La Escuela del Loto Reformada es confesionalmente Monobudista. ¿Qué es el Monobudismo? De acuerdo con la definición doctrinal de la Escuela del Loto Reformada, el Monobudismo, el corazón de nuestra confesión, significa que solo hay un Buda Eterno, fundamento, fuente y plenitud de todos los Budas y Bodhisattvas Trascendentes. Ese Único —el Buda Eterno del Sutra del Loto (cap. 16), el Señor de la Luz del Avatamsaka, el Mahavairocana de los textos esotéricos— no divide su ser para obrar; obra sin dividirse, manifestándose en multiplicidad de nombres, funciones y ministerios según las facultades de los seres. Así, lo múltiple no compite con la unidad; la sirve. Y toda Budofanía, lejos de sumar "deidades", es una sola Voz que resuena con acentos diversos. Veamos entonces, en una sola frase, la definición que guía nuestra Escuela:
Monobudismo es el dogma que confiesa un solo Buda Eterno —Dharmakaya Viviente— que predica sin cesar y cuya Mente Iluminada se refracta en todos los Budas y Bodhisattvas Trascendentes como fascetas ministeriales al servicio del Vehículo Único (Ekayana) para la salvación universal.
En el lenguaje de nuestros Maestros, los Tres Cuerpos (Dharmakaya, Sambhogakaya, Nirmanakaya) no son tres sustancias, sino tres perspectivas de la misma Realidad. El Monobudismo asume la clasificación Tendai como pedagogía providente: el Dharma es uno y eterno, pero se despliega gradualmente (Cinco Periodos y Ocho Enseñanzas) hasta su clímax en el Sutra del Loto, donde el Buda revela su eternidad y declara que "no cesa jamás de enseñar". La Escuela del Loto Reformada reconoce en esta pedagogía un Plan Dhármico de Salvación: una sola Voz que, a través de etapas, despierta a todos al Vehículo Único. El Monobudismo no es un monismo frío ni impersonal. Es Unidad personal-compasiva: la Realidad Última ama, enseña, actúa. La unidad aquí no aplasta la historia; la fecunda. No cancela la pluralidad; la armoniza. Si el monismo suele callar, el Monobudismo canta. Esto es sustentado por los Sutras, los Shastras y los Tratados de los Grandes Maestros de la Tradición del Loto de la India, China y Japón.
En la vasta Tesorería del Dharma de la Tradición del Loto, encontramos un breve texto compuesto por el Gran Maestro Ennin (Jikaku Daishi 794–864), gran exégeta del Budismo Tendai y sucesor del Gran Maestro Saicho en el Monte Hiei, titulado "Shingon Shoritsu Sanjin Mondo", que se puede traducir como "Tratado de Preguntas y Respeustas sobre los Tres Cuerpos del Buda según el Budismo Esotérico (Shingon)". Este breve tratado constituye una de las obras menores pero sumamente significativas del Gran Maestro Ennin. Ennin fue discípulo directo del Gran Maestro Saicho, fundador de la Escuela Tendai en Japón, y se convirtió en uno de sus sucesores más influyentes, tanto por su labor organizativa en el Monte Hiei como por su decisiva incorporación de doctrinas y prácticas esotéricas (Mikkyo) de origen Shingon (Vajrayana). Durante sus nueve años de viaje por China (838–847), Ennin recibió directamente transmisiones completas tanto del Budismo Tendai como del Esoterismo Shingon, lo cual le permitió desarrollar un sistema en el que la herencia Tendai y el Esoterismo se unificaban en una síntesis doctrinal de gran originalidad.
Los Unidad de los Tres Cuerpos del Buda
El texto que nos ocupa se inscribe dentro de este esfuerzo por clarificar y transmitir las enseñanzas esotéricas en un marco de reflexión doctrinal. En forma de preguntas y respuestas ("Mondo"), se aborda aquí un tema de capital importancia en la Budología: la naturaleza de los Tres Cuerpos del Buda (Trikaya - Sanjin), especialmente desde la perspectiva esotérica. Desde los primeros desarrollos del Mahayana, la doctrina de los Tres Cuerpos –Dharmakaya (Cuerpo del Dharma), Sambhogakaya (Cuerpo de Retribución o Emanación) y Nirmanakaya (Cuerpo de Transformación o Encarnación)– había sido interpretada como una forma de explicar la presencia múltiple y a la vez unitaria del Buda en el mundo. Sin embargo, la Escuela Shingon (llamando así al Budismo Esotérico en general, no haciendo referencia a la escuela de ese mismo nombre), siguiendo el Sutra de Mahavairocana (Dainichi-kyo) y el Sutra Vajrasekhara (Kongocho-kyo), releyó esta doctrina a la luz de su propia ontología esotérica, situando el Dharmakaya como Realidad Suprema, inmanente y dinámica, capaz de predicar directamente el Dharma a través de los Tres Misterios de Palabra, Acciones y Pensamientos, manifestados ritualísticamente como Mantras, Mudras y Mandalas.
El Shingon Shoritsu Sanjin Mondo refleja este horizonte doctrinal. En él, el Gran Maestro Ennin responde a una serie de objeciones clásicas que surgen cuando se afirma que el Dharmakaya predica. Según la visión exotérica (usada por todas las escuelas budistas no Vajrayana), el Dharmakaya es principio inmutable, silencioso y trascendente, que no interviene directamente en la enseñanza, delegando esta función en los otros dos cuerpos. En cambio, en la visión esotérica defendida por Ennin, el Dharmakaya –identificado con el Buda Mahavairocana (Dainichi Nyorai)– no solo es el fundamento ontológico de todos los Budas, sino que es él mismo quien predica a los seres en todos los tiempos y lugares, mediante la irradiación de su luz y el despliegue de los Mantras.
Este desplazamiento doctrinal es de gran trascendencia. Con él, Ennin no solo se mantiene fiel a la enseñanza esotérica recibida en China, sino que también busca integrarla con la tradición Tendai heredada de Saicho. El Dharmakaya ya no es un principio abstracto y lejano, sino un principio iluminador que, en su inseparabilidad de calma y claridad, se comunica incesantemente. De este modo, se supera la aparente paradoja entre la inmutabilidad del principio y la actividad compasiva de la enseñanza: ambas se concilian en la doctrina de que "calma e iluminación no son dos".
En la Tradición Budista clásica, los Tres Cuerpos fueron interpretados como modos diferentes de la Presencia del Buda en relación con los practicantes. Esta es la perspectiva que Ennin denomina "según las facultades": es decir, una visión que responde a las distintas capacidades de percepción de los seres sintientes.
- El Dharmakaya, en este marco, es la Realidad Universal, el Principio Fundamental que se extiende por todo el Reino del Dharma (Dharmadhatu).
- El Sambhogakaya, o Cuerpo de Recompensa, se presenta como la manifestación gloriosa del Buda para los grandes Bodhisattvas, pero su alcance puede ser concebido como limitado o condicionado según el grado de práctica de los seres.
- El Nirmaṇakaya, o Cuerpo de Transformación, se limita a aparecer en un mundo concreto, adaptándose a las condiciones históricas y culturales de los seres a los que instruye.
Ennin, siguiendo aquí el Tratado sobre la Tierra del Buda (Buddhabhumi-Shastra), explica con precisión que incluso el Cuerpo de Recompensa tiene dos modalidades:
- El Cuerpo de Recompensa Propio, en el cual el Buda disfruta eternamente de la bienaventuranza del Dharma, más allá del acceso directo de los Bodhisattvas.
- El Cuerpo de Recompensa para Otros, en el cual el Buda se manifiesta para que los Bodhisattvas de las Diez Etapas reciban gozo del Dharma y avancen en la práctica.
Esta concepción corresponde a lo que Ennin llama la enseñanza exotérica (Kengyo), pues concibe a los Tres Cuerpos como diferenciados y graduados, de acuerdo con las capacidades de quienes los contemplan.
La Predicación Incesante del Dharmakaya
La gran aportación del Esoterismo, y lo que constituye el núcleo del tratado de Ennin, es la afirmación de que los Tres Cuerpos son, en realidad, uno e inseparable dentro del principio mismo. Esto significa que no son meras adaptaciones pedagógicas, sino que todos ellos se encuentran ya plenamente integrados en el Dharmakaya, que es Mahavairocana, el Buda Eterno. En este nivel, el Dharmakaya no es solo un principio abstracto, sino Presencia Iluminadora que predica en cada instante. El Sambhogakaya y el Nirmanakaya no son realidades separadas, sino que se comprenden como expresiones del mismo Dharmakaya actuando en el Reino del Dharma. No hay jerarquía entre los Tres Cuerpos: todos son "iguales en esencia" y "sin diferencias de aspecto", como afirma el Sutra de las Seis Perfecciones.
El ejemplo que usa Ennin es elocuente: así como la luz y el oro no se separan, así también la calma y la iluminación no son dos, y por ello el Dharmakaya predica. Esta enseñanza esotérica revela que el Buda eterno no está en silencio ni ausente, sino que continuamente se comunica a través de Mantras (todos los sonidos), Mudras (todas las formas y acciones) y Mandalas (todos los pensamientos), siendo el universo mismo su predicación.
Esta distinción entre Tres Cuerpos según las facultades y Tres Cuerpos dentro del principio no es solo una sutileza filosófica, sino una piedra angular de la Budología esotérica. Ennin la emplea para mostrar que la enseñanza exotérica, al colocar la predicación del Buda fuera del principio, cae en un límite: no puede explicar cómo la Realidad Ultima ilumina efectivamente a los seres. En cambio, el Esoterismo, al situar la actividad compasiva dentro del principio mismo, garantiza que la Iluminación es universal, incesante e inmediata.
La Síntesis Tendai-Shingon de Ennin
El Gran Maestro Ennin se distingue de sus contemporáneos por haber intentado una verdadera síntesis doctrinal entre el Budismo Tiantai (Tendai en Japón) heredado de Saicho y las prácticas y visiones esotéricas aprendidas en China (Shingon). Saicho había abierto ya la posibilidad de esta integración, pero no tuvo tiempo ni recursos para consolidarla. Fue Ennin quien, tras su extenso viaje de estudio en China, introdujo una comprensión más amplia de la práctica esotérica y de su articulación doctrinal con la tradición del Sutra del Loto.
El Shingon Shoritsu Sanjin Mondo es un testimonio claro de esta síntesis. A primera vista, se trata de un tratado Shingon que responde a cuestiones técnicas sobre los Tres Cuerpos del Buda. Sin embargo, su trasfondo revela la preocupación más profunda de Ennin: cómo integrar la visión de un Buda trascendente, central en la tradición Tendai, con la inmanencia activa del Buda Mahavairocana esotérico. Esta integración permitía a los discípulos del Monte Hiei comprender que no existía contradicción entre afirmar la eternidad del Buda del Sutra del Loto y reconocer la predicación constante del Dharmakaya en el Esoterismo.
La afirmación de que el Dharmakaya predica directamente el Dharma es uno de los elementos más originales y revolucionarios de la tradición esotérica. En el marco exotérico, la inmutabilidad del Dharmakaya lo hacía inaccesible, y su función se reducía a ser el fundamento de los otros cuerpos. Ennin, recogiendo la herencia de los Sutras Esotéricos, proclama en este tratado que el Dharmakaya no es solo inmutable, sino también activamente iluminador. Así, Mahavairocana no permanece en un silencio distante, sino que se expresa en cada Palabra o Mantra, en cada Acción y Forma o Mudra, en cada configuración del Pensamiento o Mandala. El Cosmos entero, desde esta perspectiva, es sermón constante del Dharmakaya. Por eso Ennin insiste en que calma e iluminación no son dos: la quietud del principio no se opone a la dinámica de la predicación, sino que son aspectos inseparables de una misma Realidad.
En el marco doctrinal de la Escuela del Loto Reformada, Heredera Tendai en el mundo hispano, esta visión del Gran Maestro Ennin encuentra un eco particular. Para nuestra tradición, el Buda Eterno del Sutra del Loto no es un Buda que predicó en el pasado remoto y luego se ocultó, sino la manifestación viviente del Dharmakaya que se comunica constantemente. El lenguaje de los Mantras y los Mudras esotéricos, que Ennin defiende como expresión directa de la voz del Dharmakaya, puede ser entendido como prolongación del principio que el Sutra del Loto proclama: que la predicación del Buda nunca cesa y que su vida es inconmensurable. De este modo, el Shingon Shoritsu Sanjin Mondo anticipa una línea de interpretación que armoniza con la confesión de fe de la Escuela del Loto Reformada: la unidad del Buda Eterno y la predicación constante del Dharma -el Monobudismo. Para nosotros, este texto de Ennin se convierte no solo en un documento histórico, sino en una pieza doctrinal que confirma que la Iluminación Original del Dharmakaya no puede separarse de su actividad de enseñanza.
Preguntas y Respuestas sobre los Tres Cuerpos según la Escuela Shingon
Compuesto por el Gran Maestro Ennin (Jukaku Daishi)
Pregunta: El Buda posee tres cuerpos. En este Sutra de Mahavairocana (y en todos los Sutras), ¿cuál de estos cuerpos predica?
Respuesta: Es el Dharmakaya Mahavairocana quien predica.
Pregunta: Este Dharmakaya, dentro de la unidad de principio y sabiduría, ¿qué cuerpo se considera que es?
Respuesta: Es el Tathagata, Dharmakaya de la Sabiduría, en el cual principio y sabiduría no son dos.
Pregunta: Si el Dharmakaya no-dos de principio y sabiduría, en su unión misteriosa, mora siempre constante y no predica la enseñanza, ¿por qué ahora predica la enseñanza?
Respuesta: Decir que el Dharmakaya como principio esencial permanece constante y no predica la enseñanza es lo que se afirma para las facultades más superficiales y se denomina doctrina exotérica. Pero que el Dharmakaya sea capaz de predicar para los seres es lo que se afirma para las facultades profundas y secretas, y se denomina doctrina esotérica.
Pregunta: ¿Qué pruebas hay para sostener que el Dharmakaya, en el que principio y sabiduría no son dos, predica la enseñanza?
Respuesta: Este sutra dice: “En aquel momento, el Tathagata Vairocana habló a Vajrapaṇi”. Y además, en el primer capítulo del Sutra de Mahavairocana se dice: “Vairocana, en todas sus acciones de mente, en todas sus acciones de palabra, en todas sus acciones de intención, en todos los lugares y en todos los tiempos, dentro del mundo de los seres sintientes, predica las frases del Camino del Mantra”. Por esto se sabe que es el Dharmakaya no-dos de principio y sabiduría quien predica.
Pregunta: Cuando se dice que el Dharmakaya predica, ¿significa que el principio mismo esencial es quien predica, o que el Dharmakaya predica a través de la sabiduría?
Respuesta: Ambos sentidos son aceptables. ¿Por qué? Porque el principio esencial siempre ilumina en tanto que sabiduría.
Pregunta: En la Verdad Ultima existe el sentido de calma e iluminación. ¿En cuál de estos sentidos se puede decir que predica?
Respuesta: Porque calma e iluminación no son dos, se puede hablar de predicación. Es como la luz dorada que brilla sin ser separada de aquello que la produce.
Pregunta: Cuando se dice que el principio esencial ilumina siempre, y que esto se llama la predicación del Dharmakaya, ¿respecto al Cuerpo de Recompensa Propio y al Cuerpo de Recompensa para los Demás, a cuál de ellos se refiere este Dharmakaya?
Respuesta: Se refiere a ambos cuerpos.
Pregunta: ¿En qué sentido se los llama “Cuerpo de Recompensa Propio” y “Cuerpo de Recompensa para Otros”?
Respuesta: Cuando uno mismo recibe el gozo del Dharma, se llama Cuerpo de Recompensa Propio. Cuando se hace que otros reciban el gozo del Dharma, se llama Cuerpo de Recompensa para Otros.
Pregunta: Cuando el Cuerpo de Recompensa Propio recibe el gozo del Dharma, ¿predica para otros?
Respuesta: En la posición de recibir el gozo del Dharma por sí mismo, no predica para otros.
Pregunta: Siendo así, si el Cuerpo de Recompensa Propio no predica para otros, ¿por qué ahora se sostiene que el Dharmakaya de principio y sabiduría predica para otros?
Respuesta: Si en la Verdad Ultima hubiera solo el sentido de calma y no el de iluminación, entonces se diría que el Dharmakaya del principio no predica. Pero como en la Verdad Ultima existen ambos sentidos, se dice que el Dharmakaya del principio predica. Así lo afirma el Tratado del Despertar de la Fe: “La Talidad (Tathata) posee dos aspectos: el inmutable y el que responde a las condiciones”.
Pregunta: Si es así, en la enseñanza exotérica también se dice que el Cuerpo de Recompensa Propio no predica, y que es el Cuerpo de Recompensa para Otros quien predica. ¿Qué diferencia hay entonces?
Respuesta: Lo que la enseñanza exotérica establece, acerca de que no se predica o sí se predica, se encuentra fuera del principio; por eso es totalmente diferente de lo que enseña el Esoterismo.
Pregunta: ¿Qué significa que lo que esa enseñanza establece se halle “fuera del principio”?
Respuesta: La intención de esa enseñanza es decir que la Verdadera Naturaleza de la Realidad no produce los dharmas, sino que únicamente sirve de soporte a los dharmas. Afirma que las semillas de la sabiduría del Bodhi se hallan exclusivamente en la Conciencia Alaya. Por lo tanto, lo que establece esa enseñanza se encuentra solamente fuera del principio, y no dentro del principio.
Pregunta: Esa enseñanza también establece que los dharmas no se apartan de la verdad. ¿Por qué se sostiene entonces que no está dentro del principio?
Respuesta: Aunque esa enseñanza afirme que los dharmas no se apartan de la Talidad, solo lo considera como soporte y no como el principio mismo que llega a ser enteramente todos los dharmas. Si se admitiera que la verdad llega a ser plenamente todos los dharmas, entonces la enseñanza de esa escuela, que sostiene que una parte de los seres no puede llegar a la Budeidad, quedaría totalmente refutada. ¿Por qué? Porque el verdadero principio ilumina siempre con la sabiduría de la omnisciencia.
Pregunta: Si se afirma que tanto el Cuerpo de Recompensa Propio como el de Recompensa para Otros son el Dharmakaya, ¿no debería decirse lo mismo del tercer cuerpo, el de Transformación?
Respuesta: En efecto, también debe considerarse como Dharmakaya, y no hay error en ello. ¿Por qué? Porque el Cuerpo de Transformación también se encuentra dentro del principio y actúa en la constante Iluminación.
Pregunta: Si es como se dice, entonces el Buda sería solamente Dharmakaya. ¿Por qué los Sutras y tratados hablan de Tres Cuerpos?
Respuesta: La distinción de los Tres Cuerpos corresponde únicamente a lo que perciben los seres de acuerdo con sus facultades, y no a diferencias reales en el Buda.
Pregunta: Siendo así, en la realidad interior no deberían existir Tres Cuerpos, sino únicamente el Dharmakaya. ¿Cómo se concilia esto?
Respuesta: Aunque se hable de Tres Cuerpos, estos también están dentro del principio. Por eso el Sutra de la Perfección de Sabiduría para los Reyes Benevolentes dice: “La Realidad Verdadera es la Madre de la Sabiduría de todos los Budas, y es la Madre de la Sabiduría Fundamental de todos los seres sintientes. Esta es llamada la esencia de la sabiduría omnisciente. Para los Budas que aún no han alcanzado la Budeidad y para los que la alcanzarán, es la Madre de la Sabiduría. Para los Budas que ya la han realizado, es la Omnisciencia misma. Antes de alcanzarla, se llama ‘naturaleza’; al alcanzarla, se llama ‘sabiduría’”.
Por esto se comprende que los tres Budas son únicamente el Dharmakaya de la Realidad Verdadera que ilumina siempre y que permanece dentro del principio.
Pregunta: Siendo así, ¿en qué se distinguen los Tres Cuerpos “según las facultades de los seres” y los Tres Cuerpos “dentro del principio”?
Respuesta: Si se habla de los Tres Cuerpos según las facultades de los seres, entonces: el Dharmakaya abarca todo el Reino del Dharma; el Cuerpo de Recompensa se extiende o no se extiende; el Cuerpo de Transformación solo corresponde a un mundo particular, etc. Por eso el Tratado sobre la Tierra del Buda dice: “Los Cuerpos de Recompensa se dividen, en resumen, en dos tipos. El primero es el Cuerpo de Recompensa Propio, que es el gozo del Dharma experimentado por los Tathagatas, resultado de las incontables kalpas de práctica de raíces de virtud sin límite. Este se extiende por todo el Reino del Dharma y, desde el inicio de la Budeidad hasta el fin del futuro, continúa sin cambio. Ni siquiera los Bodhisattvas pueden contemplarlo directamente; solo pueden escucharlo. Y porque estas Tierras Puras son inconmensurables, aun cuando los Budas las contemplan, no pueden medir su extensión. El segundo es el Cuerpo de Recompensa para Otros, que los Tathagatas manifiestan para que los Bodhisattvas de las Diez Etapas puedan recibir el gozo del Dharma y avanzar en sus prácticas sublimes. Aparece conforme a lo adecuado: a veces inferior, a veces superior, a veces pequeño, a veces grande, transformándose sin cesar, como las Tierras de Transformación. Estas Tierras Puras, por tener límite, pueden ser medidas por los Bodhisattvas de las Diez Etapas y por los Budas, aunque para los practicantes de etapas previas son inconmensurables. Por esta diferencia entre los dos, se dice que uno es ilimitado e inconmensurable, mientras que el otro, aunque vasto, tiene un límite”.
En cuanto a los Tres Cuerpos “dentro del principio”, los tres abarcan todo el Reino del Dharma sin superior ni inferior. Por eso el Sutra de Mahavairocana dice: “Gracias al Poder de la Gracia de Vairocana Tathagata, se manifiesta la ilimitada tesorería de ornamentos de cuerpos sin fin. De igual manera, se manifiesta la ilimitada tesorería de ornamentos de palabras e intenciones, en perfecta igualdad. No surge del cuerpo, ni de las palabras, ni de la mente del Buda Vairocana; no puede hallarse el límite de su surgimiento ni de su cesación. Y, sin embargo, Vairocana, en todas sus acciones de cuerpo, en todas sus acciones de palabra, en todas sus acciones de mente, en todos los lugares y en todos los tiempos, dentro del mundo de los seres sintientes, predica las frases del Camino del Mantra”.
Y además, el Sutra de las Seis Perfecciones, en el capítulo que distingue los Tres Cuerpos, dice: “Estos Tres Cuerpos son uno en esencia y no tienen diferencias de aspecto”.
Asimismo, en el Texto del Samadhi Secreto se dice: “Las treinta y siete venerables deidades son manifestación y certificación directa del Buda del Dharma. Son la Iluminación Interna del Bodhi, cuya compañía es Vairocana, compartiendo el mismo cuerpo. Todos ellos son vastos como el espacio y abarcan el Reino del Dharma entero”.
De esta manera, se establece que los Tres Cuerpos dentro del principio no están separados ni diferenciados, sino que todos son la Realidad Verdadera del Dharmakaya, que ilumina sin cesar y penetra completamente en el Reino del Dharma.
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La Unidad del Buda y la Predicación del Dharmakaya
En este tratado vemos reflejado el corazón de nuestro dogma —el Monobudismo— y, en su fondo, la vibración incesante del Buda Eterno que, siendo uno, se despliega en infinitas facetas para conducir a los seres a la Otra Orilla de la Iluminación. El Gran Maestro Ennin, con sobriedad de maestro y agudeza de budólogo, afirma que el Dharmakaya predica; y en esa sola frase reconozco la clave de nuestra confesión: si el Dharmakaya es predicador, entonces todos los Budas y Bodhisattvas Trascendentes son acciones del Único, emanaciones de la Mente Iluminada del Eterno, no segundas deidades ni principios paralelos, sino modos del Uno que salva.
En la arquitectura de las tres dimensiones del Cuerpo del Buda (Trikaya) —Dharma, Gozo y Transformación—, Ennin no ve tres sustancias yuxtapuestas, sino una sola Realidad (Talidad) que, por compasión, adopta perspectiva múltiple. Cuando declara que "calma e iluminación no son dos" y, por ello, el Dharmakaya puede enseñar, está disolviendo la falsa oposición entre el principio inmóvil y la actividad misericordiosa. El Uno es siempre dos-en-uno: quietud que es claridad; eternidad que es voz; presencia absoluta que es palabra eficaz. Esta es la gramática del Vehículo Único (Ekayana): el Buda no se divide para obrar, obra sin dividirse.
Desde esta luz, el Sambhogakaya y el Nirmanakaya dejan de ser "otros Budas" para revelarse como funciones pedagógicas del mismo Dharmakaya. Lo que es gozo interior (auto-recepción del Dharma) y lo que es ministerio para los demás (hetero-recepción) son simple y bellamente los dos alientos de una misma respiración. Si el Dharmakaya brilla, entonces ese brillo es ya enseñanza; si enseña, esa enseñanza es ya salvación. Así, lo que el Sutra del Loto expresa poéticamente —"yo no ceso jamás de enseñar" (cap. 16)—, Ennin lo formula ontológicamente: la Talidad (Tathata) no es un fondo inerte, sino claridad operante. Y lo que el Sutra del Nirvana proclama —la Budeidad Innata de todos los seres— encuentra aquí su mecanismo interno: la Iluminación del Uno atraviesa todas las cosas y las hace capaces de resonar con su voz.
Esta es, precisamente, la médula de nuestro Monobudismo en la Escuela del Loto Reformada: un solo Buda Eterno, fuente, medida y fin de todos los Budas. No negamos las multiplicidades; las releemos. Avalokiteshvara/Kannon, Manjushri, Samantabhadra, Maitreya, Amida, Fudo, Vajrapaṇi… no son "otros" junto al Uno, sino nombres de su misericordia, ángulos de su diamante, colores de su única luz. La visión Avatamsaka de la interpenetración (uno en todo, todo en uno) da aquí su paso decisivo: el Uno que todo lo habita puede hablar con cien mil lenguas porque su silencio es, a la vez, sonido primordial.
En términos estrictamente budológicos, el Gran Maestro Ennin corrige una tentación recurrente: situar la predicación fuera del principio, como si la Verdad Ultima fuese muda y dependiera de mediaciones externas para comunicarse. Él afirma lo contrario: la predicación es intrínseca al principio, porque la Verdad Ultima es calma que ilumina. Con ello, las llamadas "Tres Edades" del Dharma no describen declive del emisor, sino opacidad o transparencia del receptor: karma y condiciones tornan audible o velan el mismo canto. Es una Budología de la Gracia Luminosa: el Buda Eterno canta siempre; nosotros aprendemos, a veces lentamente, a afinar el oído.
Desde esta altura, la pluralidad de Budas no compite con el dogma, sino que lo sirve. Si el Dharmakaya predica en todo lugar y en todo tiempo —como repiten los Sutras Esotéricos invocados por Ennin—, entonces cada Buda histórico (Shakyamuni, el Buda Amida, el Rey Inamovible, el Señor de la Gran Luz, etc.) es una forma intencional de esa predicación. Aquí resplandece la economía de los Medios Hábiles (upaya): el Uno se traduce sin perderse, se multiplica sin fracturarse, se oculta para mostrarse mejor. Dogmáticamente, esto equivale a afirmar: toda Budofanía es monofánica —manifiesta al Uno—, y toda jerarquía de nombres es sin separación en la esencia. En todos estos casos, la clave es la misma: los Budas y Bodhisattvas Trascendentes no multiplican la Budeidad; expresan la unicidad. Son ministerios estables del Buda Eterno, fascetas de su Mente Iluminada. Cada uno corresponde a una necesidad humana —misericordia, sabiduría, práctica, esperanza, luz, protección, poder—, y cada práctica asociada es puerta de ingreso al mismo misterio: el Uno que predica en todo tiempo y lugar.
La Budología de Ennin se enlaza, en nuestra tradición, con la Triple Verdad del Gran Maestro: el Dharmakaya es Vacío Luminoso (no cosa), el Sambhogakaya y el Nirmanakaya son su convencionalidad salvadora, y el Camino Medio es la unidad operante que impide reificar la forma o evaporar la gracia en abstracto. Saicho, al proponer los Grandes Preceptos del Bodhisattva como Vía del Loto, tradujo esta metafísica en vida eclesial: si el Uno predica desde dentro del principio, los Preceptos son la forma de su voz en nosotros, la métrica del poema que Él mismo recita en la Sangha.
Aquí se entiende, también, la íntima convergencia entre lo esotérico y lo exotérico: los Mandalas, Mantras y Mudras, lejos de ser un añadido, son alfabeto de la palabra del Dharmakaya. Si el Uno habla, su habla tiene forma; si su luz enseña, su enseñanza traza gesto. El Mandala no es mapa de otro mundo: es el rostro polifacético del Uno en el mundo. Por eso, la práctica —Samadhi del Loto, contemplación, recitación de nombres sagrados, disciplina de Preceptos— no "invoca" a quien está ausente: sintoniza con quien ya predica.
Pastoralmente, el Monobudismo que late en este tratado desmonta dos extremos: por un lado, el pluralismo disolvente que convierte a los Budas en divinidades paralelas; por otro, el monismo mudo que, para preservar la unidad, sacrifica la misericordia. Ennin nos libra de ambos: la unidad es música, no silencio; la multiplicidad es armonía, no ruido. Así, la fe descansa en el Uno; el estudio aprende sus modulaciones; la práctica ejecuta su partitura en la vida.
Quisiera, finalmente, señalar una consecuencia misionera: si el Buda Eterno predica sin cesar, entonces la historia es el lugar de su homilía. El deber de la Sangha —según nuestra Escuela del Loto Reformada— no es competir con esa voz, sino clarearla: limpiar el oído del mundo con obras de compasión, con la sabiduría que disierne, con la belleza que dispone el ánimo. En términos de karma, esto significa colaborar con la causa perfecta del Uno para que sus condiciones —las nuestras— no sean pared, sino ventana. Y en términos de salvación, significa reconocer que cada Buda y cada Bodhisattva Trascendente que invocamos no añade nada al Uno, sino que nos añade a nosotros al Uno.
En suma: el Shingon Shoritsu Sanjin Mondo no solo "admite" nuestro dogma; lo fundamenta. Si el Dharmakaya predica, solo hay un Buda que habla; si solo hay un Buda que habla, toda pluralidad son rostros de su Voz; si toda pluralidad son rostros de su Voz, toda práctica es aprendizaje del mismo idioma de luz. Esta es la Budología que deseo seguir desarrollando: un Monobudismo, que no empobrece la riqueza de los nombres, sino que los ancla en la Fuente inagotable.
Así, definir el Monobudismo es, en último término, profesar que el mundo está lleno de Voz: el Único Buda predica. Creerlo nos da paz (nada queda fuera de su alcance); estudiarlo nos da luz (todo texto religioso converge en esta unidad); vivirlo nos da forma (nuestro hablar, obrar y celebrar se vuelven transparencia de su Mente). Así, caminamos —como enseña nuestra Escuela— para manifestar la Voluntad del Buda Eterno y consagrar la historia en la construcción del Reino del Buda en la Tierra.
Veamos las implicaciones Budológicas de esto para la historia del mundo y del Budismo, sus implicaciones soteriológicas, eclesiológicas, litúrgicas y sacramentales para nosotros como Hijos del Buda.