En esta semana, los templos budistas en Japón conmemoran el Shaka Jodo-E, el Despertar y la Budeidad del Buda Shakyamuni, la encarnación del Buda Eterno en este mundo. En esta ocasión tan auspiciosa del Día Bodhi, reflexionemos sobre la Iluminación del Buda Shakyamuni, que marcó no sólo la realización de su Budeidad, sino también su transfiguración en el Buda Eterno, la encarnación del Despertar atemporal y universal.
Cuando la estrella de la mañana se elevó sobre el Árbol Bodhi, Siddhartha Gautama trascendió los lazos del Samsara. Esto no fue sólo una liberación personal, sino la revelación de una Verdad que late en el corazón de la Existencia misma: el Dharma es eterno, y también lo es el Buda que lo encarna.
Cuando conmemoramos el Día Bodhi, no sólo estamos celebrando un acontecimiento histórico. También estamos afirmando una verdad espiritual que se encuentra más allá del tiempo y el espacio: la Iluminación del Buda no se limita al pasado, sino que irradia a nuestras vidas presentes, mostrándonos el camino hacia el Despertar.
El Sutra del Loto proclama: “El Buda apareció en este mundo para abrir la puerta de la sabiduría a todos los seres, para mostrarles el camino, para despertarlos a la verdad y para ayudarlos a entrar en el estado eterno de alegría y paz”.
Por lo tanto, el Despertar del Buda Shakyamuni bajo el Árbol Bodhi es inseparable de su naturaleza eterna como el Dharmakaya, el Buda que impregna toda la Existencia y nos llama a cada uno de nosotros hacia la liberación.
El Día Bodhi también es un recordatorio del encuentro del Buda con Mara, el tentador que trató de impedir su Despertar. Mara representa las fuerzas del engaño, el anhelo y el miedo que buscan atraparnos en el Samsara. En el momento de confrontación de Shakyamuni, vemos reflejadas las batallas que se desatan dentro de cada uno de nosotros.
Cuando los ejércitos de duda y distracción de Mara atacaron, el Buda se mantuvo firme, arraigado en la atención plena y la sabiduría. Tocó la tierra, llamándola testigo de su derecho a sentarse bajo el Árbol Bodhi y esforzarse por Despertar. En este acto, trascendió el poder de Mara, no luchando, sino reconociendo las ilusiones de Mara y manteniéndose firme en la Verdad.
El ejército de Mara no es meramente externo; es interno. Se manifiesta en nuestros deseos, nuestros apegos, nuestros miedos. Cada uno de nosotros tiene su Árbol Bodhi, y cada uno de nosotros se enfrenta a Mara a diario. Honrar la Iluminación del Buda es inspirarse en su victoria y esforzarse por nuestro propio Despertar.
El Buda enseñó: “Así como el poderoso océano es vasto e inmensurable, también lo es la fuerza de una mente despierta a la verdad”. (Anguttara Nikaya)
Por lo tanto, nuestra batalla contra Mara no se libra con armas ni con ira, sino con la claridad de la sabiduría, la quietud de la meditación y la calidez de la compasión.
En el Sutra del Loto, el Buda Shakyamuni revela que su Despertar no fue un acontecimiento singular, sino la expresión de una Verdad que siempre ha existido. Declara: “Siempre he estado aquí, enseñando el Dharma y guiando a los seres hacia la liberación. Mi aparición en este mundo no es más que un medio hábil para guiarlos”. Esta revelación transforma nuestra comprensión del Buda. El Buda Eterno no está lejos; está presente en cada momento, dentro de cada ser. Su Despertar bajo el Árbol Bodhi es el mismo Despertar que buscamos: un recordatorio de que la Budeidad es nuestra Verdadera Naturaleza.
La luz del Buda Eterno brilla sobre el camino, iluminando incluso los rincones más oscuros de nuestros corazones. Como enseñó el Buda, el potencial para la Iluminación es inherente a todos los seres. Cuando cantamos, meditamos o practicamos actos de bondad, nos alineamos con esta Verdad.
Celebrar el Día Bodhi es renovar nuestro voto de caminar por el Camino del Dharma. Así como el Buda Shakyamuni se sentó con una resolución inquebrantable bajo el Árbol Bodhi, sentémonos con corazones firmes en nuestras propias luchas. Emulemos su compasión, compartiendo la Luz del Dharma con los demás.
En nuestra vida diaria, nos encontramos con las tentaciones de Mara: distracciones, ira, codicia y desesperación. Pero con el Buda Eterno como nuestro guía, podemos superar estas ilusiones. Cada momento es una oportunidad para tocar la tierra, para arraigarnos en la Verdad y despertar a la Realidad de la interdependencia y la compasión ilimitada.
Inspirémonos en estas palabras del Sutra Avatamsaka: “La mente es la raíz de todas las cosas. Si la mente está despierta, el mundo entero se convierte en una Tierra Pura”.
Que en este día sagrado recordemos que el Despertar del Buda no está separado del nuestro. Cada uno de nosotros es un Bodhisattva en formación, llamado a recorrer el camino, a disipar el engaño y a ayudar a todos los seres a realizar y manifestar su Naturaleza Búdica inherente en el mundo.
Que la luz del Buda Eterno ilumine nuestros corazones. Que, como Shakyamuni bajo el Árbol Bodhi, podamos enfrentar a Mara con valentía y compasión. Y que nuestro Despertar se propague por el mundo, trayendo paz, alegría y liberación a todos los seres. Por ello, ofrecemos una oración:
Homenaje al Buda Eterno,