A lo largo de la historia, las grandes tradiciones espirituales han transmitido sus verdades sagradas a través de escrituras divinamente inspiradas, reverenciadas como el testimonio máximo de salvación y liberación. En el Cristianismo, el Evangelio ("euangelion"), que significa "buenas noticias", proclama el mensaje de la redención y la vida eterna de Cristo. Sin embargo, si ampliamos el significado de "Evangelio" más allá de los confines de un marco teológico específico y lo reconocemos como una revelación de la verdad última para la salvación de todos los seres, entonces los Sutras o Escrituras Budistas sirven indudablemente como el Evangelio del Budismo.
La esencia de un Evangelio es su función: servir como un mensaje de salvación, una proclamación divina que transforma la ignorancia en sabiduría y el sufrimiento en liberación. El Buda Eterno, la fuente trascendente y siempre compasiva de todos los Budas, encarnó hace 2,500 años en la Tierra como el Buda Shakyamuni, no como un mero maestro de sabiduría mundana, sino como la manifestación viviente del Dharma mismo. Su misión era revelar la Verdad Suprema oculta a través de incontables eras, guiando a los seres hacia el único camino capaz de conducirlos al Despertar completo: el Sutra del Loto, el Rey de todos los Sermones del Buda.
Cuando el Buda Shakyamuni declaró en el Sutra del Loto: "Este mi Dharma es el Rey de los Sutras, es el Tesoro Oculto de los Budas. En incontables kalpas nunca antes ha sido predicado, pero ahora lo reveló por el bien de todos los seres", él no estaba simplemente presentando otra enseñanza; él estaba revelando la Buena Nueva del Budismo, el Dharma último y definitivo, destinado a llevar a todos los seres a la comprensión de que ellos también están destinados a la Budeidad. Así como el Evangelio cristiano proclama la misión salvífica de Cristo, los Sutras budistas proclaman la actividad eterna del Buda, que trabaja incesantemente para liberar a todos los seres sensibles de los ciclos del sufrimiento.
Así como los Evangelios del Cristianismo registran las palabras y acciones de Cristo, los Sutras budistas preservan la Palabra hablada del Buda, revelada a través de la sabiduría trascendente. El Sutra Avatamsaka, el Sutra del Loto, y el Sutra del Nirvana sirven como las expresiones más altas de esta Revelación Divina Budista, que contiene las Enseñanzas Supremas del Buda Eterno.
Los Sutras budistas no son meros discursos filosóficos; son revelaciones de la verdad última. El Buda no inventó el Dharma, ni está confinado a ningún período histórico en particular: es la Verdad Eterna y omnipresente del Cosmos. El Sutra del Nirvana declara: "El Buda no entra en el Nirvana, porque su existencia es infinita. Su cuerpo es el Cuerpo del Dharma, eterno e inmutable". A diferencia del Cristianismo, donde la salvación se otorga solo por la Gracia Divina, el Budismo enseña que cada ser tiene la capacidad de realizar su propia salvación a través de la fe, el estudio y la práctica del Dharma.
El Cristianismo proclama a Jesús como el Hijo de Dios, enviado para redimir a la humanidad a través de su sacrificio. De la misma manera, el Budismo Ekayana proclama que el Buda Eterno se manifiesta a lo largo de incontables eras para guiar a los seres hacia la liberación. El Buda histórico, Shakyamuni, no era simplemente un sabio sino la encarnación física del Buda Eterno, que apareció en el momento y lugar adecuados para revelar el Dharma Supremo del Sutra del Loto.
Esta misión salvífica continúa. El Buda Eterno nunca ha dejado de enseñar, manifestándose en diferentes formas y momentos para satisfacer las necesidades de los seres sensibles. Los grandes Bodhisattvas, como Avalokiteshvara y Samantabhadra, continúan esta obra. El Evangelio del Budismo no es un texto estático; es una Verdad Viva, que siempre se revela a través de la actividad compasiva de los Budas y Bodhisattvas.
El Sutra del Loto revela que mantener y practicar el Sutra del Loto no es un mero acto intelectual o ritual, sino que consiste en mantener el Cuerpo mismo del Buda. El Buda declara: "Dondequiera que este Sutra se explique, lea, recite, copie o conserve, uno debe saber que el Buda está presente en ese lugar". Esta declaración afirma que los Sutras no son sólo palabras escritas; son la Presencia Viva del Buda Eterno. Quienes mantienen el Sutra del Loto encarnan la Esencia misma del Buda, asegurando que su actividad salvadora continúe. El Buda proclama además: "Quien abraza y mantiene este Sutra es verdaderamente aquel que viste la túnica del Buda, mora en el lugar del Buda y expone el Dharma del Buda". Por lo tanto, recitar, practicar y difundir los sutras no es una mera tradición, sino un acto de manifestación del Buda Eterno en este mundo. Así como el Evangelio cristiano se considera la presencia continua del mensaje de Cristo, los Sutras budistas sirven como transmisión directa del Cuerpo, la Voz y la Mente del Buda, disponibles para siempre para guiar a los seres hacia la Iluminación.
Mientras que el Cristianismo promete la salvación del pecado y la reconciliación con Dios, el Budismo ofrece la liberación del sufrimiento y la realización de la propia Budeidad Inherente. Ambas tradiciones instan a sus seguidores a transformar sus vidas, pero el Budismo enseña que la salvación no es simplemente algo que uno recibe, sino algo a lo que uno despierta. El Camino del Buda es accesible para todos, porque todos los seres poseen la Naturaleza del Buda, su Espíritu Eterno, lo que los dota con la Semilla del Despertar y la Budeidad, siendo uno con él mismo.
El Sutra del Loto revela: "Todos los seres, sin excepción, poseen la Naturaleza del Buda y están destinados a la Iluminación." Este es el mensaje más elevado de esperanza: la Buena Nueva de que ningún ser es jamás abandonado y nadie está fuera del alcance de la Iluminación. Así como Cristo enseñó que el Reino de Dios está cerca, el Buda proclama que el Nirvana está siempre presente y se puede alcanzar en esta misma vida mediante la fe en el Dharma.
A diferencia de las escrituras históricas que relatan hechos pasados, los Sutras o Escrituras Budistas trascienden el tiempo. Sus enseñanzas no son meros recuerdos de una era pasada; son verdades siempre presentes que guían continuamente a los seres hacia la Iluminación. El Sutra del loto revela que incluso después de la desaparición física de Shakyamuni, él sigue activo en el Cosmos, apareciendo en incontables mundos para continuar su obra compasiva. Por eso recitar, estudiar y practicar los Sutras no es un ejercicio intelectual, sino un encuentro directo con el propio Buda Viviente.
El Evangelio cristiano es visto como una revelación histórica cumplida en Cristo. Los Sutras budistas, sin embargo, son una revelación continua, una revelación continua del Dharma por parte del Buda Eterno. El Voto Compasivo del Buda asegura que ningún ser quedará jamás abandonado, y a través de los Sutras Sagrados, su Voz sigue llamando, ofreciendo la Buena Nueva del Despertar a todos.
Si un evangelio se define como la revelación de la verdad última, que ofrece un camino hacia la salvación, entonces los Sutras budistas son, sin duda, el Evangelio del Budismo. Son la Palabra registrada del Buda, la expresión directa del Dharma y la proclamación eterna de la Iluminación para todos los seres. Así como el Evangelio cristiano se considera la verdad más alta para sus seguidores, el Sutra del Loto se erige como la revelación más alta de la misión salvífica del Buda.
El Buda Eterno no abandonó el mundo; se manifestó como Shakyamuni para revelar el Verdadero Dharma en beneficio de todos los seres. Sus sutras no son meros textos: son la Buena Nueva del Dharma, el Evangelio del Buda, el testimonio sagrado de que todos los seres están destinados a la Budeidad. Éste es el mayor mensaje de esperanza, la Revelación Suprema de la sabiduría y la compasión, y el fundamento inquebrantable del Camino Budista. Los Sutras budistas son, y siempre serán, el Verdadero y Eterno Evangelio del Budismo.