Esta semana continuamos con nuestro nuevo ciclo de lectura basado en los Preceptos Perfectos del Bodhisattva. Estas son las reglas éticas utilizadas en Japón, diferentes al Vinaya antiguo utilizado en el resto del Budismo en Asia.
A diferencia del Vinaya Hinayana, las escuelas budistas en Japón utilizan un conjunto de Preceptos o reglas éticas budistas que fueron predicadas por el Buda exclusivamente para Bodhisattvas, y las mismas se ajustan mejor a nuestra práctica budista contemporánea. Si bien se componen de 52 Preceptos, la mayoría de las escuelas solo siguen los primeros 10 Preceptos Mayores.
En este nuevo ciclo de lectura y estudio veremos cada uno de estos Preceptos, desde la óptica de las Enseñanzas Perfectas y Completas, y su aplicación moderna en nuestra vida diaria. En esta segunda entrada, tocaremos el primero Precepto Mayor: No Matar.
Todas las religiones en el mundo contienen una serie de "Mandamientos" o algún código de conducta esperado de sus adherentes. Los Preceptos en el Budismo no son una serie de "mandamientos"; más bien, son una serie de guías a seguir para atemperar nuestras acciones a la armonía inherente en el Universo. Son el código moral a seguir en nuestro camino al Despertar; y en el Budismo Mahayana, son uno de los requisitos para caminar el Camino del Bodhisattva y poder realizar el trabajo del Buda en el mundo.
La palabra Pali más a menudo traducida como "moral" es "Sila", pero "Sila" tiene muchas connotaciones que van más allá de la palabra "moralidad". Sila puede referirse a una virtud interior, tal como la bondad y la veracidad, así como la actividad de las virtudes más importantes del mundo. También puede referirse a la disciplina de actuar de forma moral. Sin embargo, Sila se entiende mejor como una especie de armonía. Esto es porque los Preceptos son la forma de actuar de un Iluminado en el mundo, y al comenzar a actuar como un Buda, despertamos nuestra Naturaleza Búdica y nos armonizamos con el Buda Eterno - el Universo.
Al comenzar a trabajar con los Preceptos, nos encontramos que los vamos a "romper" o profanar una y otra vez. Podemos pensar en esto como cuando comenzamos a aprender a correr una bicicleta: podemos caernos de la bicicleta y sentirnos vencidos, o podemos volver a la bicicleta y comenzar a pedalear de nuevo hasta que la dominemos. Igual sucede con los Preceptos. Los Maestros dicen que es mejor tomar los Preceptos y romperlos a nunca tomarlos. Esto es porque la Toma de Refugio, la ceremonia que confiere los Preceptos, es como una semilla que es depositada en nuestra consciencia, semilla que luego cultivaremos poco a poco con el estudio, la fe y la práctica y que eventualmetne germinará en nuestro Despertar.
En los períodos iniciales de la tradición budista, se establecieron una serie de lineamientos con el objetivo de prevenir conductas que obstaculizaban la búsqueda de la Iluminación o el mantenimiento de una vida espiritual rica y reflexiva. Tal es así que los integrantes de las congregaciones budistas debían acatar minuciosas normas de disciplina propias del voto monástico. Algunos códigos reflejaban los prejuicios sociales arraigados en la época. Por ejemplo, las doscientas cincuenta reglas aplicadas a los monjes y las quinientas reglas aplicadas a las monjas marcaban pautas en la conducta cotidiana, tales como la dieta alimenticia o las horas de despertarse y dormir. Cabe destacar que el Vinaya antiguo solo podía ser seguido por los monásrticos, y que la población laica estaba excluida de los mismos.
El Budismo Mahayana - que incluye las enseñanzas del Sutra del Loto - adopta una postura más flexible ante los Preceptos, en la que se da una mayor importancia a la práctica compasiva del Bodhisattva como medio de la Iluminación, tanto de uno mismo como de los demás, en lugar del acatamiento de restricciones severas para la salvación personal. Es por ello que es aplicable tanto a la Sangha monástica como al público laico en general. Asimismo, exhorta a mantener una conducta que sea acorde con el tiempo y el lugar, y a respetar la diversidad cultural. Es por eso que Saicho, fundador del Budismo Tendai japonés, abogó incansablemente por el derrogamiento de los viejos preceptos Hinayana y por el establecimiento de los Preceptos del Bodhisattva que las escuelas japonesas hoy día siguen. Es maravilloso ver que estos Preceptos siguen siendo aplicables a nuestra vida contemporánea en el Siglo XXI.
Por ello, los Preceptos en el Budismo constituyen el código ético básico budista, acogidos por los seguidores del Buda. Estas son las reglas básicas del Budismo - instrucciones para conseguir el objetivo de comportarse bien consigo mismo y con los demás. Se podría decir que son indicaciones para convivir en paz. No se formulan como imperativos, sino como las reglas de formación para que se practiquen voluntariamente.
Originalmente, las personas laicas seguían los Cinco Preceptos Laicos, que son los Preceptos que desde el tiempo en que vivía el Buda Shakyamuni se han conferido a todos los interesados en ingresar a la Sangha (comunidad budista). Estos Preceptos son los primeros de una serie de Preceptos que son conferidos a los interesados en formar parte de la orden budista. Estos son:
- No matar o alentar a otros a matar.
- No robar o alentar a otros a robar.
- No participar en actos sexuales licenciosos o alentar a otros a hacerlo.
- No mentir, ni alentar a otros a hacerlo.
- No comerciar ni vender bebidas alcohólicas ni alentar a otros a hacerlo.
Posteriormente, el Sutra de la Red de Brahma, un Sutra Mahayana dado por el Buda para derrogar el antiguo Vianaya pero que no fue utilizado por la Orden, amplió los Preceptos principales a 10, añadiendo estos otros Preceptos:
- No para difundir las fechorías o faltas de la asamblea budista, ni alentar a otros a hacerlo.
- No para alabarse a sí mismo y hablar mal de los demás, o alentar a otros a hacerlo.
- No ser tacaño, o alentar a otros a hacerlo.
- No abrigar enojo o alentar a otros a enojarse.
- No hablar mal del Buda, el Dharma o la Sangha (literalmente, los Tres Tesoros) o alentar a otros a hacerlo.
Es importante entender que la violación del Primer Precepto surge primero en la mente, con el reconocimiento de un ser vivo y la idea deliberada de matar a ese ser. También, pedirle a otra persona que sea el que mate no mitiga la responsabilidad por ello. Además, una muerte premeditada es un delito más grave que un asesinato en defensa propia.
El Sutra de la Red de Brahma explica el Primer Precepto de esta manera:
"Un discípulo del Buda no podrá matar a un ser vivo, animar a otros a matar, matar por los medios pertinentes, alabar el matar, ser testigo de una matanza, o matar a través de encantamiento o mantras. Él no debe crear las causas, condiciones, métodos, o karma de matar, y no debe de matar intencionalmente cualquier criatura viviente.
"Como discípulo del Buda, debe de nutrir la mente de la compasión y la piedad filial, siempre ideando medios hábiles para rescatar y proteger a todos los seres. Si por el contrario, no logra contenerse y mata a los seres sintientes sin piedad, comete una ofensa mayor."
El Sutra de las Diez Acciones Virtuosas Recitado en el Palacio del Rey Dragón del Océano, el cual detalla las diez acciones meritorias y sus beneficios, así como el mal karma que genera el no practicarlas o el hacer lo contrario a lo estipulado, explica las acciones positivas que definen el comportamiento de un Bodhisattva en todo momento. En su sección de No Matar dice:
“¡Oh, Rey Dragón! Si uno abandona el quitar la vida, entonces conseguirá las diez formas de liberarse de las contrariedades. ¿Cuáles son las diez?
1) Uno da con ecuanimidad a todos los seres, sin miedo.
2) Uno siempre tiene un corazón con gran compasión hacia todos los seres.
3) Todas las tendencias de odio habituales en uno mismo, serán cortadas para siempre.
4) El cuerpo de uno siempre está libre de enfermedades.
5) La vida de uno es larga.
6) Uno está constantemente protegido por los seres no humanos.
7) Uno siempre está libre de pesadillas, y duerme y se despierta feliz.
8) La maraña de la enemistad es erradicada, y uno está libre de todo odio.
9) Uno está libre del pavor a los malos destinos.
10) Cuando la vida de uno llegue a su fin, renacerá como un dios.
“Estas son las diez. Si uno es alguien que es capaz de volverse hacia la Insuperable, Completa, y Perfecta Iluminación, finalmente llegará a ser un Buda, y tendrá la habilidad propia de un Buda de vivir tanto tiempo como desee”.
La gente suele asociar el Budismo con el vegetarianismo. Aunque la mayoría de las escuelas del Budismo fomentan el vegetarianismo, por lo general se considera una opción personal, no un requisito. Esto es así en el Budismo en todo Japón. Igualmente, el Budismo Tibetano en Tibet no es vegetariano, ya que en el Tibet, siendo una región árida, no crece mucha vegetación, y los animales son la única forma de sustento.
Puede que te sorprenda saber que el Buda histórico no era un vegetariano estricto. Los primeros monjes obtenían toda su comida de la mendicidad, y el Buda le enseñó a sus monjes a aceptar la comida que se les diera, incluyendo la carne. Sin embargo, si un monje sabía que un animal había sido sacrificado específicamente para alimentar a los monjes, la carne debía ser rechazada. Debemos recordar que originalmente el Budismo no era vegetariano ni exhortaba el vegetarianismo, aunque estaba muchas veces implícito en los Sutras en Pali. La Sangha monástica vivía de la comida que era recibida de la población en general, y no se podía discriminar en la comida recibida. Los monjes se tenían que comer todo y cualquier cosa que era recibida. Esta era la única forma en la cual los laicos podían acumular mérito para un mejor renacimiento. Posteriormente, los copiladores de los Sutras Mahayana hicieron el vegetarianismo obligatorio.
El Budismo Indio vivía de la mendicidad, y no era vegetariano. Luego, el Budismo llegó a China, un país con una desarrollada cultura que valoraba el esfuerzo. Los chinos no vieron con buenos ojos el aspecto de mendicar del Budismo, ni el abandono del hogar, y fue fuertemente atacado. Para poder atemperarse al país, el Budismo tuvo que transformarse: ya los monjes no vivirían de mendicidad, sino que cultivarían sus propios alimentos, trabajando la tierra. Esto fomentó y cimentó aún más la visión budista del vegetarianismo.
Dado a que he escrito a la saciedad sobre el tema del Budismo y el vegetarianismo, no escribiré más aquí, pero los interesados pueden leer mi artículo largo aquí: El Budismo y el Vegetarianismo.
Otro tema relacionado con el Primer Precepto Mayor de No Matar es el tema del aborto. Casi siempre, el aborto es considerado como una violación del Primer Precepto. Sin embargo, el Budismo también evita los absolutos morales rígidos. Una posición a favor del aborto que permita a las mujeres tomar sus propias decisiones morales no es incompatible con el Budismo.
El problema principal para el Budismo es el tema del sufrimiento. Por eso, cuando vamos a investigar sobre la posición budista en torno a un punto, debemos de preguntarnos: ¿Cómo podemos aliviar el sufrimiento en X tema? Muchos maestros budistas se han expresado en torno al aborto, con opiniones en pro y en contra. Dado a que el Budismo no cree en absolutos, sino que postula el Camino Medio (el punto medio entre dos extremos, en este casi, el abortar y el no abortar), nadie puede decir que el Budismo dice X o Y cosa en torno al tema de forma absoulta - todo depende de las circunstancias. Si el nacimiento de la criatura (1) conllevará sufrimiento inevitable para la madre, (2) conllevará sufrimiento inevitable para la criatura - debería facilitar el aborto. Debemos recordar que el nacimiento en el Budismo es considerado uno de los ocho sufrimientos. Nacer es sufrir. Es por eso que en muchos casos, como en los casos de víctimas de violación, embarazos no deseados resultados de causas incontrolables, en circunstancias donde la madre ni la criatura podrán recibir el apoyo, el cuidado, la salud, la educación ni el sustento económico para vivir una vida plena, el aborto es condonado por el Budismo. Sin embargo, si el aborto es el resultado de un descuido voluntario, si la madre tiene los medios económicos, de salud y demás para permitirse una vida plena para sí y su criatura, el aborto debería estar vedado. La realidad es que no existe evidencia canónica en los Sutras al respecto. Así, el criterio rector en estos casos depende de las circunstancias.
Otro tema delicado relacionado el Primer Precepto de No Matar es la Eutanasia. La "muerte misericordiosa" reduce el nivel de la miseria de un ser, pero podría interferir con su evolución espiritual hacia la Iluminación. En ciertos casos, estas acciones no son realmente compasivas, sino que es una compasión sentimental. ¿Quién de nosotros tiene la capacidad de ver si una acción de ese tipo, de hecho, ayuda al mejor bienestar de una persona? Nuevamente, todo depende de las circunctancias. Si la persona está en un estado terminal, fuera de sus facultados cognoscitivas (estado vegetativo o en coma irremediable), o si la perona está en un estado terminal de salud, próxima a la muerte, y está sufriendo, la Eutanasia sería condonada.
¿Y si el ser que sufre es un animal? Muchos de nosotros hemos sido asesorados a practicar la Eutanasia a una mascota o hemos encontrado un animal sufriendo gravemente. ¿Ayuda esto al animal "a salir de su miseria"? Es egoísta el no practicar la Eutanasia a un animal que sufre por setimientos personales. No estoy seguro de que todos los maestros estarían de acuerdo con eso. Muchos maestros consideran la Eutanasia de un animal sólo si el animal está muy angustiado, y no hay manera de salvarlo o calmar su angustia.
Hasta ahora hemos discutido circunstancias que envuelven decisiones sobre la vida, pero, ¿cómo podemos aplicar el Primer Precepto de No Matar en la defensa propia? No debemos de olvidar que las artes marciales surgieron y se vieron ampliamente influenciadas por el Budismo. Bodhidharma, el "patriarca del Zen", fue el fundador del Shaolin Kung Fu en China, el cual es el arte marcial del cual salen todos los artes marciales de Asia. Igualmente, históricamente, el Budismo (y la espiritualidad en general) ha estado ligada a la casta guerrera. El mismo Buda provino de la casta guerrera de los Kshatriyas en la India. Los monjes budistas en China practican artes marciales para poder defender los templos, al pueblo, y como medio de condicionar sus cuerpos para la meditación. ¿Qué dice el Budismo sobre las artes marciales y la defensa personal?
Las artes marciales desde antaño han sido vistas como un medio para el cultivo y el desarrollo perosnal, tanto físico, como mental y espiritual. De hecho, muchos maestros equiparan el camino del guerrero con el del monje, siendo la meta la misma: la Iluminación. No obstante, el Budismo prohibe el uso de la violencia injustificada. Uno puede utilizar la violencia solo si es para defenderse a uno mismo o a otros indefensos. Hemos visto grandes ejemplos en la historia de monasterios completos defendiendo al pueblo contra el gobierno o invasiones foráneas en China, Corea y Japón. Sin embargo, no recurrieron a la violencia como defensa por gusto, sino por necesidad, y siempre mesuradamente. Este es un tema que amerita un tratamiento independiente posteriormente.
Como hemos visto, el Primer Precepto igualemente prohibe alentar a otros a matar. Esto se aplica en todas las situaciones descritas. Es por ello que el Precepto prohíbe comer la carne de un animal que ha sido matado exclusivamente para alimentarte. Tampoco podemos exhortar a otros a matar a otro ser vivo.
Otro tema relacionado con el Primer Precepto de No Matar, si bien parece desconectado, es la muerte de una idea, un proyecto, una esperanza o un sueño de otra persona, a lo que es aplicable todos los cuestionamientos anteriores.
Otros temas incluyen el uso de pesticidas, antibióticos, desinfectantes, y demás. Las posibilidades son innumerables. El criterio rector debe ser el mismo: todo depende de las circunstancias. Lo importante es tratar de aliviar el sufrimiento. Por ello: ¿el hacer X o Y cosa alivia el sufrimiento tuyo y de los demás, es necesario y es el caso menos oneroso en base a las circunstancias? Lamentablemente, por razones de espacio, no podemos cubrir todas las posibles situaciones, pero esto debe servir de base para desarrollar una idea de cómo podemos aplicar el Primer Precepto de No Matar a nuestra vida.
Otros temas incluyen el uso de pesticidas, antibióticos, desinfectantes, y demás. Las posibilidades son innumerables. El criterio rector debe ser el mismo: todo depende de las circunstancias. Lo importante es tratar de aliviar el sufrimiento. Por ello: ¿el hacer X o Y cosa alivia el sufrimiento tuyo y de los demás, es necesario y es el caso menos oneroso en base a las circunstancias? Lamentablemente, por razones de espacio, no podemos cubrir todas las posibles situaciones, pero esto debe servir de base para desarrollar una idea de cómo podemos aplicar el Primer Precepto de No Matar a nuestra vida.
A manera de conclusión, debemos recordar que todos estos son temas complicados, que requieren una profunda introspección, y el Budismo no ofrece contestaciones en blanco y negro, todo depende de las condiciones y circunstancias de cada caso.
A modo de tarea práctica, la próxima vez que te encuentres en el Templo o en tu altar, reflexiona sobre cómo has quitado la vida, y cómo puedes prevenirlo la próxima vez, al igual que cómo puedes ayudar a otros a no tomar la vida.
A modo de tarea práctica, la próxima vez que te encuentres en el Templo o en tu altar, reflexiona sobre cómo has quitado la vida, y cómo puedes prevenirlo la próxima vez, al igual que cómo puedes ayudar a otros a no tomar la vida.
La próxima semana estudiaremos el Segundo Precepto de No Robar.