La Forma y Virtudes del Buda
II La Aparición del Buda
Un Buda aparece muy pocas veces en este mundo. Cuando aparece, alcanza la Iluminación, predica el Dharma, corta la red de la duda, arranca la raíz del deseo carnal, detiene la fuente del mal, y sin nada que le estorbe camina libre por el mundo. No hay bien superior respecto con el Buda.
El Buda aparece en la tierra para predicar el Dharma y dar la verdadera felicidad a los seres. El Buda aparece en este mundo de sufrimientos porque no puede abandonar a los que padecen y sufren.
En este mundo de injusticias, de ignorancia, de deseos insaciables, de disputas y luchas por la vida, es muy difícil predicar el Dharma. El Buda vence estas dificultades por su Gran Compasión.
2. El Buda es un buen amigo de todos los seres. Si encuentra a uno que sufre bajo el peso de las pasiones carnales, extenderá la mano para aliviar la carga. El Buda es el verdadero maestro. Si uno sufre los tormentos de una duda necia Él, con la Luz de la Sabiduría, disipará la oscuridad.
Como el ternero que no se separa de su madre, así quien una vez ha oído las Enseñanzas del Buda no se alejará de Él, porque escuchar al Buda siempre es una alegría.
3. Cuando la luna se oculta decimos que se ha puesto, y cuando aparece decimos que ha salido, pero la verdad es que la luna no se va ni viene; siempre está, ni sale ni se oculta. Del mismo modo el Buda no nace ni muere, siempre existe. Tan sólo muestra la vida y la muerte para enseñar a los seres.
Decimos que la luna crece y mengua. La luna no crece ni mengua, siempre es luna llena. De igual manera, el Buda existe eternamente; no nace ni muere. La vida y la muerte existe sólo en los ojos de los seres.
La luna alumbra todas las cosas. Aparece sobre las ciudades, sobre los pueblos, sobre las montañas, sobre los ríos, sobre la agua de una jarra, y sobre el rocío condensado en gotas menudas. Aunque los seres caminen cientos y miles de millas, la luna siempre va con ellos. La esencia de la luna no cambia sino que difiere según el punto del que se mira. El Buda también muestra muchas faces según el alma del ser que lo mira, pero Él, en sí, no es mutable.
4. El hecho de que el Buda haya aparecido y desaparecido de la tierra se puede explicar por el principio de causalidad, es decir: cuando las causas y las condiciones son favorables el Buda aparece; cuando estas causas y condiciones se extinguen se oculta.
Es así que aunque el Buda se manifieste y desaparezca, la verdad es que no nace ni muere. Conociendo este principio, no hay que asombrarse ni entristecerse por la aparente aparición y desaparición del Buda y de la mutabilidad de las cosas. Lo importante es alcanzar la Iluminación y poseer la perfecta Sabiduría.
Ya se ha explicado que el Buda no es un cuerpo físico sino la Iluminación. El cuerpo es un recipiente que tan sólo con la Iluminación como contenido puede ser llamado Buda. Por eso, el que lamente la desaparición del Buda fijándose sólo en su cuerpo no verá al verdadero Buda.
En realidad, la verdadera naturaleza de todas las cosas trasciende la diferencia de aparición y desaparición, de la ida y venida, del bien y el mal. Todas las cosas son relativas y perfectamente homógeneas.
Estas diferencias surgen de una equivocada interpretación de los fenómenos. La verdadera forma del Buda no aparece ni se oculta.
* Este extracto ha sido traducido de "La Enseñanza del Buda", un libro publicado por la Bukkyo Dendo Kyokai, la Sociedad para la Propagación del Dharma del Buda en Japón. El mismo consiste de extractos de los Sutras Mahayana y Hinayana, ordenados por temática, para exponer de manera devocional y reverente la enseñanza del Buda.
* Este extracto ha sido traducido de "La Enseñanza del Buda", un libro publicado por la Bukkyo Dendo Kyokai, la Sociedad para la Propagación del Dharma del Buda en Japón. El mismo consiste de extractos de los Sutras Mahayana y Hinayana, ordenados por temática, para exponer de manera devocional y reverente la enseñanza del Buda.