Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Shingi Hokke Shu - Escuela del Loto Reformada 新義法華宗) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


jueves, 27 de junio de 2019

La Hermandad (Sangha): Edificando el Reino del Buda III - El Renacimiento en el Reino del Buda

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Edificando el Reino del Buda 
El Renacimiento en el Reino del Buda

1. La reina Syamavati, consorte del rey Udayana, era devota del Buda. Ella vivía en las habitaciones más internas del palacio y nunca salía. Su sirvienta, la jorobada Uttara que tenía muy buena memoria, simpre estaba presente en las predicaciones del Buda y le transmitía las Enseñanzas al pie de la letra a la reina. Así la fe de la reina crecía y se profundizaba cada vez más.

La segunda esposa del rey tuvo celos de Syamavati, planeó matarla y para ello la calumnió ante el rey. El rey creyó en las calumnias y decidió matarla.

La reina Syamavati se paró en frente del rey dispuesta a recibir la muerte, pero éste al ver su figura tan llena de misericordia no pudo lanzar la flecha y dándose cuenta de su error, pidió perdón por su conducta bestial.

La ira de la segunda esposa Magandya creció aún más y, en ausencia del rey, mandó prender fuego a los aposentos de la reina. La reina, llena de calma, apaciguó a las sirvientas que armaban alboroto y con paz en el espíritu como lo había aprendido de las Enseñanzas del Buda, esperó tranquilamente el cumplimiento de su destino. La jorobada Uttara también murió en el fuego.

Entre las discípulas del Buda, la reina Syamavati es honrada como la más misericordiosa, y su sirvienta Uttara como la más sabia.

2. El príncipe Mahanama, del clan Sakya y primo del Buda, era también un devoto que tenía gran fe en las Enseñanzas del Buda.

En aquel tiempo, un rey violento llamado Virudaka, de Kosala, derrotó a la familia Sakya. El príncipe Mahanama salió a su encuentro y le pidió misericordia por la vida de los habitantes de la ciudad. Sin embargo, viendo que este rey colérico no iba a ceder con facilidad, le rogó que por lo menos dejara escapar a los ciudadanos abriendo las puertas de la ciudad fortificada durante el tiempo que él estuviera sumergido en un estanque cercano.

El rey pensó que el tiempo que un hombre puede estar dentro del agua es muy poco y accedió.

El príncipe Mahanama se sumergió en el agua y los hombres empezaron a escapar llenos de alegría. Sin embargo, pasaba el tiempo y Mahanama no salía del agua. El príncipe al entrar en el estanque desató su cabello y lo amarró a las raices de un sauce debajo del agua. Salvó así a los hombres a cambio de su propia vida.

3. Utpalavarna era una religiosa famosa por su sabiduría comparable a la de Maudgalyayana, el gran discípulo del Buda. Dirigía un grupo de religiosas y era una de las dirigentes más sobresalientes.

Devadatta era un hombre cruel que inculcó la idea de rebelión contra Buda en la cabeza del rey Ajatasatru. Sin embargo, el rey llegó luego a creer en Buda y menospreció a Devadatta.

Una vez en que Devadatta se encontraba a las puertas del castillo sin poder entrar, vió salir a Utpalavarna. Le vino tal cólera que levantó el puño y lo hizo caer con toda fuerza sobre la cabeza de la religiosa.

Ella volvió a su convento soportando el gran dolor. Supo que la muerte se acercaba y dijo a sus discípulas que lloraban, consolándolas: “Hermanas mías, la vida humana está llena de imprevistos, todo es transitorio, todo es vacío. Tan sólo el mundo de la Iluminación es quietud y es allí adonde debemos acercarnos. Practicad y cumplid las penitencias para alcanzar el Camino.” Y murió en completa calma.

4. Angulimalya, un bandido que mató a muchos hombres, fue salvado por el Buda y llegó a ser su discípulo, pero al salir a mendigar, los hombres le perseguían cruelmente por sus crímenes pasados.

Un día salió a la ciudad a mendigar y fue golpeado por los que le odiaban. Regresó al convento lleno de sangre por todo el cuerpo y se inclinó a los pies del Buda para pronunciar estas palabras de alegría.

“Gran Buda, mi nombre original era 'el que no hace daño', pero debido a mi ignorancia he matado a muchos hombres y de cada uno de ellos he cortado y acumulado los sangrientos dedos, por eso he recibido el nombre de Angulimalya que significa 'coleccionista de dedos'.

“Por su Gran Compasión he logrado la Sabiduría de la Iluminación. Para manejar el caballo o la vaca, el hombre usa látigos y redes, pero el Gran Buda, purificó mi alma sin usar ni látigo, ni red, ni gancho.

"Hoy he recibido el castigo que merecía. No deseo la vida, ni espero la muerte. Sólo espero en silencio la hora de la llegada del tiempo futuro.”

5. Maudgalyayana, juntamente con el venerable Sariputra, eran los dos grandes discípulos del Buda. Los herejes que veían que las Enseñanzas del Buda penetraban en el alma de los hombres como el agua, sintieron envidia y trataron de poner obstáculos en la predicación.

Sin embargo, con ningún obstáculo podían impedir la propagación de la verdadera Enseñanza, por lo que los herejes pensaron en matarlo y atacaron a Maudgalyayana. Dos veces escapó de estos ataques pero a la tercera vez le rodearon entre muchos y fue vilmente golpeado.

Maudgalyayana, sostenido por la Iluminación, soportó con admirable quietud todos los golpes. Le desmenuzaron los huesos y le machacaron la carne, pero entró en la muerte con tranquilidad de alma.

* Este extracto ha sido traducido y editado de "La Enseñanza del Buda", un libro publicado por la Bukkyo Dendo Kyokai, la Sociedad para la Propagación del Dharma del Buda en Japón. El mismo consiste de extractos de los Sutras Mahayana y Hinayana, ordenados por temática, para exponer de manera devocional y reverente la enseñanza del Buda.