es impermanente, y por ello, está sujeto al cambio, la enfermedad, la vejez y la muerte. Es por ello que debemos de desapegarnos del mismo, no para abandonarlo o descuidarlo, sino para que no sea una fuente de sufrimiento. Dado a que el mismo está sujeto al cambio y es impermanente, debemos cuidarlo. El Buda nos dice: "Sin embargo, al mismo tiempo, mantiene con gran cuidado el cuerpo, no para el placer, sino para lograr el Camino y transmitirlo. Si no guardáis vuestro cuerpo, no podréis conservar la vida que tenéis. Si no tenéis vida no podréis recibir la Enseñanza y llevarla a la práctica, ni tampoco podréis propagarla." Nuestros cuerpos son los vehículos de nuestra alma en este mundo, y con el mismo, es que podemos alcanzar el Despertar. "El que pretende cruzar el río guarda con cuidado su balsa, el que viaja guarda con cuidado su caballo, así, de igual forma, el que escucha el Dharma debe guardar su cuerpo con cuidado."
Ahora, el Buda igualmente nos dice cómo debemos vivir en el mundo. En el Sutra del Nirvana, el Buda nos dice: "El que cree en el Buda debe vestirse para protegerse del frío y del calor y para cubrir su vergüenza, y no en vista de decoro. Debe comer para nutrir y mantener el cuerpo, a fin de poder recibir y predicar las Enseñanzas, y no por gula. Del mismo modo, el vivir en una casa no debe ser para el cuerpo ni para la vanidad. El creyente debe vivir en la casa de la Iluminación para protegerse de las pasiones terrenales y de la lluvia y el viento de las malas enseñanzas. Pensad que nada es para el cuerpo. No seáis arrogantes con los seres. Todo ha de hacerse para los seres, para el Dharma y para el Despertar." Aquí el Buda no condena los placeres, pues después de todo, eso sería un extremo, y el Budismo predica el Camino Medio. Lo que el Buda nos trata de decir es que debemos de velar por adquirir lo necesario para vivir. En la escala de valores y necesidades, las necesidades primarias o fisiológicas son las cosas necesarias para nuestra supervivencia, como el cuidado y la alimentación, seguidas por las de seguridad, como la ropa y el albergue. Es por ello que el Buda nos pide que velemos por saciar nuestras necesidades fisiológicas primero, pues estas son necesarias para poder tan siquiera pensar en satisfacer otras necesiades como las emocionales e intelectuales, por no hablar de nuestro Despertar. Pero todas estas necesidades deben de satisfacerse con moderación, sabiendo que las mismas son necesarias para poder continuar nuestra labor del Bodhisattva en el mundo y alcanzar nuestra Budeidad.
El Buda ahora le reitera a sus discípulos que, así como no somos nuestro cuerpo, tampoco somos nuestros sentimientos, voliciones, ni pensamientos, pues son impermanentes y están sujetos al cambio. De todos nuestros agregados, solo somos la Consciencia Universal.
"Cualquier sensación pasada, futura o presente, interna o externa, basta o sutil, inferior o superior, distante o cercana, toda la sensación debe ser considerada con recto entendimiento de acuerdo con la realidad: ’Esto no es mío, esto no soy yo, esto no es mi alma’.
“Cualquier percepción pasada, futura o presente, interna o externa, basta o sutil, inferior o superior, distante o cercana, toda la percepción debe ser considerada con recto entendimiento de acuerdo con la realidad: ’Esto no es mío, esto no soy yo, esto no es mi alma’.
"Cualesquiera formaciones pasadas, futuras o presentes, internas o externas, bastas o sutiles, inferiores o superiores, distantes o cercanas, todas las formaciones deben ser consideradas con recto entendimiento de acuerdo con la realidad: ’Esto no es mío, esto no soy yo, esto no es mi alma’.
"Cualquier conciencia pasada, futura o presente, interna o externa, basta o sutil, inferior o superior, distante o cercana, toda la conciencia debe ser considerada con recto entendimiento de acuerdo con la realidad: ’Esto no es mío, esto no soy yo, esto no es mi alma’.
"Comprendiendo así, oh monjes, el instruido noble discípulo siente hastío de la materia, siente también hastío de la sensación, siente también hastío de la percepción, siente también hastío de las formaciones y siente también hastío de la conciencia. Sintiendo hastío, se desapega; con la liberación del apego surge el conocimiento: ‘Estoy liberado.’ Y comprende: ‘no hay más nacimiento; la vida noble ha sido vivida; se ha hecho lo que se debía hacer; no hay otra existencia."
En este Sutra, el Buda nos dice que no podemos apegarnos a nuestras nociones erróneas del cuerpo, ni al mismo, pues no somos nuestro cuerpo, ni nuestras emociones, ni nuestros pensamientos ni nuestras voliciones y consciencias falsas, sino que somos mucho más. El cuerpo, las emociones, pensamientos y voliciones cambian, se transforman, y con la muerte, se disuelven. Lo que renace posteriormente no somos exactamente nosotros.
Al momento de la muerte, como vimos, los Cinco Agregados se disuelven quedando solo los niveles sutiles de la mente (octava consciencia) y somos movidos involuntariamente (en la vasta mayoría de los casos) a la próxima vida, luego del Bardo (49 días, donde tendremos poca o ninguna forma de realizar cambios), de acuerdo con nuestro Karma y patrones habituales. Igual que con la manifestación del Karma, al momento de la muerte, nuestro renacimiento será determinado, independientemente de nuestro estado mental, es el de mayor intención que más concuerda con nuestro patron habitual mental. Si no, de haber varios, se produce el que más tomó tiempo generar o el que más sea habitual. Si no, se manifiesta el que más tenga un efecto (pesado). Si no, el más reciente. Si no, el Karma Completado con la mayor motivación. De todos los factores anteriores ser iguales, o si nuestro estado mental al momento de la muerte no es poderoso, nuestro renacimiento dependerá del Karma previo más cercano al estado mental al momento de la muerte. La excepción a esto es el Renacimiento en una Tierra Pura, como la Tierra Pura de la Bienaventuranza del Buda Amida (de acuerdo con nuestra práctica y la Gracia del Buda Amida), y el mérito generado por nuestra prática y la Gracia de los Budas, o los méritos generados por nuestros descendientes y relativos (o el Servicio Memorial durante el Bardo) tras la muerte, o el poder de nuestro Votos del Bodhisattva, así como de nuestros méritos y virtudes, donde podemos Renacer en Tierras Puras o a voluntad en los Seis Reinos del Samsara para continuar nuestra labor salvífica para con todos los seres sintientes.
Es por esto que el Budismo cree en el "renacimiento", diferente a la "reencarnación". En el renacimiento, lo que renace es el Karma, no el Ser. En la reencarnación, es el mismo Atman o Ser, indpendente y separado del Todo, lo que reencarna, como uno se despoja de una vieja ropa para ponerse otra. En el Budismo, la Naturaleza Búdica - el Espíritu del Buda - renace, pero nunca estuvo separado del Cuerpo del Dharma, del Dharmakaya o Buda Eterno, así como una ola nunca estuvo separada del agua del mar. Por ello, en el Budismo, no hay un Ser o Alma que reencarne o renazca. Nuestra vida se vuelve una con la Vida Eterna del Buda, que vuelve a aparecer de acuerdo con las causas y condiciones de nuestro Karma en una existencia futura, pero no somos nuestro "yo".
Este fue un sermón sumamente importante para sus discípulos, pues hasta el momento, sus mentes se habían sobre-indentificado con sus cuerpos, sus emociones y sus pensamientos, y para poder trascender la dualidad y el mundo, debemos de desapegarnos parcialmente (como una etapa, un medio hábil) de los mismos, para poder entrenar la mente, y verlos de otra manera. Todos los Sutras Agamas fueron predicados por el Buda, por 12 años, para permitirles a sus discípulos desapegarse de sus nociones erróneas y permitirles ver la vida de otra manera, para ver la Verdadera Naturaleza de la Realidad. Pero esto no es algo que podamos experimentar sin estar preparados. Es por eso que el Sutra concluye con las palabras:
"Esto dijo el Buda. Los cinco monjes se regocijaron de las palabras del Buda. Durante la exposición del discurso las mentes de los monjes del grupo de los cinco se liberaron de las corrupciones por el no apego."
Como vimos en este Sutra, el Buda no niega explíctamente la existencia del Alma, del Atman, sino que les dice a sus discípulos que el Alma no se encuentra en el cuerpo, ni en las emociones, ni en los pensamientos, ni en nuestras voliciones, ni siquiera se encuentra en nuestra mente y experiencias (como la Consciencia Alaya), sino debajo de todas ellas, en la Consciencia Universal (Amala), su Espíritu en nosotros, nuestra Naturaleza Búdica. La doctrna del No-Ser fue predicada como un medio hábil para poder convertir a los seres sintientes. Como nos dice el Buda en el Sutra del No Incremento ni Decremento:
"Para refutar las nociones falsas del Ser del mundo, prediqué la doctrina de la ausencia del Ser. Si no hubiera enseñado de esta manera, ¿cómo alguien hubiera aceptado la enseñanza del Dharma del Buda, si se parecía parcialmente a las de los externalistas? Cuando el Buda predica sobre el No-Ser, los seres se asombran al escuchar algo nunca antes escuchado y vienen a donde el Buda quien, por muchos métodos, los lleva al Dharma del Buda. Habiendo entrado en la Enseñanza del Buda, su fe incrementa, se vuelven más diligentes, aprenden sobre la Vacuidad, y solo entonces les predico sobre la existencia de la tranquila y calma liberación que tiene forma".
Con este Sutra, el Buda les permitió a sus discípulos (y los devotos en los siglos posteriores), no negar el Alma (como muchos budistas errónea y militantemente creen), sino las nociones falsas de la misma. En otro Sutra Agama del mismo nombre, vemos lo siguiente:
"Entonces el Errante, Vacchagotta, vino a visitar al Buda, y al llegar a él, lo saludó cortésmente, y después del intercambio de cortesías se sentó a un lado. Así sentado, el Errante, Vacchagotta, le dijo al Buda: 'Ahora, maestro Gautama, ¿Existe un ser?' Ante estas palabras el Buda guardó silencio. 'Entonces, maestro Gautama, ¿No existe un ser?' Por segunda vez también el Buda guardó silencio. Entonces Vacchagotta el Errante se levantó de su asiento y se fue.
"Ahora, poco después de la partida de Vacchagotta, el venerable Ānanda le dijo al Buda: '¿Cómo es, señor, que el Bendito no dio respuesta a la pregunta de Vacchagotta el Errante?' El Buda le contestó: 'Si, Ānanda, cuando el Errante me preguntó: '¿Existe un ser?', yo le hubiera respondido positivamente, entonces, Ānanda, eso sería afirmar la creencia de los reclusos y brahmanes que son eternaistas. Pero si, Ānanda, le hubiera respondido en la negativa, estaría poniéndome del lado con esos reclusos y brahmanes que son nihilistas."
En ambos sermones, el Buda no niega la existencia de un Alma, sino que nos dice que no es como la describen los no-budistas. Por ejemplo, una clase de textos que usaban los Srhamanas en el tiempo del Buda eran los Upanishads, los cuales describen el Ser o el Atman (Alma), en formas que se asemejan a la noción budista del Ser, pero de forma errónea. En ciertos Upanishads, como en el Svetashvatara Upanishad, el Katha Upanishad y el Chandogya Upanishad, el Ser (Atman) es descrito como del tamaño de un pulgar, o una semilla de mostaza, pero el Verdadero Ser en el Budismo no reside en ninguna parte particular del cuerpo (yo escribo que reside en el corazón de los seres de forma metafórica), ni es individual, sino que es un con la novena consciencia, la Consciencia Amala o Universal, y es una con todos los seres y el Cosmos. Esto es explicado por el Buda con más detalle en el Sutra del Tathagatagarbha, el Sutra del Rugido de León de la Reina de Srimala, y el Sutra de Angulimala.
Como podemos apreciar, la doctrina budista del Alma es, como la doctrina predicada por el Buda en el sermón anterior, el Camino Medio entre el eternalismo y el nihilismo. El Alma Budista es eterna (pues es una con la Vida Eterna del Buda Eterno), pero es impermanente (en los seres sintientes); es una (con el Buda Eterno y todos los seres), pero es individual (temporeramente, en el caso de los seres sintientes); está interconectada con todo (pues es una con la Unidad Fundamental y todos los seres en el Espíritu del Buda), pero es separada (pues se percibe de forma dualista e individual gracias a la séptima consciencia).
El Verdadero Alma en el Budismo es el Espíritu del Buda en todos los seres, su Naturaleza Búdica. Sin embargo, el Buda, en los Sutras Agamas o Preparatorios, no revela esto, pues su meta era primero permitirles a sus discípulos decartar todas sus ilusiones y visiones erróneas, para abrir sus mentes y corazones, y hacerlos receptivos a la Verdad, la cual - en el caso del Ser - es revelada en el Sutra del Nirvana, su último sermón en la Tierra. Como nos dice el Buda en el Sutra del Nirvana:
"Para descartar las visiones y convertir a los de otras religiones, predico que no existe el Ser, el Atman, el Sattva, el Jiva, o el Pungala. Las enseñanzas de los externalistas (no-budistas) - de que existe el Ser - son falsas...dado a que el Verdadero Ser no es como lo ven las personas del mundo, el Buda predicó que no existe el Ser (Alma). Cuando vuelve a predicar sobre el Ser y su existencia, es como el buen doctor que conoce la medicina correcta.
"Sepan que el Ser, el Alma, es real; el Ser es permanente, y no está sujeto al cambio y la destrucción. El Ser tiene buenas cualidades. Así como un buen médico prescribe la medicina correcta, el Buda igualmente predica el Verdadero Dharma para el beneficio de todos los seres. Todos los seres deben aceptar esta enseñanza".
Aunque las nociones del Ser de otras religiones son erróneas, contienen algo de verdad; son parcialmente erróneas. Es por eso que algunas nociones del Ser de otras religiones (especialmente indias) se asemejan a la del Budismo. Esto es porque: (1) otras religiones y movimientos, como el Advaita Vedanta, se apropiaron de muchos elementos budistas que presentaron como propios; y (2) incluso esas otras nociones parcialmente correctas del Ser de otras religiones y filosofías religiosas fueron predicadas por aspectos hábiles del Buda Eterno y sus Bodhisattvas. Como nos dice el Buda en el Sutra del Nirvana: "Si una persona mundana (de otra religión) expone una noción del Ser que se acorde con el Dharma, debes saber que esa persona es más allá que solo mundana; en todas esas ocasiones son la emanación de un Bodhisattva manifestándose como un no-Bodhisattva".
En otras palabras, el Buda Eterno y sus Bodhisattvas habían aparecido antes de su Aparición y Revelación en el mundo, usando diferentes formas y nombres en diferentes eras, para preparar el terreno, el mundo - las mentes y corazones de los seres - para su futuro Advenimiento.
No obstante, muchos budistas erróneamente (apegados a sus visiones erróneas del Ser y del Budismo) pueden argumentar que la Naturaleza Búdica no es el Ser; no es el Alma Budista, pero esto solo refleja que están en las garras de Mara. El Buda mismo no deja duda en el Sutra del Nirvana, cuando dice: "Yo no predico que los seres no poseen un Ser (Alma), sino que predico constantemente que poseen la Naturaleza Búdica. ¿No es la Naturaleza Búdica el Ser? Si no, hubiera predicado una doctrina nihilista". Esto es tocado en El Buda es Vida Eterna: El Ultimo Sermón del Buda en el Mundo - Las Enseñanzas del Sutra del Nirvana (Hikari Publishing, 2022).
Esta es la Verdadera Palabra del Buda; la verdadera enseñanza budista sobre el Alma, el Verdadero Ser. Como nos dijo el Buda en su sermón final, es sus últimas palabras, si alguien no acepta estas enseñanzas, su Verdadero Dharma, no son budistas.