Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Tendai-shu 天台宗) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


domingo, 11 de abril de 2021

La Luz del Mundo: Las Enseñanzas de la Vida del Buda - Sermón de Hanamatsuri 2021

 Hoy, al igual que todos los años en muchos países asiáticos, se celebra el nacimiento del Buda Shakyamuni. En China y Japón, esta celebración se conmemora el 8 de Abril. Hemos hablado sobre la vida y obra del Buda en incontables ocasiones, pero debemos recordar que el Buda dijo que él predicaba el Dharma con su propia vida. La tradición nos cuenta que es raro que un Buda aparezca en un mundo; y es más raro aún que predique el Dharma. ¿Qué podemos decir hoy que sea digno de tal acontecimiento? Y ¿cómo se relaciona con nuestras vidas? En esta entrada, comentaremos brevememte el sermón de Hanamatsuri de 2020.

"El Buda Shakyamuni nació hace más de 2,500 años en la India, alrededor del 560 AEC, como hijo de un poderoso rey llamado Suddhodana, el gobernante del clan Shakya, y de su madre Maya, en Kapilavastu, en lo que hoy se conoce como Nepal". Con su nacimiento, el Alma del Universo encarna en el mundo para revelar la Sabiduría del Dharma para aliviar el sufrimiento y salvar a todos los seres del océano de nacimientos y muertes del Samsara. El Buda nació en la India, que fue en ese momento, y es aún hoy día, uno de los lugares más poblados del mundo. La India fue uno de los centros más importantes de la Ruta de la Seda, la cual atravesaba todo el mundo civilizado y era una vena de intercambio de conocimiento la cual llegaba a todas partes del mundo. Esto fue para que su mensaje se pudiera esparcir por todos los confines de la tierra, ya que el Dharma - siendo la primera religión mundial - es para todos los seres sintientes.

"Su nombre de nacimiento fue Siddhartha, que significa 'Aquel que Logra su Cometido'. En el momento de su nacimiento, todos los animales del bosque se conglomeraron para ver el nacimiento de la luz del mundo. En ese instante, llovieron flores del cielo, y los dioses y seres presentes se regocijaron. Lamentablemente, su madre Maya murió a los siete días de dar a luz, por lo que el joven príncipe fue criado por su tía Mahapajapati". Al el Buda nacer, dio siete pasos, y dijo "Entre el Cielo y la Tierra, yo soy el Honrado por el Mundo". Al su madre dar a luz, tristemente murió a los siete días. El nombre de su madre fue Maya, lo que significa "ilusión". El Buda apareció en el mundo para disipar la oscuridad de la ignorancia y mostrarnos las Leyes del Universo.

"Tras el nacimiento de su heredero, el rey Suddhodana hizo los arreglos para invitar a todo el pueblo a una celebración, incluyendo los líderes religiosos y políticos. Como era costumbre, el joven príncipe fue visitado por un monje llamado Asita, quien profetizó que el joven príncipe se convertiría en un Gran Monarca, reinando con justicia y orden, o en un Asceta, llevando luz al mundo. El rey, preocupado por la profecía, se aseguró de que el joven príncipe viviera rodeado de lujos, e invitó a los mejores maestros en educación física y mental, sabios, soldados y atletas de todos los confines del reino para darle la mejor educación posible y poder capacitar al joven príncipe para ser el mejor monarca, filósofo y guerrero del mundo. El joven Siddhartha logró sobresalir en todas las materias y en las artes de combate, y a los diecinueve años, Siddhartha se casó con la joven Yashodhara y tuvo un hijo llamado Rahula. La pareja real vivía rodeada de todos los lujos en los hermosos precintos del palacio". El palacio que menciona la biografía es el mundo. Vivimos en este mundo lleno de sufrimiento e insatisfacción y rara vez nos cuestionamos el propósito de nuestra vida ni nuestro lugar en el universo. Desde que nacemos, vivimos persiguiendo nuestros deseos y pasiones ciegas y al satisfacer un deseo, rápidamente perdemos nuestra satisfacción y perseguimos el próximo, y seguimos repitiendo este ciclo todos los días, todos los años hasta el final de nuestras vidas, para solo renacer en alguna otra existencia y repetir el ciclo del Samsara. 

"No obstante, aunque parecía poseerlo todo, y estando rodeado de lujos y bellezas en todo momento en su palacio, Siddhartha se sentía desesperanzado, viendo que existía miseria y sufrimiento en el mundo. A medida que pasaba el tiempo, más crecía el llamado por ir a buscar la luz de la Verdad. El mismo siguió creciendo hasta que a los veintinueve años decidió abandonar su familia y su reino y embarcarse en una búsqueda espiritual para ponerle fin al sufrimiento del mundo". Pero llega el momento, cuando estamos preparados - solo cuando estamos preparados - que nos detenemos y nos cuestionamos todas nuestras creencias sobre nosotros mismos y este universo en el que vivimos y buscamos algo más. Al igual que el jóven Siddhartha, tenemos un despertar espiritual y comenzamos a buscar algo que nos provea respuestas a las interrogantes existenciales más importantes de nuestras vidas. El sufrimiento en el mundo existe por algo, y somos nosotros quienes lo perpetuamos.

"Siddhartha pasó los próximos seis años estudiando y practicando ascetismo bajo los mejores maestros ascetas de la India en su momento, poniendo su cuerpo bajo duras pruebas y llevándolo a sus límites para descubrir la Verdad. Al cabo de seis años, se dió cuenta de que había caído en otro extremo, y al igual que su vida anterior llena de lujos, su vida actual de mortificación y provación extrema no lo llevaría a ningún lugar. Con esto se dió cuenta de que el camino a la Verdad se encontraba entre los extremos, paciente y sistemáticamente investigando todos los aspectos de la vida, descubriendo una solución al sufrimiento". Existen muchas filosofías, religiones y caminos espirituales en el mundo. El Budismo del Sutra del Loto nos revela que todos estos caminos son medios hábiles creados por el Buda Eterno para llevar poco a poco a los seres al Despertar; para preparar sus mentes para la Verdad. Algunos exhortan el ascetismo, en un intento por suprimir el cuerpo para alcanzar la espiritualidad; otros exhortan la indulgencia de los deseos para experimentar la felicidad. Pero la Verdad nunca se encuentra en los extremos, sino en el medio. Es por eso que el Buda predicó el Camino Medio; todo en moderación nos acerca más a la Verdad que los extremos. Los extremos, en última instancia, son solo dos caras de la misma moneda. Las enseñanzas del Buda - las Leyes del Universo (Dharma) - nos muestran de dónde venimos, por qué existimos, cuál es el propósito de nuestra vida y cómo debemos vivirla.

"Mientras trataba de cruzar un rio, una joven vió al asceta desnutrido, lo confundió con un espíritu del bosque, y le llevó comida. Agradecido, Siddhartha vio cómo la comida restauraba sus energías. Abandonando sus prácticas ascéticas extremas, se sentó bajo un árbol y decidió meditar hasta descubrir la Verdad. Sentado, tranquilamente, Siddhartha desarrolló un comprensión profunda de la naturaleza de la existencia, descubriendo todas sus vidas pasadas junto con la de todos los seres, viendo el pasado, el presente y el futuro, y comprendiendo todas las leyes de la existencia. Allí, Siddhartha descubrió su misión real y alcanzó el Despertar, conviertiéndose en un Buda, un Despierto. Así, se llamó el Buda Shakyamuni, el Sabio del clan de los Shakyas". Si bien el mundo muestra que todas las cosas están en constante cambio, debajo de toda la multiplicidad de fenómenos, existe una calma, una Unidad Fundamental. Cuando nos sentamos en meditación, como hizo el Buda, podemos accesar a esta Unidad. Cuando descubrimos nuestra unidad con el Buda Eterno - el Universo - y con todos los seres sintientes, inmediatamente despierta en nosotros un profundo sentimiento de compromiso por su bienestar y felicidad. Cuando experimentamos este evento, despierta en nosotros el Deseo de Alcanzar el Despertar y descubrimos nuestra Naturaleza Búdica, y a su vez, la vemos en todos los seres, pues todos los seres son una manifestación de la misma Esencia. En ese momento vemos que el sufrimiento existe para sacarnos de nuestras zonas de comfort y embarcarnos en nuestra búsqueda espiritual. Y todos podemos ser la jóven que ayuda al próximo Buda en este mundo. Esta es nuestra misión en el mundo: profundizar en el Dharma y realizar el Camino del Bodhisattva en el mundo. 

"Tras su Iluminación, el Buda vio que los seres no estaban preparados para aprender lo que había descubierto. En ese momento, un dios bajó y le suplicó que le enseñara a los seres el camino fuera del sufrimiento. Entonces, el Buda ideó un plan para poder ir preparando gradualmente a los seres hasta poder revelar la totalidad de la Verdad de su Iluminación. Así, el Buda predicó diferentes sermones, adaptando la Verdad a las capacidades, naturalezas y necesidades de los seres que lo escuchaban." A veces las personas, incluídos nosotros mismos, no estamos listos para la Verdad. Es por eso que existen diferentes filosofías y religiones; no todo el mundo necesita la misma medicina; no todos transitamos por el mismo camino. Todos nos encontramos en diferentes etapas de evolución, y ahora mismo te encuentras en el lugar exacto donde debes de estar. Es por ello que no podemos forzar nuestras creencias y nuestras "verdades" a otros. Es por ello que los Budas predican muchas enseñanzas y prácticas, pero todas parten de un mismo Dharma, y todas conducen a los seres a su eventual Despertar.

"Por los siguientes 45 años de su vida, el Buda realizó su labor con infinita compasión, esparciendo la sabiduría de sus enseñanzas por toda la India. Cerca del final de su vida, el Buda reveló la totalidad de la Verdad en un sermón llamado el Sutra del Loto, donde le reveló a todos los seres que todos, sin distinción, alcanzarán el mismo Despertar. Allí, el Buda reveló que él era una manifestación de la Esencia de la Gran Sabiduría y Compasión del Universo, y que había aparecido en este mundo para llevar la luz del Dharma a los seres y salvarlos del sufrimiento, y que aunque pronto moriría, su Esencia era eterna, y que siempre estaría realizando su labor salvífica por todo el universo". Este fue el verdadero propósito del advenimiento del Buda en el mundo. El mismo es confirmado en los Sutras, los cuales recopilan sus sermones dados por sus más de cuarenta años en este mundo. Este es su verdadero legado, y es nuestro deber el preservarlo para las generaciones futuras.

"Cuando el Buda alcanzó los ochenta años de edad, sintiendo que ya había logrado su cometido en este mundo, el Buda se acostó entre dos árboles en el bosque de Kusinagara y les dijo a sus discípulos: 'Hijos míos, mi momento final en este mundo ha llegado, pero no olviden que mi muerte es solo el final de mi cuerpo físico...el verdadero Buda es el Despertar. El cuerpo muere, pero la luz de la Sabiduría de la Iluminación es eterno y mora en quienes practican el Dharma...Hágan de ustedes una luz'. Así, calmadamente, rodeado de todo tipo de seres, bajo una lluvia de flores e incienso, el Buda pasó de este mundo". Todos somos hijos del Buda Eterno; todos somos una manifestación única de la Energía de Vida del Universo. Cuando bañamos el Buda en el Hanamatsuri, realmente nos bañamos a nosotros y a todos los seres en las diez direcciones y los tres periodos de tiempo. Cuando lo hacemos, "llueven flores e incienso" por todo el universo.

"Con estas palabras, el Buda nos enseñó que existe algo más allá del cuerpo - el poder del Despertar, nuestra Naturaleza Búdica - y es una esencia que todos los seres poseen - el potencial de Despertar y ayudar a otros a Despertar. Esta es la verdadera energía eterna de vida, llena de Sabiduría y Compasión, que anima todo en el universo. Debemos de buscar dentro de nosotros esa luz, el Buda interno - nuestra Naturaleza Búdica - y ayudar a otros a descubrirla. Cuando descubrimos nuestra Naturaleza Búdica, a través de la meditación y la devoción, nos damos cuenta de que el Buda, el poder de la Gran Sabiduría y Compasión, ha sido lo que ha estado operando dinámicamente dentro de nosotros desde el tiempo inmemorial". Cuando reconocemos la Naturaleza Búdica en todos los seres, trascendemos toda barrera ficticia de nacionalidad, sexo, raza y demás, pues todos somos Hijos del Buda. Esta enseñanza tristemente sigue siendo radical incluso en el Siglo XXI, cuando vemos el surgimiento de neo-racismos en distintas partes del mundo, como en los Estados Unidos, donde nuevamente, grupos terroristas como BLM y un grupo de pseudo-intelectuales proponentes del "racismo sistemático", "política de identidad" y la "ideología de género" quieren dividir a las personas y destacarlas por su raza o color, en vez de enfocarse en esas cosas que los unen. Existe una creciente ola radical que amenaza con destruir décadas de progreso en materias raciales, sociales y políticas, cuyas repercuciones, como una nube negra, comienza a ser movida por el viento de la ignorancia y el fanatismo, amenazando cubrir el mundo, así como esta reciente pandemia se ha esparcido por el planeta. Cuando nos enfocamos en el color de la piel, la raza o el sexo de otro, en vez de nuestra Unidad Fundamental, creamos divisiones y nos alejamos de nuestra Naturaleza Búdica. Esto es lo que en el Budismo se llama "kleshas" o "bonno", ilusiones. El Budismo nos muestra que toda reacción, toda causa, crea un efecto. Esto solo mueve el péndulo de un lado al otro y divide a las personas. Así, solo perpetuamos este Mundo Saha, el mundo del sufrimiento. El Budismo, lejos de unirse al coro del vulgo, debe de ser quien tiene los ojos abiertos y lleve a los demás a la luz y la verdad. Al igual que el Buda, debemos de ver la Budeidad innata en todos los seres y no sus sexos, color de piel u otros elementos fuera de su control. Debemos ser Bodhisattvas y trabajar para que este mundo sea una Tierra Pura. Cuando lo hacemos, somos los ojos, los oídos, la boca y las manos del Buda en el mundo.

Todos nosotros debemos ser como el Bodhisattva Nunca Despreciar (Sadaparibhuta) en el Sutra del Loto, quien alababa la Naturaleza Búdica en todos los seres, y reconocer en todo momento nuestra Unidad Fundamental. Así, podremos aliviar las heridas e iluminar una esquina de nuestro mundo. Que todos tengan un felíz Hanamaturi.