Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Tendai-shu 天台宗) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


miércoles, 8 de abril de 2020

La Luz de Sabiduría y Compasión del Dharma: El Budismo en Tiempos de Crisis - Una Respuesta a la Pandemia

La reciente pandemia global del Coronavirus por la cual pasa el planeta ha enfermado a más de un millón de personas, ha matado a miles y ha hecho que muchos países cierren sus fronteras, obligando a la población a quedarse en sus casas, con todos los problemas económicos, sociales y psicológicos que han surgido a raíz de la pandemia. Ante este panorama, muchos templos y centros budistas han tenido que suspender sus actividades, obligando a las personas a refugiarse en el templo de su hogar. Mientras los científicos están trabajando por la búsqueda de una cura y mientras los enfermeros y el personal médico, así como muchos empleados esenciales en la sociedad, atienden la situación, ¿Cuál es la respuesta del budismo ante esta crisis? Este ensayo es un intento de proveer una respuesta por parte de un ministro budista, para budistas. 


El Budismo, como sabemos, es una religión fundada en la India por un príncipe llamado Siddhartha Gautama, mejor conocido como el Buda Shakyamuni, hace más de 2,500 años, en respuesta a cómo poder eliminar el sufrimiento de la enfermedad, la vejez y la muerte, y vivir una vida con sentido. De hecho, la historia canónica nos narra que fue la primera visión de una persona enferma la que despertó el deseo de Siddhartha para encontrar una respuesta y una solución a los problemas que aquejan a la humanidad. Por eso, desde el principio, la enfermedad, y sobre todo, la enfermedad de la ignorancia, ha sido un tema doctrinal en el Budismo.

Situaciones como las que vivimos nos hacen preguntarnos: ¿por qué está esto sucediendo? En la tradición canónica budista, nos encontramos con la historia de Mālunkyaputta. Hace un tiempo, Mālunkyaputta se acercó al Buda e insistió en que necesitaba que le diera ciertas respuestas sobre el origen del mundo y su funcionamiento. Entonces, el Buda respondió con una anécdota: una vez había un hombre herido con una flecha venenosa que fue a ver a un médico en busca de medicamentos. El hombre insistió en que no dejaría sacar la flecha hasta que supiera quién le disparó y cómo. El Buda dijo que para cuando se hubieran dado todas las respuestas, el hombre estaría muerto. El Buda narró esta historia para enseñarle Mālunkyaputta que a veces era mejor y más importante evitar respuestas a preguntas filosóficas y tratar solo con los hechos existenciales: cómo aliviar el sufrimiento aquí y ahora. Lo que esto significa para nosotros es que, aunque es natural tener esas preguntas, pero preocuparse por las respuestas solo puede traer más sufrimiento. En estos momentos, sería más sabio trabajar para reducir nuestro propio sufrimiento y el de los demás. Pero muchas veces, aun así queremos respuestas.

El Budismo nos enseña que el Coronavirus nos está haciendo experimentar algunas formas intensas de las Tres Marcas de la Existencia (tilakkhaṇa): la impermanencia (aniccā), la falta de satisfacción o el sufrimiento (duḥkha) y el no-ser (anatta). La repentina invasión de la pandemia en nuestra sociedad, causando muerte y miseria, nos recuerda esa impermanencia. Nos muestra la naturaleza inevitable de nuestra propia muerte y el sufrimiento, lo que nos lleva a reflexionar sobre nuestras enseñanzas y cuán bien las estamos encarnando. La tradición nos enseña que lo máximo que podemos hacer es utilizar estos momentos como oportunidades para estudiar, reflexionar, practicar y mejorar como seres humanos.

A diferencia de las religiones teístas, en donde la figura de un Dios es el objeto principal, el Budismo cree en la ley de causa y efecto: todo sucede debido a la unión de causas y condiciones y al funcionamiento de la ley del karma. Todas las crisis y las pandemias, como el Coronavirus, surgen por causas y condiciones, no por acción divina. Ahora mismo, muchos científicos están trabajando para descubrir exáctamente qué fue lo que sucedió y dio origen a este virus. Pero en términos generales, fueron una red de circunstancias, una intricada red de causas y condiciones, la que resultó en la crisis que vivimos hoy día. Según el Budismo, todos los problemas surgen de la ignorancia y del deseo incontrolado. Actualmente existen muchas teorías, pero todas apuntan a un mal uso de los recursos y al egoísmo humano. Toda acción conlleva una reacción. El ser humano, por décadas, ha estado explotando el medio ambiente y los animales para su consumo desmedidamente, y como todo, esto tiene consecuencias a nivel global, ya que todo y todos estamos interconectados. 

No importa lo que suceda al momento, todo sucede por causas y condiciones y por el funcionamiento de la ley del karma, o la ley de causa y efecto, y que todo tiene un propósito en la vida. Aunque en este momento estemos pasando por momentos difíciles, todo ocurre por algo, y así como Mara y Devadatta (dos enemigos del Buda en su vida) fueron un elemento necesario para que el Buda alcanzara la Iluminación, igualmente, la crisis que estamos experimentando en este momento es una causa y condición necesaria para el Despertar del planeta. La pandemia que estamos viviendo pasará, pero a su paso, nos ha abierto los ojos a que la forma en la que vivimos debe cambiar, y ha revelado muchos defectos en los sistemas económicos y sociales de muchos países. Pero sobre todo, nos ha ayudado a abrir los ojos a nuestra interconexión con todos los otros seres sintientes. 

A veces, como budistas, nos preguntamos: si los Budas y Bodhisattvas son infinitamente sabios y compasivos, ¿por qué no nos salvan? Cuando miramos a nuestro alrededor y vemos a tantas personas enfermas y sufriendo, nos preguntamos: ¿dónde están los votos del Buda de la Medicina? Los Budas y Bodhisattvas existen y han hehco un sin número de votos para salvar a los seres sintientes del sufrimiento, pero incluso ellos no pueden ir en contra de la ley del karma si no hemos aprendido la lección y no hemos experimentado las consecuencias de nuestros actos. Y aunque tienen en su compasión el poder de hacerlo, ellos poseen la sabiduría para saber que si nos ayudan, no habríamos aprendido nada. Es por eso que el Sutra del Loto declara: "El triple mundo no conoce la quietud; es como una casa en llamas...". Aunque los Budas y Bodhisattvas fueran omnipotentes, no les es fácil transfigurar un karman definitivo. Un "karma definitivo" es una retribución, buena o mala, obtenida por actos causales buenos o malos, cometidos en una vida anterior. A pesar de su poder, ni el Buda ni los Bodhisattvas pueden modificar tal retribución, definitiva, de los actos cometidos en una vida anterior. Si uno practicara y rezara para salvarse y mantener la salud, obedeciendo a un apego debido a los deseos, ese es un deseo que no puede ver su realización, pues no corresponde al espíritu del Buda. El Buda dijo: "Los Budas hacen de la Gran Misericordia su Voto. Es por eso que sienten compasión hacia todos los seres vivos como si fueran su hijo único". Si el poder del Buda pudiera acabar con la fuerza del karma, entonces nadie caería en los malos caminos, y ninguno sentiría tampoco sufrimiento alguno. Entonces, nadie recibiría castigo ni recompensa, y nadie vería el resultado de sus actos. Todo esto ha sido previsto por el Buda. 

Sin embargo, el Budismo nos enseña una amplia gama de prácticas, como la meditación, diseñadas para hacernos conscientes de la naturaleza del mundo y ayudar a aliviarnos de los sufrimientos. Todas estas prácticas nos ayudan a ver la verdadera naturaleza de la realidad y a aclarar nuestra comprensión, sobre todo, aquellas cosas a las que nos aferramos que se rigen por nuestros deseos, tanto en cosas tangibles como intangibles en la vida. En muchos sentidos, las prácticas budistas como la meditación nos invitan a ser felices con las cosas más simples y básicas de la vida.

La meditación nos ayuda a comprender mejor y a calmar nuestra mente y nuestro cuerpo y ayudar a nuestros sentidos a encontrar paz y deleite. Se espera que la meditación produzca nuestra felicidad inherente, que ya poseemos de forma latente, sin depender de nuestro cuerpo o de nuestras disposiciones, que son impermanentes. Si bien estas deliberaciones, debido a su efecto psicológico, pueden brindar paz, felicidad e incluso beneficios para la salud del individuo, existen otros beneficios.

En primer lugar, esta práctica consciente puede ayudarnos a continuar con nuestra vida cotidiana de una manera más disciplinada y segura, lo que, como podemos ver, es extremadamente valioso en una situación de crisis como la actual. La meditación puede ayudarnos a no entrar en pánico, así como a ser conscientes de nuestro propio comportamiento para que tengamos cuidado incluso con lo que tocamos o no tocamos (incluida nuestra cara). Igualmente, nos ayuda a ser conscientes de limpiarnos las manos regularmente y a tener en cuenta a los que nos rodean para que tengamos cuidado con cualquier posibilidad de ponerlos en riesgo.

Pero aunque muchos no lo sepan, la meditación también puede ayudar al resto del mundo; podemos ver esta situación como un llamado al Despertar. La pandemia puede afectar a ricos y pobres (aunque también hay preocupaciones de que pueda aumentar la inequidad). Nuestras prácticas de meditación pueden ayudarnos a evaluar la impermanencia, la decadencia y la muerte inevitable de nuestra existencia, contra cualquier privilegio que podamos tener. La meditación puede dirigirnos a considerar la posibilidad de vivir una vida feliz al satisfacer solo las necesidades básicas. Para algunos, esto puede hacernos reevaluar lo que vemos como nuestras desgracias. De igual forma, cuando practicamos, practicamos junto con todos los seres, y nuestra paz y la dicha otorgada por los Budas permea todo nuestro alrededor, expandiendo su red de influencia en el mundo.

Este momento podemos recitar y poner en práctica el Sutra del Metta:

¿Cómo debe obrar el Bodhisattva? Es así:

debe ser hábil, íntegro, sincero y sin orgullo,
afable, apacible y muy contento,
fácilmente satisfecho y no envuelto
en excesiva actividad, y frugal en su modo de vida
con los sentidos en calma, inteligente y no osado,
sin ser mezquino cuando esté con otros,
absteniéndose de seguir los caminos que los sabios censuran
y teniendo siempre presente este pensamiento:

«Que todos los seres vivan felices y libres de todo daño
y que sus corazones se regocijen en su interior.
Todo lo que existe con respiración de vida,
tanto si son seres frágiles como muy fuertes,
sin excepción, sean altos, bajos
o de mediana estatura; sean grandes, pequeños
o gruesos; visibles o invisibles;
si viven lejos o si viven cerca;
los que están aquí, los que persiguen la existencia:
que todos los seres se regocijen en su interior:
Que nadie sea la ruina de otro
ni desprecie a otro de ningún modo ni en ningún lugar; que no se deseen mutuamente ningún mal
por causa de la provocación o de la enemistad.»

Así como una madre ama y protege a su hijo,
su único hijo, con el riesgo de su vida,
así debe cultivar este amor ilimitado
por todos los seres que pueblan el universo entero, extendiéndolo con una conciencia sublime
hacia arriba y hacia abajo y a través del mundo,
con serenidad, libre de odio y enemistad,
y mientras está de pie, mientras camina, está sentado o acostado, libre aún de somnolencia,
debe estar absorto en esta atención.
Dicen que aquí hay una morada suprema.
Mas cuando uno vive libre de opinión alguna,
es virtuoso, dotado de visión interior perfecta
y libre de la avidez de deseos sensuales,
ciertamente no volverá jamás a ningún vientre".

Este es el momento perfecto para poner en práctica las enseñanzas y ser Bodhisattvas en el mundo. En las enseñanzas budistas, un Bodhisattva es alguien que se compromete y trabaja activamente para aliviar el sufrimiento y traer bendiciones en todas las circunstancias. Un Bodhisattva elige vivir con dignidad y coraje e irradia compasión por todos, sin importar dónde se encuentren. El camino del Bodhisattva está justo frente a nosotros. Lo más hermoso es que podemos ver Bodhisattvas por todas partes: en los médicos tratando a los pacientes, en los científicos trabajando por una cura, en los trabajadores que mantienen funcionando la sociedad en los lugares de comida y en los servicios esenciales para que nadie esté desprovisto de servicios esenciales, hasta aquellos que se quedan en sus casas para minimizar el riesgo de contagio...todos son Bodhisattvas y realizan el trabajo de la Gran Compasión del Buda en el Mundo. Y tu puedes ser un Bodhisattva para ti, tu familia y tu comunidad. 

A manera de conclusión, es importante recordar que debemos de seguir las directrices de salubridad estipuladas por los médicos y las autoridades competentes en nuestro país, y utilizar este momento para profundizar en nuestro estudio, nuestra práctica y nuestra fe, y confiar en que todos somos bañados por la luz de la sabiduría y la compasión infinita del Buda. Los Budas, Bodhisattvas y deidades siempre nos acompañan y guían en el camino. Si no fuera así, imagína dónde estuviéramos.