Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Escuela del Loto Reformada) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


lunes, 14 de julio de 2025

Un Solo Buda, Un Solo Dharma, Un Solo Cosmos: Las Enseñanzas Esotéricas del Gran Maestro Annen

 


En la vasta Tesorería del Dharma del Budismo del Loto, encontramos los escritos sobre Budismo Esotérico (Vajrayana / Mikkyo) del Gran Maestro Annen (Akaku Daishi 841–889), quien perfeccionó en Budismo Esotérico dentro del Budismo del Loto. Entre su vasta obra, encontramos un Tratado llamado "El Significado del Tiempo del Dharma según el Budismo Esotérico" (Shingon Shu Kyoji Gi) , compuesto en el Godai-In.

El pasaje aquí presentado constituye una exposición clara, aunque profundamente filosófica, de una de las doctrinas más sublimes y radicales del Budismo Esotérico japonés: la enseñanza del Uno que lo abarca Todo —"Ichi Butsu, Ichi-ji, Ichi-sho, Ichi-kyo". Esta fórmula, aparentemente simple, es en realidad una síntesis mística de una cosmovisión donde todas las distinciones entre Budas múltiples, tiempos históricos, lugares sagrados y vehículos doctrinales se disuelven en la realidad indivisible de Mahavairocana, el Gran Sol del Universo, el Buda Eterno que no nace ni muere, cuya sabiduría y compasión no fluctúan con el paso de las eras ni se limitan a coordenadas geográficas. Tal visión no es meramente metafísica, sino profundamente soteriológica: invita al practicante a elevar su mirada por encima del tiempo, del yo individual y del lenguaje, para contemplar el Dharma no desde la dualidad, sino desde la realización directa de la Unidad en la Plenitud.

En la dialéctica que estructura el pasaje, Annen despliega una serie de preguntas y respuestas que siguen la forma clásica de la exégesis budista, y que permiten al lector ingresar progresivamente en esta visión no-dual. La enseñanza de los "Tres Tiempos" (pasado, presente y futuro) y de las "Diez Direcciones" (los espacios del universo), que en otros contextos doctrinales son comprendidos como múltiples escenarios del obrar del Buda, son aquí trascendidos por la noción de tiempo igual (byoji), espacio igual, enseñanza única, y un solo Cuerpo del Buda, no como idea platónica, sino como realidad viviente de la Sabiduría Vajra, que mora eternamente en el Palacio del Dharma y se manifiesta según las condiciones de los seres.

La analogía del sueño y el despertar, empleada por Annen, es particularmente significativa y nos remite a la gran tradición del Yogacara y del Tathagatagarbha, fundidos aquí en clave esotérica. Los muchos Budas, muchos tiempos, y muchas enseñanzas que percibimos, dice el Maestro, son como las figuras de un sueño: reales en su aparición, pero ilusorias en su esencia. Solo el despertar espiritual —la realización del Buda Uno, Tiempo Uno, Enseñanza Una— revela que todo lo múltiple era, en verdad, una única y compasiva manifestación del Gran Sol de Sabiduría que brilla por siempre sin declinar.

Doctrinalmente, este pasaje se halla en profunda resonancia con los principios de la Esencia y Función, de la Unidad de las Tres Verdades heredadas de la tradición Tiantai, y de la Naturaleza del Buda sin comienzo, fundamento de la teología de la Budeidad Innata que Annen desarrollará con brillantez. Asimismo, establece una crítica implícita —mas respetuosa— a los esquemas exegéticos que dividen la enseñanza del Buda en periodos cronológicos o doctrinas evolutivas, como la clasificación de los Cinco Periodos. Frente a esa visión gradualista, la doctrina esotérica de la simultaneidad total proclama que todas las enseñanzas del Buda son simultáneamente predicadas desde el corazón mismo de Mahavairocana, siempre presente, siempre activo, siempre iluminador.

Así, en este pasaje, Annen no solo teoriza una ontología unitaria del Buda y el Dharma, sino que ofrece a los practicantes una visión para la práctica misma: si el Buda es uno, el tiempo es ahora; si el lugar es uno, es aquí; si la enseñanza es una, es la que tú oyes con atención. En este instante, el Gran Sol brilla en tu corazón, y lo múltiple canta con voz única el mantra eterno de la liberación.

Esta es, en suma, una metafísica mística donde el tiempo se curva, el espacio se expande, el Buda se manifiesta en todo, y el Dharma se condensa en cada acto de conciencia. Invito, pues, al lector devoto a leer estas palabras de Annen no sólo con el intelecto, sino con reverencia, como quien escucha un eco de lo eterno en las palabras que el Buda pronuncia en su palacio de luz sin límites.

Para la Escuela del Loto Reformada, este tratado del Gran Maestro Annen reviste una relevancia teológica y doctrinal de primer orden, pues confirma con luminosa claridad uno de los pilares de nuestra fe: que el Buda Eterno es uno (Monobudismo), su enseñanza es una, y su actividad es constante en todos los tiempos y lugares. La afirmación de "un solo Buda, un solo tiempo, un solo lugar, una sola enseñanza" no niega la multiplicidad, sino que la trasciende y la incluye en la unidad indivisible del Dharma, revelando que todas las doctrinas, desde las más elementales hasta las más elevadas, convergen en la Voluntad del Buda Eterno que guía compasivamente a todos los seres hacia la Iluminación. Este enfoque, plenamente armónico con nuestra visión del Vehículo Único (Ekayana) y de la Budeidad Innata, ilumina nuestra Budología restauracionista, donde el Reino del Buda se realiza aquí y ahora, no como una utopía lejana, sino como la manifestación del Dharma en la historia, en el corazón, y en la comunidad que vive y proclama el Sutra del Loto. Así, este texto de Annen reafirma con vigor místico nuestra misión de despertar a todos los seres a la unidad del Dharma y a la presencia activa del Buda que no cesa de predicar, transformar y salvar.

El Significado del Tiempo del Dharma según el Budismo Esotérico

(Extracto)

Pregunta: ¿Cuántas divisiones establece la Escuela Shingon (Budismo Esotérico dentro de la denominación Tendai) para clasificar el tiempo del Dharma, y cómo abarca todas las enseñanzas de los Budas de los tres tiempos y las diez direcciones?

Respuesta: La Escuela Shingon establece la clasificación según un solo Buda, un solo tiempo, un solo lugar y una sola enseñanza, con la cual abarca completamente todas las enseñanzas de los Budas de los tres tiempos y las diez direcciones.

Pregunta: ¿Qué significa “un Buda, un tiempo, un lugar, una enseñanza”?

Respuesta: “Un Buda” se refiere a todos los Budas; “un tiempo”, a todos los tiempos; “un lugar”, a todos los lugares; y “una enseñanza”, a todas las enseñanzas.

Pregunta: ¿Con qué intención se establecen estos conceptos de “todos los Budas, todos los tiempos, todos los lugares, todas las enseñanzas”?

Respuesta: Porque el Cuerpo Vajra del Buda, constante y eterno a través de los tres tiempos, actúa siempre con cuerpo, palabra y mente, inmutable. Todos los Budas y Bodhisattvas, desde su vasto y puro tesoro, predican constantemente todas las enseñanzas, en todo tiempo y en todo lugar. Basándonos en esta visión, se establece dicha doctrina.

Pregunta: ¿Cómo se define “todos los Budas, todos los tiempos, todos los lugares, todas las enseñanzas”?

Respuesta: “Todos los Budas” es el Buda eterno, sin comienzo ni fin, que mora desde siempre. “Todos los tiempos” es el tiempo igual, sin principio ni fin. “Todos los lugares” es el Palacio del Dharma (Dharmadhatu o Reino del Dharma), sin centro ni límites. “Todas las enseñanzas” son las doctrinas que conducen a la Budeidad a través de todos los Vehículos, realizadas en la propia mente.

Pregunta: ¿Qué se entiende por “el Buda eterno, sin principio ni fin”?

Respuesta: El Buda Eterno es la Sabiduría igual del Dharma tal cual es, tanto en forma como en mente, en cuerpo y realidad. El “tiempo igual” se refiere a la Naturaleza del Dharma (Dharmata), donde largo y corto son uno. El “Palacio del Dharma sin límites” es la omnipresencia de dicha Realidad (Dharmadhatu). Aunque se predican muchos Vehículos en el ámbito del Dharma, todos ellos conducen al Despertar del propio corazón (Ekayana): esto es “todas las enseñanzas”.

Pregunta: Si esto es así, y hablamos de “todos los Budas, todos los tiempos, todos los lugares, todas las enseñanzas”, ¿por qué también se dice “un solo Buda, un solo tiempo, un solo lugar, una sola enseñanza”?

Respuesta: Si consideramos las condiciones individuales de los seres, los Budas manifiestan múltiples cuerpos, palabras y acciones, enseñando distintas doctrinas en distintos tiempos y lugares. Pero si consideramos al Buda Mahavairocana (Danichi Nyorai), el Gran Buda Cósmico o Buda del Sol, quien trasciende los tres tiempos y habita la morada donde todo es uno, predicando la enseñanza única del camino no dual, entonces podemos decir “todos los Budas, todos los tiempos, todos los lugares, todas las enseñanzas” y, en consecuencia, también “un solo Buda, un solo tiempo, un solo lugar, una sola enseñanza”.

Pregunta: ¿Cómo es posible afirmar que, a pesar de las diferencias en las personas de los Budas, en los tiempos de los tres mundos, en los lugares de las diez direcciones, y en las enseñanzas de los cinco Vehículos, todo sea uno?

Respuesta: Antes de la iluminación, los Budas pueden parecer distintos en tiempo, lugar y enseñanza. Pero tras la realización, todas estas diferencias se unifican en una sola esencia.

Se pregunta: ¿Cómo se entiende esto?

Respuesta: Es como si una persona, al visitar la casa de un amigo íntimo, viera un único banquete ofrecido por un solo anfitrión en un solo momento. Pero si, durante el sueño, esta persona imagina múltiples amigos, tiempos, lugares y actividades, al despertar se da cuenta de que todo era, en realidad, un único amigo, un solo tiempo, un solo lugar, y un solo banquete.

Pregunta: ¿Cuál es el significado de esta analogía?

Respuesta: Los seres sensibles, a través de sus condiciones kármicas, invocan la respuesta de Mahavairocana. Él, desde su único cuerpo, en el tiempo igual y el lugar del Dharma, predica una enseñanza única. Pero los seres, al no haber despertado, perciben esto como si fueran muchos Budas, muchos tiempos, muchos lugares y muchas enseñanzas. Solo después de Despertar comprenden que es uno y el mismo.

Pregunta: En cuanto a esta enseñanza de “un solo Buda, un solo tiempo, un solo lugar, una sola enseñanza”, hay quienes presentan objeciones. La primera dificultad es la siguiente: si hay Budas anteriores y posteriores, con causas y frutos distintos, ¿cómo puede hablarse de un solo Buda?

Respuesta: En el camino de las causas, ciertamente hay secuencia temporal. Pero en el océano del fruto realizado, todo se funde en una sola entidad. Por ello, quien no ha despertado percibe las causas como diferentes, pero quien ha alcanzado la realización ve que el fruto es uno.

Pregunta: En los Sutras y Tratados se afirma que los tres mundos son sólo mente, que todo es conciencia; pero no por ello se niega que existan múltiples seres, cada uno con su propia conciencia. Igualmente, aunque se diga que el fruto es uno, ¿no hay múltiples cuerpos búdicos, cada uno con su propia forma y naturaleza? Y si bien es cierto que las prácticas difieren, ¿cómo puede decirse que el fruto alcanzado sea uno, sin caer en la contradicción de tener inicios y fines diversos?

Respuesta: En el Tratado del Gran Vehículo atribuido al sabio Nagarjuna, se establecen diez tipos de conciencia; comúnmente se reconocen ocho. El noveno es la “conciencia del único corazón de todos”, y el undécimo es la “conciencia de un único corazón”. Si consideramos la conciencia de “todos en uno”, entonces ciertamente hay diversas mentes y múltiples seres. Pero si hablamos de la “única conciencia del único corazón”, entonces todos los seres comparten una sola mente. Si diferenciamos la conciencia según pureza e impureza, Iluminación original o despertamiento inicial, entonces los Budas poseen múltiples cuerpos. Pero si la Conciencia Original es pura desde el principio, y la Iluminación también lo es, entonces los Budas comparten un solo cuerpo, una sola Esencia (Tathata o Talidad). Decir que la ignorancia difiere también en el estado de Iluminación es cometer el error de equiparar ilusión y Despertar.