Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Escuela del Loto Reformada) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


domingo, 6 de julio de 2025

El Sutra de Luz Invisible: El Sermón de Marishiten

 


El Buda habló sobre la diosa Marishiten en el Sutra de Marīcī. Este pequeño Sutra, de transmisión esotérica y lenguaje directo, pertenece al grupo de textos devocionales breves en los que el Buda revela el Nombre sagrado y el Mantra protector de una deidad, en este caso Marīcī —la resplandeciente, la inasible, la protectora solar que precede al amanecer. El mismo no forma parte del Canon Agama, sino que ha sido conservado en compilaciones tántricas y textos rituales en la Tradición Esotérica del Mahayana (Vajrayana), particularmente en los contextos de la escuela Shingon, la Tendai esotérica y ciertas corrientes del Budismo Chan militarizado de China. Se trata de un texto dque introduce un Nombre sagrado, una invocación, y un Mantra que actúa como poder de protección, ocultación y transformación del destino. Este tipo de Sutras solían circular entre monjes itinerantes, yoguis tántricos, funcionarios de la corte y, especialmente en Japón, entre los samuráis y practicantes del Ninjutsu, quienes veían en Marīcī un símbolo de invisibilidad espiritual y claridad de propósito.

La estructura del Sutra es simple, directa y llena de poder:

  • El Buda revela la existencia de Marīcī, describiéndola como invisible, invulnerable e inatrapable.
  • Luego, establece un principio de fe activa: quien conoce su Nombre sagrado comparte su naturaleza.
  • Se introduce entonces un Mantra transmitido por el mismo Buda, que actúa como vehículo para despertar y canalizar la protección de Marīcī.
  • Finalmente, se ofrecen instrucciones prácticas: copiar el Sutra, portarlo en el cuerpo, recitarlo, todo lo cual brinda protección contra enemigos, peligros, calamidades y karmas adversos.

El énfasis está en el poder del nombre, del Mantra y de la visualización del yo transformado por la fe. Es una forma de práctica profundamente esotérica en su corazón, aunque su aplicación pueda parecer simple: al pronunciar el Nombre de Marīcī, el devoto deviene en ella; al recitar su Mantra, su cuerpo se vuelve inviolable como un rayo que atraviesa la niebla sin ser tocado.

Doctrinalmente, este Sutra puede ser comprendido desde el lente del Vehículo Único (Ekayana) y de la doctrina del Upaya (Medios Hábiles). Marīcī no es sólo una deidad menor o una figura solar; ella representa la compasión del Buda en forma de luz que protege sin imponerse, que actúa sin mostrarse, que transforma sin violencia.

Ella es una emanación de la Sabiduría Hábil (Upaya-Jnana), como una forma femenina del Buda Esotérico —una de las muchas proyecciones del Cuerpo Mágico (Nirmaṇakaya) que el Buda Eterno utiliza para guiar a los seres según sus capacidades. En este sentido, el Sutra de Marīcī, aunque breve, se entronca con las más profundas enseñanzas del Mahayana y el Vajrayana.

Desde la perspectiva de la Escuela del Loto Reformada, Marishiten puede ser comprendida como una emanación protectora del Buda Eterno, cuya luz se manifiesta antes que el sol, como un signo de la Sabiduría del Dharma que disipa la oscuridad antes incluso del nacimiento de la conciencia. Ella es un vehículo del Plan de Salvación, que otorga protección a los Bodhisattvas y creyentes que trabajan por transformar este mundo en una Tierra Pura.

El Sutra de Marīcī es una joya esotérica que nos recuerda que el Poder del Dharma no siempre brilla como el sol del mediodía. A veces, aparece como una claridad sutil al alba, como un resplandor en medio de la bruma, como una fe serena que nos vuelve invisibles a la violencia del mundo, y visibles solamente al Ojo del Buda. Aquellos que pronuncian su nombre, aquellos que recuerdan sus palabras, participan de su naturaleza —se vuelven también rayos de luz, protectores de sí mismos y de los demás.

El Sutra de Marīcī

Así he oído. En una ocasión, el Buda se hallaba en la ciudad de Srasvati, en el Bosque de Jetavana, en el jardín del benemérito Anathapindada, acompañado por una asamblea de mil doscientos cincuenta grandes bhikṣus, todos ellos nobles arhat, libres de las ataduras, dotados del conocimiento de la liberación.

En aquel momento, el Buda se dirigió a los bhikṣus diciendo:

"Existe una deidad femenina llamada Marīcī,
aquella que precede al sol,
aquella que viaja antes del amanecer.

A Marīcī nadie puede verla,
nadie puede capturarla,
nadie puede herirla ni atarla.

Nadie puede convertirla en deudora,
nadie puede aprovecharse de ella."

Entonces el Buda volvió a decir:

"¡Oh monjes!
Si alguien conoce el nombre de Marīcī,
tampoco podrá ser visto, ni capturado,
tampoco podrá ser dañado ni atado.

Nadie podrá forzarle deuda alguna,
nadie podrá aprovecharse de esa persona."

El Buda proclamó de nuevo a la asamblea:

"Todo hombre virtuoso o mujer virtuosa,
que escuche el sagrado nombre de Marīcī,
debería recitar con sinceridad esta fórmula:

«Yo, discípulo(a) ________, conozco el nombre de Marīcī.
Por ello, nadie puede verme,
nadie puede atraparme,
nadie puede herirme ni atarme.
Nadie puede forzarme a deuda alguna,
nadie puede aprovecharse de mí.»

En ese instante, el Honrado por el Mundo recitó un mantra sagrado diciendo:

[Mantra de Marīcī].

Luego, el Buda reveló su poder protector con estas palabras:

"Protégeme cuando viaje,
protégeme cuando no viaje,
protégeme de día,
protégeme de noche.
Protégeme en la casa del enemigo,
protégeme de la opresión política,
protégeme del robo,
protégeme de toda calamidad,
en todo lugar, en todo tiempo.
Yo, discípulo(a) ________, ¡svaha!"

El Buda dijo a los bhikṣus:

"Cualquier hombre virtuoso o mujer virtuosa,
ya sea monje, monja, laico o laica,
rey o ministro, ciudadano o súbdito,
si escucha este mantra de Marīcī
y lo recita con sincera devoción,
no será dañado por ninguno de los peligros antes mencionados."

El Buda concluyó diciendo: "Si alguien transcribe este Sutra, lo recita con constancia, lo sostiene en su mente con respeto, o lo guarda en su cabello o entre sus vestiduras, llevándolo consigo en todo momento, entonces todas las calamidades se disolverán, y ninguna fuerza se atreverá a obstruirle. Aquel que practique de esta forma, será resguardado por el resplandor de Marīcī, como si cabalgara sobre la aurora."

Después de escuchar esta enseñanza del Honrado por el Mundo, los presentes se colmaron de alegría y la recibieron con gran veneración.