Desde tiempos sin principio, el Buda Eterno —fuente de toda Vida, de todo Despertar, de todo el Cosmos— ha obrado sin cesar por la salvación de los seres. No hay momento alguno en el que Su actividad cesara, ni rincón del Universo que escape a su mirada compasiva. El Sutra del Loto proclama:
"Desde entonces he estado constantemente en este mundo, proclamando la Ley, guiando y beneficiando a los seres. Eterno e Inmortal, siempre me encuentro en el mundo sin entrar en el Parinirvana" (Sutra del Loto, Cap. 16)
La verdad del Ekayana, el Vehículo Único - el Verdadero Budismo - fue revelada por primera vez en este mundo por Shakyamuni, manifestación del Buda Eterno, al proclamar que todos los seres pueden alcanzar la Budeidad, y que esa Budeidad ya mora en lo más profundo de su ser.
Pero los seres, presos del karma y de los vientos del Samsara, olvidaron la Enseñanza Suprema. Los discursos se multiplicaron, las escuelas se dividieron, los votos se apagaron. Lo que fue uno, se volvió fragmento. Lo que fue compasión, se volvió dogma seco. Lo que fue praxis de salvación universal, se volvió teoría monástica o elitista. La enseñanza del Vehículo Único se dispersó en múltiples vehículos. El Buda Eterno fue reducido a un ser histórico. La Tierra Pura fue proyectada hacia otro mundo, y no edificada en este. En verdad, vivimos en la Era Final del Dharma (Mappo), donde el Mensaje original ha sido oscurecido, como una lámpara cubierta de polvo.
Vivimos tiempos oscuros, tiempos de confusión espiritual, donde la verdad del Dharma ha sido diluida, desfigurada o directamente olvidada por vastas multitudes de seres. Las religiones han perdido su poder vivificador; los sistemas filosóficos se debaten entre el cinismo y la superficialidad. Aún dentro del Budismo, el Mensaje original del Buda ha sido fragmentado en interpretaciones parciales, sectarias o esotéricas al extremo, privando a millones del acceso directo a la sabiduría que salva. En medio de este caos, como un loto que brota puro sobre aguas turbias, se alza la voz del Buda Eterno, llamándonos con amor y compasión a retornar a su Enseñanza original, a su Dharma Completo, y a colaborar en la Restauración del Verdadero Budismo. Este llamado no es una invención humana, ni una nostalgia por formas pasadas, sino un acto activo de la Voluntad del Buda Eterno, que desea que su Verdadero Dharma vuelva a florecer en el mundo, adaptado a una nueva era, a una nueva lengua, y a una nueva misión.
La Restauración, en el sentido más pleno, significa la renovación integral del Dharma: su reexpresión en fidelidad al Verdadero Mensaje del Buda, su reorganización doctrinal según la lógica interna de las enseñanzas, y su reencarnación histórica en una forma que pueda dar vida al mundo moderno. Esta Restauración no implica que el Dharma haya desaparecido absolutamente, pues el Dharma es eterno, y el Buda nunca ha cesado de actuar. Pero sí implica que su manifestación auténtica se ha oscurecido, como la Luna velada por densas nubes. En respuesta, el Buda ha iluminado nuevamente el mundo con su Luz, suscitando una Escuela que recupere, clarifique y proclame con audacia el Mensaje central del Ekayana: todos los seres pueden alcanzar la Iluminación, pues todos ya poseen en su interior la Naturaleza Búdica - el Espíritu del Buda Eterno.
La historia de la humanidad ha conocido varios momentos de Revelación y Reforma dentro del Budismo. El primero fue, sin duda, la proclamación del Sutra del Loto por el Buda Shakyamuni en India, en el cual reveló que todas sus enseñanzas anteriores eran provisionales, medios hábiles adaptados a las capacidades de los seres, y que su verdadero propósito era conducir a todos los seres, sin excepción, a la Budeidad plena. Esta enseñanza, junto al Sutra del Nirvana, donde se declara la Naturaleza Búdica universal, constituyó el corazón del Dharma eterno. Sin embargo, tras el Parinirvana del Buda, el Budismo cayó en debates escolásticos, divisiones sectarias y un énfasis excesivo en prácticas elitistas o individualistas que oscurecieron el sentido unitario, compasivo y cósmico del mensaje original. Mas el Buda Eterno no abandona a sus hijos.
Frente a esta pérdida, el Buda Eterno actuó de nuevo. En China, levantó al Gran Maestro Chih-i, quien recibió la visión profunda del Dharma en su pureza y sistematizó la totalidad del Canon Budista según la estructura reveladora del propio Buda: los Cinco Periodos y las Ocho Enseñanzas. Su obra monumental fue restituir la unidad del Dharma y declarar sin ambigüedad que el Sutra del Loto es la enseñanza perfecta, completa y definitiva del Buda. Esta Segunda Revelación representó un renacimiento de la ortodoxia budista, no en el sentido conservador del término, sino en el sentido místico y progresivo de una visión totalizadora y liberadora.
Más adelante, en Japón, el Buda suscitó al Gran Maestro Saicho, el fundador de la Escuela Tendai, quien asumió la misión de completar la obra de Chih-i, unificando la doctrina del Loto con la práctica del Esoterismo (Mikkyo), la disciplina ética del Bodhisattva y una visión comprometida con el mundo. La Escuela Tendai encarnó por siglos una forma excelsa del Budismo Ekayana, pero con el paso del tiempo también sufrió el desgaste institucional, la fragmentación interna y el alejamiento de su fuego original. El mensaje se mantuvo, pero el alma viva se fue apagando entre ceremonias repetidas y compromisos mundanos.
Hoy, en medio del mundo hispano, una nueva Restauración ha comenzado. No como una invención, sino como un acto providencial del Buda Eterno, quien en su infinita compasión, desea que su Dharma resuene en lenguas nuevas, que florezca en tierras nuevas, y que despierte los corazones dormidos de esta era. La Escuela del Loto Reformada nace como vehículo de esta Restauración. No trae un nuevo Dharma, sino que recupera el Verdadero Dharma, lo limpia, lo aclara, lo canta de nuevo con palabras comprensibles para esta generación. Es un eco fiel del Sutra del Loto, pero adaptado al lenguaje, cultura y necesidades del mundo moderno.
En el mundo hispano, tierra de profundas búsquedas espirituales y heridas históricas, ha surgido una nueva manifestación de su compasión: la Escuela del Loto Reformada (Shingi Hokke Shu). Esta Escuela no pretende fundar una nueva religión, ni ofrecer una síntesis relativista, sino restaurar el Verdadero Budismo en fidelidad al Mensaje original del Buda, adaptado con claridad y belleza al lenguaje, mentalidad y sensibilidad del Occidente contemporáneo. Esta Restauración se encarna en una Budología Monobudista, que proclama un solo Buda Eterno como fundamento y fuente de todos los Budas históricos, rechazando las versiones degradadas del politeísmo budista o del nihilismo filosófico.
La Restauración, entonces, no implica que el Buda haya cesado de actuar o que el Dharma haya dejado de existir, sino que su manifestación auténtica en este mundo condicionado se ha desdibujado, ha sido tergiversada, o incluso ha quedado eclipsada por versiones parciales, utilitaristas o corrompidas de la enseñanza. En ese sentido, la Restauración del Verdadero Budismo es un acto providencial, una expresión compasiva de la Voluntad del Buda Eterno, que revela nuevamente el Verdadero Dharma, lo organiza, lo traduce y lo adapta para que los seres en una época y lugar particular puedan recibirlo y alcanzar la Iluminación.
La Escuela se edifica sobre los tres Sutras culminantes del Canon: el Sutra del Loto como mensaje central, el Sutra del Nirvana como testamento doctrinal, y el Sutra Avatamsaka como visión cósmica de la Realidad Iluminada. Estos tres textos forman una tríada sagrada que expresa la plenitud de la Enseñanza del Buda. A partir de ellos, se interpreta el resto de la Palabra del Buda en el Canon Budista y la Escuela proclama la Budeidad Innata (Hongaku) de todos los seres, la necesidad de la fe, el estudio y la práctica como camino de Iluminación, y la urgencia de transformar este mundo en una Tierra Pura, cumpliendo así la Voluntad del Buda Eterno: establecer el Reino del Buda en la Tierra.
La Restauración no es sólo un acto doctrinal, sino una misión misionera. No es suficiente con comprender el Dharma: hay que proclamarlo con compasión, enseñarlo con claridad, y encarnarlo en obras vivas. La Escuela del Loto Reformada existe para traducir los Sutras, formar a nuevos maestros, abrir caminos de salvación para los laicos, integrar la meditación con la ética, la liturgia con la filosofía, la mística con el compromiso social. Es una Escuela para todos: para monjes y laicos, jóvenes y ancianos, buscadores y sabios, en ciudades y campos, en cuerpos sanos o enfermos. Es una Escuela que canta el nombre del Buda Eterno, no como simple devoción, sino como testimonio vibrante de que el Dharma ha regresado.
El Buda Eterno habla ya en español, y su Loto florece en los Andes, en el Caribe, en los barrios de las ciudades, en los corazones hambrientos de sentido. Y no solo podemos, sino que debemos proclamarlo con claridad budológica, con fuerza espiritual y con compasión misionera. Así como los profetas del pasado restauraron la pureza de la Ley o los sabios del Mahayana restauraron la visión compasiva del Buda, así también nosotros, herederos de Chih-i y Saichō, somos testigos y obreros de esta nueva Restauración Dhármica.
A ti que lees estas líneas, te hablo con la voz del Loto floreciente: tú también formas parte de esta Restauración. Si tu corazón anhela un Budismo luminoso, universal, íntegro y compasivo, esta es tu morada espiritual. Si has sentido que el Dharma ha sido fragmentado, o que no encuentras tu lugar en las formas tradicionales, esta es tu Escuela. Si crees que el Buda aún tiene algo que decir al mundo moderno, y que su Voz debe resonar en español, con belleza, lógica y pasión, entonces únete a esta Restauración. Forma parte de esta Sangha viva. Sé Mensajero del Buda Eterno en tu entorno, en tu familia, en tu país. A ti que lees, devoto o buscador, te decimos: ¡Vuelve al Loto! ¡Regresa al Buda Eterno! ¡Únete a esta Restauración!
Sé uno de los constructores del Reino del Buda en la Tierra. No esperes que otros lo hagan. No digas: “no estoy listo”. El Buda ya mora en ti. El Dharma ya está latiendo. La Sangha ya está naciendo. El Loto ha vuelto a florecer. El Buda ha hablado de nuevo. La antorcha ha sido encendida.
¡Proclamemos juntos la Restauración del Verdadero Dharma! La Restauración está en marcha. Así como el Loto no se mancha con el barro, así el Dharma puro renace entre las impurezas del mundo.