En la rama Tierra Pura del Budismo (que no es una escuela separada o independiente), el logro más alto en la vida es el Renacimiento en la Tierra Pura de la Bienaventuranza. Esto, como hemos visto, no es un lugar lejano en aluna parte del Cosmos, sino que es un Renacimiento a una nueva vida; una vida en la Familia del Buda - la Sangha, como budistas. Este es un momento crucial en la fe budista, pues enmarca la total aceptación de la Gracia del Buda Amida, su Regalo de Salvación. ¿Qué puede ser más grande o hermoso que esto? La total aceptación de la Gracia del Buda Amida significa que hemos podido trascender nuestro ego, nuestro ser finito y falso, y abrirnos a la maravillosidad de la vida. Este Regalo es algo que ya nos ha sido dado, pero que no hemos aceptado. No es algo que merecemos sino que nos es obsequiado. No hay nada realmente que podamos hacer para recibirlo, sino abrir nuestras mentes y corazones a ello.
Una de las interrogantes más debatidas sobre esto en la Tradición Budista es cuándo esto sucede. Tradicionalmente, se pensaba que el Renacimiento era algo que obteníamos, que merecíamos, por medio de nuestras acciones en este mundo. Este Renacimiento era visto como algo literal. La Tierra Pura era concebida como un lugar en el Oeste del Universo, muy lejos de aquí. Pero si leemos los Textos Sagrados dentro del Canon Budista, vemos que nada puede estar más lejos de la Verdad. La Tiera Pura, nos dice el Buda Shakyamuni, no está muy lejos de aquí. De hecho, la Tierra Pura está aquí y ahora, en nuestras mentes y espíritus. De hecho, es el Verdadero Estado de este mundo, pero nuestro deseos, pasiones y mal karma no nos lo permiten ver. Sin embargo, esto es algo que podemos experimentar cuando recitamos con total fe y confianza el Nembutsu, el Nombre Sagrado del Buda. Igualmente, cuando realizamos las visualizaciones prescritas por el Buda en el Canon Budista, podemos tener un vislumbre de la Tierra Pura, alrededor de nosotros; podemos vivir en la Tierra Pura, aunque sea por un instante, en el eterno aquí y ahora. Pero, ¿cuándo exáctamente logramos nuestro Renacimiento?
Los Maestros de China y Japón pensaban que el Renacimiento ocurría solo tras la muerte. De hecho, esta sigue siendo la creencia de las escuelas o denominaciones que se formaron independientemente, como el Jodo Shu y el Jodo Shinshu. Pero la Tradición Budista y la escuela Tendai nos dicen que el Renacimiento puede ocurrir aquí y ahora, en este cuerpo y en esta vida. El momento decisivo es cuando obtenemos el Shinjin, la Mente de Fe o la Mente Asegurada. Esto es, cuando aceptamos incondicionalmente la Gracia y el Regalo de Salvación dado a todos nosotros por el Buda Amida en el principio del tiempo. Ippen nos dice:
"Todo el mundo se lamenta de que le falta la fe en que el nacimiento está decidido; esto es completamente sin razón. No hay acuerdo en los corazones de los seres necios. El asentamiento es el Nombre Sagrado. Así, aunque falte la fe en que el nacimiento está establecido, si lo dejas todo en tus labios y recitas el Nombre Sagrado, nacerás. El nacimiento, pues, no depende del corazón; es a través del Nombre Sagrado que naceréis. Si crees que puedes lograr el nacimiento estableciendo en ti mismo una fe resuelta, sólo volverás a trabajar de nuevo en tu propio corazón y mente. Cuando deseches tu propio corazón y te des cuenta plenamente de que es a través del Nombre Sagrado que naces, entonces este corazón de determinación decisiva también surgirá por sí solo".
Aquí, el Maestro Ippen nos dice que el Shinjin es la recitación del Nombre. Pero esta no es cualquier recitación. La verdadera recitación es cuando hemos agotado la razón, cuando abandonamos nuestro Poder Propio, y nos encomendamos en cuerpo, mente y espíritu a la Gracia del Buda Amida, a través del Misterio de su Nombre Sagrado, el Nembutsu. Entonces, el corazón que recita el Nombre Sagrado no es le nuestro, sino que es el mismo Corazón del Buda Eterno el que recita el nombre a través de nuestros labios, llamando a todos los seres al Despertar. Así, la práctica es no-práctica. Este es el momento más decisivo y transformador de nuestras vidas. Es cuando aceptamos completamente el Regalo de Salvación del Buda Eterno y logramos nuestro Renacimiento a una nueva vida, una vida como verdaderos budistas. Luego de esto, cada Nembutsu trae paz, calma y sosiego a nuestros cuerpos, mentes y corazones, y el Buda nos da la fuerza para poder encarar cualquier circunstancia en nuestras vidas. Cada acto que hagamos encarna entonces los Cinco Preceptos y los Seis Paramitas, pues no hacemos el bien porque seamos buenos, sino porque el Buda hace el bien por nosotros; no hacemos actos virtuosos porque necesitemos el Renacimiento, sino que los realizamos natural y espontáneamente como muestra de agradecimiento por el Regalo de la Vida y de la Salvación que el Buda nos ha dado.Entonces, el final, cuando llegue nuestro momento final y exhalemos nuestro último aliento de vida, somos como una gota que se funde en un Gran Océano; volvemos al Corazón del Buda Eterno.