Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Escuela del Loto Reformada) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


viernes, 4 de julio de 2025

Investigando la Verdadera Naturaleza de la Realidad: El Tratado sobre la Contemplación de la Mente del Gran Maestro Chih-i

 


El Tratado sobre la Contemplación de la Mente (Kanshinron) es tradicionalmente atribuido al Gran Maestro Chih-i, considerado el sistematizador definitivo del pensamiento Tiantai y artífice de una de las síntesis más profundas del Budismo Chino. Compuesto en un estilo compacto y directo, el texto probablemente data de la última etapa de la vida de Chih-i, cuando su enseñanza ya se hallaba plenamente madura, en conexión directa con su enseñanza más sistemática contenida en el Maka Shikan ("Gran Tratado sobre la Calma y la Contemplación").

Sin embargo, en el contexto doctrinal de la Escuela del Loto Reformad, esta obra adquiere un significado teológico aún más profundo: se erige como manifiesto esencial de la contemplación del corazón en la Era Final del Dharma, donde la práctica debe partir no tanto del análisis abstracto como de una confrontación radical con la realidad del un solo pensamiento tal como aparece.

El título mismo del texto significa literalmente "Tratado sobre la Contemplación de la Mente". Pero el contenido nos indica que no se trata de una introspección psicológica común, ni de un análisis meramente racional de las funciones mentales. "Contemplar la mente" significa, en el contexto Tiantai, observar el surgimiento del pensamiento desde la Vacuidad, reconociendo que en cada instante de conciencia están presentes los Diez Dharmadhatus, los Tres Mil Mundos en un Solo Pensamiento (Ichinen Sanzen), y las Tres Verdades (Santai) que constituyen el núcleo de la visión Tiantai del mundo. Lo que aquí se contempla no es la mente como órgano, ni la mente como flujo, sino la naturaleza del surgimiento mismo, tal como se presenta en un solo momento de conciencia. Este "momento" es, para Chih-i, una epifanía completa del universo entero, y no un fragmento entre otros. En él se manifiestan las raíces del samsara y del nirvāṇa, del sufrimiento y de la Iluminación, de los demonios y de los Budas.

El tratado consta de tres grandes secciones:

1. Prefacio: Expone el motivo y la urgencia de la obra, expresado en estilo poético. Chih-i lamenta el debilitamiento del Verdadero Dharma en la Era Final y denuncia la superficialidad de muchas formas de práctica. Su objetivo es devolver al practicante al sabor genuino de la enseñanza, que se halla en la contemplación de un solo pensamiento tal como es.

2. Exposición Principal: Aquí se plantean treinta y seis preguntas que exploran el significado de contemplar la mente que surge por sí misma que sirven como "Koanes" o medios hábiles para contemplar la mente y realizar la Vacuidad. Cada pregunta es respondida desde una perspectiva doctrinal concreta: desde las falsas doctrinas y las prácticas demoníacas, pasando por los Tres Vehículos, la Enseñanza Diferenciada y el Vehículo Perfecto, hasta los frutos últimos de la Budeidad como las diez fuerzas, la omnisciencia, la compasión universal y el silencio inefable.

3. Sección de Difusión: Es un llamado final a los discípulos, donde se alerta de los peligros de practicar sin haber comprendido estas enseñanzas. Chih-i compara al verdadero discípulo con un Hijo del Buda que prolonga la semilla de los Tres Tesoros, y al falso con un demonio destructivo del Dharma. El texto termina con versos luminosos sobre la luna, la vacuidad y la naturaleza no-dual de la Realidad.

Todo el tratado gira en torno a una expresión clave: "contemplar el pensamiento que surge por sí mismo". Esta frase condensa la esencia de la enseñanza Tiantai: "Un pensamiento": No se refiere a una unidad cuantificable de mente, sino a la totalidad del presente tal como se manifiesta en la conciencia. "Surge por sí mismo": No en el sentido de surgimiento autónomo, sino como punto de partida para examinar los errores doctrinales sobre el origen de los fenómenos. "Contemplar": Significa observar con sabiduría, discerniendo la Vacuidad de los dharmas, su interdependencia, y su Talidad original. Las treinta y seis preguntas analizan esta experiencia desde múltiples ángulos: doctrinas heréticas, grados del vehículo, niveles de Samadhi, los Cuatro Tipos de Nirvana, las Paramitas, las Cuatro Tierras, las Cuatro Enseñanzas, los Dharmas Esenciales de Buda, y hasta el silencio que trasciende toda palabra. Cada respuesta muestra cómo una sola mente contiene todos los Dharmas, cómo se expresa según la capacidad del practicante, y cómo cada aspecto del despertar está ya presente en su totalidad en el corazón del que contempla.

El Gran Maestro Chih-i lanza una advertencia constante a lo largo del texto: sin contemplación de la mente, toda práctica degenera en superficialidad, orgullo, avidez o herejía. Los que no interrogan su propia mente y se contentan con métodos externos —sea respiración, ascetismo, preceptos o recitación— corren el peligro de caer en los Tres Malos Caminos o convertirse en destructores del Dharma. Esta crítica no va dirigida a la práctica en sí, sino a la práctica vacía de introspección y sabiduría. En la visión de la Escuela del Loto Reformada, esta es una denuncia válida también para nuestros tiempos: prácticas mecánicas, emocionalismo sin sabiduría, o estudio intelectual sin realización interior, son todos errores que desvían al devoto del Camino.

Para la Escuela del Loto Reformada, el Tratado sobre la Contemplación de la Mente es una epítome de la pedagogía directa del Buda Eterno. Es un llamado a retornar no solo al Sutra del Loto como Enseñanza Perfecta, sino a su interiorización vivencial, a través de la práctica del Kanjin —la observación directa del pensamiento presente como manifestación plena del Buda. En este tratado se encuentra una forma de meditación que no se limita al cojín, sino que permea cada instante del vivir. Desde la visión del Ekayana (Vehículo Único), la contemplación de la mente es la forma en que el Reino del Buda puede empezar a surgir aquí y ahora, cuando uno ve con claridad que no hay diferencia entre la mente que observa, lo observado, y el Dharma mismo.

Así, el Tratado sobre la Contemplación de la Mente no es un tratado especulativo. Es una llamada urgente a Despertar. El Gran Maestro Chih-i compone este texto, como él mismo declara, no por arrogancia, sino movido por la compasión: “si los discípulos cierran los ojos mañana, ¿quién les mostrará el Camino?” Hoy, en esta era de Mappo, en la que la enseñanza del Buda parece a veces diluirse entre miles de voces, este texto resuena como un tambor del Dharma. Nos recuerda que contemplar la mente no es opción secundaria, sino el corazón palpitante del sendero budista.

Tratado sobre la Contemplación de la Mente

También llamado "Tratado de la Leche Hervida"

Prefacio

Pregunta: Los Sutras del Buda son incontables, y también lo son los tratados. Aquellos que difunden el Dharma son personas sobresalientes en el mundo, y quienes los escuchan y aceptan se encuentran por doquier. De esta forma, la Lluvia del Dharma se extiende ampliamente, humedeciendo a las cuatro clases de discípulos. El rocío del beneficio se esparce sin límite. ¿Qué sentido tiene entonces crear otro tratado? ¿Qué nuevo beneficio podría aportar?

Respuesta: Tal como has preguntado, es bien sabido que los Sutras del Buda son innumerables, y los tratados también muy numerosos. Esto es conocido por todos. Sin embargo, muchos de quienes difunden el Dharma, con la intención de beneficiar a los seres, mezclan agua con la leche, debilitando así la pureza del néctar. Como resultado, quienes escuchan y aceptan terminan por perder el sabor verdadero del Camino. Las cuatro clases de discípulos se alejan poco a poco de la profundidad del Dharma y se acercan a enseñanzas diluidas. Aquellos que antes tenían fe, ven cómo su confianza se marchita gradualmente y sus palabras se vuelven superficiales. Temo, por tanto, que el Dharma profundo y vasto no permanezca mucho tiempo entre nosotros, y que los ojos de los seres vivientes se apaguen sin haber conocido el beneficio de la Verdadera Enseñanza.

Es por ello que, en mi retiro, brota en mí una profunda pena y preocupación. Me es difícil soportar esta situación. No me considero más que un hombre vulgar, de escasa visión y pobre conocimiento, y sin embargo, deseando ayudar al Dharma, como el papagayo que alza las alas con fuerza, intento elevarme con el poder de los Tres Tesoros y me atrevo a componer este tratado.

Quien ha preguntado desea conocer el propósito esencial de este escrito. Puede resumirse en dos puntos: Primero, como una autoexhortación dirigida a los discípulos que me siguen. Segundo, como una guía para que también otros miembros de las cuatro clases de discípulos puedan, si tienen fe y son capaces de aceptarlo, recibir esta enseñanza y transmitirla.

A modo de resumen, presento el sentido de este tratado en forma de versos:

Cuando el Gran Maestro se preparaba para entrar en el Parinirvana,
como un padre compasivo dejó a sus hijos una herencia.
La práctica del Camino debía basarse siempre
en la atención constante a los Cuatro Fundamentos de la Atención,
y permanecer firmes en los preceptos como guía.

Pero nosotros, que no somos Hijos verdaderos del Buda,
no recordamos esa sagrada herencia.
Viajamos con lentitud, sin el Camino en nuestro interior,
relajamos los Preceptos y caemos en temor a los Tres Caminos del sufrimiento.

Porque no preguntamos por la Contemplación de la Mente,
la fe de otros se debilita poco a poco.
Como cuervos que no muestran el Camino,
¿cómo podremos entonces pagar la deuda con el cuervo blanco?

No es solo que el campo esté reseco,
sino que no hay semillas de igualdad en él.
Si la lluvia del Dharma no cae,
las semillas del Dharma se secarán.

Sin provisiones para el futuro,
perderemos los tres tipos de beneficios y caeremos en el sufrimiento.
El Gran Dharma está a punto de colapsar.
¡Ay de nosotros al ver esta situación!

Por esta razón, nace la necesidad de componer este Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

La Verdadera Realidad del Dharma es igualitaria,
no puede alcanzarse mediante acciones, ni por quienes actúan.
Pero quien pregunta sobre la contemplación de la mente,
puede actuar, y también alcanzar esa realidad.

Esta práctica es, precisamente, los Cuatro Fundamentos de la Atención.
Es conforme a los Preceptos del mokṣa.
Quien se apura en la práctica y cultiva el Camino internamente,
mantiene los Preceptos y renace en los reinos humanos o celestiales.

Ese es el verdadero Hijo del Buda,
aquel que no traiciona la herencia del padre compasivo.
Los cielos y los dragones se regocijan,
¿cómo no habrían de alegrarse todos los demás?

Así se paga la deuda con el cuervo blanco,
y se da alimento también a los cuervos oscuros.
El campo vuelve a ser fértil,
y se siembran semillas de igualdad.

Cuando la lluvia del Dharma cae en su momento,
las semillas del Dharma brotan y crecen.
Todos tienen provisiones para el futuro
y cosechan los tres beneficios al mismo tiempo.

Por esta razón, se hace necesario componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

Muchos vienen en busca del Dharma,
y desean escuchar el Camino Supremo.
Pero si no conocen la Contemplación de la Mente,
la sabiduría adquirida por el oír no se desarrollará.

Muchos vienen en busca del Dharma,
deseando reflexionar sobre el Camino Supremo.
Pero si no conocen la Contemplación de la Mente,
la sabiduría del pensamiento no brotará.

Muchos vienen en busca del Dharma,
queriendo cultivar el Camino Supremo.
Pero si no conocen la Contemplación de la Mente,
la sabiduría de la práctica no se completará.

Muchos vienen en busca del Dharma,
con la intención de cultivar los Cuatro Samadhis.
Pero si no conocen la Contemplación de la Mente,
terminarán exhaustos y no obtendrán fruto alguno.

Muchos vienen en busca del Dharma,
escuchando mucho y acumulando palabras.
Pero si no conocen la Contemplación de la Mente,
no experimentarán la verdadera dicha.

Muchos vienen en busca del Dharma,
cultivando Samadhi y alcanzando concentración.
Pero si no conocen la Contemplación de la Mente,
su meditación será ciega, sin visión ni claridad.

Muchos vienen en busca del Dharma,
deseando arrepentirse de sus múltiples faltas.
Pero si no conocen la Contemplación de la Mente,
no lograrán liberarse verdaderamente del pecado.

Muchos vienen en busca del Dharma,
con la intención de liberarse de las aflicciones.
Pero si no conocen la Contemplación de la Mente,
las aflicciones no se extinguirán.

Muchos vienen en busca del Dharma,
En el deseo de beneficiar a los demás.
Pero si no conocen la Contemplación de la Mente,
ellos mismos se extravían, ¿cómo podrían guiar a otros?

Muchos vienen en busca del Dharma,
deseando enseñar y explicar a los seres.
Pero si no conocen la Contemplación de la Mente,
su discurso será errático, como palabras sin raíz.

Muchos vienen en busca del Dharma,
deseando alcanzar los frutos de la Vía.
pero si no conocen la Contemplación de la Mente,
su cultivo será vano y su esfuerzo infructuoso.

Muchos vienen en busca del Dharma,
aspirando a ser guías y refugio del mundo.
Pero si no conocen la Contemplación de la Mente,
su compasión no tendrá firmeza ni profundidad.

Muchos vienen en busca del Dharma,
diciendo que honran al Buda y veneran la Enseñanza.
Pero si no conocen la Contemplación de la Mente,
son solo hojas que flotan, sin raíz en la práctica.

Muchos vienen en busca del Dharma,
alabando la doctrina del Mahayana.
Pero si no conocen la Contemplación de la Mente,
es como alabar la medicina sin curar la enfermedad.

Muchos vienen en busca del Dharma,
deseando renacer en las Tierras Puras.
Pero si no conocen la Contemplación de la Mente,
no poseen barco ni remo para cruzar el océano.

Muchos vienen en busca del Dharma,
aspirando al despertar del Bodhisattva.
Pero si no conocen la Contemplación de la Mente,
carecen de sendero hacia la Budeidad.

Muchos vienen en busca del Dharma,
queriendo practicar el Camino del Medio.
Pero si no conocen la Contemplación de la Mente,
no hallarán la armonía entre Vacuidad y existencia.

Muchos vienen en busca del Dharma,
y aunque estudian mucho y practican los preceptos,
si no conocen la Contemplación de la Mente,
su mente será como barro que nunca se seca.

Por ello, aquellos que vienen en busca del Dharma,
deben primero preguntar por la Contemplación de la Mente.
Esta es la raíz de la sabiduría,
la fuente de todo bien y la puerta del Despertar.

Así pues, por estas causas y condiciones,
surge la necesidad de componer este Tratado sobre la Contemplación de la Mente,
a fin de preservar la Verdadera Enseñanza,
y devolver a los seres el sabor genuino del Dharma.

Si no se comprende el preguntar sobre la contemplación de la mente,
se retrocede y se induce a otros a calumniar.

Muchos vienen en busca del Dharma,
deseando hacer florecer la revelación de la Enseñanza del Buda.
Pero si no preguntan por la contemplación de la mente,
retroceden en sus acciones vastas y dañan la gran práctica.

Estas pérdidas y ganancias entre los muchos buscadores,
no pueden ser expresadas plenamente mediante versos.
Que existan tales pérdidas y ganancias,
y que no haya quien lo advierta, es motivo de gran pesar.

Por esta razón,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

En esta era final, muchos que cultivan la contemplación,
caen en concentraciones erróneas y se aferran a visiones ilusorias.
Su elocuencia parece inagotable,
y se creen a sí mismos tesoros preciosos del mundo humano.

Los ignorantes los olfatean con entusiasmo,
como zorros salvajes cuyo aliento hiere los ojos.
Agitan la cola y se mueven con los pies,
avanzando paso a paso hacia la fosa de la ruina.

Por esta razón,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

Algunos observan la respiración desde la nariz y practican Anapana,
o cultivan la contemplación de lo impuro (ashubha).
Aunque Anapana pueda conducir a los Cuatro Dhyanas,
no por ello se escapan de la retribución infernal.

Quienes contemplan lo impuro, creyendo estar en el sendero del Arhat,
reciben ofrendas invertidas, como cuencos dados vuelta, y aceptan comida de mujeres.
Aun si renacen según el Samadhi alcanzado,
caerán en los cielos de larga vida, de los que es difícil Despertar.

Por esta razón,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

Quienes aplican su mente a métodos de práctica sin discernimiento,
desarrollan una concentración demoníaca sin sabiduría.
Al manifestar comportamientos extraños o animalescos,
sus actos arruinan la enseñanza del Buda.

Al morir, nacen en el reino de los fantasmas,
como parte de las noventa y cinco clases de seguidores desviados.
En la era de la imagen del Dharma, surgen dudas difíciles de resolver;
y los tres tipos de falsos maestros destruyen la Enseñanza del Buda.

Por esta razón,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

Algunos, cuyo corazón no está consagrado al Camino,
cultivan pensamientos torcidos en busca de fama y beneficio.
Simulan los gestos externos de la meditación,
y con ello obtienen reputación y séquito.

Pero sus acciones hieren el corazón de los demás,
y dañan gravemente la Verdadera Enseñanza del Buda.
Tales personas son Icchantikas,
y al morir caen en el Infierno del Incesante Sufrimiento (Avichi).

Por esta razón,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

La exposición del Dharma puede conducir a la liberación,
y también quienes escuchan la enseñanza pueden obtenerla.
Pero si no conocen el preguntar sobre la contemplación de la mente,
son como pobres contando las riquezas de otros.

Si quien predica conoce la contemplación de la mente,
entonces su enseñanza es verdadera y puede mostrar el Camino.
Si quien escucha interroga sobre la contemplación de la mente,
sólo entonces puede recibir algo; sin preguntar, nada se obtiene.

Por esta razón,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

Los Preceptos son como frenos que dominan el caballo de la mente.
Aunque se mantengan los cinco volúmenes del Vinaya,
si no se pregunta por la contemplación de la mente,
el caballo mental jamás será domado.

El Vinaya sostiene la enseñanza del Buda,
pero muchos solo comprenden lo exterior, sin penetrar lo interior.
El Sutra de Vimalakirti reprende incluso a los grandes discípulos:
solo quien cultiva interiormente puede decirse que verdaderamente guarda los preceptos.

Por esta razón,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

Se recitan los Sutras en busca de liberación,
no para adquirir riqueza o fama mundana.
Si uno sabe interrogar sobre la contemplación de la mente,
dentro de una sola mota de polvo
puede revelarse un canon que llene los tres mil grandes mil mundos.
Quien los recibe, sostiene, recita y estudia,
sin olvidar lo escuchado,
abre su corazón y obtiene la liberación.

Por esta razón,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

Hay quienes observan las prácticas de los demás,
y celebran a los practicantes devotos que ofrecen y veneran.
Pero en su interior, buscan solo su propio beneficio,
y se apoyan en la práctica ajena para mantener su subsistencia.

Destruyen la virtud ajena del regocijo y la entrega,
como quien paga una deuda con mulas y asnos.
Pero si uno conoce la contemplación de la mente,
se convierte él mismo en un camello vigoroso que guía la caravana.

Por esta razón,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

Cada doctrina tiene su método y su Camino,
pero muchos no se dedican a investigarlas con profundidad.
De pronto, espían las enseñanzas del Buda y las escrituras,
y malinterpretan los significados durante más de diez años.

No es solo que esas doctrinas sean torpes,
sino que algunos ocultan la intención de dañar la Verdadera Enseñanza.
Esto es propio de los seguidores de Kāpilá (Kapila),
¿cómo podrían los sabios y santos permitir tales errores?

Por esta razón,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

Aquellos que son ricos y poderosos pero carecen de Camino,
con frecuencia aumentan sus deseos y caen en la disipación.
Pero si conocen la contemplación de la mente,
alcanzan la auténtica riqueza del Dharma.

Aunque estén en la cima, no corren peligro.
Aunque su copa esté llena, no se desborda.
No se aferran a la riqueza mundana,
y su mente permanece siempre anclada en la Ley del Camino.

Por esta razón,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

Los pobres y humildes, por el contrario,
muchas veces caen en el engaño, la adulación y el crimen.
Espían y conspiran, cometiendo toda clase de males,
y finalmente, son castigados por las leyes del reino,
y al morir caen en los Tres Caminos del sufrimiento.

A causa de todo esto,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

Quienes son pobres y humildes,
a menudo desarrollan artimañas, disimulos y acciones maliciosas.
Espían con ojos turbios, y maquilan múltiples males,
y acaban castigados por las leyes del mundo.

Y al llegar la muerte,
caen sin remedio en los tres malos destinos.
Pero si llegan a conocer la contemplación de la mente,
su pobreza no será obstáculo para el Camino.

Aunque habiten en chozas humildes,
su corazón mora en la morada del Buda.
Aunque anden entre andrajos y polvo,
resplandecen con la dignidad de los sabios.

Por esta razón,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

Aquellos que practican sin sabiduría,
aunque posean diligencia y ardor,
son como ciegos que corren por un campo pedregoso:
inevitablemente tropezarán y caerán.

Aquellos que cultivan sin conocimiento del corazón,
aunque su disciplina sea estricta y sus austeridades severas,
no alcanzan el fruto verdadero.
Es como buscar agua en el desierto:
lo poco que encuentren, será salada y estéril.

Por esta razón,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

Hay quienes adoptan posturas de meditación,
cierran los ojos y ajustan la respiración,
sin embargo no interrogan su propio corazón.
Así, aunque su cuerpo parezca inmóvil,
su mente divaga como un mono enloquecido.
Toman las apariencias por logro,
y se engañan creyéndose avanzados.
Pero sin la contemplación interior,
son como madera vacía, hueca en su raíz.

Por esta razón,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

Muchos practican con el cuerpo,
pero no comprenden el propósito del espíritu.
Muchos estudian los textos del Canon,
pero no disiernen el sentido oculto de la Mente.

Muchos enseñan el Dharma con la boca,
pero no se transforman a sí mismos con la contemplación.
Muchos recitan el Nombre del Buda,
pero lo hacen con mente distraída.
Muchos aspiran a renacer en la Tierra Pura,
pero no siembran la causa de una mente pura.

Por esta razón,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

El camino correcto de la práctica,
consiste en examinar primero el corazón,
y luego armonizar preceptos, concentración y sabiduría.
Es como preparar el campo:
primero se remueve la maleza, luego se siembra la semilla,
y finalmente se espera la lluvia del Dharma para nutrirla.

Si no se contempla la mente,
es como sembrar sobre piedra o verter agua sobre arena.
Por esta razón,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

Esta contemplación es la llave del Dharma,
el timón de la barca de la práctica,
la lámpara que disipa la oscuridad del corazón.
Por ella, los sabios alcanzan la orilla,
y los necios despiertan del letargo de los cinco deseos.
Por ella, los monjes se tornan Budas,
y los laicos alcanzan el fruto de la iluminación.
Por ella, los Cuatro Fundamentos de la Atención
se convierten en camino hacia la liberación.

Por esta razón,
con todo el respeto y devoción posibles,
me inclino ante los Tres Tesoros,
y compongo humildemente este Tratado sobre la Contemplación de la Mente,
para beneficio de todos los seres en el fin del Dharma.
Si uno es capaz de preguntar por la contemplación de la mente,
se establece en la calma, se nutre del Camino.
Donde hay Camino, hay verdadera nobleza;
donde hay no-aferramiento, hay riqueza y gozo profundos.

Por esta razón,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

Las Cuatro Clases de discípulos son todos Hijos del Buda,
sin excepción, todos son parientes en el Dharma.
Pero al aferrarse a lo que creen "bueno",
surgen disputas, y se siembran resentimientos que durarán vidas futuras.

Si pudieran preguntar por la contemplación de la mente,
se unirían en armonía como agua con leche.
Todos son hijos del León Sabio,
y juntos forman un bosque de sándalo perfumado.

Por esta razón,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

La vejez avanza, el cuerpo arrastra enfermedad.
Los ojos se tornan oscuros, los oídos apenas oyen.
La mente se confunde, la memoria se pierde con fugas.
Año tras año, la vitalidad declina.

El Rey de la Muerte, el gran pájaro de alas doradas,
pronto devorará la raíz de nuestra vida.
El día en que el hilo del karma se quiebre,
y el aliento final se extinga, ¿quién podrá aún hablar?

Por esta razón,
es indispensable componer el Tratado sobre la Contemplación de la Mente.

Me postro ante los Budas de las diez direcciones,
con compasión profunda hacia quienes contemplan la mente.
Animo a que contemplen con precisión y bondad,
y que despierten el gozo sublime del Despertar.

Me postro ante el Dharma de las diez direcciones,
con compasión profunda hacia quienes contemplan la mente.
Exhorto a la contemplación sincera y profunda,
para obtener el Verdadero Dharma y liberarse del sufrimiento.

Me postro ante la Sangha de las diez direcciones:
si logran contemplar la mente correctamente,
entrarán en el gran océano de la armonía,
y su gozo será inconmensurable.

Me postro ante el Maestro Nāgārjuna:
¡Ruego que bendiga a quienes contemplan la mente!
Que pronto puedan despertar y comprender,
y también renuncien a los tres tipos de mente errónea.

Ahora, apoyado en el poder de los Tres Tesoros,
levanto treinta y seis preguntas.
Estas preguntas abarcan numerosas puertas sutiles;
si se enfrentan una a una con hechos, son incontables.

Si uno contempla una sola mente en un solo pensamiento,
y puede responder estas preguntas sin obstrucción,
se ha de saber que su ojo mental está abierto,
y que ha entrado en la Piscina de la Claridad Serena.

Si no puede responder estas preguntas,
¿cómo no decir que está ciego y en tinieblas?
Si ni siquiera ve lo mínimo del significado,
¿cómo podría caminar por el Gran Camino?

¡Ay! En esta Era Final del Dharma,
ya no hay quienes logren el Despertar.
Y si acaso hay algunos pocos,
¿cómo podrían no distinguirse por su comprensión de estas preguntas?

Por ello, conmovido por esta tristeza y compasión,
rindo homenaje y me refugio en los Tres Tesoros.
Compongo este Tratado sobre la Pregunta por la Mente,
para que quienes contemplan puedan alcanzar la claridad.

Ruego a todos los que vean o escuchen este tratado:
que no generen dudas ni calumnias en su corazón.
Que lo acepten con fe, que lo practiquen con diligencia,
y sin duda obtendrán el gran beneficio del Dharma.

Pregunta: ¿Por qué razón se ha compuesto este Tratado sobre la Pregunta por la Contemplación de la Mente?

Respuesta: En esta era final, muchos son los que desean el tesoro del Dharma, pero lo hacen por codicia, y no por el verdadero propósito. Los que practican meditación o contemplación, simplemente fijan la atención en la nariz o cultivan la impureza o el Anapana. Esto, en verdad, es como enfrentar la pared. ¿Cómo puede hablarse de que han comprendido el Camino?

Algunos, al entrar en Samadhi mediante la contemplación, desarrollan comprensiones invertidas, 
y con discursos interminables afirman haber alcanzado la Verdad, y se proclaman a sí mismos como tesoros entre los hombres. ¡Pero cuán lejos están de comprender que están inflamados de arrogancia y error!

Hoy levanto estas preguntas: si alguien no puede responder ni una sola línea, ¿cómo podría decirse que ha alcanzado lo no alcanzado, o que ha certificado lo no certificado? El capítulo Exhortación a Mantener este Sutra del Sutra del Loto enseña: "Una persona así es difícil de convertir y de guiar." Y en el capítulo Jamás Despreciar, se muestra que después de la partida del Buda Veyāmpratiśabdara, seres como estos serán muchos y no pocos.

Además, lamento profundamente lo siguiente: Durante años, los discípulos de una misma escuela, que han estado siguiéndome y estudiando, han pasado largo tiempo mirando hacia la mente, pero no han investigado con profundidad ni interrogado como es debido. Por eso, no han teñido su corazón con la Ley Interna, y se han apegado a los textos externos. Rápidamente registran notas y glosas, corren de aquí para allá, cargando sutras y tratados como si fueran carga ligera, vagando sin rumbo como viajeros sin mapa. ¿Por qué no abandonar las palabras y los textos, para destruir un solo átomo de ilusión y leer así un canon que abarque el triple mundo?

Al pensar en estos discípulos extraviados, que me han seguido durante generaciones, y que han obtenido nada, me pregunto: si en algún momento cierran los ojos en la muerte, ¿quién podrá entonces mostrarles el Camino?

Por esta razón, con tristeza intensa y compasión creciente, he decidido componer este tratado.

El Sutra del Mahāprajñāpāramitā explica el método de las "cuarenta y dos letras".  Al comienzo dice: "Si escuchas el método de la letra A, comprenderás todos los significados." Esto significa que todas las cosas, desde el principio, no nacen. Nagarjuna, en su Tratado del Medio, en su Tratado de la Explicación del Gran Vehículo, establece precisamente esta intención: abrir el tratado con las ocho negaciones del no-nacimiento, etc. Utiliza un solo verso para explicar el no-nacimiento, diciendo:

"Los dharmas no nacen por sí mismos,
tampoco nacen de otros,
ni surgen en conjunto ni sin causa:
por ello se dice que no nacen."

Ahora bien, yo tomo como base sólo la primera línea: "No nacen por sí mismos", y a partir de esa contemplación, formulo treinta y seis preguntas. Si uno contempla la mente y puede responder estas preguntas sin trabas, debe saberse que ese practicante ha entrado en la práctica contemplativa de los "Seis Aspectos de la Inmediatez". En el marco de los Cinco Grados de Discipulado, ello equivale a haber alcanzado la primera etapa de la Alegría al Oír el Dharma. Por eso el sutra declara:

"Aunque solo escuches un solo verso,
si comprendes su significado ilimitado,
y sigues su práctica paso a paso conforme al Dharma,
es como si hubieras recitado por cuatro meses…
o incluso por todo un año."

Treinta y Seis Preguntas sobre la Contemplación de la Mente

Pregunta 1. Si los dharmas no nacen de sí mismos, ¿cómo puede decirse que surge el pensamiento que interroga?

Pregunta 2. Si no hay surgimiento ni cesación, ¿cómo explicar la continuidad del pensamiento de momento en momento?

Pregunta 3. Si la mente es vacía y sin forma, ¿quién es el que contempla y a qué se le llama “mente contemplada”?

Pregunta 4. Si uno contempla un solo pensamiento, ¿dónde está el límite entre el pensamiento observado y el que observa?

Pregunta 5. Si se afirma que el pensamiento es ilusorio, ¿cómo puede ese mismo pensamiento conducir a la Iluminación?

Pregunta 6. Si se afirma que la mente no se halla en ninguna parte, ¿cómo puede afirmarse que hay entrada en la contemplación?

Pregunta 7. Si no hay sujeto ni objeto, ¿qué significa hablar de concentración y sabiduría?
 
Pregunta 8. Si uno alcanza el Samahi, ¿acaso no ha entrado en un estado diferenciado y condicionado?

Pregunta 9. Si la contemplación misma es sin forma, ¿cómo puede establecerse como un método de práctica?

Pregunta 10. Si la naturaleza del pensamiento es no-dual, ¿por qué se establece la distinción entre correcto e incorrecto en la contemplación?

Pregunta 11. Si se dice que el pensamiento presente es completo, ¿por qué se necesita pasar por grados y etapas?

Pregunta 12. Si todo dharma está ya plenamente manifestado en una sola mente, ¿cuál es la utilidad del estudio y del debate?

Pregunta 13. Si se dice que hay realización súbita, ¿qué sentido tiene hablar de cultivo gradual?

Pregunta 14. Si uno contempla el cuerpo como impuro, ¿no está eso en contradicción con la doctrina de la Budeidad innata?

Pregunta 15. Si uno contempla la mente como sin surgimiento, ¿por qué se produce gozo, tristeza, amor o temor?

Pregunta 16. Si el que contempla se funde con lo contemplado,  ¿no se anula así toda diferenciación funcional?

Pregunta 17. Si se afirma que no hay ni ir ni venir, ¿cómo se explican las fases de entrada y salida del Samadhi?

Pregunta 18. Si se dice que todos los dharmas son mente, ¿quién crea, sostiene y destruye el cuerpo?

Pregunta 19. Si el karma es vacío por naturaleza, ¿quién recibe el fruto de la acción?

Pregunta 20. Si se dice que no hay un yo permanente, ¿quién transmigra en los seis destinos?

Pregunta 21. Si se dice que uno puede alcanzar la Iluminación en un solo pensamiento, ¿qué diferencia hay entre un Bodhisattva y un Buda?

Pregunta 22. Si la mente ordinaria y la mente iluminada son la misma, ¿por qué la una es causa de sufrimiento y la otra de liberación?

Pregunta 23. Si se dice que la Vacuidad es la Realidad Suprema, ¿no conduce eso a la negación de toda práctica?

Pregunta 24. Si el Buda predica con medios hábiles, ¿cómo distinguir los discursos provisionales de la verdad definitiva?

Pregunta 25. Si el pensamiento del momento presente es sin nacimiento, ¿cómo se reconoce la sucesión del tiempo?

Pregunta 26. Si los seis sentidos son ilusorios, ¿quién es el que escucha la enseñanza del Buda?

Pregunta 27. Si no hay apego al yo, ¿por qué se busca aún el Nirvana?

Pregunta 28. Si todas las cosas son iguales y sin diferencia, ¿por qué existe el sufrimiento y la dicha en los seres?

Pregunta 29. Si el Buda y los seres sintientes comparten la misma naturaleza, ¿por qué unos han despertado y otros no?

Pregunta 30. Si se dice que los Budas no tienen mente discriminativa, ¿cómo pueden enseñar de forma diferenciada?

Pregunta 31. Si el cuerpo y mente del practicante están vacíos, ¿quién es el que cultiva los Paramitas?

Pregunta 32. Si la mente contemplativa cesa, ¿es eso iluminación o es pérdida del Camino?

Pregunta 33. Si todo lo que aparece es mente, ¿cómo se explican las tierras puras y las infernales?

Pregunta 34. Si el pensamiento presente es el Buda, ¿por qué se necesita práctica?

Pregunta 35. Si no hay ni uno que alcanza ni uno que enseña, ¿qué sentido tiene predicar el Dharma?

Pregunta 36. Si se afirma que no hay nada que decir ni enseñar, ¿por qué este mismo tratado ha sido compuesto?

Estas treinta y seis preguntas son como relámpagos que cortan la oscuridad,
como puñales que penetran el caparazón de la ignorancia.
No están destinadas a ser respondidas superficialmente,
sino a ser vistas desde adentro,
con la mirada que brota de la Contemplación del Corazón Verdadero.

Aquel que puede responderlas desde la experiencia interior,
no con meras palabras,
sino con la lucidez nacida del Samadhi y Prajna  unidos,
ha abierto el ojo del Dharma
y ha dado el primer paso en la gran senda del Bodhisattva.

Exposición Principal

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se manifiestan las cuatro negaciones?

Respuesta: Al dejar de lado las disputas lógicas y los apegos dialécticos, la mente se purifica como el vacío.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo puede ello convertirse en una práctica demoníaca?

Respuesta: Al estar atado por el karma y las aflicciones, uno arde en la casa en llamas de los tres mundos.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo puede caer en el camino de los externos?

Respuesta: Mediante visiones erróneas, aflicciones y karma, se gira perpetuamente en los seis destinos.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se corresponde con los Tres Vehículos ?

Respuesta: A través de medios toscos, se cortan las visiones erróneas y los pensamientos,  y se escapa de la casa en llamas de los tres mundos.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se manifiesta la habilidad sutil de la liberación?

Respuesta: Sin cortar del todo los nudos de los Tres Vehículos, se entra sin embargo en los dos tipos de Nirvana.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se accede a la enseñanza diferenciada?

Respuesta: Al buscar el fruto eterno del Gran Vehículo, el Bodhisattva corta aflicciones específicas.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se encarna el Vehículo Perfecto?

Respuesta: Sin destruir el Reino del Dharma, se mora en el Nirvana de las Tres Virtudes.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se accede al Nirvana verdadero?

Respuesta: Cultivando los Cuatro Tipos de Samadhi, se alcanza la paciencia de lo no-nacido.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se logra la habilidad consumada?

Respuesta: Mediante veinticinco métodos hábiles, se armoniza la mente y se entra en el Camino correcto.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo,  ¿cómo se comprenden las condiciones causales?

Respuesta: Surgen diez tipos de estados, y se realiza la unión de una mente con tres sabidurías.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se entienden los diez estados mentales?

Respuesta: Cada uno se convierte en los Diez Vehículos del Dharma, y se deambula por las cuatro direcciones con regocijo.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se trascienden los dharmas sin aferrarse?

Respuesta: Se entra en la primera morada del despertar de la mente, y se avanza a través de las cuarenta y dos etapas.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se consuman las Seis Perfecciones?

Respuesta: Se obtienen todos los Samadhis, así como los Dharanis de la sabiduría.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se desarrollan las Seis Superconocimientos?

Respuesta: Por medio de cuatro tipos de acción transformadora, y con las cuatro elocuencias sin obstrucción.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se alcanzan los signos físicos perfectos del Buda?

Respuesta: Se perfeccionan los Dos Cuerpos del Buda: el Verdadero y el Respuesta, que responden a los seres como reflejos en un espejo.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se completan las Diez Fuerzas y los Cuatro Miedos Vencidos?

Respuesta: Interior y exterior se iluminan por igual, como un orbe redondo y completo.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se observa verdaderamente la mente?

Respuesta: Se obtienen las Dieciocho Propiedades Exclusivas del Buda, que trascienden por completo el mundo.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se alcanza la Gran Compasión?

Respuesta: A través de la Gran Compasión, la Gran Piedad y los Tres Lugares de Recuerdo, se contempla a los seres con ecuanimidad.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se ejercen los medios hábiles?

Respuesta: Se transforma y guía a todos los seres, y se embellecen todos los mundos de manera pura.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se adorna el Árbol del Despertar dentro de una sola mente?

Respuesta: Se embellece el Arbol Bodhi, y se establece un campo de práctica puro.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se sienta uno en el Asiento del Camino?

Respuesta: Se manifiestan las cuatro maneras de realizar la Budeidad, y se responde sin error a todas las capacidades.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se gira la Rueda del Dharma de las Cuatro Enseñanzas?

Respuesta: Se hace girar la Rueda del Dharma puro y maravilloso, ofreciendo néctar a todos por igual.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se manifiestan las Cuatro Formas de Budeidad?

Respuesta: Se revelan las cuatro formas del Nirvana, con conocimiento perfecto y sin residuo.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se comprende el entorno interno y externo?

Respuesta: Los cuatro tipos de tierras y los utensilios celestiales se hacen uno, aunque el color del alimento sea distinto.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo, dentro de esta mente, 
se ven todos los sentidos y causas?

Respuesta: Se comprende todo sin obstrucción alguna.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se conoce el principio de los cuatro tipos de exposición?

Respuesta: Aunque no hay forma ni objeto, las formas aparecen y se enseña ampliamente el Dharma.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se comprenden los métodos gradual y súbito?

Respuesta: En la enseñanza secreta e indeterminada, una sola voz explica los cuatro métodos.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se comprenden las Cuatro Enseñanzas?

Respuesta: Cada una abre sus propias cuatro puertas, las cuales conducen a todos los métodos del Dharma.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo, dentro de las Cuatro Enseñanzas, se generan las Dieciséis Puertas para crear tratados y comprender los sutras?

Respuesta: Mediante las Cuatro Puertas y las Dieciséis Divisiones, se redactan tratados y se abren todos los textos.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se permanece en la concentración iluminada?

Respuesta: Se entra universalmente en los Diez Reinos del Dharma, beneficiando ampliamente a todos los seres sintientes.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se comprenden las Cuatro Tierras?

Respuesta: Según la enseñanza, se da mayor o menor beneficio, y se beneficia ampliamente a todos los seres.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se conoce esta mente?

Respuesta: Contiene todos los Dharmas del Buda; no hay un solo Dharma que esté fuera de la mente.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se conoce esta mente?

Respuesta: Es la igualdad del Reino del Dharma; el Buda no salva a los seres como algo aparte.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se conoce esta mente?

Respuesta: El Reino del Dharma es como el vacío, y en último término no hay pensamiento alguno.

Pregunta: Cuando se contempla el pensamiento que surge por sí mismo, ¿cómo se manifiesta sin lenguaje ni palabra?

Respuesta: Toda palabra y discurso se extinguen, y reina el silencio sereno, sin necesidad de explicación.

Sección de Difusión y Conclusión

Ahora, basándome en la contemplación de un solo pensamiento que surge por sí mismo, he planteado de manera sucinta estas Treinta y Seis Preguntas. Dirijo esta obra, también, hacia aquellos que contemplan la mente desde fuera, así como a quienes, durante largo tiempo, han seguido a sus maestros y se han ejercitado en los Cuatro Tipos de Samadhi.

Si esos practicantes de la contemplación de la mente pueden comprender estas preguntas una por una con claridad y sin obstrucción, entonces nacerá en ellos el pensamiento de venerar al Buda como si lo tuvieran ante sí, y se acercarán a las enseñanzas y a la práctica como si dependieran de los Cuatro Apoyos. Y si los discípulos y seguidores no tienen tropiezo alguno en estas preguntas, esto es la verdadera práctica causal, verdaderamente son Hijos del Rey del Dharma, herederos de la semilla de los Tres Tesoros, que hacen que esta semilla jamás se extinga ni se interrumpa.

Sin embargo, si uno no puede, en su contemplación de un solo pensamiento que surge por sí mismo, responder uno por uno a estos planteamientos, entonces no hay duda: es parte de la comitiva del demonio celestial o del camino externo, es arrastrado por ellos como bestia de carga, y se encuentra todavía prisionero en la cárcel de los Tres Mundos, sin haber hallado la salida.

Si su mente no arde con anhelo por liberarse, y no busca con vigor el salir de esta prisión, entonces caerá irremediablemente en los pozos de los Tres Vehículos deformados o de los Tres Malos Destinos. Él mismo cortará su cuerpo del Dharma y matará su vida de sabiduría. Aniquilará la Familia del Despertar. Tal persona es, en verdad, un destructor del país del Buda, un asesino del hogar del Gran Vehículo.

¡Ay, ay, ay! ¡Qué lamentable! ¡Qué doloroso! ¿Dónde están ahora los sabios de tiempos antiguos como Daie y Nara? ¿Dónde están los que sabían distinguir estas enseñanzas con la claridad del rayo? Si así son las consecuencias de contemplar el pensamiento que surge por sí mismo, entonces lo mismo se aplica a contemplar pensamientos que surgen de otros, que surgen conjuntamente o que surgen sin causa.

En la Puerta de la Relación Armoniosa, el apego a los sonidos y las formas conduce a la aflicción. En la Puerta de la Contradicción, se multiplican los debates sobre lo que es y lo que no es, y si no se acepta el principio de las relaciones, se cae directamente en el Infierno Avichi.

En medio de los Tres Mundos, es difícil atravesar el umbral de la liberación. El asunto de si uno se salva o no se salva es una verdad sutil, profunda y difícil de concebir. Aquellos con mente confusa que siguen los aspectos aparentes tienden a sospechar de todo. No aceptan el néctar del Dharma, ni la medicina invaluable de la esencia de la leche (símbolo del Dharma Perfecto). Y cuando su mente agitada les lleva a proclamar que eso es Nirvana, ¿cómo podrían estar más lejos de la Verdad?

En la Puerta de la Manifestación, se enseña sobre los Cuatro Samadhis, las Tres Ruedas y las Cuatro Enseñanzas. Pero todo esto, interpretado desde la mente dualista, se convierte en confusión. No queriendo seguir el principio de la relación, caen en el Infierno Sin Interrupción. De este modo, terminan persiguiendo las huellas de las llamadas Cinco Divisiones, ignorando que esas huellas son ni próximas ni distantes, ni estrictamente cinco, sino que en su fondo contienen los Tres Verdaderos Aspectos y las Tres Contemplaciones. Pero las mentes ordinarias no pueden resolver esto hábilmente. La mente ciega se aferra a sus propias opiniones y acaba diciendo que todo es vacío.

En la Puerta de lo Oculto, donde no hay forma ni color, armonizando lo Tres y los Cuatro, y atravesando las Doce Puertas, uno no debe dejarse llevar por el deseo ni por el apego. ¿Pero cómo aplicar los medios hábiles para derrotar al demonio del apego y del odio? Pues el apego y el odio también son madres del Buda, y en su raíz se halla el fundamento de los Tres Cuerpos.

Cada aspecto, según la disposición de los seres, recibe un nombre provisional. Para los seres ordinarios se habla de los "Cinco Aspectos Ocultos":

— Pasan todo el día soportando el hambre, pero eso no es verdadera práctica de restricción.

— Pasan todo el día soportando el frío, pero eso no es verdadera austeridad.

— Pasan todo el día suprimiendo deseos, pero no han vencido la codicia.

— Pasan todo el día practicando la compasión, pero matan a los demás.

— Pasan todo el día temiendo el pecado, pero sus actos se desvían aún más.

— Pasan todo el día buscando médicos, pero su enfermedad se agrava.

— Pasan todo el día ofreciendo limosnas, pero su avaricia aumenta.

— Pasan todo el día suprimiendo la ira, pero las tres toxinas se exacerban.

¡Es algo difícil de concebir! ¡Difícil de concebir! Como la luna llena y brillante, sin aumento ni disminución, pero los sentimientos ilusorios de los seres comunes la ven crecer y menguar. Aunque la luz gire y alumbre la tierra del Oeste, la realidad esencial nunca se ha movido. Aquello que sabe usar hábilmente lo hábil, y liberar a los seres de manera maravillosa, ni se convierte en enemigo, ni tampoco se convierte en Buda. El Cuerpo del Dharma opera con gran destreza: su función es insondable.

Entonces, dime tú, ¿de dónde surge verdaderamente la calma y la concentración?