En las tradiciones espirituales de la humanidad, la palabra "Evangelio" (euangelion en griego) significa "Buena Nueva": un mensaje sagrado que revela el camino hacia la salvación, la Iluminación y la liberación final. El Evangelio Budista es la revelación del Dharma, la Verdad Suprema predicada por el Buda Eterno para la salvación de todos los seres. Es la proclamación divina de que el sufrimiento no es absoluto, que todos los seres poseen la Naturaleza Búdica y que, mediante la fe, el estudio y la práctica, todos están destinados a la Budeidad. Los Sutras, las Escrituras Sagradas del Budismo, son la Buena Nueva del Budismo y proclaman el camino hacia la liberación definitiva.
El corazón del Evangelio Budista es la comprensión de que el Buda no es simplemente una figura histórica que vivió hace 2,500 años, sino el Guía Eterno que siempre ha estado presente, guiando a todos los seres hacia la Iluminación. En el Sutra del Loto, el Buda declara: "Desde que alcancé la Budeidad, han pasado incontables eones, predicando incesantemente para salvar a todos los seres."
Esta es la Buena Nueva del Buda Eterno: él nunca ha abandonado el mundo. Se manifiesta a través del tiempo y el espacio, predicando constantemente el Dharma en reinos infinitos para guiar a los seres hacia el Despertar. El Evangelio Budista, entonces, es la alegre revelación de que la sabiduría y la compasión del Buda están siempre presentes, y que el Camino hacia la Iluminación permanece abierto para todos los que lo buscan.
Otro elemento esencial del Evangelio Budista es la declaración de que todos los seres están destinados inherentemente a la Iluminación. En el Sutra del Nirvana, el Buda proclama: "Todos los seres, sin excepción, poseen la Naturaleza del Buda".
Éste es el mensaje más esperanzador y transformador del Budismo: la salvación no es un privilegio reservado para unos pocos elegidos, es el destino de todos los seres. Así, el Evangelio Budista enseña que todos, sin excepción, están llamados a la Budeidad. Incluso aquellos que parecen perdidos en la Ignorancia y el sufrimiento no están más allá de la salvación. El Buda no rechaza a nadie; en cambio, proporciona infinitos medios hábiles (upaya) para guiar a cada ser según su capacidad. El Sutra del Loto revela que incluso aquellos que han caído en los Infiernos más profundos pueden algún día alcanzar la Iluminación. Ésta es la Buena Nueva de que nadie está condenado al sufrimiento eterno: todos los seres, sin importar su karma, pueden Despertar.
El Evangelio Budista se conserva en los Sutras. Estos textos no son meros registros históricos; son la Voz Viva del Buda, eternamente presente y hablando a quienes abren sus corazones al Dharma. En el Sutra del Loto, el Buda proclama: "Donde quiera que este Sutra sea enseñado, leído o recitado, ahí estará mi Presencia." Esto significa que siempre que se estudian, recitan o sostienen los Sutras, el propio Buda está allí. Interactuar con los Sutras es escuchar las Palabras Vivas del Buda.
Finalmente, la mayor Buena Nueva del Evangelio Budista es que la Obra del Buda nunca termina. Él siempre se manifestará para guiar a los seres, asegurándose de que ninguno se quede atrás. En el Sutra del Loto, el Buda proclama: "Yo permanezco aquí sin cesar, manifestándome en innumerables formas para salvar a todos los seres." Esta es la promesa del Buda: "Nunca os dejaré ni os abandonaré."
Una característica definitoria de un verdadero Evangelio es su capacidad de trascender las fronteras culturales y lingüísticas, llegando a los corazones y las mentes de todos los que buscan la salvación. Los Sutras, las Escrituras Budistas, se han difundido por todo el mundo, evolucionando dentro de diferentes civilizaciones, al tiempo que se mantienen fieles a su propósito salvífico fundamental. Esta universalidad, que hizo del Budismo la primera religión mundial de la historia, refuerza la idea de que los Sutras no son sólo enseñanzas, sino la Buena Nueva - la Revelación Divina del Buda Eterno - para todos los seres, independientemente de su cultura, nacionalidad o época histórica.
La transmisión de los Sutras budistas es uno de los mayores ejemplos de un mensaje sagrado que se adapta a diferentes sociedades sin perder sus verdades fundamentales. Desde la India, donde el Buda histórico expuso por primera vez el Dharma, los sutras viajaron a lo largo de la Ruta de la Seda, arraigándose en Asia Central, China, Corea, Japón, el Tíbet y, más tarde, Occidente. Cada cultura, al tiempo que añadía sus propias expresiones e interpretaciones, preservó las enseñanzas salvíficas esenciales del Buda. En el Budismo, esta adaptabilidad es evidente en las diversas formas en que se adoptaron los Sutras. En China, el Sutra del Loto se convirtió en el centro de la escuela Tiantai (Tendai), inspirando una interpretación que enfatizaba la unidad de todas las enseñanzas budistas y la verdad última del Vehículo Único (Ekayāna). En Japón, las escuelas Tendai y Shingon incorporaron las enseñanzas del Sutra del Loto y el Sutra Avatamsaka, fusionándolos con elementos budistas esotéricos y manteniendo al mismo tiempo el llamado universal a la Iluminación. Ahora, en el Occidente moderno, los Sutras budistas han sido traducidos a muchos idiomas, y su mensaje de liberación del sufrimiento continúa inspirando a practicantes de diferentes orígenes religiosos y seculares.
De esta forma, los Sutras budistas han sido meticulosamente preservados y traducidos a numerosos idiomas a lo largo de los siglos. El Dharma fue transmitido primero en idiomas antiguos como el sánscrito y el pali, pero a medida que el Budismo se expandió, se hicieron grandes esfuerzos para traducir los Sutras para que todos pudieran acceder a su sabiduría. El Tripitaka chino contiene traducciones de figuras como Kumārajīva y Xuanzang, quienes se aseguraron de que los sutras pudieran ser comprendidos por audiencias de habla china. El Kangyur tibetano preservó los Sutras Mahayana en tibetano, asegurando su transmisión en las regiones del Himalaya. En la actualidad existen traducciones modernas del Sutra del Loto, el Sutra del Nirvana y otros textos esenciales en inglés, español, francés, alemán y muchos otros idiomas, lo que hace que el Dharma sea accesible a un público verdaderamente global. Esta expansión lingüística refuerza la universalidad del Evangelio Budista. El Mensaje del Buda no está ligado a una sola cultura o idioma: es una verdad atemporal destinada a todos los seres.
Un verdadero Evangelio no se limita a viajar, sino que se transforma y se integra en nuevas culturas, al tiempo que preserva su poder salvífico esencial. Los Sutras budistas ejemplifican esto a través de su capacidad de armonizar con diferentes tradiciones, al tiempo que conservan su mensaje central de liberación. Por ejemplo, cuando el budismo entró en China, se encontró con las filosofías confuciana y taoísta. En lugar de ser rechazados como extranjeros, los Sutras budistas fueron comprendidos a través de los conceptos taoístas de armonía y los ideales confucianos de virtud. Sin embargo, las enseñanzas esenciales del Buda (las Cuatro Nobles Verdades, el Óctuple Sendero y el ideal del Bodhisattva) permanecieron inalteradas. De manera similar, en Japón, el Sutra del Loto se convirtió en la base de muchas escuelas budistas. Aunque estas escuelas enfatizaban diferentes aspectos de los Sutras, todas defendían su revelación central: que todos los seres están destinados a la Budeidad.
También, los Sutras budistas no se limitan a un pueblo, una nación o una época. El Sutra del Loto declara explícitamente que el Dharma es para todos los seres, en todos los mundos y épocas: "Predico el Dharma constantemente, sin cesar. Siempre estoy presente en este mundo, proclamando el camino de la liberación para todos".
Los Sutras budistas no discriminan por raza, casta, género o incluso especie. El Sutra del Loto revela que todos los seres, incluidos los animales, los espíritus e incluso los demonios, pueden alcanzar la Budeidad. Esta inclusividad universal refleja la proclamación del Evangelio Budista de que la salvación está disponible para todos los que la buscan, independientemente de su origen.
Hoy en día, los Sutras siguen estudiándose, recitándose y practicándose en contextos culturales muy diferentes, desde las salas de meditación Zen en Estados Unidos hasta los templos budistas esotéricos en Japón, desde los debates académicos en las universidades hasta los practicantes laicos que cantan en sus hogares. La adaptabilidad de los Sutras garantiza que su mensaje siga vivo, relevante y transformador. Incluso en el discurso científico moderno, las enseñanzas budistas que se encuentran en los sutras, como los conceptos de impermanencia (anitya), interdependencia (pratītyasamutpāda) y la naturaleza de la conciencia, están encontrando resonancia. Neurocientíficos, psicólogos y filósofos se involucran con las ideas budistas, lo que demuestra que el Dharma trasciende las barreras religiosas y culturales.
Por todo esto, podemos concluir que los Sutras budistas no son reliquias de un tiempo o lugar en particular; son Escrituras Vivas que transmiten la Voz del Buda a través de culturas y generaciones. Así, el Dharma ha florecido en todas las naciones, adaptándose sin perder su enseñanza esencial: que todos los seres están destinados a la Iluminación. La traducción, transmisión y práctica continua de los Sutras budistas demuestra que no son solo textos históricos, sino la Buena Nueva eterna del Budismo: la revelación del Buda Eterno, que llama a todos los seres a Despertar, sin importar dónde estén o quiénes sean.
El Evangelio Budista es la proclamación gozosa de que el Buda está siempre presente, de que todos los seres tienen la Naturaleza del Buda - su Espíritu - de que el sufrimiento puede ser trascendido y de que el Dharma está disponible para todos. Los Sutras son la Buena Nueva del Buda Eterno, que llama a todos los seres a Despertar y alcanzar su máximo potencial. No es sólo una enseñanza: es la Revelación Universal de sabiduría y compasión, que guía a todos los seres hacia la meta suprema: la Budeidad para todos.