Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Tendai-shu 天台宗) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


sábado, 8 de abril de 2023

El Surgimiento del Loto: El Verdadero Significado de la Aparición del Buda en el Mundo - Sermón de Hanamatsuri 2023

Hoy, al igual que todos los años en muchos países asiáticos, se celebra el nacimiento del Buda Shakyamuni. En China y Japón, esta celebración se conmemora el 8 de Abril. Hemos hablado sobre la vida y obra del Buda en incontables ocasiones, pero debemos recordar que el Buda dijo que él predicaba el Dharma con su propia vida. La tradición nos cuenta que es raro que un Buda aparezca en un mundo; y es más raro aún que predique el Dharma. ¿Qué podemos decir hoy que sea digno de tal acontecimiento? Y ¿cómo se relaciona con nuestras vidas? En esta entrada, veremos el verdadero significado de la aparición del buda en nuestro mundo y qué significa en nuestras vidas en el Siglo XXI. Esta vez, haremos esto de forma narrativa y simbólica, de acuerdo con el Canon Budista. 

Nos encontramos hoy reunidos aquí para celebrar el Kambutsu-e, mejor conocido como el Hanamatsuri (Festival de las Flores), el Nacimiento del Buda en el mundo. En este día, en los templos budistas en Japón, se instala una pequeña sala llamada "Hanamido" (Sala de las Flores) en los terrenos de cada templo y se adorna con flores de colores. Una palangana de agua con una estatua del Buda al nacer se coloca en el medio, y las personas que visitan los templos vierten té dulce (amacha, o té de hortensias) sobre la cabeza de la estatua, en una libación, para conmemorar su nacimiento.

Algunas de las fuentes biográficas canónicas de la vida del Buda Shakyamuni son los Sutras, sus sermones, y el "Buddhacarita", el poema épico sobre la vida del Buda del Gran Maestro Asvaghosha. De acuerdo con el Canon, estos fueron algunos de los sucesos alrededor del Nacimiento del Buda.

Hace más de 2,500 años atrás, existía un reino llamado Kapilavastu en el Norte de la India. Ese reino era gobernado por el Clan Shakya, y sus reyes, el Rey Suddhodhana y la Reina Maya. Estos dos reyes gobernaban su país con moral y rectitud, y todos los ciudadanos gozaban de paz, seguridad y armonía. Habiendo gobernado el reino correctamente ya por un tiempo, los reyes comenzaron a planear para el nacimiento de un heredero. Una noche, mientras la reina dormía sola en su cuarto, tuvo un sueño donde la Luna se volvió un gran elefante blanco con seis colmillos, quien se postró ante ella, y luego de rendirle tributo, se volvió una estela de luz que entró en su vientre y la iluminó completamente. En ese instante, sintió una profunda paz y una felicidad divina jamás antes sentida. Al despertar la reina supo que este no era un sueño normal, y que estaba embarazada sin mediación humana. Rápidamente, la reina mandó a llamar al rey y le contó su presagio, y ambos se emocionaron muchísimo; por fin podrían tener una familia y un heredero para su reino.

Cercano el día del alumbramiento, la reina pidió que la llevaran en carruaje a la casa de su familia en Lumbini, por lo que la corte comenzó los preparativos. Sin embargo, mientras estaban de camino, atravesando los profundos bosques que rodeaban la ciudad de Lumbini, la reina sintió que era el momento de la llegada de su hijo. Todos alrededor de la reina corrían apresuradamente para asistir el parto, y mientras asistían a la reina en su camino a la sombra de un hermoso árbol, se dieron cuenta que de repente, toda clase de animales se congregaban alrededor de ellos, tranquilos y pacíficos, en espectativa. El aire del bosque olía a incienso, el aire entre las hojas de los árboles y arbustos emitían hermosas melodías, y pétalos de flores llovían desde los árboles y caían sobre todos los presentes, formando una corona sobre la cabeza de la reina. Poco a poco, todos los presentes se dieron cuenta que el bosque fue transformado milagrosamente en un paraíso celestial. Entonces, sin dolor alguno y ante el asombro de todos, el recién nacido llegó al mundo, como si hubiese aparecido espontáneamente delante de todos, se puso de pié, y dio siete pasos, diciendo: "Entre el Cielo y la Tierra, soy el Honrado por el Mundo". El bebé brillaba más que el Sol, e iluminaba a todos los presentes con su luz, la cual los infundía de paz y quietud. Todos los animales del bosque, así como innumerables seres celestiales, se arrodillaron en millares ante la llegada de la Luz del Mundo. Y así como todo esto pasó, en un abrir y cerrar de ojos, el bebé príncipe se encontraba con los ojos cerrados en los brazos de la reina, como si no hubiera sucedido. El bebé ahora era abrazado en los brazos de su madre, quien no podía contener las lágrimas de alegría al ver a su hijo. 

Este es el escenario que nos muestra el Canon Budista. Esta es la historia tradicional del Nacimiento del Buda en el mundo, nuestra Luz, nuestro Guía y nuestro Camino a la Salvación. Un Buda, una encarnación de la Energía de Luz y Vida , el Alma del Cosmos, apareció en este mundo, nuestro mundo, hace más de 2,500 años atrás, así como un loto nace del lodo, y sin embargo, permanece completamente puro. Este fue el comienzo de la vida, nuestra vida espiritual, y la primera vez que brilla la Luz Infinita de Salvación sobre el planeta. Es la llegada del Bodhicitta en la mente y el corazón de los seres. Su llegada creó un puente entre nuestro mundo de la dualidad y el mundo de la Unidad; un encuentro entre lo Infinito y lo finito, y abrió de par en par las puertas del Despertar para todos los seres sintientes; para que pudiéramos tracender el sufrimiento, la impermanencia, la impureza y nuestros seres finitos y falsos, nuestros egos, y podamos experimentar la Felicidad, la Eternidad, la Pureza y nuestro Verdadero Ser, uniendo el Samsara con el Nirvana y revelando wue nunca fueron dos - antagónicos - sino que el Samsara es el Nirvana. El nacimiento del Buda es entonces el comienzo de nuestra consciencia espiritual, la evolución del mundo; el comienzo de elevar nuestro sistema planetario a su Fuente Cósmica, y participar en la Vida Infinita del Universo. 

El Buda no fue solo un ser, un humano, sino que es el Ser de los seres; la personificación del Cosmos, quien apareció en este mundo por primera vez hace más de 2,500 años para revelarnos el Dharma de la salvación, y permitirnos compartir su Vida Eterna; que todos estamos fundamentalmente interconectados; que no estamos solos; que hay esperanza, y que podemos asumir responsabilidad por nuestro destino aquí y ahora, porque le nacimiento del Buda no solo se dió en el pasado lejano, sino que el Buda renace en cada momento de nuestras vidas que revelamos nuestra Naturaleza Búdica - nuestra unidad con el Buda - el Espíritu del Buda dentro de nosotros; cada vez que compartimos su Vida Eterna, y cada vez que realizamos su Voluntad (actuamos compasiva y sabiamente) en el mundo. Así, cada vez que nos sentamos a meditar o recitamos el Nembutsu y accesamos nuestra Naturaleza Búdica, nace el Buda.

Cuando tomamos Refugio en los Tres Tesoros del Buda Eterno, el Dharma y la Sangha, revivimos igualmente ese momento, pues tomamos Refugio en el Dharma, la Ley y Energía de Vida que encarnó como el Buda en el Jardín de Lumbini la Sangha. Es entonces cuando debemos decidirnos levantarnos y dar esos siete pasos y realizar la labor del Bodhisattva en el mundo. Es por eso que el Buda nunca murió. Su Parinirvana fue solo un medio hábil, una ilusión (así como su nacimiento y vida fueron en muchos aspectos una ilusión), para que su aparente ausencia física sea el motor que nos mueva a purificar este mundo y revelar su Verdadera Naturaleza, una Tierra Pura. Su aparente Parinirvana solo fue la desaparición, la disolución de su cuerpo físico, para que su Espíritu regresara a las diez direcciones y morara dentro de todos y cada uno de nosotros. Es por eso que cuando tomamos Refugio en los Tres Tesoros aceptamos el nacimiento del Buda dentro de nosotros; es aceptar nuestro legado eterno, como Hijos del Buda, y nos comprometemos porque cada pensamiento, palabra y acción refleje su continua actividad dinámica en el universo. 

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En este día, que conmemoramos el Nacimiento del Buda, mientras bañamos la figura dorada del bebé Buda, no solo le rendimos nuestro respeto y reenactamos ese momento, sino que también reconocemos la presencia de su Espíritu dentro de nosotros, nuestra Naturaleza Búdica, y reafirmamos nuestro compromiso para con el Buda, la Sangha, y la salvación de todos los seres sintientes. Este fue un voto que hicimos en el pasado lejano, y vida tras vida, por más que nos podamos haber desviado, regresamos a este ritual y esta ceremonia para recordarnos de esa promesa que hicimos en su presencia. Todos y cada uno de nosotros que estamos ahora aquí nos hemos reencontrado en innumerables vidas, en innumerables mundos, y hemos regresado aquí y ahora, en nuestros diferentes países, para cumplir con el Voto Primal del Buda de esparcir su Dharma y salvar a todos los seres sintientes que viven alrededor de nosotros. Nuestro tratabo en cada una de nuestras sociedades es entonces uno sagrado, y no podemos tomarlo a la ligera. No podemos dejar que Mara mate nuestra voluntad; no podemos dejarnos caer presa de nuestra desesperanza, nuestra indiferencia, nuestra apatía. No podemos dejar que gane la oscuridad. Nuestra misión es traer más Luz, más entendimiento, más unidad, crear puentes de comunicación y entendimiento entre las personas, y poco a poco, como nos dice nuestro Gran Maestro Saicho, purificar nuestras pequeñas esquinas del mundo.

Ahora, mientras bañamos al bebé Buda, que este acto simbólico sea igualmente un renacimiento, un bautismo, para purificar todas las impurezas de nuestros cuerpos, mentes y espíritus y redoblar nuestros esfuerzos por nuestro Despertar y el de todos los seres sinteintes. Abre tu mente y tu corazón y permite que el Buda nazca en ti. Pero más que todo, que este acto sea uno de profunda humildad y agradecimiento por el Buda, el Alma del Universo, por haberse compadecido de nosotros, apareciendo en este mundo, y legarnos su Dharma de la Salvación. Por todo esto, unimos nuestras manos, elevamas mentes y corazones, y decimos "Namah Samantha Buddhanam Bah".