Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Escuela del Loto Reformada) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


martes, 23 de septiembre de 2025

La Iluminación en el Budismo del Loto: La Contemplación Perfecta y Repentina de la Verdadera Naturaleza de la Realidad 2

 


El Lugar Singular de la Meditación Shikan en el Budismo del Loto

El Budismo ha transmitido desde tiempos inmemoriales la enseñanza de que existen 84,000 puertas del Dharma. Esta cifra simbólica expresa la infinidad de métodos y caminos que el Buda abrió para responder a las múltiples necesidades, capacidades y condiciones de los seres. Entre tales métodos se encuentran los distintos tipos de meditación, las prácticas devocionales, los rituales esotéricos, las lecturas de sutras y los caminos de la compasión.

Sin embargo, entre todas estas vías, la tradición ha reconocido al método de la Calma y la Contemplación (Shikan, Samatha y Vipassana), sistematizado por el Gran Maestro Chih-i en el Makashikan, como el más completo, riguroso y armonioso. Este método no solo ofrece técnicas de meditación, sino que presenta un sistema integral, donde la práctica se fundamenta en la doctrina y la doctrina se verifica en la práctica. A esta relación se le llama la “belleza conjunta de la enseñanza y la contemplación”. El principio es sencillo y profundo: apoyarse en la doctrina para iniciar la contemplación, y confirmar esa doctrina mediante la experiencia directa de la contemplación. De esta manera, la verdad revelada por los Sutras se convierte en experiencia vivida en la mente y el corazón del devoto.

Este principio fue formulado con particular fuerza por el Gran Maestro Zhanran (711–782), considerado el gran restaurador de la escuela Tiantai en la China de los Tang. Él declaró: "Del principio (li) nace la comprensión (ai), y por ello recibe el nombre de sabiduría (chi). La sabiduría guía a la comprensión y a la práctica, y la práctica responde a la comprensión del principio." Estas palabras resumen la exigencia central de la tradición: la Realidad Ultima (li), la sabiduría (chi) y la práctica (gyo) no deben disociarse jamás. Si se separan, se cae en unilateralidades que oscurecen el Dharma. Si se integran, entonces la doctrina ilumina, la sabiduría florece y la práctica se vuelve fecunda. Por eso Zhanran subrayó que el acuerdo entre la visión de la realidad, la sabiduría y la acción constituye el corazón de la tradición Tiantai. Esta integración es la marca distintiva de su sistema y lo que lo hace incomparable en toda la historia del Budismo.

La Tradición del Loto advierte claramente contra dos peligros:

  1. El exceso de erudición sin práctica - Quien se contenta únicamente con el estudio doctrinal, por vasto que sea, se asemeja a alguien que cuenta el dinero de otro sin poder usarlo para sí mismo. Sus palabras son precisas, pero carecen de transformación interior. Es como leer cien veces un mapa de montaña sin haber puesto nunca los pies en la senda: conoce los nombres de los senderos, pero jamás ha sentido el aire puro de la cima ni la dureza de la roca bajo sus pies.
  2. La práctica sin doctrina - Por otra parte, quien desprecia el estudio y se entrega únicamente a la práctica, sin orientación doctrinal, tropieza en la oscuridad. Puede tener experiencias intensas, pero carece de criterio para discernir si lo que vive es profundo o superficial, auténtico o ilusorio. De este modo, no solo se extravía, sino que corre el riesgo de caer en la arrogancia espiritual, creyendo haber alcanzado lo que no ha sido más que un destello parcial.

La enseñanza doctrinal, entonces, es como un mapa indispensable. En manos de un verdadero practicante, el mapa permite recorrer el sendero con seguridad y alcanzar la cima; pero en manos de un inexperto, el mapa por sí solo no basta.

De aquí que la Tradición Tendai defienda con fuerza la unidad de enseñanza y contemplación y de comprensión y acción. Ambas se sostienen mutuamente, como las dos alas de un pájaro o las dos ruedas de un carro. Sin enseñanza, la práctica se extravía; sin práctica, la enseñanza se seca. Solo juntas conducen a la visión directa de la Verdadera Naturaleza de la Realidad. Por ello, en los templos y monasterios de la tradición Tendai —y en todas las escuelas que de ella derivan— se ha conservado la costumbre de unir siempre el estudio riguroso de las doctrinas con la disciplina meditativa y litúrgica. Se discuten los textos, se comentan los sutras, se comparan las doctrinas, pero al mismo tiempo se dedica igual energía a la recitación, a la contemplación y a la meditación. En esa unión radica la verdadera fuerza del sistema Tendai, que se ha transmitido de generación en generación como una vía equilibrada y fecunda.

Así pues, la Meditación Shikan, heredada por la Escuela del Loto Reformada, no es solo un método más, sino un camino en el que la sabiduría y la práctica se integran, evitando los extremos de la erudición estéril y de la práctica ciega. En esta armonía de enseñanza y contemplación se encuentra la singularidad y la excelencia de la tradición, incomparable entre los sistemas de cultivo budista.

Las Tres Grandes Obras Tendai y el lugar del Makashikan

Quien desee acercarse con hondura a la enseñanza de la doctrina y contemplación en la Tradición Tendai o del Loto debe, en la medida de lo posible, sumergirse en el estudio y la práctica de lo que se llaman las Tres Grandes Obras de Tiantai (Tiantai Sandabu, del Gran Maestro Chih-i). Estas son:

  1. El Significado Profundo del Sutra del Loto (Hokke Gengi),
  2. Las Palabras y Frases del Sutra del Loto (Hokke Mongu),
  3. El Gran Tratado de la Calma y la Contemplación (Makashikan).

Las dos primeras se orientan de manera predominante al aspecto doctrinal: clasifican, interpretan y despliegan el sentido profundo del Sutra del Loto, la escritura central del sistema tendaísta. La tercera, en cambio, constituye un tratado extraordinario de práctica, donde se ofrece una explicación minuciosa, metódica y sistemática de la Calma (shi) y la Contemplación (kan), que en conjunto forman la vía de la meditación perfecta según el Gran Maestro Chih-i.

El Makashikan está compuesto de diez volúmenes. El mismo fue dictado por el Gran Maestro Chih-i en el templo Yuquan, en Jingzhou, en el año catorce de la era Kaihuang (594 EC), bajo la dinastía Sui. Su discípulo Guanding, venerado en la tradición como el Maestro Zhangan, transcribió fielmente las conferencias y las organizó en la forma en que hoy las conocemos. En el prólogo se lee una frase de gran importancia: "Este tratado de la Calma y la Contemplación expone el método que el sabio del Monte Tiantai practicó en su propio corazón." Esto quiere decir que el texto no es una mera construcción especulativa, ni una obra de erudición libresca. Es el fruto de la experiencia directa, del ascetismo intenso y riguroso que Chih-i llevó a cabo en la soledad del Monte Tiantai. Allí, mediante largas vigilias, austeridades y contemplación constante, alcanzó la visión del Verdadero Aspecto de Todos los Fenómenos. El Makashikan recoge tanto esa experiencia personal como la metodología que permite a otros recorrer el mismo sendero. Es, en este sentido, un testimonio de vivencia y una guía de acceso.

Aunque en el Budismo abundan los métodos de meditación y práctica, no existe otro tratado que despliegue una teoría tan sistemática, articulada y exhaustiva como el Makashikan. Chih-i organiza en él la totalidad de las prácticas budistas desde la perspectiva del Shikan, y las clasifica según el esquema de los Cinco Resúmenes y Diez Extensos, una arquitectura conceptual que ordena y jerarquiza las distintas vías de cultivo. No en vano, el propio texto afirma: "La Calma y la Contemplación son luminosas y silenciosas; jamás se había oído nada semejante en las generaciones anteriores." Es, pues, una creación original y fruto de experiencia vivida, que marcó la pauta para toda la teoría y la práctica meditativa de la posteridad.

Las Tres Modalidades del Shikan

Ahora bien, el Makashikan deja claro que bajo el nombre de "Shikan" se comprenden en realidad tres modalidades distintas, recibidas por Chih-i de su maestro Nanyue Huisi. En el prólogo se dice: "El Maestro Tiantai recibió del Maestro Nanyue tres tipos de Calma y Contemplación: primera, la Gradual; segunda, la No Determinada; tercera, la Perfecta y Súbita. Todas ellas pertenecen al Mahayana, todas se apoyan en la contemplación del verdadero aspecto, y todas reciben el mismo nombre de Shikan." Estas tres modalidades no son presentadas como si una fuese superior a las demás de manera exclusiva. La tradición enseña que cada practicante debe elegir la que mejor se adapte a su carácter, disposición y circunstancias. Aunque sus formas difieren, el contenido de la iluminación a la que conducen es el mismo.

El Maestro Zhanran aclaró esta relación con precisión:

  • Quien practica Súbitamente: comprende y actúa de manera súbita.
  • Quien practica Gradualmente: su comprensión es súbita, pero su acción se desarrolla poco a poco, paso a paso.
  • Quien practica la modalidad No Determinada: su comprensión es súbita, pero su acción puede ser a veces súbita, a veces gradual.

Con esto se expresa que la Iluminación en su raíz es siempre súbita, pues el Verdadero Aspecto de Todos los Fenómenos se revela de una vez y no en fragmentos. Lo que varía es el modo en que el practicante integra esa iluminación en su conducta concreta: algunos lo hacen con rapidez, otros con lentitud, otros de manera mixta.

La tradición literaria Tendai ofrece además textos específicos que desarrollan cada una de estas modalidades:

  • La práctica Gradual está explicada detalladamente en la Puerta de la Meditación por Etapas.
  • La práctica No Determinada se encuentra en las Seis Puertas Maravillosas.
  • La práctica Perfecta y Súbita se expone de manera extensa en el Makashikan.

Cuando se habla en general de la Meditación Shikan sin más precisiones, se entiende que se refiere a este último, el Perfecto y Súbito. De él proviene también el breve texto conocido como Capítulo de la Perfección Súbita (Endonsho), que vimos anteriormente y que se recita en la liturgia cotidiana de los monjes y laicos, y que resume de manera concisa la esencia del método.

Zen y Shikan: Dos Nombres para una Misma Esencia

En la historia del Budismo de China se discutió con frecuencia si el Zen y el Shikan de la escuela Tiantai debían entenderse como cosas distintas o como equivalentes. Algunos defendieron que eran caminos separados, otros que eran idénticos. La visión  Tiantai, sin embargo, es más integradora: ambos son dos aspectos de una misma realidad espiritual, como las dos caras de un mismo objeto. Para comprenderlo, los maestros tiendeístas propusieron una comparación sencilla: imaginemos una regla de medir. La cara frontal, marcada con divisiones grandes y pequeñas, representa el Shikan, pues ofrece un sistema ordenado, con explicaciones doctrinales y divisiones precisas que orientan el camino. La cara posterior, sin marcas, representa el Zen, que se apoya en la inmediatez de la experiencia y rechaza la exposición doctrinal. Así, el Zen y el Shikan no son opuestos, sino dos modos de mostrar lo mismo: uno silencioso y directo, otro con marcas y graduaciones que guían al practicante paso a paso.

El Zen, tal como se configuró como escuela independiente, estableció su célebre principio de la “transmisión especial fuera de las escrituras” y de la “no dependencia de palabras y letras”. En consecuencia, evitó dar explicaciones doctrinales detalladas sobre el contenido de la meditación, prefiriendo la experiencia directa, transmitida de maestro a discípulo en un encuentro vivo. Esto dio al Zen una gran fuerza vivencial, pero también el riesgo de caer en la ambigüedad. La ausencia de una estructura doctrinal hacía que, en algunos casos, los practicantes se extraviaran en experiencias subjetivas difíciles de discernir.

La contribución de la escuela Tiantai fue precisamente la de organizar esa experiencia en un sistema coherente y minucioso. El Shikan de Chih-i no inventa algo distinto del Zen (que en última instancia significa meditación), sino que toma la misma realidad meditativa y la expone como un todo integrado, colocando grandes marcas y subdivisiones, como las medidas de la regla. De este modo, Tiantai convierte la meditación en una vía clara, con pasos definidos, que permite verificar y profundizar la experiencia. No se trata de intelectualizar el Zen, sino de dotarlo de un marco doctrinal que garantice claridad y seguridad.

La tradición señala que el texto de Chih-i titulado Puerta de la Meditación por Etapas ya utiliza la palabra “Zen” para sistematizar la práctica budista. Más tarde, en el Makashikan, esa misma práctica es presentada bajo el término “Calma y Contemplación”, con un desarrollo aún más rico y preciso. Así, la misma esencia se despliega bajo dos nombres, mostrando la continuidad entre el Zen y el Shikan. La diferencia, entonces, no radica en el contenido de la Iluminación, sino en el método de acceso y en la garantía de eficacia. En el sistema Tiantai, la práctica meditativa se profundiza bajo el principio de la unidad de enseñanza y contemplación. Gracias a este marco, el practicante avanza con seguridad, sabiendo reconocer y corregir los obstáculos. Esto se asemeja a quien asciende una montaña con un mapa en mano: el camino es arduo, pero la ruta es clara. En cambio, el Zen, al prescindir de esta cartografía doctrinal, corre el riesgo de caer en lo que la tradición llama “el maestro Zen que memoriza en la oscuridad”, alguien que practica sin claridad, o bien enredarse en un laberinto de experiencias subjetivas que, lejos de conducir al despertar, pueden convertirse en trampas del ego.

Podemos decir, entonces, que el Zen y el Shikan comparten un mismo núcleo, pero el método Tiantai aporta la estructura, el mapa y las marcas de medida que permiten recorrer el camino con mayor claridad. En última instancia, ambos conducen al mismo fin: la comunión con la Realidad tal cual es, la experiencia del Verdadero Aspecto de Todos los Fenómenos. Es por es que, si bien el Budismo Tendai contuvo el Zen desde sus inicios en Japón en el Siglo VIII, el mismo se vio opacado por la Contemplación Perfecta y Repentina del Shikan.

El Zazen y los Cuatro Tipos de Samadhi Tendai

En la práctica budista suele hablarse de Zazen, que literalmente significa “meditación sentada”. Este término designa la postura corporal y el ritual externo de la práctica: la quietud del cuerpo, la espalda erguida, la inmovilidad de las manos, la mirada serena. Sin embargo, para la Tradición Tiantai/Tendai esta forma externa no agota el contenido de la meditación. El corazón de la práctica es el Shikan, la detención y la contemplación. El Zazen es, pues, un modo de disponer el cuerpo y la mente para que florezca el Shikan. Pero el Shikan puede realizarse bajo distintas formas externas, no limitadas a la posición sentada. Por eso, Chih-i en el Makashikan desarrolla una clasificación célebre, conocida como los Cuatro Tipos de Samadhi, que abarcan todas las formas posibles de práctica.

El Gran Maestro Chih-i enseña que el Shikan puede ejercitarse bajo cuatro formas fundamentales de disciplina:

  1. Samadhi de estar Sentado Constantemente (Joza Sanmai) - El practicante permanece sentado por largos periodos, en profunda meditación, concentrando cuerpo y mente en la contemplación del Dharma. Es la forma más clásica y estable de práctica, donde la quietud externa favorece la serenidad interna.
  2. Samadhi de Caminar Constantemente (Jogya Sanmai) - Aquí la práctica consiste en caminar alrededor de una imagen del Buda o en un sendero determinado, recitando Sutras o Mantras, o simplemente en silencio meditativo, mientras se mantiene la atención concentrada. Se subraya el dinamismo: cada paso es acto de contemplación.
  3. Samadhi de Alternar Caminar y Sentarse (Hankyo Hansho Sanmai) - En esta modalidad se combinan períodos de meditación sentada y de meditación caminando. Representa un equilibrio entre la quietud y el movimiento, adecuado para quienes encuentran difícil permanecer largos ratos en una sola postura.
  4. Samadhi de Ni Caminar Ni Sentarse (Higyo Hisa Sanmai) - El más universal y profundo: consiste en practicar el shikan en cualquier circunstancia de la vida cotidiana. Comer, trabajar, conversar, pasear… todo puede convertirse en acto de contemplación si la mente permanece en la visión del verdadero aspecto.

El Gran Maestro Chih-i insiste en que ninguna de estas formas debe considerarse superior en sí misma. Todas son puertas válidas de acceso al mismo contenido: la Calma y la Contemplación. La elección depende siempre de la disposición, capacidad y circunstancias del practicante. Aquí se revela un rasgo esencial de la Tradición Tendai: aunque el sistema doctrinal es extraordinariamente preciso y ordenado, siempre se subraya la importancia de adaptar la práctica al ser humano concreto. La estructura no se impone como un molde rígido, sino que se ofrece como un abanico de posibilidades, de las cuales el practicante puede escoger la más adecuada a su situación.

Desde el punto de vista del Verdadero Aspecto de Todas las Cosas, la conclusión es clara: el Shikan puede practicarse en todo lugar y en todo momento, porque todo fenómeno y toda acción son manifestaciones del Dharma. Este es el sentido último del Samadhi de Ni Caminar Ni Sentarse. De este modo, la vida entera se convierte en campo de práctica. Comer, trabajar, conversar, pasear, incluso dormir, pueden ser instantes de contemplación, si la mente se abre al Dharma omnipresente.

No obstante, Chih-i fue consciente de la dificultad práctica de esta visión. Aunque doctrinalmente se pueda afirmar que todo momento es propicio, en la experiencia concreta resulta arduo mantener la concentración en medio de la vida ordinaria. Por ello, si bien reconocía el valor del Samadhi de Ni Caminar Ni Sentarse, aconsejaba a sus discípulos que, siempre que fuera posible, eligieran alguna de las otras tres modalidades, más estables y eficaces.

De hecho, cuando se estudia atentamente el núcleo del Makashikan, especialmente el Capítulo sobre la Práctica Correcta, se observa que las explicaciones sobre cómo contemplar el corazón se hacen tomando como ejemplo la meditación sentada. Esto muestra que, aunque afirmaba la universalidad de la práctica, en la realidad concreta Chih-i daba un lugar de honor al samādhi de estar sentado.

Este énfasis se refleja también en la tradición visual. Las imágenes de los Grandes Maestros Tendai —como Saicho (Dengyo Daishi) en Japón, o Ennin (Chisho Daishi)— los representan siempre sentados en postura de meditación, con el rostro sereno y la mirada interiorizada. Estas esculturas y pinturas no son simples retratos: son una enseñanza silenciosa, un recordatorio de que la forma más recomendada y transmitida del Shikan fue el Samadhi Sentado, aunque nunca se negó la posibilidad de la práctica en cualquier circunstancia.

En resumen, el Budismo del Loto ofrece un sistema que es al mismo tiempo riguroso y flexible: riguroso porque clasifica y organiza con precisión las formas de práctica; flexible porque reconoce la diversidad de los practicantes y les ofrece diferentes caminos según sus posibilidades. De este modo, la tradición asegura que todos puedan acceder al Shikan, ya sea en la quietud de la meditación sentada, en el dinamismo del caminar ritual, en el equilibrio de ambas, o en la universalidad de la vida cotidiana.

La Flexibilidad del Shikan y su Sentido Vital

Una de las características más notables del Makashikan es que, aunque el Gran Maestro Chih-i elaboró un sistema extraordinariamente estructurado y minucioso, nunca lo concibió como un molde rígido que el practicante deba encajar a la fuerza. Todo lo contrario: constantemente insiste en que la práctica debe ajustarse a la capacidad, carácter y circunstancias del discípulo. La Tradición llama a esto respetar las raíces y disposiciones del practicante. Para Chih-i, la eficacia de cualquier práctica no depende de la perfección del método en sí mismo, sino de su adecuación al corazón concreto de quien la realiza. Por eso, en cada exposición doctrinal, vuelve una y otra vez a subrayar que lo importante no es imponer un esquema abstracto, sino acompañar al discípulo hasta el punto en que pueda dar el siguiente paso.

Esto significa que la escuela Tendai se mueve siempre entre dos polos: por un lado, la universalidad doctrinal, que afirma que todo momento y todo lugar son propicios para la contemplación: “el Verdadero Aspecto de Todos los Fenómenos”; por otro lado, la practicabilidad concreta, que reconoce que la mente humana necesita formas estables de concentración. Así, aunque doctrinalmente se puede sostener que el Shikan es posible en cualquier circunstancia (el llamado Samadhi de Ni Caminar Ni Sentarse), en la práctica Chih-i recomienda que los discípulos se ejerciten en formas más concentradas, como la meditación sentada, el caminar ritual o la combinación de ambas. Con ello, logra un equilibrio entre ideal doctrinal y eficacia pedagógica.

Desde esta perspectiva, el Shikan no se reduce a un método de meditación, sino que se convierte en un verdadero camino de vida. Es una forma de habitar el mundo, de mirar cada instante como manifestación del Dharma. El devoto puede practicar en el templo, sentado en recogimiento; puede practicar caminando en círculos, recitando el Santo Nombre del Buda; puede practicar alternando ambas formas, o incluso en medio de sus labores cotidianas, recordando que cada pensamiento, cada palabra y cada acción son ya expresión de la Budeidad. De este modo, el Shikan transforma toda la existencia en campo de Iluminación: no hay tiempo o lugar que quede fuera de la práctica. Comer se convierte en acto de contemplación, trabajar en ocasión de Dharma, dormir en reposo del espíritu en el seno del Buda.

El Makashikan representa, pues, una obra única en la historia del Budismo:

  • Rigurosa en su estructura, porque clasifica, organiza y jerarquiza todos los métodos de práctica.
  • Flexible en su aplicación, porque reconoce la diversidad de los practicantes y se adapta a cada uno según su capacidad.
  • Universal en su alcance, porque enseña que todo momento y toda acción son campo de contemplación.
  • Concreta en su pedagogía, porque recomienda formas estables y eficaces, en particular la meditación sentada, como medios seguros de avance.

De esta manera, el Shikan del Budismo del Loto no es solo una técnica meditativa, sino una visión completa de la vida: un camino donde la enseñanza y la práctica, la doctrina y la experiencia, la quietud y la acción, se funden en un único sendero hacia el Despertar.