Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Tendai-shu 天台宗) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


viernes, 24 de mayo de 2019

El Dharma del Buda: La Naturaleza Búdica I El Alma Pura

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La Naturaleza Búdica 
El Alma Pura

1. Hay muchas clases de seres. Hay seres que tienen el alma (mente) obscurecida y otros que la tienen limpia. Los hay inteligentes e ignorantes. Hay seres de carácter bueno y también los hay de carácter malo. Hay unos que reciben facilmente la Enseñanza, otros que tardan mucho en asimilarla. Podemos compararlos con lotos de flores rojas, amarillas y blancas que florecen en los estanques. Unos nacen en el agua, crecen en el agua y no logran salir a la superficie. Otros nacen en el agua, crecen en el agua y florecen en la superficie. Hay otros que nacen en el agua, crecen en el agua y florecen muy por encima de la superficie sin ser manchados ni siquiera por el agua en donde crecieron. Además de estas diferencias existe también la del sexo, pero no es algo esencial. La mujer, tanto como el hombre, si practican la verdadera senda, alcanzarán la Iluminación.

Para amaestrar a un elefante es menester tener confianza, salud, diligencia, sinceridad e inteligencia. Para alcanzar la Iluminación siguiendo al Buda es también nece sario tener las mismas cualidades. Con ellas, los seres de todos los caracteres, sin diferencia de sexo, no precisarán largos años de aprendizaje para llegar a comprender las Enseñanzas del Buda. Esto es porque todos tienen la naturaleza que lleva a la Iluminación.

2. En la practica del camino hacia la Iluminación, los seres miran al Buda con sus propios ojos y creen en Él con su propia alma. Y son también estos ojos y esta alma los que hacen que el ser vague errante por este mundo de vida y muerte.

Para que un rey pueda derrotar a los invasores que entraron en su reino, antes es preciso que conozca el lugar donde se esconden éstos. De la misma forma, el que quiera aniquilar sus pasiones necesita conocer primero su origen.

Cuando un ser está en casa y abre sus ojos enseguida se dará cuenta de lo que hay en el interior de su habitación y sólo después, de lo que está más allá de la ventana. No hay ojos que miren afuera sin ver antes lo de adentro.

Si suponemos que el alma está dentro del cuerpo, deberíamos saber detalladamente lo que ocurre dentro de nosotros, pero los seres ven sólo lo que ocurre fuera de ellos, y no saben casi nada de lo interno. Consecuente mente no podemos decir que el alma esté dentro del cuerpo.

Sin embargo, si el alma estuviera fuera del cuerpo, el cuerpo y el alma estarían separados, y lo que sabe el cuerpo no lo sabría el alma, y viceversa. Pero la realidad es que lo que sabe el alma, el cuerpo lo siente y lo que siente el cuerpo, lo sabe el alma. No se puede decir que el alma esté fuera del cuerpo. Entonces, a fin de cuentas, ¿dónde está realmente el alma en sí?

3. Los seres se encuentran sumergidos en la ignorancia a causa de su pasado y de dos errores fundamentales.

Primero, ellos piensan que su alma discriminante, que se encuentra a la raíz de esta vida de nacimiento y de muerte, es su verdadera naturaleza. En segundo lugar, ellos no conocen que poseen dentro de sí un alma pura que es su naturaleza real.

Cuando el ser levanta el brazo con el puño cerrado, los ojos lo ven y el alma se percata. Pero esta alma que se percata, no es el alma verdadera; es el alma que discrimina. El alma discriminante nace del deseo. Es el alma que piensa en su conveniencia; es el alma que nace de una serie de condiciones y causas. No tiene naturaleza verdadera y es mutable. Cuando el hombre considera que ésta es la verdadera alma cae en la ilusión.

Seguidamente, si abrimos el puño, el alma se percata de que el puño ha sido abierto. Entonces, ¿es el alma o la mano la que se mueve? ¿O ninguno de los dos? La mano se mueve cuando el alma se mueve, y juntamente con el movimiento del alma, la mano se mueve. Sin embargo, el alma que se mueve no es el alma verdadera, es un alma superficial.

4. Todos los seres están dotados de un alma pura que es su fundamento último, pero está cubierta con el polvo de la duda e ilusión, originado por condiciones y causas externas. Esta alma manchada no es nuestra verdadera naturaleza; es algo añadido, un huésped que no puede ser identificado con el dueño.

Aunque las nubes cubran la luna por un tiempo largo, no la manchan ni la pueden mover. Por ello el ser no debe pensar que el alma voluble y cubierta de polvo es su propia esencia.

El ser debe despertar en la naturaleza del alma pura de la Iluminación y volver en sí. Los hombres vagan errantes por el mundo de la ilusión porque se dejan arrastrar por el alma manchada y voluble. Las impurezas y  los movimientos del alma humana, tienen su origen en el deseo y en las reacciones a las circunstancias mutables de la vida.

El alma verdadera del ser, el dueño, el anfitrión, es el alma que no tiene nada que ver con los cambios de las circunstancias. Permanece eternamente inmutable e indestructible.

Así como no se puede decir que desaparece la posada cuando se va el viajero, no es posible decir que desaparece el yo verdadero porque deja de existir el alma discriminante que aparece y desaparece según las circunstancias mutables de la vida. El alma que se cambia porque se cambiaron las condiciones, no es el alma verdadera.

5. Pensamos en una sala de conferencias que se aclara con la luz del sol y se obscurece cuando el sol se oculta.

Podemos devolver la claridad al sol, la oscuridad a la noche, pero el poder de reconocer la claridad y la oscuridad, hay que devolverlo a la naturaleza misma del alma, a su esencia.

El alma que se percata de la claridad cuando aparece el sol es un alma temporal. Y, cuando se oculta el sol, la que se percata de la oscuridad es también un alma temporal.

De esta forma, las sensaciones del alma que se percata de la claridad y de la oscuridad, son inducidas por una condición externa. El alma que ve la claridad y la oscuridad es un alma temporal, que no es verdadera ni real. El poder para percibir el claro-oscuro es el alma verdadera.

El bien y el mal, los sentimientos de amor y odio, que aparecen y desaparecen originados por agentes externos, son sólo reacciones momentáneas fruto de las impurezas acumuladas en el pasado. Se parecen al polvo que flota y va de un lado a otro como un viajero. Dentro de este polvo flotante está el alma verdadera y pura, sin ser manchada ni teñida en lo más leve.

El agua se vuelve redonda cuando la ponemos en un recipiente redondo y cuadrada cuando la ponemos en un recipiente cuadrado. Sin embargo, no es que el agua tenga formas cuadradas ni redondas. Los hombres olvidan que el agua no tiene forma y piensan en la forma. Los seres piensan en si algo es bueno o malo, en si le gusta o no, en si existe o no. Sufren dominados por estas ideas y esclavizados por sus puntos de vista porque persiguen sólo lo externo. 

Si se devuelve estos conceptos esclavizadores a las condiciones externas, se descubrirá la verdadera naturaleza del ser y se podrá alcanzar un estado de paz y libertad para el alma y el cuerpo.

* Este extracto ha sido traducido y editado de "La Enseñanza del Buda", un libro publicado por la Bukkyo Dendo Kyokai, la Sociedad para la Propagación del Dharma del Buda en Japón. El mismo consiste de extractos de los Sutras Mahayana y Hinayana, ordenados por temática, para exponer de manera devocional y reverente la enseñanza del Buda.