Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Tendai-shu 天台宗) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


domingo, 14 de abril de 2024

Joyas de la Tesorería del Dharma: La Sabiduría del Maestro Ippen - Aplicando el Dharma a la Vida Diaria

 


Uno de los monjes budistas más imfuenciantes en la vida del Santo Ippen fue Kuya. El Maestro Kuya (903-972) fue otro maestro Tierra Pura dentro de la escuela Tendai quien vivió durante el medioevo japonés que predicaba el Evangelio del Buda Amida entre la gente común, mientras recitaba el Nembutsu, a veces bailando, en lo que se llamó posteriormente el Odori Nembutsu. Kuya es igualmente considerado un Santo o Shonin en la historia budista japonesa, y se le atribuyen muchos milagros, sobre todo, relacionados con llevar a toda clases de personas a la fe en el Buda.

El Santo Ippen hace referencia a Luya en muchas de sus enseñanzas. Entre ellas, leemos la siguiente enseñanza recibida directamente de Kuya por Ippen, donde vemos cómo la espiritualidad budista debe ser natural, pues el trabajo incansable del Buda en nosotros es natural, pues el Buda es infinita Misericordia y Amor. Ippen nos dice siguiente:

"[El Maestro] Kuya dijo: 'Como la mente no tiene nada atado, al ponerse el Sol me detengo; como no hay morada fija para el cuerpo, al amanecer me voy. Gruesa es la túnica de la humildad, por eso los palos, las tejas y las piedras no le hacen daño; y de largo alcance es la morada de la compasión, para que ningún abuso o calumnia llegue a los oídos. Dado que el Samadhi que practico consiste en dejarlo todo en mis labios, incluso el mercado es mi sala de práctica. Dado que la visión del Buda que busco surge en respuesta a la expresión [del Nembutsu], mi respiración misma es un rosario (Juzu). Noche tras noche espero la venida del Buda, y amanecer tras amanecer me alegro de que el fin se haya acercado. Al destino encomiendo mis actos, palabras y pensamientos, y al Bodhi (Despertar) entrego las cuatro formas de comportamiento'.

"Además Kuya dijo: 'Cuando uno busca fama y tiene seguidores, el cuerpo se cansa y la mente también; cuando uno adquiere méritos y practica buenas acciones, las ambiciones aumentan. Nada es comparable a estar completamente solitario, ajeno al mundo exterior; nada se compara con recitar el Nombre Sagrado y desechar las innumerables preocupaciones. El ermitaño que vive recluido se alegra de su pobreza; el habitante de una habitación tranquila para la meditación y la contemplación se convierte en un compañero de tranquilidad. La ropa de cáñamo y la ropa de cama de papel son túnicas de pureza y se encuentran fácilmente, y no hay por qué temer en absoluto a los ladrones'."

Estas enseñanzas doradas recibidas de la boca santa de Kuya dejaron una gran marca en el corazón de Ippen, quien vivió poniéndolas en práctica toda su vida. Ippen, siguiendo estas palabras del Dharma, abandonó su vida en las montañas y prados y encontró su refugio donde el viento y las nubes lo guiaban, y aunque tenía seguidores según se presentaban las ocasiones, en su corazón estaba muy alejado de todos los enredos. No poseía ni una moneda de dinero; ningún paño de seda tocó su piel. Nunca tomó objetos de oro o plata en la mano y se abstuvo estrictamente de licor, carne y los cinco sabores prohibidos, puliendo así las joyas de los Diez Preceptos Mayores del Bodhisattva estipulados en el Sutra de la Red de Brahma, como un monje Tendai de su tiempo. Pero lo ue caracterizó a Ippen no fue su ascetismo, sino su corazón, el cual entregó completamente como ofrenda a los Budas para que, a través de él, canalizaran su Gran Compasión, Misericordia y Amor por todos los seres, usando su boca para predicar el Dharma, y sus manos para salvara a incontables seres sintientes, en vida, y aún ahora tras su muerte. Ippen es así uno de los mejores ejemplos del Dharma Viviente.

A veces nos preguntamos mil y unas veces: ¿Cómo mejor puedo poner el Dharma en práctica? Esta pregunta, si bien bien intencionada e importante, refleja un periodo particular (o una serie de periodos cíclicos) en nuestro Camino Budista, donde tendemos a ver la práctica como alguo distanciado o separado de la vida diaria. ¿Cuándo debemos practicar, sobre todo, cuando no tenemos mucho tiempo? Ippen nos dice que Kuya nos exhorta a practicar todo el día, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Durante todo el día, debemos de vivir con consciencia y humildad, agradecidos por cómo la vida y el trabajo de incontables seres nutren y sostienen nuestras vidas, desde los alimentos que comemos, hasta las ropas que vestimos, nuestras vidas están infinitamente interconectadas con el Universo y con todos los seres. Igualmente, debemos de tener una inmensurable compasión como túnica, para poder predicar el Dharma con nuestros pensmaientos, palabras y acciones, siendo Bodhisattvas, Hijos del Buda, en la vida de nuestra familia y todos los seres con los que interactuamos. 

Existen infinitas formas de practicar la Meditación en la vida diaria, así como el Nembutsu, la recitación sacra del Nombre Sagrado del Buda Amida. No necesitamos nada especial, nuestra respiración es el hilo de consciencia; la recitación silente de agradecimiento al Buda Amida por la Vida y su Regalo de Salvación. Así, nuestra respiración es un Rosario (Juzu). Cada vez que sentimos que sirge el Nembutsu dentro de nosotros, es la Llegada del Buda Amida y nuestro Renacimiento en la Tierra Pura en el Eterno Presente, inundándonos de paz, alegría y armonía. 

Aún cuando vivamos en medio de una bulliciosa ciudad, podemos ser como hermosos lotos blancos que no se manchan con el sucio del lodo a su alrededor, y con nuestros pensamientos, palabras y acciones, podemso ir purificando nuestro ambiente, transformándolo, en la Tierra Pura de la Luz Serena. Que nuestras vidas puedan ser una ofrenda y una oración constante al Buda Eterno, Amida.