Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Tendai-shu 天台宗) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


lunes, 29 de mayo de 2017

El Camino Blanco entre Agua y Fuego: La Parábola de la Ruta Blanca de Shan-Tao - Budismo Tierra Pura

El Budismo estipula que vivimos en la Era de la Decadencia del Dharma, donde existen pocas posibilidades de escapar de la miseria del Samsara. Sin embargo, una luz brilla en la oscuridad. El Compasivo, el Buda, ha venido a nuestro mundo y nos ha revelado el camino al Despertar.

El Buda se ha encarnado con el propósito de revelarle el Dharma a todos los seres sintientes, quienes se estan ahogando en el océano del sufrimiento. En los Sutras de la Tierra Pura, el Buda Shakyamuni nos lleva de la mano hacia la luz salvífica del Buda Amida, donde la Iluminación se encuentra al alcance de todos.


El Budismo es una tradición rica en parábolas e historias que comunican o expresan las enseñanzas. Una de las parábolas más famosas es la parábola de los Dos Ríos y el Camino Blanco, del maestro chino Shan-Tao, o Zendo en japonés. Shan-tao compuso una parábola gráfica y poderosa basada en su propia experiencia existencial y espiritual. La parábola lee como sigue:

Un viajero se dirige hacia el Oeste, pero es perseguido por un grupo de bandidos y por bestias salvajes. El viajero huye por su vida, pero se encuentra en un callejón sin salida. Ante él se aparece un extraño río que fluye del norte al sur. Justo delante de él hay un camino estrecho y blanco que cruza el río. El río al norte es un río de agua, con olas bravas y demasiado altas para cruzar. Al sur, el río no es de agua, sino un río de fuego. Las llamas resplandecen y saltan en lo alto del río. Ambos ríos son imposibles de cruzar. Entre estos dos ríos se encuentra un estrecho sendero blanco, de apenas unos centímetros de ancho. Las llamas de fuego y las olas del río recorren el estrecho sendero blanco. El viajero está atrapado. No puede volver atrás, porque seguramente morirá por los bandidos o las bestias salvajes; y no puede ir a la izquierda alrededor del río de fuego, o a la derecha alrededor del río de agua. Podría seguir adelante, pero el camino es tan estrecho que teme que no pueda cruzarlo. Pero detrás de él escucha una voz alentadora instándole a seguir adelante. Desde la otra orilla oye otra voz que dice: "Ven, te protegeré". Y así el viajero empieza a dar un paso adelante, en el estrecho sendero blanco, llegando a la otra orilla siendo acogido por buenos amigos.

Aqui presento una traducción de la Parabola del Camino Blanco comentada de Shan-Tao, el cual aparece en su Comentario al Sutra de la Meditación en el Buda Amida y su Tierra Pura. Todo error es enteramente mío.

La Parábola del Camino Blanco

Por el Maestro Shan-tao

A todos los que desean renacer en la Tierra Pura, les relato una parábola por el bien de quienes practican el Verdadero Camino, como protección de su fe y defensa contra el peligro de las visiones heréticas.

¿Qué es? Es como un hombre que desea viajar cien mil 'li' al Occidente. De repente, en medio de su ruta, ve dos ríos. Uno es un río de fuego que se extiende hacia el Sur. El otro es un río de agua que se extiende hacia el Norte. Cada uno de los dos ríos tiene cien pasos de ancho e insondable profundidad, y estos se extienden sin fin al Norte y al Sur.

Entre el fuego y el agua, sin embargo, hay un sendero blanco de apenas cuatro o cinco pulgadas de ancho. Abarcando los bancos del este y del oeste, es cien pasos de largo. Las olas de agua surgen y salpican contra el sendero de un lado mientras las llamas del fuego lo queman en el otro. Incesantemente, el fuego y el agua van y vienen.

El hombre está en el medio de un páramo y nadie de su clase debe ser visto. Una horda de rufianes viciosos y bestias salvajes lo ven allí solo, y compiten unos con otros en apurarse para matarlo. Temiendo la muerte, el hombre corre inmediatamente hacia el Oeste, y luego ve estos grandes ríos. Orando, se dice a sí mismo: "Al Norte y al Sur no veo fin a estos ríos, entre ellos veo un sendero blanco que es muy estrecho, aunque las dos orillas no están muy separadas, ¿cómo voy a cruzar de una a otra? Sin duda hoy moriré. Si busco volver atrás, la horda de rufianes viciosos y bestias salvajes vendrá a mí. Si corro hacia el Norte o hacia el Sur, las bestias malignas y los bichos venenosos correrán hacia mí. Si busco hacer mi camino hacia Occidente, temo que pueda caer en estos ríos".

Entonces se ve con un inexpresable terror. Él piensa para sí mismo: "Vuelvo ahora y muero, quédate y muero, siguo adelante y muero. Puesto que la muerte debe ser enfrentada en cualquier caso, yo preferiría seguir este camino ante mí y seguir adelante. Con este camino sin duda puedo pasar a través".

Justo cuando piensa esto, oye a alguien de la orilla oriental que lo llama y lo anima: "Amigo, sigue este camino decididamente y no habrá peligro de muerte, pero quedarte aquí es morir". Y en la orilla Oeste hay alguien llamando: “Ven directo, con ánimo firme y con un propósito fijo, puedo protegerte, no temáis caer en el fuego o en el agua”.

Al instarlo uno y llamado el otro, el hombre se endereza en cuerpo y mente y resuelve sin dudas cruzar. Casi no se ha ido un paso o dos cuando desde la orilla oriental la horda de malvados rufianes le grita: "Amigo, vuelve, ese camino es peligroso y nunca lo vas a cruzar, sin duda estás destinado a morir, ninguno de nosotros quiere hacerte daño". A pesar de que los oye llamar, el hombre todavía no mira hacia atrás, sino de manera sencilla e inmediata procede en el camino. En un momento está en la orilla oeste, lejos de todos los problemas para siempre. Él es saludado por su buen amigo y se llena de alegría.

Esa es la parábola y este es el significado de ella:

La “orilla Este" es comparable a este mundo, una casa en llamas. La “orilla Oeste" es simbólico de la preciosa Tierra Pura de la Felicidad Suprema. Los rufianes, las bestias salvajes y los amigos aparentes son comparables a los Órganos de los Seis Sentidos, las Seis Conciencias, los Seis Polvos, los Cinco Componentes y los Cuatro Elementos [que constituyen el "yo"]. El desierto solitario son los malos compañeros y no reunirse con los que son verdaderamente buenos y sabios.

Los dos ríos de fuego y agua son comparables a la codicia y el afecto humano, como el agua, y la ira y el odio, como el fuego. El camino blanco en el centro, de cuatro o cinco pulgadas de ancho, es comparable a la pura aspiración de renacer en la Tierra Pura que surge en medio de las pasiones de la avaricia y la ira. La codicia y la ira son poderosas, y por lo tanto se asemejan al fuego y al agua; la mente buena es infinitesimal, y por lo tanto se asemeja a un camino blanco [de unos pocos centímetros de ancho]. Las olas que inundan el camino son comparables al constante surgimiento de pensamientos afectivos en la mente que manchan y contaminan la mente buena. Y las llamas que queman el camino son comparables a los pensamientos de ira y odio que queman los tesoros del Dharma y la virtud.

El hombre que sigue el camino hacia el Oeste es comparable a aquel que dirige todas sus acciones y prácticas hacia la Tierra Pura. La voz de la ribera oriental que lo animan y exhortan a seguir el camino recto hacia el Oeste es como el Buda Shakyamuni, que ya ha desaparecido de la vista de los hombres, pero cuyas enseñanzas todavía pueden perseguirse y por lo tanto se asemejan a "voces".  El llamado de los rufianes después de haber dado algunos pasos es comparable a los que siguen diferentes enseñanzas y prácticas que despreocupadamente propagan sus ideas para conducir a la gente errónea y crear disturbios, así, caen en el pecado y pierden su camino. Quien llama desde la orilla Oeste es comparable al Buda Amida. Llegando al Oeste, ser recibido por el buen amigo y regocijarse allí, es comparable a todos aquellos seres hundidos en el mar del nacimiento y la muerte, que se hunden y atrapados en sus propios delirios, sin ningún medio de liberación, aceptan el testamento de Shakyamuni, dirigiéndolos al Oeste y al llamado compasivo del Buda Amida, y obedeciendo con confianza la voluntad de los dos Budas sin prestar atención a los ríos de fuego y agua, con la concentración devota, cruza el camino de la promesa de la gran compasión del Voto Primal del Buda Amida, y cuando la vida se acaba y pasa a la otra Tierra, encuentra al Buda y conocen la felicidad interminable de la Tierra de la Bienaventuranza.

* * *

El río de agua representa nuestra avaricia y todos los obstáculos en nuestro camino espiritual. El río de fuego representa nuestro enojo y todas las fuerzas que nos consumen. Los bandidos representan todas las enseñanzas que prometen beneficios materiales o espirituales. Las bestias representan las pasiones instintivas que nos atan a este mundo fenoménico del Samsara. La voz que alentó al viajero a seguir havia adelante es el Buda Shakyamuni quien nos legó sus enseñanzas y nos mostró el camino a la Iluminación. La voz de adelante es el Buda Amida, el Infinito, quien nos alienta a seguir el camino al Despertar en la Otra Orilla - la Iluminación, y a renacer en la Tierra Pura a través del Nembutsu (Namu Amida Butsu). El camino es estrecho porque representa nuestra determinación y fallas humanas.

Para Shan-tao, el mundo, lleno de sufrimiento, y el predicamento humano es uno muy oscuro, pero no lo sobre estresa. Sólo usa esas imágenes para destacar la situación humana y llevarnos a un estado mental donde podamos darle la bienvenida a la promesa de salvación del Buda Amida.

De acuerdo al Budismo tradicional, seguido mayormente por las escuelas Theravada, la vida esta caracterizada por la tristeza, la insatisfactoriedad y la impermanencia. de la cual no hay escapatoria. Sólo un esfuerzo heróico puede llevar a los seres al Despertar del Nirvana. En el Budismo Mahayana se ofrece otra alternativa: recurrir a los votos de los Budas y Bodhisattvas, quienes han prometido salvar y rescatar a todos los seres del océano del Samsara.

Shan-tao, y muchos otros maestros Tierra Pura, ponen énfasis en la influencia salvífica del Buda Shakyamuni. Él fue el Buda que bajó a este mundo Saha para revelar el camino maravilloso de la Tierra Pura. Él fue quien, para el beneficio de todos los seres,  encarnó como un mortal y vivió con nosotros en este mundo de las cinco impurezas y nos trajo el mensaje salvífico del Buda Amida y su tierra de la pureza donde todos podemos renacer. Una vez allí, nada nos puede detener en nuestro Despertar y en que alcancemos finalmente la Iluminación.

Es importante que estudiemos y nunca olvidemos la mutua correspondencia entre el Buda Shakyamuni y el Buda Amida. Muchos maestros Tierra Pura como Honen y Shinran se olvidaron de Shakyamuni y solo se enfocaron en Amida, quien se volvió el centro de devoción como el salvador. Esto puede ser comparado con la tradición Cristiana. Dejando todas las diferencias a un lado, el Buda Shakyamuni puede ser comparado con Jesucristo, y Amida como Dios Padre. Tanto Jesús como Shakyamuni pueden ser considerados como encarnaciones de lo Eterno, el Absoluto, pero aunque en la tradición Tierra Pura la función del revelador, el Buda Shakyamuni en algunas escuelas como el Jodo-shu y el Jodo Shinshu fue olvidada, en el Cristianismo, la figura humana del salvador sigue siendo el centro de culto. Es por esto que en el Budismo Tendai Tierra Pura se pone igual énfasis a Shakyamuni como a Amida.

Aunque los seres viven en un mundo oscuro creado por sus propias ilusiones y pasiones, aún existe esperanza: el Buda Shakyamuni ha abierto las puertas de la Tierra Pura, y todos los seres que pongan su fe en el Buda Amida pueden alcanzar la salvación. Para aquellos que deseen seguir un curso de acción alto, existen los métodos de visualización y los Preceptos; para aquellos que son generosos, pueden alcanzar su renacimiento por medio del Nembutsu recitado. Ambos caminos llevan a la misma meta: el renacimiento en la Tierra Pura de la Bienaventuranza del Buda Amida.

Que podamos seguir con determinación el camino blanco que nos conduce al Despertar.