Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Tendai-shu 天台宗) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


viernes, 10 de mayo de 2019

El Dharma del Buda: La Figura Real del Alma III El Estado Real de las Cosas

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La Figura Real del Alma 
El Estado Real de las Cosas

1. Ya que todas las cosas de este mundo han sido originadas por una serie de causas y condiciones, fundamentalmente no existe diferencia entre ellas. La aparente distinción existe porque el alma (mente)  humana ve de ese modo.

En el cielo no existe la diferencia de Este y Oeste, pero los seres han creado la distinción y creen que eso es la verdad.

Los números, del uno al infinito, son, en sí, números completos que no tienen diferencia cuantitativa, pero los seres para su propia conveniencia hacen la diferencia de lo mucho y lo poco.

En el proceso evolutivo de la humanidad no existe ninguna distinción esencial entre la vida y la destrucción. Los seres hacen una discriminación y llaman a la primera nacimiento y a la segunda muerte. En la acción no existe diferencia entre el bien y el mal, pero los hombres la hacen para su propia conveniencia.

El Buda se mantiene alejado de estas distinciones y ve el mundo como una nube pasajera, como un espejismo. Sabe que todo lo que la mente coge y tira es vano y evita las imágenes creadas por el alma.

2. Los seres se adhieren a los productos de su imaginación. Sienten fuerte apego a la riqueza, la fortuna, el honor y la vida.

Los seres hacen la distinción entre lo existente y lo no existente, lo malo y lo bueno, lo correcto y lo falso. Sintiendo apego por todo y vagando en la oscuridad, atraen los sufrimientos.

Había una vez un hombre que hacía un largo viaje. Un día llegó a orillas de un gran lago, y pensó: “Este lado del lago es peligroso, pero la otra orilla se ve más tranquila y uno puede estar a salvo.” Construyó una balsa con ramas de arboles, juncos y hojas para cruzar a la otra orilla, adonde llegó sano y salvo. Ya en la otra orilla pensó: “Esta balsa me trajo a esta orilla; me ha servido de mucho, por eso no la tiraré y seguiré el camino llevándola en hombros.” ¿Pensáis que este hombre hizo lo que debía hacer con la balsa? Por cierto que no.

Esta parábola explica que no debemos adherirnos ni a las cosas buenas; hay que alejarlas. Si hay que alejar de sí las cosas buenas, cuanto más si no lo son.

3. Las cosas no vienen ni van; no aparecen ni desaparecen, no son ni dejan de ser. Por lo tanto, nada se consigue ni se pierde.

El Buda explica que todas las cosas están fuera de la idea de ser y no ser, no son la existencia ni la no existencia, no nacen ni mueren. Es decir, todas las cosas “son” debido a una serie de condiciones y causas; por lo tanto, ese ser en sí no tiene existencia. Por otro lado, puesto que son originados por condiciones y causas relativas, tampoco se puede decir que no existen.

La fuente de donde emana la oscuridad (de la ignorancia) es el sentir adhesión por las cosas al ver su forma. Si no se mira la forma no nace este sentimiento. La Iluminación es ver esta verdad y alejarse de este sentimiento ilusorio.

El mundo, en verdad, es un sueño; las riquezas son ilusiones. Como en la aparente perspectiva de un cuadro, las cosas se ven pero no existen realmente. Todo es como un espejismo.

4. Creer que lo que fue creado por infinidades de causas y condiciones exista eternamente es un serio error. Pero también es erróneo pensar que dejará de existir eternamente.

Estas diferencias entre vida eterna y muerte eterna, entre existencia y no existencia no se pueden aplicar a la naturaleza esencial de las cosas. Son formas aparentes que se presentan a los ojos humanos. Toda la esencia natural de las cosas está, desde el principio, libre de las formas imaginadas por el ser debido a su adhesión a lo ilusorio.

Puesto que todas las cosas fueron creadas por una serie de condiciones y causas, están sujetas a los cambios; su apariencia no es constante, ni eterna, ni inmutable como la de las cosas que tienen Sustancia Auténtica. Sin embargo, aunque es mutable y es como una ilusión, un espejismo, al mismo tiempo, la naturaleza esencial de las cosas es constante, eterna e inmutable.

Un río, para un ser es un río, pero para el demonio hambriento para quien el agua es fuego podrá parecer semejante al fuego. No por ello se puede decir que existe el río para el demonio, ni que no existe para el ser.

De la misma manera todas las cosas son como espejismos; no se puede decir que existen ni que no existen.

Además, es un error identificar esta vida pasajera con la vida inmutable. Sin embargo, no se puede decir que más allá de este mundo de cambios y de apariencias existe otro constante y verdadero.

Los seres ignorantes piensan que el origen de este error está en este mundo, pero no es así, puesto que si el mundo es una ilusión, no es éste el que pretende engañar a los seres. El error nace en el alma de los seres ignorantes que sin saber la verdad, piensan que este es un mundo pasajero o que es el auténtico.

Sin embargo, el ser que ha alcanzado la Sabiduría, conoce la verdad y no comete errores porque ve la ilusión como ilusión.

* Este extracto ha sido traducido y editado de "La Enseñanza del Buda", un libro publicado por la Bukkyo Dendo Kyokai, la Sociedad para la Propagación del Dharma del Buda en Japón. El mismo consiste de extractos de los Sutras Mahayana y Hinayana, ordenados por temática, para exponer de manera devocional y reverente la enseñanza del Buda.