Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Tendai-shu 天台宗) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


viernes, 10 de mayo de 2019

El Dharma del Buda: La Figura Real del Alma I La Impermanencia y la No-Sustancialidad

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La Figura Real del Alma
La Impermanencia y la No-Sustancialidad

1. El cuerpo y el alma (mente) son efectos de una serie de causas y condiciones. El cuerpo no es el “yo”. El cuerpo es la reunión de muchas causas y condiciones, y por ello, es mutable.

Si este cuerpo fuese el “yo”, sólo pensándolo podría manejarse a voluntad.

El rey de un país castiga al que debe castigarse y premia al que debe premiarse y hace todo según su voluntad. Sin embargo, en contra de sus deseos, su cuerpo enferma y envejece. Ni lo más mínimo se realiza de acuerdo a lo que uno desea.

De la misma forma esta alma tampoco es el “yo”. También el alma es la reunión de muchas causas y condiciones, por lo tanto es mutable.

Si el alma fuese el “yo” se podría hacer según sus determinaciones, pero el alma, sin quererlo, piensa en el  mal y sin desearlo se aleja del bien. Nada se realiza según su voluntad.

2. A la pregunta “¿Es el cuerpo eterno o mutable?”, todos contestarán que es mutable.

A la pregunta “¿Lo mutable es sufrimiento o felicidad?”, todos contestarán que es sufrimiento, al pensar en que algun día llegarán a envejecer, enfermar y morir.

Por eso es erróneo pensar que es “propiedad de uno”, algo que es mutable y produce sufrimiento.

El alma también es mutable y es sufrimiento. El “yo” no es propiedad de uno.

Por ello el cuerpo y el alma que forman al individuo, y el mundo exterior que lo rodea están lejos de ser el “yo” o lo “mío”.

Tan sólo el alma que no ha abierto los ojos a la Sabiduría tiene la obsesión al “yo” y a lo “mío”. Puesto que el cuerpo y todo lo que lo rodea han sido originados por una serie de causas y condiciones, ellos están en continua mutación y nunca pueden llegar a su fin.

Como el agua que corre o la luz de una candela que no cesa de cambiar, así también el alma no permanece un momento quieta, se mueve y alborota como un monito.

El ser consciente al ver y escuchar ésto debe alejar de sí el apego al cuerpo y al alma. Cuando lo haya
conseguido, logrará alcanzar la Iluminación.

3. Hay cinco cosas en la vida que no pueden ser logradas por ningún ser; no envejecer teniendo un cuerpo que envejece; no enfermar teniendo un cuerpo que enferma; no morir siendo mortal; no destruirse siendo destructible, y no extinguirse siendo extinguible.

Los seres sufren al enfrentarse con estas verdades inevitables; en cambio, el que ha recibido las Enseñanzas del Buda, no se preocupa tan neciamente puesto que sabe que lo ineludible es ineludible.

Luego hay otras cuarto verdades en el mundo. Primero, todo ser viviente nace en la ignorancia. Segundo, todos los objetos del deseo son mutables, inseguros y sufrimiento. Tercero, todo lo que existe es mutable, inseguro y causa de sufrimiento. Cuarto, no existe nada que pueda ser llamado un “yo” y no existe ninguna cosa en el mundo que pueda ser considerada “mía”.

Independientemente de la aparición del Buda en este mundo, estas verdades son un principio eterno, verdadero e incontrovertible. El Buda lo supo y por ello las predicó y enseñó el Dharma a todos los seres.

* Este extracto ha sido traducido y editado de "La Enseñanza del Buda", un libro publicado por la Bukkyo Dendo Kyokai, la Sociedad para la Propagación del Dharma del Buda en Japón. El mismo consiste de extractos de los Sutras Mahayana y Hinayana, ordenados por temática, para exponer de manera devocional y reverente la enseñanza del Buda.