Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Shingi Hokke Shu - Escuela del Loto Reformada 新義法華宗) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


sábado, 24 de julio de 2021

El Buda es Vida Eterna: Los Tres Cuerpos del Buda, los Tres Niveles de la Realidad y la Práctica Budista

 

En el Budismo Mahayana, se dice que el Buda posee un Triple Cuerpo. El primero de estos cuerpos o "kayas" es el Dharmakaya, el "Cuerpo del Dharma", el cual es el Universo, la Fuente Original, la Realidad Ultima, lo que es absoluta energía. Este es el Buda Eterno, la Realidad (Tathata) de la cual emanan todos los Budas, y de la cual emana todo en el Cosmos. Ahora, existen dos tipos de Dharmakaya: el Dharmakaya de la Talidad (Sabiduría), el Buda Eterno impersonal, la Unidad; más allá del tiempo y la forma; la realidad trascendente; la Luz, personificado como el Buda Mahavairocana; y el Dharmakaya de Actividad Hábil (Compasiva), la cual asume forma y personalidad para revelarse a los seres sintientes; la realidad inmanente; la Vida, personificado como el Buda Amida. Ambos son dos caras de la misma moneda. Aunque son dos realidades inseparables, trascendentes, fuera del tiempo y el espacio, el Dharmakaya de Actividad Hábil, se manifiesta en movimiento y entra en la forma y el tiempo como una presencia que lo permea todo para revelarse a los seres sintientes. La habilidad de llevar a los seres a la Budeidad, a la Unidad, surge del fundamento del Buda Amida en la Talidad o el Nirvana, pero la liberación de todos los seres requiere la capacidad de volverse activo en la vida de los seres sintientes.

Dado a que todos somos emanaciones del Dharmakaya, todos poseemos la Naturaleza Búdica, la capacidad de alcanzar el Despertar y convertirnos en Budas. ¿Dónde puede florecer nuestra Naturaleza Búdica Innata? Solo en el Nirmanakaya, el "Cuerpo Encarnado". El Nirmanakaya es el mundo fenomenal: nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestras circunstancias y todo lo que nos rodea. El Buda Shakyamuni fue una encarnación compasiva del Dharmakaya, del Alma del Universo, en este mundo para traernos la sabiduría del Dharma y aliviar nuestro sufrimiento. Si bien todos poseemos la Naturaleza Búdica, para que esa semilla crezca, debe ser plantada en un lugar apropiado. Ese es el Sambhogakaya, el "Cuerpo de Recompenza", el lugar de armonía entre la Realidad Ultima y el Mundo Fenomenal. El Sambhogakaya es el cuerpo que el Dharmakaya usa para manifestarse espiritualmente a los seres sintientes, de acuerdo con la forma y el mensaje necesario para llevarlos al Despertar. 

En el Budismo Zen se cuenta la historia de cómo el sexto patriarca de la escuela, Huineng, demostró su habilidad de sucesión sobre uno de sus compañeros. Si bien esta historia es presentada como el triunfo del sexto patriarca sobre su compañero en su comprensión y entendimiento de las verdades budistas, pienso que ambos estaban en lo correcto; solo presentaban dos caras de la misma moneda. Veamos por qué. 

El quinto patriarca del Zen, Hung-jen, invitó a todos los monjes un día a escribir poemas para ver su desarrollo y comprensión espiritual. Shen-hsiu, un monje brillante, escribió: "El cuerpo es al Arbol Bodhi. La mente es como un espejo brillante; encárgate de siempre limpiarlo y no permitas que se acumule polvo sobre él". Esto significa que el Dharmakaya no está separado del mundo fenomenal. El Dharmakaya es el Arbol Bodhi, donde alcanzamos el Despertar de la Iluminación, pero como el mundo fenomenal con todas sus características cubre esta Realidad con un velo, es decir, mancha nuestro espejo, debemos de practicar constantemente para poder ver la Verdadera Naturaleza de la Realidad y mantener nuestras mentes limpias - descorrer el velo. Su limpiamos el espejo de nuestra mente, podemos revelar nuestra Verdadera Naturaleza. Shen-hsiu alcanzó el Despertar tras muchos años de práctica y su poema dice que para poder alcanzar el Despertar, debes practicar por muchos años para purificar tu mente y tu cuerpo gradualmente. 

Cuando Huineng vió este poema, inmediatamente compuso otro: "No hay Arbol Bodhi, ni ningún espejo brillante. Dado a que todo es la Vacuidad, ¿dónde se puede acumular el polvo?". De acuerdo con Huineng, dado a que todo es la Vacuidad - todo está intrínsecamente interconectado y no existen cosas como entidades separadas e independientes unas de otras - ya somos Budas - somos uno con el Dharmakaya. Dado que todo es la Unidad, no existe polvo separado que la cubra. Esto es parte de una visión dual de la vida y la Realidad. 

Como vemos, ambos poemas reflejan dos acercamientos o dos visiones inclusivas y complementarias de la Realidad. Shen-hsiu refleja la Realidad Convencional, mientas que Huineng refleja la Realidad Ultima. Por ello, creo que ninguno puede ser considerado ganador, y a su vez, ambos ganaron. Las rivalidades entre ambos puntos de vista solo reflejan que no han comprendido la totalidad del Camino.

Es entendible que ambos fallaran. Después de todo, en ese tiempo, las Enseñanzas Completas y Perfectas del Buda en el mundo aún no habían ganado momentum. Las mismas fueron rescatadas por el GRan Maestro Chih-i y la fundación de la escuela Tientai (Tendai). En el Budismo Tendai existe la doctrina de las Tres Verdades, que corresponden a los Tres Niveles de la Realidad y los Tres Cuerpos del Buda.

La doctrina de las Tres Verdades, estipulada por Chih-i y sus revelaciones en el Sutra del Loto, nos dice que existen tres niveles de la Realidad. (1) La Realidad Ultima, el Dharmakaya, donde todo es Uno. Ese Uno no algo inactivo y estático, sino que ese Uno se manifiesta en los Muchos - en la miríada de formas que existen por todo el Cosmos. (2) La Realidad Convencional, que es las infinitas manifestaciones de ese Uno, donde existimos nosotros, todos los seres y todos los mundos en el Cosmos. Ahora, si ambas realidades existen, ¿cuál es la verdadera realidad? A través del tiempo, muchos maestros espirituales y filósofos han debatido esto por siglos. Uno de esos famosos debates se manifestó en la Grecia antigua entre Platón y Aristóteles, quienes postulaban la supremacía de la Realidad Ultima (Mundo de las Ideas) versus la Realidad Convencional (Mundo Material). Ese debate aún continúa hasta nuestros días, entre los trascendentalistas o espirituales y los materialistas. Pero el Budismo es llamado el Camino Medio. ¿Camino medio entre qué? El Camino Medio entre ambos extremos. Como sucede muchas veces, el mundo no es necesariamente blanco y negro, sino que la Verdad se manifiesta en una amplia variedad de tonalidades grises y de muchos colores. (3) El Camino Medio, la tercera verdad del Budismo Tendai, unifica y armonia las dos verdades anteriores y explica que la Verdadera Naturaleza de la Realidad no es ni una ni la otra, sino ambas. Este mundo de la multiplicidad es tanto la Realidad como la Unidad. El Cosmos entero es una manifestación de la actividad dinámica del Dharma, y nosotros, como una manifestación de esa actividad, somos también el Dharma. 

Es por eso que ambos patriarcas estaban en lo correcto. Si bien sus dos versiones del Zen continuaron siendo rivales intelectuales por siglos, eventualmente, gracias a la influencia histórica de la escuela Tientai en China y en Japón, ambas escuelas adoptaron elementos de la otra y llegaron a una silente armonía resolutiva. 

En el Budismo, esta realización última no es algo a lo que llegamos tratando de llegar a alcanzar algo fuera de nosotros por medio de nuestra práctica, sino algo que descubrimos mientras lo realizamos. Cuando nos sentamos en meditación, o mientras recitamos el Nembutsu o realizamos alguna otra práctica budista, calmams nuestra mente y reducimos el flujo de pensamientos dualistas. Esto es llamado Samatha o Calma. Tras alcanzar la calma mental, nos volvemos uno con la actividad misma. Estamos ahí, pero no hay división entre nosotros y la práctica; no hay división entre subjeto y objeto. Esto es llamado Vipassana o Concentración. En ese momento, nos volvemos íntimos con la Existencia y llegamos a la fuente de la misma. ¿Qué vemos en ese momento? La actividad misma; solo hay movimiento; la vida continúa. La práctica de la meditación, y toda práctica budista, no es nada más que tocar el Corazón mismo del a Existencia. Aunque uno está sentado, acorstado, parado o caminando, respirando, no no está consciente del cuerpo, de la respiración ni de la mente sino que uno es parte del funcionamiento mismo del Universo - actividad misma. Esta el la no-práctica. En ese momento, somos el Buda, y nuestro cuerpo es el Universo mismo en las diez direcciones. Ya no somos seres finitos, sino que somos el Infinito. Esta es la verdadera libertad. 

De ahora en adelante, cada vez que te dediques a tu práctica, abre tu cuerpo, tu corazón y tu mente e invita al Buda. El verdadero propósito de la práctica budista es invitar tu Verdadera Naturaleza - al Buda - a tu vida diaria y ayudar a otros a descubrirlo.