El mundo, en su incesante movimiento, tiembla bajo el peso de alegrías fugaces y sufrimientos que retornan una y otra vez. Como olas que suben y bajan en el vasto océano, los seres persiguen espejismos de felicidad, solo para encontrarse con el sufrimiento. La mente, atrapada en las corrientes de la ilusión, busca refugio en lo impermanente—pero la paz verdadera, profunda e inquebrantable, no se encuentra en aquello que desaparece.
El Buda Eterno, el Uno más allá del nacimiento y la muerte, que permanece en todos los tiempos y en todos los lugares, nos llama, diciendo:
"No teman, porque siempre estoy aquí. Nunca he partido, ni he cesado mi mirada compasiva sobre el mundo."
— Sutra del Loto, Capítulo 16
La paz del Buda no es como la paz del mundo. No es la mera ausencia de conflicto, ni es la frágil armonía construida sobre condiciones pasajeras. La paz del Buda es inquebrantable—una tranquilidad que surge de la profunda comprensión de que todas las cosas descansan en el abrazo de la sabiduría y la compasión.
El Sutra del Loto revela que todos los seres, en su esencia, ya están envueltos por esta paz, pues todos poseen la semilla de la Budeidad. Los medios hábiles del Buda, como un médico sabio, guían a cada ser según sus necesidades, acercándolos poco a poco al despertar. La paz no es algo externo que deba adquirirse, sino la verdadera naturaleza de nuestro ser, oculta únicamente por las Nubes de la Ignorancia.
Sin embargo, aun cuando estamos abrazados por la luz infinita del Buda, nos preguntamos: ¿Por qué surge el conflicto? ¿Por qué los seres, bendecidos con el potencial para la sabiduría, se vuelven unos contra otros?
El Sutra del Nirvana responde:
"La raíz de todo sufrimiento yace en la ilusión. Aquellos que no ven la Naturaleza de Buda dentro de sí mismos y en los demás se enredan en la codicia, el odio y la ignorancia. Pero aquellos que despiertan a la luz indestructible del Dharma, habitan en la gran paz."
La paz verdadera, entonces, es la realización de nuestra Naturaleza Búdica—la comprensión de que dentro de cada ser reside un corazón inmaculado y luminoso, idéntico al corazón del Buda Eterno. Caminar el sendero de la paz es ver esta naturaleza en nosotros mismos y en todos los seres. Es abandonar las armas del odio y tomar la armadura de la compasión, la espada de la sabiduría y el escudo de la paciencia.
La paz se cultiva en el silencio de la meditación, en la suavidad de las palabras amables y en la fuerza de una fe inquebrantable. Se expresa en los actos sencillos de la vida cotidiana: en la sonrisa que ofrecemos, en la carga que ayudamos a llevar, en el sufrimiento que aliviamos. Vivir en armonía con el Dharma es traer la paz del Buda al mundo.
El mundo puede seguir girando con sus luchas, pero aquellos que caminan el Sendero del Loto saben:
"Como el loto que surge inmaculado del barro, los sabios habitan en paz incluso en medio de la adversidad."
— Sutra del Loto, Capítulo 15
Hagamos, entonces, el voto de establecer la paz dentro de nosotros, para que podamos convertirnos en lámparas de paz para los demás.
Oh Buda Eterno,Inquebrantable en medio de las tormentas de la existencia,
Ilimitado en Tu sabiduría, infinito en Tu compasión,
Que Tu paz despierte en nuestros corazones.
Permítenos ver, con ojos claros,
Que ningún ser es jamás abandonado,
Que ningún sufrimiento está más allá del alcance de tu Voto Infinito.
Enséñanos a morar en la armonía,
A sembrar semillas de bondad,
A convertir espadas en arados,
Y la ira en comprensión.
Que la luz del Sutra del Loto ilumine nuestras mentes,
Y que la enseñanza final del Sutra del Nirvana nos libere del temor.
Que descansemos en la certeza de que
Todos los seres poseen la indestructible Naturaleza del Buda,
Y que, al final, todos despertarán.
Que nuestras vidas sean ofrendas de paz,
Que nuestras manos sean instrumentos de compasión,
Y que nuestras voces resuenen con el Dharma,
Para que este mundo de sufrimiento se transforme
En la Tierra Pura del Buda Eterno.
Que la paz impregne todos los reinos. Que todos los seres despierten. Que el Reino del Buda se establezca en la Tierra.