Mientras los últimos momentos del año se desvanecen como el Sol poniente en el horizonte, detengámonos por un momento para reflexionar y agradecer al Buda y las deidades por este año que se acaba. El año que ha transcurrido es como un capítulo completo del Gran Sutra de nuestras vidas: un registro sagrado de alegrías y tristezas, triunfos y desafíos, todos entretejidos en el Tapiz de la Existencia. Cada momento, por fugaz que haya sido, ha sido una oportunidad para crecer, una oportunidad de encontrar las Enseñanzas del Buda y un recordatorio de la impermanencia que da forma a todas las cosas.
En estas días finales, respiremos profundamente y dejemos atrás las sombras de Mara que pueden haber oscurecido nuestros caminos. La negatividad, las dudas y los engaños que nublaron nuestros corazones no tienen por qué acompañarnos en el año que comienza. Mara, el Maligno, prospera gracias a nuestro apego al sufrimiento y a nuestro apego a las ilusiones. Pero ahora, de pie en el umbral de un nuevo comienzo, podemos liberarnos de estas cargas y avanzar con una claridad y una determinación renovadas. Así como el Buda superó los ataques de Mara bajo el Árbol Bodhi, nosotros también podemos elevarnos por encima de nuestras luchas, fortalecidos por la comprensión de que estos obstáculos no son más que tormentas fugaces en el vasto océano de nuestra Verdadera Naturaleza.
Al terminar un año y comenzar otro, veamos este momento como una oportunidad profunda, un momento para abrirnos a la Gracia del Buda Eterno. La compasión del Tathagata es infinita, su sabiduría ilimitada y su llamado al Despertar incesante. Nos invita a seguir el Camino que él iluminó, un Camino que no nos aleja del mundo sino que nos atraviesa, transformando el sufrimiento en paz, la ignorancia en sabiduría y la división en unidad. Recibir su Gracia es Despertar a la Verdad de que nuestra propia Naturaleza Búdica siempre ha estado presente, esperando ser realizada y expresada.
Este nuevo comienzo es un momento de renovación, un momento para volver a dedicarnos a los Votos Sagrados del Bodhisattva que hemos hecho como Hijos e Hijas del Buda. Prometemos recorrer el Noble Sendero, encarnar las Seis Perfecciones y esforzarnos incansablemente por alcanzar el Despertar en esta misma vida. Estos Votos no son meras aspiraciones; son el alma de nuestra práctica, el ancla de nuestra fe y la estrella guía que nos conduce hacia la liberación. Reafirmemos nuestro compromiso con el objetivo último: Despertar plenamente, no solo para nosotros mismos sino para la liberación de todos los seres sintientes.
Comprender el Verdadero Mensaje del Buda, tal como se revela en las Escrituras del Canon Budista, es percibir la profunda simplicidad y universalidad de sus enseñanzas. El Dharma no es algo distante o esotérico; está tan cerca como nuestra propia respiración, tan presente como el suelo bajo nuestros pies. Las Escrituras nos llaman a ver el mundo a través de los Ojos del Buda, a cultivar la sabiduría y la compasión, y a recorrer el camino con coraje y humildad. Al estudiar y poner en práctica estas Enseñanzas, nos damos cuenta de que la Tierra Pura, el Reino del Despertar, no es un paraíso lejano, sino una Realidad que podemos cocrear aquí y ahora, a través de nuestros pensamientos, palabras y acciones.
Al estar a las puertas de un nuevo año, comprometámonos a transformar este mundo en una Tierra Pura, un Reino de Paz y Despertar. Cada acto de bondad, cada momento de atención plena y cada esfuerzo por aliviar el sufrimiento contribuyen a esta Obra Sagrada. La Tierra Pura surge dondequiera que se practique el Dharma, dondequiera que los seres vivan en armonía con la Verdad y dondequiera que la Luz de la Sabiduría del Buda disipe la Oscuridad de la Ignorancia.
Que entremos en el nuevo año con corazones llenos de gratitud, fe y determinación. Seamos como el loto, que surge del barro para florecer en pureza, un símbolo de esperanza y despertar para todos los seres. Renovemos nuestros Votos con la claridad y el coraje de quienes han escuchado el Llamado del Buda y respondido con una resolución inquebrantable.
A medida que se desvanecen los últimos momentos de este año, inclinémonos profundamente ante el Buda Eterno, ante el Dharma que nos sostiene y ante la Sangha que camina a nuestro lado. Juntos, dejemos atrás los restos de las ilusiones de Mara y avancemos hacia la Gracia de un nuevo comienzo, una nueva oportunidad de comprender la Verdad de las Enseñanzas del Buda y manifestar la Tierra Pura en este mismo mundo.
Que la Luz y la Gracia del Buda Eterno nos guíe ahora y siempre. Svaha.
Rev. Myoren