Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Escuela del Loto Reformada) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


martes, 15 de julio de 2025

El Buda Shakyamuni: La Encarnación del Buda Eterno y el Predicador de los Sutras del Buda Amida

 


Muchos devotos, al leer los Sutras de la Tierra Pura notan que el protagonista es el Buda Amida, y que el contenido parece girar enteramente en torno a su figura, sus Votos y su Tierra Pura. Sin embargo, si uno abre con atención estos textos, descubrirá algo fundamental: es el Buda Shakyamuni quien los está proclamando, no desde un lugar distante, sino aquí mismo, en nuestro Mundo Saha, a esta asamblea de seres limitados y sufrientes, entre los cuales nos contamos nosotros. Pero ¿quién es realmente este Shakyamuni que habla? ¿Es acaso un mero sabio histórico que vivió hace veinticinco siglos en la India? ¿O es, como proclama el Sutra del Loto, una manifestación activa del Buda Eterno, que desde su morada inconcebible se proyecta en este mundo por compasión, adoptando formas, tiempos y palabras para conducir a todos los seres al Despertar?

Desde la visión de la Escuela del Loto Reformada, sostenemos sin vacilación que los Sutras del Buda Amida no fueron predicados por un Buda transitorio, sino por el Buda Eterno mismo —Shakyamuni como Cuerpo Encarnado (Nirmaṇakaya) del Buda Eterno (Dharmakaya) sin nacimiento ni muerte, que desde lo eterno se adapta a los oídos, corazones y karmas de los seres de esta era decadente.

El Sutra del Loto nos revela una verdad asombrosa: el Buda Shakyamuni no alcanzó la Budeidad bajo el árbol Bodhi en esta vida, sino que ya había sido Buda desde un pasado inconmensurable, enseñando desde tiempos sin comienzo para beneficio de incontables mundos. Esta declaración, contenida en el capítulo 16 ("La Vida Eterna del Tathagata"), transforma por completo nuestra comprensión de todos los discursos del Buda: cada enseñanza pronunciada por Shakyamuni es, en verdad, una enseñanza eterna, adaptada a la capacidad del momento. Por lo tanto, cuando el Buda predica los Sutras del Buda Amida, no lo hace como mero transmisor de otro Buda (como si repitiera un mensaje ajeno), sino como manifestación del Buda Eterno, que se desdobla en múltiples formas por pura compasión. En este sentido, Amida no es un Buda rival ni externo, sino una de las infinitas formas hábiles del Buda Eterno, una manifestación de su voto de salvación total.

El Buda Shakyamuni predica estos Sutras porque es él mismo quien ha asumido la forma de Amida, y ahora la proclama para beneficio de los seres más vulnerables: aquellos que, en la era del Mappo, se encuentran incapacitados para acceder al camino riguroso del autoesfuerzo, pero que aún conservan la fe, la capacidad de escuchar y la sinceridad del corazón.

El Buda predijo que, tras su aparente entrada en el Parinirvana, el mundo pasaría por tres grandes eras: la Era del Dharma Verdadero, la Era de la Imitación del Dharma, y finalmente la Era Final del Dharma (Mappo), en la que nos encontramos ahora. En esta era, dice el Sutra del Nirvana, la ignorancia florecerá como un fuego sin control, y los seres, envueltos en codicia, odio y confusión, tendrán cada vez menos capacidad para seguir el camino profundo del Bodhisattva.

Pero el Buda no abandonó a estos seres. Sabía que su compasión debía manifestarse con mayor claridad, y por eso, a través de su forma como Shakyamuni, nos entregó las enseñanzas del Buda Amida como una red de oro echada en las aguas turbulentas del Samsara. Así, los Sutras de la Tierra Pura son parte del Plan Salvador del Buda Eterno para el Mappo: no como una enseñanza secundaria, sino como una medicina suprema para las enfermedades más agudas del espíritu humano.

La Escuela del Loto Reformada sostiene que todas las enseñanzas auténticas del Buda, incluso aquellas que parecen sencillas o devocionales, son en esencia formas del Ekayana, el Vehículo Único. La práctica de recitar el Santo Nombre de Amida (el Nembutsu) no es entonces un "atajo" o una "práctica menor" ni menos "independiente", sino una forma sublime, poética y metafórica de hacer accesible el Dharma Eterno.

El Santo Nombre del Buda Amida es una manifestación sonora del Verdadero Cuerpo del Buda. Recitar "Namu Amida Butsu" con fe y devoción es, por tanto, entrar en comunión directa con el Buda Eterno. Esta práctica, predicada por Shakyamuni en los Sutras, no puede sino ser leída como una extensión del corazón del Loto, adaptada a los oídos de aquellos que ya no pueden estudiar profundamente, meditar prolongadamente, ni dominar grandes doctrinas, pero cuyo anhelo de liberación arde como incienso en la Noche del Samsara.

En el capítulo 2 del Sutra del Loto, el Buda declara: "Solo existe un solo Vehículo, el de los Budas, no hay un segundo ni un tercero. Los Budas aparecen en el mundo únicamente para abrir la puerta a esta Sabiduría Única, para mostrarla, revelarla y conducir a los seres hacia ella."

Esta enseñanza sella toda la interpretación de los Sutras del Buda Amida: no son otra puerta, sino una forma hábil de la misma única puerta. Shakyamuni, con su compasión insondable, predica estos sutras como parte de su estrategia iluminadora, empleando imágenes de paraísos, lotos dorados y melodías celestiales para inspirar en los corazones de los seres la fe necesaria para comenzar el camino.

Incluso las expresiones del Sutra de la Meditación —como las Dieciséis Contemplaciones— pueden y deben entenderse como formas graduadas de llevar al ser hacia la contemplación del Loto Eterno, donde la distinción entre el que contempla, lo contemplado y el acto mismo de contemplar se disuelve.

Desde la perspectiva de la Escuela del Loto Reformada, no hay contradicción ni división entre los Sutras de la Tierra Pura y el mensaje eterno del Sutra del Loto. Todo lo que predica el Buda —incluso cuando toma la forma de Shakyamuni o de Amida— proviene de la misma fuente, del mismo corazón, de la misma voluntad de salvación universal. Por tanto, afirmar que Shakyamuni es el predicador real de los Sutras de Amida es, en verdad, afirmar que el Buda Eterno, invisible pero activo, sigue predicando a través de sus múltiples formas. Y en esta era oscura, su palabra resuena en el Santo Nombre, en los votos, en la luz sin fin del Buda de Occidente, como un eco del mismo Loto que florece en todos los mundos.

Que este conocimiento fortalezca nuestra fe, oriente nuestra práctica, y nos permita reconocer la voz del Buda en cada sílaba del Dharma. Escuchar al Buda Amida es escuchar a Shakyamuni. Escuchar a Shakyamuni es escuchar al Buda Eterno (Mahavairocana).