Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Tendai-shu 天台宗) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


jueves, 6 de enero de 2022

La Tesorería del Dharma de las Enseñanzas Perfectas y Completas: Las Enseñanzas del Shoshikan - Capítulo 2: Las Condiciones Internas - Los Deseos que Surgen de los Sentidos

 El Shoshikan (Hsiao Chih-kuan), que se puede traducir como la "El Pequeño Tratado de la Calma y la Contemplación", fue uno de los primeros tratados de meditación jamás escritos. El mismo fue compuesto por el Gran Maestro Chih-i (Tendai Daishi), el fundador de la escuela Tientai (Tendai) en China. La escuela Tientai rescató el verdadero propósito y mensaje del Buda para el mundo, el cual había sido olvidado o ignorado por los eruditos budistas por siglos, y con ello, influyó enormemente el desarrollo del Budismo Mahayana en el Este de Asia. Este tratado fue un pequeño libro escrito por el Gran Maestro Chih-i para resumir los puntos importantes para la práctica de la meditación budista tradicional de Shikan, o Samatha y Vipassana. En esta serie de Lecturas estudiaremos extractos del Shoshikan del Gran Maestro Tendai y veremos cuáles son sus implicaciones para nuestra práctica budista y nuestra vida diaria.

En la pasada entrada, vimos las Cinco Condiciones Externas que el Gran Maestro Chih-i nos aconseja tomar en cuenta al momento de comenzar nuestra práctica serie de la meditación budista: (1) Preceptos, (2) Alimentación, (3) Lugar de Meditación, (4) Distanciamiento del Mundo Convencional, y (5) Ser Selectivos con nuestras Amistades. En este capítulo, veremos las Condiciones Internas, en el segundo capítulo de su Shoshikan, titulado "El Control de los Deseos que Surgen de los Sentidos".

 "Por los deseos que debemos controlar se entiende el tipo de deseos que surgen de los sentidos que posee cada persona que vive, es decir, los sentidos de la vista, oído, olfato, gusto y tacto. Si queremos tener éxito en la práctica de la meditación, debemos de controlar los deseos que surgen de estos sentidos. Estos cinco tipos de deseos físicos pueden llevar fácilmente a uno a la locura y la ilusión y los antojos lujuriosos. Si entendemos claramente que nuestras faltas y sentimientos de culpabilidad no son más que el resultado de estos deseos, ya no podremos apreciarlos. Con el fin de controlar estos deseos físicos debemos mantener una estrecha vigilancia sobre ellos."

Para Chih-i, la práctica seria de la meditación requiere no solo que controlemos las condiciones externas como la alimentación y el lugar de práctica, sino también las condiciones internas como las cosas que consumimos por medio de los cinco sentidos de la vista, oidos, olfato, gusto y tacto. ¿Por qué es esto? Esto es porque no importa cuán bien controlemos nuestro ambiente inmediato, si no tenemos control sobre los sentidos al momento de meditar - y de hecho, en nuestra vida diaria - no progresaremos mucho. A veces, el mayor obstáculo - de hecho, la mayoría del as veces - somos nosotros mismos y nuestros patrones negativos o limitantes.

El la Cosmología Budista existen lo que se llama los Seis Reinos del Samsara. Desde antaño, estos Seis Reinos o Seis Mundos han sido vistos como potenciales lugares de renacimiento para los seres en el océano de nacimientos y muertes del Samsara. Estos son: (1) los Infiernos, (2) Espíritus Hambrientos, (3) Animales, (4) Asuras o Semidioses Coléricos, (5) Humanidad, y (6) los Cielos donde residen los Devas o dioses. Pero igualmente, el Budismo ha visto estos Seis Mundos como estados de consciencia que todos los seres poseen dentro de sí mismos, y que podemos experimentar el cualquier momento.

Los Infiernos en el Budismo son vistos como mundos o estados de consciencia donde reina la desesperanza, el dolor, la agonía y angustia. Esto se manifiesta en estados depresivos y de dolor, o donde sentimos que estamos encerrados en nuestras circunstancias negativas. El Reino de los Espíritus Hambrientos es caracterizado por la Hambruna: un estado de existencia y de consciencia donde no importa lo que consumamos, ya sea física o mental o espiritualmente, nos sentimos hambrientos, vacíos, y tratamos de llenar ese hueco con más cosas o experiencias. El Reino de los Animales es caracterizado por la lucha, y es un mundo donde los seres se alimentan unos de otros, y donde solo impera la ley del más fuerte. El mismo es caracterizado por los instintos y deseos básicos de alimento, descanzo, placer y procreación. Los Asuras son semidioses de la mitología india, quienes se encontraban constantemente en batalla con los Devas por supremacía. Es por eso que este estado de vida o consciencia es caracterizado por luchas sociales o de clase; un estado de consciencia donde impera la superación personal a costa de los demás. La Humanidad, que es el mundo que se supone que vivamos, es usualmente considerado el idea para el progreso espiritual o del Despertar, ya que, si bien en el mismo se experimenta el sufrimiento y el dolor - como en todos los mundos -, al igual que la Dicha de los Cielos, es un estado intermedio que no nos mueve tanto a la desesperación ni a la complacencia. No obstante, podemos experimentar todos y cada uno de los otros Reinos en la consciencia, lo que limita nuestro deseo de desarrollo espiritual. Finalmente, tenemos los Cielos: lugares donde los seres poseen vidas largas y llenas de placer, pero que como todos los Reinos del Samsara, son impermanentes, lo que significa que al final de sus vidas, experimentan un dolor mucho más profundo al perder aquello que pensaban era eterno y que por tanto tiempo habían disfrutado.

No importa cuánto dominemos nuestro entorno exterior, el cual puede manifestarse como cualquiera de estos Reinos o Estados, llevamos estos Mundos igualmente en nuestro interior emocional, mental y espiritual, y los mismos se pueden manifestar en cualquier momento.

Por encima de los Seis Reinos del Samsara, se encuentran los Cuatro Reinos Nobles, los cuales son realmente estados de la práctica espiritual budista. Estos son (7) Shravaka, o los que esuchan el Dharma, (8) Pratyuekabuddhas, o los que ponen el Dharma en práctica, (9) Bodhisattva, o los que desean ayudar a los demás en su progreso espiritual, y (10) Budeidad, el cual se caracteriza por un estado casi constante de paz y bienaventuranza, donde los cuatro signos de la vida de Sufrimiento, Impermanencia, Impureza y No-Ser, se manifiestan como Felicidad, Eternidad, Pureza y Verdadero Ser. Estos son las cuatro etapas por las que transcurre todo budista en su camino al Despertar.

El Gran Maestro Chih-i nos dice que los deseos de los cinco sentidos nos pueden llevar a la ilusión y los deseos lujuriosos. ¿A qué se refiere el Gran Maestro con esto? Lo que el Shoshikan nos quiere decir es que los sentidos poseen una gran influencia sobre nosotros. Por ello, no es sabio el indulgirlos antes de una sesión de meditación. Podemos ver los deseos de los sentidos como dos extremos de un amplio espectro. Ciertos elementos, al contacto con alguno de los sentidos, pueden ser propicios para la meditación, o pueden obstaculizarla. En un extremos tenemos a Mara, con los elementos maraelitas, y al otro, al Buda, con los elementos iluminados. No es lo mismo indulgir los sentidos en cosas que obstaculicen la meditación que en elementos que la promuevan. Es por ello que es tan importante tener un control sensato sobre las Condiciones Externas y las Internas. Una práctica completa, donde la meditación sea precedida por un breve servicio devocional, nos ayuda a la meditación, ya que el servicio incluye lo sentidos: la imagen del Buda nos llama al sentido de la vista; el incienso al olfato; la campana y nuestra recitación al oido; y nuestra ropa cómoda y el cojín al tacto. 

Por medio del control de las Condiciones Externas e Internas, podemos avanzar mejor en nuestra práctica budista de la meditación, o de hecho, en todas nuestras prácticas budistas. Esto es precisamente lo que el Gran Maestro Chih-i nos ayuda a hacer con su Shoshikan.

"(1) En primer lugar está el control sobre los deseos que surgen del uso de los ojos, entre los que podemos mencionar los deseos sexuales que surgen de ver los ojos hermosos, cejas delgadas, labios carmesí, dientes blancos como la nieve, adornos mundanos, prendas de bellos colores-verde, amarillo, rojo, blanco, púrpura, violeta, y así, todo lo que pueda atraer la atención de un tonto y despertar deseos lujuriosos. Fue la belleza de su amante lo que hizo que el Rey Bimbisara arriesgara su vida en el país del enemigo permaneciera en la casa de la Dama Abrahmapara. Así fue en el caso del rey de Khotan, que por el resentimiento a causa de los celos asesinó a muchas personas. Todos estos males tienen su génesis en los deseos despertados por la vista."

Uno de los sentidos más usados es la vista. Es a través de los ojos que muchos de nosotros experimentamos el mundo. Es por los ojos que mayormente ingresamos nuesva información an uestra mente, ya sea por medio de la lectura, de videos, o de la experiencia diaria. Con estas palabras, Chih-i nos esta haciéndonos preguntar: ¿qué alimentos visuales ingerimos en nuestra mente? Ciertamente, los ojos son la ventana del alma, y lo que vemos tiene un gran impacto sobre nuestros patrones mentales, nuestras palabras y nuestras acciones. Es importante tener esto en cuenta para no permitir que ciertas imágenes y experiencias se vuelvan semillas negativas que se alojen en nuestra consciencia Alaya o almacén y broten luego en nuestras vidas. Es por eso que el Shoshikan nos aconseja no ver cosas que puedan despertar semillas o samskaras de deseos lujuriosos, violencia y otros estados duales no conductivos a nuestra práctica meditativa.

Lo mejor que podemos ver antes demeditar es una imagen del Buda. Es por eso que es tan importante escoger una imagen o estatua budista que tenga una afinidad con nosotros para colocarla en nuestro altar, y que meditemos frente al mismo de costumbre. El Budismo no adora imagenes, sino que adora y trata de incorporar las cualidades que representa la imagen. La cualidad más alta que representa toda imagen budista es el Despertar, y sobre todo, nuestra Naturaleza Búdica Innata. Pero ciertas imagenes representan otras cualidades adicionales, como la Compasión (Avalokiteshavara - Kannon) o la Sabiduría (Manjushri - Monju, o Seishi), entre otras. Escogemos una imagen o estatua que represente una cualidad que nos llame o que carescamos. La imagen es un refuerzo que nos ayuda a despertar esa cualidad iluminada dentro de nosotros. De igual forma, la imagen nos ayuda al momento de la visualización si estamos realizando esa práctica en nuestro periodo de Vipassana.

"(2) En segundo lugar está el control sobre los deseos que surgen del uso de los oídos, entre los que podemos mencionar, los sonidos del arpa, el laúd de doce cuerdas, y los instrumentos que utilizan la seda, bambú, metal, piedra, etc., y las voces femeninas. Apenas nosotros, discípulos del Buda, escuchamos estos sonidos dulces, nuestros corazones y nuestras mentes se enredan y nos llevan a cometer actos malignos. Tal fue el caso de los quinientos discípulos que vivían en un monasterio en el Himalaya cuando escucharon las canciones de una chica llamada Chindra. Perdieron su devoción a la práctica de la meditación y se inclinaron ante sus deseos lujuriosos. Por todas estas causas y condiciones podemos saber que los sonidos son la fuente de la maldad y la culpa."

Otro de los sentidos más usados es la audición. Este, de hecho, es casi un sentido involuntario: no podemos cerrarlo voluntariamente con naturaleza, así como los párpados pueden cerrar la vista, sino solo con objetos externos. Esto nos hace estar a merced de los sonidos del medio ambiente, y refierza la Condición Externa del ambiente meditativo. 

A través de los oidos ingerimos alimentos sensoriales que igualmente afectan nuestros pensamientos, palabras y acciones. Esto se dan en la forma de música, sonidos provenientes de videos, o de neustras experiencias ocn el mundo y otras personas. Esto es algo que debemos de tenr en consideración si deseamos ser juiciosos y positivos en qué sonidos alimentamos nuestro cuerpo, mente y espíritu. Significa esto que no podemos escuchar música si deseamos dedicarnos seriamente a la práctica de la meditación? No. Esto solo significa que es aconsejable no escuchar música o sonidos "lujuriosos" para los sentidos antes de una práctica meditativa. De hecho, es por eso que muchos periodos de meditación son precedidos por periodos de recitación de Sutras: esto sirve como un limpiador para los sentidos, y si meditamos, es mejor tener un Sutra en repeat que una canción.

"(3) En tercer lugar está el control sobre los deseos que surgen del uso del sentido del olfato. Con esto nos referimos a los olores y fragancias que emanan de cuerpos excitados, de bebidas, de alimentos deliciosos y de las fragancias de todo tipo de perfumes. En nuestra necedad no reconocemos la verdadera naturaleza de lo que olemos; tan pronto olemos una fragancia la deseamos y estamos cautivados por ella. Esto abre la puerta de la prisión de la contaminación moral. Tal fue el caso de un determinado Bhikkhu. Estaba tan cautivado por la fragancia de las flores de loto en un estanque cerca de su monasterio que descuidó su práctica del Dhyana para satisfacer su pasión. El dios de la laguna le reprendió severamente y dijo: '¿Por qué robas mi dulce perfume?' Debido a nuestra afición por las fragancias dulces despertamos deseos de dormir y caemos en la contaminación moral. Al reconocer estas causas y condiciones sabemos que los olores son la causa de los actos malvados."

El sentido del olfato es uno que si bien no es tan grande como la visión, el gusto y el tacto, es uno importante y que debemos tratar de controlar. ¿Cómo hacemos esto en la práctica? Por medio del incienso, y del no usar perfumes fuertes cuando vamos a mesitar. El incienso eleva la consicencia, purifica el ambiente, y nos pone en un estado conductivo para la meditación. De igual manera, el perfume no solo nos distrae de la meditación, sino que si meditamos junto a otros, igualmente los distraemos. Además de esto, cuando nos adentramos en el Samadhi, los sentidos se cierran, y el olfato es uno de los que se cierran primero. Es por eso que el mejor aroma que podemos escoger al momento de meditar es el del incienso que hayamos ofrecido antes de la meditación.

"(4) En cuarto lugar encontramos el control sobre los deseos que surgen del uso del sentido del gusto: todo tipo de sabores dulces en comidas y bebidas, la amargura, acidez, dulzor, sabor picante, sabores salados y frescos. Todos esos sabores agradables, además de gratificantes, atraen el corazón a los excesos y el mal. Tal fue el caso de un monje lamaísta en el Tíbet, que era tan aficionado a queso, que tras su muerte se transformó en un gusano de queso. Por todo esto sabemos que el sentido del gusto es la fuente de mucha culpabilidad."

El gusto es uno de los sentidos que más complacemos, sobre todo, con la bebida y la comida. Sobre todo, cuando nos encontramos en los estados mentales y existenciales del Infierno, la Hambrina y la Animalidad, abusamos de los alimentos y de la bebido, entre las mismas, las bebidas alcohólicas. Es por eso que es importante, como vimos en la sección anterior sobre la alimentación, no comer ni mucho, ni poco, ni muy antes de meditar, ni muy lejos (pues puede darnos hambre). Es recomendado comer aproximadamente una a dos horas antes de meditar. Está de más mencionar que no es aconsejable tomar bebidas alcohólicas ni tomar sustancias que numblen la mente, como las drogas, antes de meditar. Finalmente, es costumbre evitar las cebollas y otros condimentos y alimentos "olorosos" antes de meditar, para no incomodar a otros.

"(5) En quinto lugar está la censura sobre los deseos que surgen del sentido del tacto. Nuestro cuerpo es muy sensible a la suavidad, tersura, calor, fresco, etc. Somos tan ignorantes en cuanto a la verdadera naturaleza de estas sensaciones que nuestras mentes se transforman al tocar cosas agradables, y nuestro esfuerzo para alcanzar la iluminación se ve obstruido y obstaculizado. Tal fue el caso de un 'espíritu maligno' que perdió sus poderes sobrenaturales debido a su antojo después de tocar cosas agradables. Por estas causas y condiciones sentimos culpabilidad al desear cosas agradables y cedemos a la seducción."

Al final de las Cinco Condiciones, se encuentra el tacto. Esto hace referencia igualmente a la anterior Condición Externa de la Ropa y el Ambiente de meditación. Es aconsejable no usar ropa muy apretada, y que no de ni mucho frio ni mucho calor. Esta es una importancia práctica del Camino Medio en nuestra vida diaria.

"Las diferentes formas de controlar los deseos que se han dado anteriormente han sido tomadas de 'El Mahavibhasa Sutra' que, también hace la siguiente observación: 'A pesar de las molestias que la satisfacción de los deseos sensuales nos traen, perseguimos con ansia de estos deseos.' A medida que estos cinco deseos sensuales son gratificados, sólo se vuelven más intensos. Es como una casa en llamas; mientras más combustible añadimos, las llamas se vuelven más calientes. O bien, si estos deseos sensuales no son satisfechos y que todavía nos aferramos a ellos, son como un perro royendo huesos podridos. O bien, si estos deseos se tornan competitivos, son como pájaros que luchan sobre su presa. O, nos queman como si nos estuvieran sosteniendo una antorcha ardiente en la cara. O bien, nos dañan como si estuviéramos pisando serpientes. O son como los sueños de los que nos despertamos con un susto. Son considerados como enemigos por los hombres sabios. A pesar de todo esto, como tontos ilusos, seguimos anhelándolos mientras vivimos, sin darnos cuenta de que estas molestias y sufrimientos continuarán causando problemas, después de la muerte del cuerpo, en un siguiente renacimiento."

Detrás de estas Cinco Condiciones Internas de los Deseos que Surgen de los Sentidos, se encuentra un principio rector importantísimo: el Camino Medio. El Camino Medio se debe manifestar en todas las áreas de nuestra vida. Esto nos obliga a repensar nuestros hábitos de consumo por medio de los órganos de los sentidos, pero mucho más allá, nos debe hacer conscientes del impacto que el mundo tiene sobre nosotros, y del que nosotros tenemos sobre el mundo. 

"Estos cinco tipos de deseo sensuales fueron captados por los animales antes que nosotros y sus efectos perniciosos han llegado hasta nosotros. Nosotros somos sus esclavos, y por su poder podemos ser arrastrados hacia los tres reinos inferiores. ¡Qué enemigos increíbles! Debemos huir de ellos al instante. 'El Dhyana Sutra', habla de ellos como sigue:

"Los sufrimientos continuos del nacimiento y la muerte se deben a los deseos sensuales y sus concupiscencias. Cuando estos, sus hijos, crecen, se convierten en sus enemigos y todo su laborioso trabajo ha sido en vano después de que su último aliento antes de ser enterrado en la tumba.

“¡Cuán pútrido es un cadáver muerto! Sus nueve cavidades producen líquidos malolientes, pero tú, te aferras a él como lo hace un gusano al excremento.

“Sin embargo, tú que eres más sabio, que comprendes la vacuidad y la transitoriedad del cuerpo, no seas esclavizado por las seducciones de sus deseos y encuentra el verdadero Nirvana.

“Usted debe seguir las enseñanzas del Buda, y cuando entres al Dhyana debes contar la respiración en todo momento con toda tu mente y corazón. Esta es la práctica de un verdadero Bhikkhu".

Como mencionamos anteriormente, la Cosmología Budista reconoce Seis Reinos o Estados de Vida y de la Consciencia. Uno de estos Estados es predominante en nuestra vida. Idealmente, este Estado es la Humanidad, pero tristemente, muchas personas son poseídas por otros Estados más bajos, como la Hambruna o la Animalidad. De igual forma, si bien existe un Estado que permea y dicta el tono de nuestra vida y nuestras circunstancias, podemos experiementar cualquiera de los otros Seis Estados en cualquier momento. Nos sentimos tristes y desesperanzados cuando rompemos con nuestra pareja o cuando perdemos a un ser querido, y habitamos en el Infierno; nos sentimos vacíos y queremos escapar de nuestros problemas y tratamos de distraernos y llenarnos con objetos mareriales, o succionándole la energía emocional a otros, y habitamos entre los Espíritus Hambrientos. Nos sentimos abrumados por la vida y surge en nosotros nuestros deseos instintivos de lucha o vuelo, y estamos en constante combate con otros y con nosotros mismos, y vivimos la Animalidad. O nos pasamos la vida tratando de aparentar algo que no somos, intentando subir la escalera de la fama cibernética o de posición en nuestro trabajo o en nuestro círculo social, y vivimos como Asuras. Rara vez podemos darnos el lujo de experimentar tanto placer que nos preocupamos solo por nosotros, y vivimos entre los Dioses. Pero casi nunca somos lo que somos: Humanos. 

Vivir en los Infiernos, la Hambruna, la Animalidad, la Ira o los Cielos es ser esclavo de nuestros deseos y de nuestros sentidos. Cuando hacemos esto, no nos distinguimos de las plantas y los animales. No aprovechamos este precioso nacimiento humano. Debemos de detenernos y repensar toda nuestra vida y nuestros patrones de conducta y reformarlos. Esto es precisamente una de las primeras cosas que hace la práctica seria de la meditación. 

Es por eso que el Budismo, más que todo, nos permite vivir como verdaderos seres humanos. Luego, y solo luego de eso, podemos escalar la escalera espiritual del Dharma y escucharlo con unos corazones y mentes abiertos, y permitirnos ser transformados por el mismo. Esta es la etapa del Shravaka. Entonces, luego de que el Dharma trabaja en nosotros - luego de que nos salimos del medio, pues somos los más grandes obstáculos en nuestro desarrollo - es que podemos poner las enseñanzas en práctica. Esta es la etapa del Pratyekabuddha. Un tiempo luego de esto es que tanto los Preceptos como los Paramitas surgen de nosotros espontáneamente, de nuestra Naturaleza Búdica Innata. Tras esta transformación, la cual es auxiliada por la Gracia del Buda, es que reconocemos nuestra Unidad Fundamental y nuestra total interconexión con todos los seres, y trabajamos incansablemente por su salvación y nuestro Despertar. Esta es la etapa del Bodhisattva, y esta etapa, nos dice el Sutra del Loto, aunque hayamos alcanzado la Budeidad, nunca acaba. Esto es lo que el Gran Maestro Chih-i nos intenta comunicar en este capítulo y en toda su obra de vida.

En la próxima entrada, estudiaremos más a fondo las Condiciones Internas, con el Control de los Obstáculos Internos. de los deseos, el odio, la pereza, el remordimiento y la duda.