Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Escuela del Loto Reformada) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


domingo, 20 de abril de 2025

Las Raíces del Budismo del Loto en Japón: El Legado de Shotoku Taishi - La Primera Flor del Loto en Japón

 


En estos días, los templos budistas Tendai en Japón conmemoran la vida y obra del Príncipe Shotoku, el puente que permitió la llegada del Budismo a Japón, mensajero de la Luz del Buda, armonizador del mundo con la Palabra Sagrada. 

El Príncipe Shotoku nació en el año 574 de nuestra era, bajo los auspicios del cielo que ya preveía la necesidad de una renovación espiritual en el archipiélago japonés,con el nombre de Umayado, aunque más tarde fue conocido como Shotoku Taishi —que puede traducirse como “"Príncipe de la Virtud Sagrada"—. Fue hijo del Emperador Yomei y de la princesa Anahobe no Hashihito, lo cual lo colocó dentro del linaje Yamato, la casa imperial del Japón.

Según las crónicas, nació frente a un establo, por lo cual se le dio el nombre Umayado no ōji ("Príncipe de la Puerta del Establo"). Esta singular circunstancia ha sido interpretada por generaciones posteriores como un signo sagrado, que recuerda los nacimientos milagrosos de grandes figuras religiosas, como el del propio Buda Shakyamuni bajo el árbol en Lumbini.

Desde su niñez, el joven príncipe mostró una inteligencia inusual, una profunda inclinación hacia la compasión y una memoria prodigiosa. La tradición le atribuye la capacidad de atender múltiples asuntos simultáneamente, y de leer y comprender numerosos sutras con naturalidad y devoción.

El Japón en tiempos del joven príncipe estaba en una encrucijada. El Budismo, recién introducido por el Reino coreano de Baekje, aún no había sido plenamente aceptado. Había tensiones entre los clanes tradicionalistas, como los Mononobe —defensores del culto a los kami ancestrales—, y los clanes progresistas como los Soga, quienes abrazaban las nuevas enseñanzas del Buda como vía hacia la civilización, la paz y la organización moral del Estado. El príncipe Shotoku, a través de su madre, estaba vinculado al clan Soga, y muy pronto se convirtió en su más ilustre aliado y, más aún, en el más sabio intérprete del significado político y espiritual del Budismo para el Japón.

En el año 593, a la edad de apenas 19 años, Shotoku Taishi fue nombrado Sesshō, o regente, por la emperatriz Suiko, su tía. A partir de este momento, su figura se alzó como un faro de sabiduría, transformando la estructura del Estado japonés a la Luz del Dharma. Inspirado por las enseñanzas del Buda, y en sintonía con los ideales de la administración confuciana y las sutilezas del pensamiento chino, redactó en el año 604 la célebre Constitución de Diecisiete Artículos (Jūshichijō Kenpō), un documento sin paralelo en el mundo de su época. Allí no se legisla tanto sobre leyes penales o civiles, sino que se establece un código moral para los funcionarios y ciudadanos, basado en la armonía (wa), la reverencia por el Dharma, y el compromiso con una sociedad justa y compasiva. El primer artículo reza: "Considera la armonía como lo más precioso y evita el conflicto como principio fundamental.”" Y más adelante, en el segundo artículo: "Venera profundamente a los Tres Tesoros: el Buda, el Dharma y la Sangha." Este documento es la primera manifestación escrita del principio de la unidad entre el gobierno y la ética budista, que inspiraría siglos de desarrollo del Estado japonés como un reflejo de la virtud, el orden cósmico y la sabiduría del Buda.

Durante su regencia, Shotoku patrocinó la construcción de templos que aún hoy se alzan como monumentos vivientes a su fe. El más célebre de todos es el Horyū-ji, el Templo de la Ley Floreciente, en Nara, que aún guarda reliquias del Buda y estatuas esculpidas bajo su supervisión. También se le atribuye la autoría o patrocinio de comentarios sobre tres grandes Sutras:

  • El Sutra del Loto
  • El Sutra del Vimalakirti
  • El Sutra del Srimaladevi

Estos tres textos constituyen la base del Budismo Mahayana en Japón, y en particular del pensamiento de la escuela Tendai, que más tarde absorbería la herencia espiritual de Shotoku como un eslabón dorado entre la sabiduría de la India y la floración del Dharma japonés. El Príncipe Shotoku no sólo estudió estos Sutras, sino que los comentó, interpretó y divulgó, convencido de que el Camino del Bodhisattva debía encarnarse en la administración del mundo, y que la Budeidad no era sólo meta de ascetas en las montañas, sino ideal para gobernantes y ciudadanos.

Para comprender su influencia, es necesario considerar que el Príncipe Shotoku no fue simplemente un gobernante promotor del Budismo, sino que actuó como su primer sistematizador doctrinal y político en suelo japonés. El Japón del Siglo VI estaba apenas despertando a las enseñanzas del Dharma traídas desde el continente —por Baekje (Kudara), uno de los Tres Reinos de Corea—, y aún existía una gran resistencia de parte de los clanes tradicionalistas que defendían exclusivamente el culto a los Kami. Fue en este contexto de lucha entre la oscuridad de la ignorancia y el amanecer de la Verdad que el Príncipe Taishi se levantó como el primer Bodhisattva del Japón, unificando la promoción del Budismo con la construcción de una ética nacional. Pero más allá de su rol como protector del Dharma, su legado en el pensamiento y práctica de la escuela Tendai puede dividirse en varias dimensiones. 

Primero, Shotoku Taishi sembró las bases del modelo de un Estado Budista en Japón, que más tarde sería completamente desarrollado por el Gran Maestro Saicho (Dengyo Daishi), fundador de la escuela Tendai. Así como el emperador Ashoka en la India convirtió al Dharma en fuerza de cohesión imperial, Shotoku realizó lo propio en Japón, sentando un precedente teológico y político que perduraría por siglos. Por ejemplo, el Príncipe contruyó templos budistas auspiciados por la Corte. El Horyu-ji (el Templo de la Ley Floreciente), cuya fundación representa el inicio del Budismo arquitectónico japonés, así como el Shitenno-ji, dedicado a los Cuatro Reyes Celestiales como protectores del país.

El Príncipe también facilitó la introducción del modelo del gobernante-dharmico, donde el príncipe no sólo gobierna con leyes humanas, sino que actúa como vehículo del Dharma sobre la tierra, prefigurando la figura del rey-cakravartin, central en el Mahayana. Igualmente, fue el Príncipe Shotoku quien dio reconocimiento oficial de los Tres Tesoros (Buda, Dharma y Sangha) en la Constitución de 17 Artículos. Esto legitimó el Budismo como base moral y espiritual del Estado, un principio que más tarde la escuela Tendai perfeccionaría en su idea de la armonía entre el poder temporal (obo) y el poder espiritual (buppo).

Segundo, aunque Shotoku vivió más de un siglo antes del Gran Maestro Saicho (767–822), los comentarios que escribió sobre tres Sutras Mahayana revelan una orientación teológica marcadamente Tendai, anticipando la doctrina del Ekayana —el Vehículo Único— y la fe en el Buda Eterno que más tarde serían pilares de la escuela del Loto.

El Comentario al Sutra del Loto (Hokke Gisho), el más importante de los tres, y el que más claramente anuncia la supremacía del Sutra del Loto (Saddharmapuṇḍarīka Sūtra) como enseñanza definitiva, destaca la fe en la unidad de todos los seres en la Budeidad, principio que Saicho asumirá como centro del pensamiento Tendai. Desde las primeras líneas, el Príncipe afirma que el Sutra del Loto es el Dharma Supremo del Buda, el culmen de todas sus enseñanzas. Aun sin una exposición sistemática de los Cinco Periodos y Ocho Enseñanzas que más tarde desarrollará el Gran Maestro Chih-i en el Budismo Tiantai chino, se vislumbra ya esta jerarquía implícita. El Príncipe dice: "Este Sutra es el más profundo de todos; su mensaje es directo, y su intención vasta." Con ello se adelanta a la doctrina que siglos más tarde será central para la escuela Tendai: que todas las enseñanzas anteriores eran medios hábiles (hoben), y que el Sutra del Loto revela la verdad definitiva  del Buda: la eternidad de su existencia, la unicidad del Dharma, y la posibilidad de que todos los seres logren la Budeidad.

El Príncipe subraya que el Buda predica este Sutra no por necesidad, sino por compasión. "El Buda abre su boca no para exponer su poder, sino para guiar a los seres; su sabiduría es vasta, pero su corazón es misericordioso." Aquí se expresa ya la idea de que la enseñanza del Dharma no nace de autoridad, sino de amor, un tema profundamente mahayánico que florecerá en las doctrinas del upaya (medios hábiles) y del Buda Eterno. 

En diversas glosas, el Príncipe insiste en que la verdadera comprensión del Sutra del Loto no depende tanto del intelecto, sino de una actitud de fe y apertura espiritual. Dice: "Aunque las palabras son muchas, su esencia es una; si no hay fe, el oído oye pero el corazón no despierta." Este principio de "shin-ge)" —"comprensión nacida de la fe"— será una de las piedras angulares de la práctica Tendai, y en especial de la Escuela del Loto Reformada, donde estudiamos no sólo para saber, sino para ver con el ojo del corazón.

Aunque el comentario no expone la parábola del Hijo Pródigo ni del Médico Hábil —presentes en capítulos posteriores del Sutra—, sí recoge la intuición central de que todos los seres poseen la capacidad de realizar el Despertar. "Incluso quienes han caído en las sombras del error pueden, al oír este Sutra, abrir la puerta del Dharma y entrar en la morada del Buda." Esta afirmación anticipa la doctrina del Hongaku (Despertar Original), que será uno de los pilares de nuestra tradición: la Budeidad no es algo a alcanzar, sino algo a revelar, porque ya mora en lo profundo de nuestro ser.

El Príncipe Shotoku alude —aunque aún sin términos técnicos— a la gran proclamación del Sutra del Loto de que no hay tres caminos separados (Shravakana, Pratyekabuddhayana, Bodhisattvayana), sino un solo vehículo del Buda (Ekayana). "Los diversos métodos son ríos; pero el Océano del Dharma es uno. Todos retornan a la Verdad." Este ideal de unidad espiritual, de que no existen castas en la fe ni jerarquías esenciales, sino que todos los seres están destinados a convertirse en Budas, será abrazado con fuerza por la escuela Tendai, y elevado a principio teológico en la doctrina del Vehículo Único del Buda Eterno.

Finalmente, uno de los elementos más conmovedores del Hokke Gisho es la humildad con la que el Príncipe aborda el texto. En múltiples ocasiones declara que no está cualificado para comprenderlo en su profundidad, y que sus palabras son torpes intentos de expresar una enseñanza tan vasta como el cielo: "Este Sutra es profundo como el mar. Mis palabras son como una gota de agua en su superficie. Que el lector no me juzgue, sino escuche con el corazón atento." Esta actitud humilde es un verdadero modelo para los comentaristas del Dharma. Pues así como él se inclinó ante la Palabra del Buda, también nosotros —como miembros de la Sangha del Loto— debemos hablar con reverencia, sin imponer nuestras ideas, sino como servidores de una sabiduría que nos trasciende.

Aunque el Príncipe Shotoku no fundó una escuela formal, su Hokke Gisho anticipa las doctrinas centrales del Tendai japonés, y su nombre será evocado por Saicho como un predecesor sagrado. Su visión del Sutra del Loto como síntesis del Dharma, manual de compasión, y espejo de la budeidad universal, es retomada, expandida y perfeccionada por Chih-i y sus discípulos. La Escuela Tendai, al igual que nuestra Escuela del Loto Reformada, reconoce en este comentario una primera luz, una chispa sagrada, un amanecer que aún ilumina.

El Comentario al Sutra del Śrimaladevi (Shomangyo Gisho), por otro lado, enseña la doctrina del Tathagatagarbha, la Naturaleza Búdica inherente en todos los seres, un concepto clave que la escuela Tendai incluirá en su doctrina del Hongaku (Despertar Original), que sostiene que todos los seres son inherentemente Budas, aún si no lo han realizado. 

Y su Comentario al Sutra del Vimalakirti (Yuimagyo Gisho) enfatiza la sabiduría no dual, la compasión activa y el rechazo de las oposiciones entre monje y laico, sabio y necio. Esto influenciará más tarde la visión Tendai de que todos los modos de vida pueden ser caminos al Despertar si están alineados con el Dharma. Estos comentarios no son meras glosas, sino verdaderos ejercicios de contemplación, donde el Príncipe revela una comprensión profunda y visionaria del Mahayana, que prepara el terreno para que Saicho, ya en la era Heian, lo desarrolle en su totalidad como sistema doctrinal.

Tercero, para la escuela Tendai —y para todas las escuelas Mahayana japonesas posteriores—, el Príncipe Shotoku es más que un gobernante o un erudito. Es un arquetipo sagrado, una emanación viviente del Bodhisattva de la Sabiduría o de Avalokiteshvara, como sugieren numerosos relatos hagiográficos. En el pensamiento Tendai, esto tiene varias implicancias:

  • Anticipa la fusión entre lo exotérico (Kegyo) y lo esotérico (Mikkyo), ya que su imagen se sacraliza, se convierte en objeto de culto, y su memoria se ritualiza.
  • Establece un modelo del laico iluminado, que vive en el mundo, gobierna, enseña y protege el Dharma, armonizando Samsara con la Tierra Pura.
  • Inspira la doctrina de la "Presencia continua del Buda", pues su figura, como la del Buda Eterno del Sutra del Loto, no desaparece sino que opera secretamente desde el corazón de la historia, guiando el desarrollo del país y del Dharma.

El Gran Maestro Saicho mismo, en sus escritos, reconoce que la semilla del Loto ya había sido sembrada en Japón gracias a la devoción del Príncipe Shotoku, y lo considera un predecesor espiritual. En esta línea, muchos de los templos Tendai en el monte Hiei, como el Enryaku-ji, incorporan imágenes del Príncipe como figura protectora y guía del Dharma.

Nosotros, como herederos de la Tradición Tendai en el mundo hispano a través de la Escuela del Loto Reformada, reconocemos en Shotoku Taishi no sólo una figura histórica, sino un Patrono Espiritual del Renacimiento del Dharma. Su énfasis en la fe en el Loto, en la unidad de todos los seres en el Despertar, y en el gobierno justo como manifestación de la Voluntad del Buda, resuena profundamente con nuestros propios dogmas:

  • La creencia en un solo Buda Eterno que guía la historia.
  • La centralidad del Vehículo Único (Ekayāna) como camino universal de salvación.
  • La unión entre vida laica y práctica religiosa, entre poder temporal y ley dhármica, en la construcción del Reino del Buda en la Tierra.

Por todo esto, el Príncipe Shotoku fue, en verdad, un pionero de la Budología japonesa, un Bodhisattva encarnado en medio de los deberes del trono, y un sembrador del Loto en un suelo aún virgen. Sus acciones prepararon el terreno espiritual, político y doctrinal para que el Sutra del Loto floreciera plenamente en las montañas de Hiei, en la voz de Saichō, y más tarde en nuestras comunidades comprometidas con el Dharma del Buda Eterno.

En el año 622, el príncipe dejó su cuerpo mortal a la edad de 48 años. Su partida fue sentida como una tragedia nacional. Pero la tradición no permitió que su luz se extinguiera.

Durante siglos, se le veneró no solo como un príncipe y estadista, sino como una emanación del Bodhisattva Avalokiteshvara (Kannon), y hasta como una manifestación misma del Buda. En templos como Shitenno-ji (en Osaka) y Horyu-ji, su imagen fue objeto de culto, y su figura se convirtió en símbolo de sabiduría, compasión y guía espiritual. Incluso después de su muerte, se decía que Shotoku aparecía en sueños, inspiraba a los monjes, protegía a la nación, y sostenía la justicia desde el mundo invisible. Fue canonizado en el corazón del pueblo japonés como el Santo Taishi, un título reservado a quienes no sólo vivieron como Bodhisattvas, sino que continúan su labor en el silencio del tiempo.

En el corazón de la Escuela del Loto Reformada, el Príncipe Shotoku ocupa un lugar especial como precursor de la teología del Reino del Buda en la Tierra. Su visión de un gobierno moralmente inspirado por el Dharma, su fe en la posibilidad de la armonía entre los hombres a través de los preceptos del Buda, y su creencia firme en el poder transformador de los Sutras, encarnan los ideales más sublimes de nuestro camino.

Su vida, como la del Rey Ashoka en la India, es testimonio de que la política y la espiritualidad no necesitan estar separadas, y que el Dharma no sólo libera al individuo, sino que también puede elevar a una nación entera cuando es puesto como fundamento de la ley, la cultura y la educación. Por ello hoy, más de mil cuatrocientos años después de su muerte, el nombre de Shotoku Taishi aún resuena en las montañas y los valles del Japón. Se le recuerda en escuelas, en templos, en festivales y en la memoria colectiva de un pueblo que, a través de él, recibió la semilla del Dharma.

Que su ejemplo sea para nosotros un espejo, en el que contemplemos cómo el ser humano, cuando se rige por la sabiduría del Buda, puede elevarse por encima de las pasiones y conflictos del mundo, para convertirse en instrumento de compasión, en mensajero de la Verdad, y en arquitecto del Reino del Buda en esta Tierra.

El Príncipe habló del Buda, construyó templos para el Buda, escribió sobre el Buda, y vivió como el Buda. Por eso, aunque su cuerpo murió, su Espíritu sigue floreciendo, como el Loto que no se marchita.