En la Escuela del Loto Reformada, la Gracia del Buda Eterno (Tariki) y el esfuerzo del practicante (Jiriki) no son conceptos opuestos, sino aspectos complementarios del Plan Dhármico de Salvación. La Iluminación no es un logro individual ni una recompensa obtenida por mérito propio, sino el resultado del don inmensurable del Buda Eterno, quien, en su infinita compasión, ha dotado a todos los seres con su Espíritu, su Naturaleza Búdica - su Regalo de Salvación. Sin embargo, esta salvación no es impuesta; debe ser conscientemente aceptada y cultivada a través de la fe y la práctica. De esta manera, la Escuela del Loto Reformada enseña que el Despertar surge de la interacción entre la Gracia del Buda Eterno y la voluntad del ser sintiente de recibirla y manifestarla en el mundo.
La Gracia del Buda Eterno como Fuente de Salvación
La Gracia del Buda Eterno es el principio fundamental que permite la Salvación Universal. Desde su Budeidad trascendental, el Buda Eterno ha iluminado el Cosmos y ha dotado a todos los seres con su Naturaleza Búdica, permitiéndoles Despertar a su Verdadero Ser. Esta Naturaleza Búdica es su Espíritu en nosotros, el vínculo inquebrantable que nos conecta con su Sabiduría y Compasión. No importa cuán profunda sea la ignorancia o cuán oscurecida esté la mente de un ser, su Naturaleza Búdica nunca desaparece, pues es el don del Buda que garantiza la posibilidad de alcanzar la Iluminación.
- El Buda Eterno ha establecido su Gracia como la garantía de la Salvación Universal.
- Todo ser posee la Naturaleza Búdica como un regalo divino, pero debe reconocerla y cultivarla.
- Sin la Gracia del Buda Eterno, ningún ser podría despertar por sí mismo, pues la Ignorancia nos impide reconocer nuestra verdadera condición.
- Cada vez que un ser experimenta fe, amor, compasión o sabiduría, está manifestando la Gracia del Buda a través de su Naturaleza Búdica.
Sin la intervención del Buda Eterno, los seres seguirían vagando indefinidamente en la Oscuridad del Samsara. No fue el esfuerzo humano lo que trajo la Iluminación al mundo, sino la compasión infinita del Buda, quien descendió y reveló el Verdadero Dharma para que todos pudieran acceder a la Salvación.
La Aceptación Consciente de la Gracia: Fe y Esfuerzo en el Camino de la Iluminación
Aunque la Gracia del Buda Eterno es incondicional y ha sido otorgada a todos los seres, la Salvación no ocurre automáticamente. La Iluminación debe ser conscientemente aceptada a través de la fe en los Tres Tesoros (Buda, Dharma y Sangha), pues sin esta aceptación, la Gracia permanece latente pero no manifestada. El ser sintiente debe abrir su corazón y recibir el regalo del Buda, permitiendo que su Luz se refleje en su vida y en el mundo.
- La fe en el Buda no es solo un sentimiento, sino el reconocimiento activo de su Gracia y Sabiduría.
- Aceptar la Gracia del Buda significa vivir de acuerdo con el Dharma, reflejando su Compasión y Sabiduría en el mundo.
- El esfuerzo del practicante no busca "ganar" la Salvación, sino expresar gratitud por haber sido salvado.
- Todo acto de bien, toda práctica del Dharma, es una forma de permitir que la Gracia del Buda fluya a través de nosotros.
El equilibrio entre la Gracia del Buda y el esfuerzo del practicante es como el de un maestro que guía a su discípulo: el maestro proporciona el conocimiento y las herramientas necesarias, pero el discípulo debe estar dispuesto a recibirlas y aplicarlas. Del mismo modo, el Buda Eterno ha revelado la Verdad y ha implantado la Naturaleza Búdica en todos los seres, pero cada individuo debe hacer el esfuerzo de despertar a esta realidad y caminar el Sendero del Dharma.
La Imposibilidad de la Iluminación sin la Gracia del Buda
Si bien el esfuerzo personal es necesario, la Escuela del Loto Reformada enfatiza que la Iluminación no es un resultado exclusivo del esfuerzo humano, sino un don del Buda Eterno. Vivimos en un mundo de Ignorancia, donde las ilusiones del Samsara oscurecen nuestra percepción de la Verdad. Sin la intervención del Buda Eterno, jamás habríamos podido reconocer el Dharma ni despertar a nuestra Naturaleza Búdica.
- El Buda Eterno es quien ha dotado a los seres de su Naturaleza Búdica, permitiéndoles despertar.
- Sin la aparición del Buda en el mundo, la Verdad permanecería oculta y los seres continuarían en el Samsara sin esperanza de liberación.
- El Despertar no es algo que los seres pueden alcanzar por sí mismos, sino un proceso guiado por la Gracia del Buda.
- La Iluminación es el retorno a nuestra Verdadera Naturaleza, pero este retorno es posible solo gracias a que el Buda Eterno nos ha llamado y nos ha mostrado el camino.
Los seres no crearon la Naturaleza Búdica en ellos, ni tampoco establecieron el Dharma por sí mismos. Todo esto es obra del Buda Eterno, quien en su infinita misericordia nos ha concedido estos medios para la Salvación. Nuestro esfuerzo, por lo tanto, no es para alcanzar algo inalcanzable, sino para aceptar y vivir plenamente lo que ya se nos ha concedido.
Así, la relación entre la Gracia del Buda Eterno y el esfuerzo del practicante está formulada de manera equilibrada, asegurando que:
- La Salvación es un regalo del Buda Eterno, pues sin su intervención, los seres no podrían alcanzar la Iluminación por sí mismos.
- El ser sintiente debe aceptar conscientemente esta Gracia, a través de la fe en los Tres Tesoros y la práctica del Dharma.
- El esfuerzo del practicante no es para obtener la Iluminación como un mérito, sino para manifestar y vivir la Gracia del Buda en su vida diaria.
- Sin la aparición del Buda en el mundo, la Verdad seguiría oculta y la Naturaleza Búdica no podría despertar en los seres.
Esta estructura respeta la unidad entre la compasión del Buda y la responsabilidad del practicante, evitando los dos extremos que han afectado distintas escuelas budistas:
- Evita el extremo del autoesfuerzo absoluto, como en algunas corrientes que sostienen que la Iluminación solo se alcanza por la práctica intensa y el esfuerzo personal, lo cual ignora la realidad de la Gracia del Buda.
- Evita el extremo del fatalismo o la pasividad, como algunas interpretaciones donde se cree que basta con la mera existencia de la Gracia del Buda para que los seres se salven automáticamente, sin necesidad de fe ni práctica.
En este sentido, la Escuela del Loto Reformada logra un equilibrio perfecto entre la Gracia del Buda Eterno y la participación activa del practicante en el Dharma, asegurando que la Salvación Universal no sea impuesta ni inaccesible, sino un camino que se recorre con fe y devoción.
Conclusión: La Iluminación como Don del Buda y Responsabilidad del Practicante
La Escuela del Loto Reformada presenta una visión clara y equilibrada entre la Gracia del Buda Eterno y el esfuerzo del practicante. No se trata de un dualismo donde solo uno de estos factores es válido, sino de una cooperación entre la Compasión del Buda y la voluntad del ser sintiente de recibir su Gracia.
Así, el Despertar no es simplemente un logro individual, sino un retorno amoroso al Buda Eterno, quien nunca ha dejado de guiarnos, llamarnos y sostenernos con su infinita compasión. Que cada acción de nuestra vida sea una respuesta a su Gracia, una expresión de fe y devoción, y un testimonio de la Salvación que ya nos ha sido concedida.