Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Tendai-shu 天台宗) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


viernes, 8 de abril de 2022

Despertando Nuestra Naturaleza Búdica: Viviendo con Gratitud - Sermón de Hanamatsuri 2022

 Hoy, al igual que todos los años en muchos países asiáticos, se celebra el nacimiento del Buda Shakyamuni. En China y Japón, esta celebración se conmemora el 8 de Abril. Hemos hablado sobre la vida y obra del Buda en incontables ocasiones, pero debemos recordar que el Buda dijo que él predicaba el Dharma con su propia vida. La tradición nos cuenta que es raro que un Buda aparezca en un mundo; y es más raro aún que predique el Dharma. ¿Qué podemos decir hoy que sea digno de tal acontecimiento? Y ¿cómo se relaciona con nuestras vidas? 

Hace más de 2,500 años, el Universo vió que los seres de este mundo estaban vagando ciegamente por la oscuridad de la ignorancia, sufriendo, y ahogándose en el mar de nacimientos y muertes del Samsara. Por ello, surgieron las causas y condiciones para que se diera un acontecimiento cósmico de proporciones monumentales, cuyas implicaciones reverberarían por el resto de la existencia: la aparición de un Buda, un Ser Iluminado y Despierto, en nuestro mundo. El Mundo Saha, nuestro mundo, se encontraba listo para ello.

En ese tiempo, en el Norte de la India, se econtraba un pequeño reino llamado Kapilavastu, en lo que hoy se conoce como Nepal. La familia real era buena con el pueblo, y todos los ciudadanos los adoraban. El Rey Suddhodhana y la Reina Maya rezaban por un hijo, cuando una noche, la Reina soñó que el Cosmos estaba rodeado por una luz blanca, pura y brillante, la cual asumió la forma de un elefante blanco, y entró en su vientre. Esa misma noche, muchos sabios alrededor de la India y del mundo vieron signos auspiciosos, los cuales indicaban que la Luz del Mundo estaba por  llegar. La Reina se despertó y se percató que estaba embarazada, por lo que le contó al Rey lo que había sucedido. El Rey, y toda la corte, emocionados, comenzaron los preparativos para moverse al Palacio de Primavera. Pero mientras estaban de camino, la Reina se percató que iba a dar a luz en ese momento, por lo que se detuvieron en el Jardín de Lumbini, el cual brillaba y resplandecía con un aura inusual, como si se tratara de un paraíso divino. Poco a poco, para la sorpresa de todos los presentes, los animales del bosque comenzaron a congregarse, cohabitando el mismo espacio en total armonía. 

La atmósfera del Jardín era espectacular. Las flores emanaban dulces fragancias, los árboles emanaban música con la brisa, y comenzaron a llover flores del cielo. Allí, rodeado de su familia y de todos los seres sintientes, nació el jóven príncipe Siddhartha, "Aquel que Logra su Cometido". Justo al momento de nacer, para el asombro de todos, el pequeño bebé dio siete pasos, y apuntando con una mano el cielo y con la otra la tierra, dijo: "Entre el cielo y la tierra, yo soy el Honrado por el Mundo". Esto fue porque él era la encarnación misma del Alma del Universo, la Energía de Vida que produce, mantiene y anima todas las cosas en el Cosmos; un Buda, quien apareció en este mundo para revelarnos el Dharma Eterno y establecer la Sangha, revelar las leyes y misterios universales, ayudarnos a aliviar nuestro sufrimiento, y a vivir vidas más plenas, felices y armónicas. 

Esta hermosa escena es recreada todos los años en muchas partes del mundo, conmemorando el nacimiento del Buda en el mundo. En Japón, es tradicional celebrar este día en el Hanamatsuri, que significa el "Festival de las Flores", ya que se da en el clímax de la Primavera, justo cuando los árboles están llenos de flores, y el mundo parece haber despertado completamente del frío y oscuro sueño del Invierno. En los templos, las personas se congregan alrededor del Hanamido, o el Altar del Bebé Buda, el cual es decorado con flores, simbolizando el milagro de la lluvia de flores que ocurrió en el nacimiento del Buda, y se bañan una estatua del bebé Buda con agua o té, dando gracias por su aparición en el mundo y por habernos legados el Dharma, sus enseñanzas, las cuales nos llevan de Esta Orilla del Sufrimiento a la Otra Orilla del Nirvana. 

A medida que bañamos al bebé Buda, regamos igualmente nuestra semilla de la Budeidad dentro de nosotros, nuestra Naturaleza Búdica, y limpiamos todos los deseos y obstáculos kármicos que se encuentran en nuestro camino al Despertar. Esto es porque, aunque no lo hayamos sentido, todos poseemos la Naturaleza Búdica, la Semmilla del Despertar, dentro de todos y cada uno de nosotros. No importa cuántos deseos e ilusiones tengamos, o cuánto mal karma hayamos cometido, nuestra Naturaleza Búdice se mantiene inmaculada, sin mancha, perfecta, brillando en todas las direcciones. De igual forma, regamos las semillas de la Budeidad dentro de todos los seres, para que todos podamos transformar este mundo y revelar su Verdadera Naturaleza, la Tierra Pura.

El Sutra sobre los Méritos de Bañar al Buda dice: "Si los Budas, los Tathagatas, reciben de esta manera varias ofrendas con un corazón puro, como incienso, flores, gemas, guirnaldas, estandartes, parasoles y cojines, y se muestran ante el Buda, adornándolo multifacéticamente, y el agua maravillosamente perfumada se usa para bañar su noble forma, el humo oscuro del incienso ardiente llevará tu mente al reino del Dharma...Si de acuerdo con la propia fuerza y ​​habilidad, uno puede ser verdaderamente sincero y respetuoso, (la imagen o stupa) sería como mi cuerpo presente, igual sin diferencia...Noble hijo, si hay seres capaces de hacer tales ofrendas excelentes, se glorificarán a sí mismos al lograr las quince excelentes virtudes. Primero, siempre serán modestos. Segundo, manifestarán una mente de fe pura. Tercero, sus corazones serán simples y honestos. En cuarto lugar, se unirán a los buenos amigos. Quinto, entrarán en un estado de sabiduría desapasionada. Sexto, encontrarán constantemente a los Budas. Séptimo, ellos siempre mantendrán la enseñanza correcta. Octavo, ellos podrán actuar de acuerdo a mi enseñanza. Noveno, renacerán en las Tierras Puras de los Budas según sus deseos. Décimo, si renacen entre los hombres, serán nobles de grandes familias; siendo respetados entre los hombres, producirán pensamientos alegres. Undécimo, naciendo entre los hombres, naturalmente pondrán sus mentes en el Buda. Duodécimo, un ejército de demonios no podrá dañarlos. Decimotercero, podrán en la edad final proteger y mantener el Verdadero Dharma. Decimocuarto, estarán protegidos por los Budas de las diez direcciones. Decimoquinto, podrán obtener rápidamente los cinco atributos del Cuerpo del Dharma".

Luego, el Sutra nos dice que, mientras bañemos al bebé Buda, recitemos este homenaje:

"Ahora baño al Tathagata.
Su sabiduría pura y virtud adornan la asamblea.
Espero que esos seres vivos de este período de las cinco impurezas
Puedan presenciar rápidamente el Cuerpo del Dharma puro del Tathagata.
Que el incienso de la moralidad, la meditación, la sabiduría y el conocimiento y la experiencia de la liberación
Perfume constantemente cada reino de las diez direcciones.
Espero que el humo de este incienso también
Haga el trabajo de salvación de los Budas sin medida o límite.
También prometo poner fin a los tres infiernos y la rueda del Samsara,
Completamente extinguir los incendios y obtener la frescura del relieve
Para que todos puedan manifestar el pensamiento de la Iluminación insuperable
Perpetuamente escapando del río de los deseos y avanzando hacia la Otra Orilla del Nirvana".

El milagro de la aparición del Buda en el mundo es un evento sin igual en la historia de nuestro universo, e hizo que el Dharma del Buda se convirtiera en la primera religión mundial universal. Su comunidad, la Sangha, compuesta por monjes, monjas, laicos y laicas, han perpetuado su mensaje salvífico y han permitido que llegue hasta nosotros en nuestros días. 

El Buda apareció en nuestro mundo para revelarnos que, si bien el mundo de la dualidad está lleno de sufrimiento, podemos superar el mismo si actuamos sabia y compasivamente, haciendo el bien, evitando el mal, purificando nuestras mentes de todas las ideas erróneas y viendo la Verdadera Naturaleza de la Realidad, nuestra Unidad Fundamental con la Existencia, y cómo, si trascendemos nuestro ser finito y falso - nuestro ego - podemos ver que somos constantemente apoyados y sostenidos por la Gracia de la Existencia. Todos los días tenemos una nueva oportunidad para encaminar nuestra vida por el camino correcto, y vivir vidas más plenas y felices. Nos levantamos diariamente gracias a una infinita red de causas y condiciones que nos permiten y apoyan nuestra existencia. Sin embargo, solo nos enfocamos en los aspectos negativos que no nos gustan, sin permitirnos ver todas las bendiciones que colman nuestro día a día. Pero si purificamos nuestros ojos, mentes y corazones, podemos ver que el Universo es fundamentalmente bueno, y que aunque nuestros deseos y mal karma no nos lo permitan ver, la Vida siempre está de nuestro lado.

Para poder entender y honrar el verdadero significado de este día, debemos de radicalmente transformar la manera en la que nos vemos a nosotros mismos y el mundo. Esto es posible poniendo las enseñanzas del Buda, el Dharma, en práctica en nuestra vida, ya sea por medio de la práctica de los Preceptos, la Meditación y el Nembutsu, entre otros. 

La Vida puede verse como una línea horizontal, que va desde el momento en que nacemos hasta el momento en que morimos. Si bien la vida - esa línea horizontal - puede ser un largo y arduo camino, lleno de obstáculos, si ponemos el Dharma en práctica y cultivamos nuestra fe, podemos elevarnos por encima de las dificultades, y las mismas ya no tienen el mismo impacto. Es como cuando vemos un escenario lleno de piedras y montañas, y nos elevamos y lo vemos desde lo alto: a medida que más nos elevamos, se ven menos visibles y retantes, y todo parece estar uniforme y plano. El Budismo - nuestra vida mental y espiritual, nuestra Luz - es como una línea vertical que se intersecta con la línea horizontal de la vida. Por debajo de la línea horizontal, existen estados de vida y de consciencia marcados por el sufrimiento, el dolor y la agonía, pero a medida que nos elevamos por la línea vertical hacia arriba, encontramos estados de vida y de consciencia caracterizados por la humanidad, la felicidad, la armonía y el propósito de ayudar a otros. Cuando ponemos el Dharma en práctica en nuestras vidas, podemos entender el verdadero significado de la misma, y nuestro rol, no solo para con nosotros, sino para con todos los seres sintientes.

No tienes que entender ni creer esto de primera, solo trata de suspender tu incredulidad y abre tu corazón y tu mente - desarrolla tu fe - y poco a poco, las nubes kármicas que cubren tus ojos se disiparán, y verás que esa línea vertical que nos permite trascender nuestros problemas y sufrimientos es una soga que el mismo Buda ha lanzado desde el principio del tiempo a tu vida para que puedas alcanzar tu Despertar y ver las maravillas y las bendiciones que siempre han estado alrededor de ti. En ese instante, tu práctica dejará de ser una súplica (por que las cosas salgan como deseas o sean diferentes) y se convertirá en agradecimiento. 

Esta es la importancia de mantener una comunión con el Buda, mediante la Meditación (o el Nembutsu, o cualquier práctica budista), al igual que es importante mantener una comunión con el Dharma, por medio del estudio de los Sutras, pues cuando nos sumergimos en las profundidades del océano del Dharma, nuestros pensamientos, palabras y acciones se purifican - todo nuestro karma se purifica - pues el Dharma, las enseñanzas del Buda, no son solo letras sobre papel, sino que son una manifestación de la Ley Cósmica, hecha palabras; comunicándose con nosotros. Finalmente, debemos tener una buena comunión con una Sangha, pues la Sangha es nuestra familia espiritual, donde nos montamos realmente en la Gran Barca del Mahayana, y podemos crecer, motivarnos y ayudarnos mutuamente, a revelar nuestra Naturaleza Búdica y hacer el Dharma Eterno algo vivo en nuestra vida diaria. Es por ello que el Buda, el Dharma y la Sangha no son tres, sino que son uno, son triuno. Esto es porque el Buda, como el Principio de la Existencia, se manifiesta en el Dharma para salvarnos, y la Sangha es la manifestación del Cuerpo del Buda, el Dharma, en el mundo. 

Así, que en este día el Buda te colme de su Gracia y que llene tu vida de paz, salud y prosperidad, y que puedas usar esos regalos para ayudar a otros, pues así como el Buda Eterno es nuestro padre, todos los seres sintientes son sus hijos y nuestros hermanos. Gassho.