El próximo mes, en muchos países de Asia, y sobre todo, en Japón, se celebra el Obon, o el Festival de los Ancestros, donde se cree que los espíritus de los ancestros visitan a sus parientes vivientes, y las personas realizan actos conmemorativos de gratitud, dando las gracias por habernos traído a la vida, por el constante apoyo y ayuda de los ancestros por el porvenir de la familia, y para ayudarles a aliviar sus cargas kármicas. En fin, este es un momento en el año donde reconocemos nuestra deuda de gratitud a nuestros ancestros, pues si no fuera por ellos, no estaríamos aquí en este mundo. Esto destaca la importancia de la familia y el deber filial en el Budismo. Es por ello que en esta época, las personas asistan al templo budista para orar por sus ancestros, así como en sus hogares en su Butsudan o altar budista.
Los servicios conmemorativos celebrados en Obon tienen dos significados. Uno es honrar al Buda y mostrar reverencia por los antepasados y otros que han muerto. El otro es expresar gratitud a todas las personas con las que estamos en deuda, incluidas las personas vivas como nuestros padres, parientes y amigos. Esto es porque, en el Budismo, todos estamos interconectados. Esta es una de las enseñanzas principales del Buda.
La expresión completa de Obon es Urabon-e, que se deriva de "Ullambana", una antigua palabra india. Según el Sutra de Ullambana, el origen de esta tradición se remonta a una ceremonia realizada por el Buda Shakyamuni para la madre fallecida de Maudgalyayana (Mokuren), uno de los discípulos inmediatos del Buda. "Ullambana" significa "colgar boca abajo" y fue mediante esta ceremonia que se eliminó el sufrimiento de ese mundo en el que vivía (el sufrimiento era tan intenso que era como colgar boca abajo).
En este Sutra, el venerable Maudgalyayana , uno de los grandes discípulos del Buda, fue el primero en desarrollar poderes espirituales (siddhis) por medio de su práctica budista. Cuando obtuvo las seis penetraciones espirituales, por medio de una concentración meditativa, buscó a su madre difunta y descubrió que ella había caído en los Infiernos debido al karma de esta y sus vidas pasadas. No obstante, aunque el venerable Maudgalyayana tenía grandes poderes espirituales, no pudo salvar a su madre. Triste y desconcertado, Maudgalyayana fue y se arrodilló ante su maestro, el Buda, y le suplicó al Honrado por el Mundo que lo ayudara.
El Buda, a través de su onmisciencia, pudo ver el karma de la difunta madre de Maudgalyayana, y le explicó a su discípulo que su madre sufría en los Infiernos debido a sus ofensas profundas, por lo que el venerable Maudgalyayana debía confiar en la fortaleza unida de la Sangha de las diez direcciones para salvar a su madre. El Buda dijo: "En el decimoquinto día del séptimo mes, debes hacer una ofrenda de las mejores comidas y bebidas vegetarianas y ofrecérselo al Buda y a la Sangha. Al hacer esta ofrenda, los méritos y las virtudes de los Budas y seres de las diez direcciones podrá entonces salvar a tu madre”.
El venerable Maudgalyayana hizo como el Buda le había instruido, y debido a la fuerza de los virtuosos de las diez direcciones, su madre renació en los Cielos. Desde entonces, el festival de Ullambana se ha convertido en una celebración budista anual y un día en el que cualquiera puede rescatar a sus padres de hasta siete vidas pasadas. Este festival es celebrado por todo el Este de Asia, y llega a nosotros por Japón. Esta costumbre budista-confuciana se ha convertido en una reunión familiar durante la cual las personas regresan a lugares ancestrales de la familia y visitan y limpian las tumbas de sus antepasados, y cuando los espíritus de los antepasados deben visitar los altares de la casa. Se ha celebrado en Japón durante más de 500 años y tradicionalmente incluye un baile, conocido como Bon-Odori.
En estos días, la gente piensa que esta ceremonia prolongará la vida de los padres y eliminará todo sufrimiento y angustia. Este es también uno de los períodos de vacaciones tradicionales en Japón cuando las personas intercambian regalos. El otro tiempo tradicional es el año nuevo. Obon es una ceremonia para honrar respetuosamente los espíritus de los antepasados; también es costumbre rezar por la larga vida de nuestros padres. En preparación para reunirse con los espíritus, es costumbre limpiar a fondo nuestra casa y ponernos en orden como si nos reuniéramos con los invitados.
Dado a que esta es una cotumbre japonesa que no tiene precedentes en nuestra cultura occidental hispana, no es tradición en nuestro Templo en Puerto Rico. Sin embargo, sí celebramos una ceremonia similar entre el final de Octubre y principios de Noviembre, donde acostumbramos celebrar el día de los muertos y los santos en nuestra cultura.
Para beneficio de las personas que deseen entender mejor esta festividad y su origen canónico, aquí presento una traducción del Sutra de Ullambana con un breve comentario.
Sutra de Ullambana - Comentado
"Así he oído. Hubo un tiempo en que Buda moraba en Sarasvatī en el Jardín del Benefactor de los Huérfanos. Mahamaudgalyayana acababa de obtener las seis penetraciones y deseaba ver dónde estaban su padre y su madre para pagar su bondad por haberlo criado. Por lo tanto, utilizando su ojo dhármico, miró el universo y vio que su madre fallecida había nacido entre los fantasmas hambrientos. Al no tener comida ni bebida, no era más que piel y huesos."
Todos los Sutras - los sermones del Buda - comienzan con las palabras "Así he oído". Esto muestra que las siguientes palabras fueron pronunciadas por el Buda Shakyamuni en vida, y fueron recordadas por Ananda, su discípulo más cercano, y fueron pasadas oralmente hasta ser recopiladas en lo que hoy llamamos Sutras.
Las Seis Penetraciones o Seis Poderes Trascendentales son poderes que poseen los Budas, Bodhisattvas y Arhats. Estos son: (1) el poder de estar en cualquier lugar a voluntad, (2) el poder de ver cualquier cosa en cualquier lugar, (3) el poder de escuchar cualquier sonido en cualquier lugar, (4) el poder de conocer los pensamientos de todas las demás mentes, (5) el poder de conocer vidas pasadas, y (6) el poder de erradicar ilusiones y deseos terrenales. Estos poderes son adquiridos por medio de la práctica espiritual y la devoción.
El venerable Maudgalyayana, aunque había alcanzado el estado de un Arhat, se encontraba preocupado por el actual estado de vida de sus padres, pues sabía que, aunque lo habían criado bien, no se habían comportado correctamente y habían generado mal karma. Como monje, una de sus responsabilidades era ver por el bienestar de todos los seres, y ¿quién no se preocupa por el bienestar de los seres más ceranos en nuestras vidas, nuestros padres? No tienen que haber sido los mejores padres, solo tenían que traernos al mundo. Aquí radica el deber filial.
"Mahamaudgalyayana sintió profunda compasión y tristeza, llenó un plato con comida y fue a cuidar a su madre. Cogió el cuenco, lo protegió con la mano izquierda y con la mano derecha preparó un puñado de comida. Pero antes de que entrara en su boca, se convirtió en brasas ardientes que no se podían comer. Mahamaudgalyayana gritó y lloró con pesar, y se apresuró a regresar al Buda para exponer todo esto."
A diferencia de la creencia popular, el Budismo pone un gran valor en la familia. La familia es nuestra "primera Sangha", pues es en el hogar y en la vida familiar que venimos al mundo - a este precioso nacimiento humano, difícil de adquirir - y es donde ponemos las enseñanzas del Buda en práctica. Es por eso que existen varias instancias en los Sutras, tanto del Canon Pali como el Sánscrito, donde el Buda habla sobre los roles de los padres, los hijos y la familia. Estas enseñanzas son bien importantes hoy día, más que nunca, cuando la institución de la familia está siendo atacada y abolida.
Cuando Maudgalyayana vio la condición existencial actual de su madre - un espíritu hambriento - no pudo contener sus lágrimas y trató de ayudarla ofreciéndole comida. Pero la existencia de los espíritus hambrientos es tal, que no importa lo que lleven a sus bocas, nunca pueden comer y satisfacer su hambre, por lo que vagan por varios planos en los Seis Reinos del Samsara, sufriendo enormemente. Al ver que sus intentos fueron el vano, Maudgalyayana fue ante su maestro, el Buda.
"El Buda dijo: 'Las ofensas de tu madre son profundas y están firmemente arraigadas. Tú solo no tienes suficiente poder. Aunque tus acciones filiales mueven el Cielo y la Tierra, los espíritus del Cielo, los espíritus de la Tierra, los demonios retorcidos y los que están fuera, brahmanes, y los Cuatro Dioses Celestiales tampoco tienen fuerza suficiente. Para alcanzar la liberación, es necesario confiar en el poder espiritual formidable de la Sangha reunida de las diez direcciones. Ahora te explicaré un Dharma de rescate que hace que todos los que se encuentran en dificultades dejen la preocupación y sufrimiento, y para erradicar los obstáculos de las ofensas kármicas'."
A veces, no importa lo fuerte que seamos, no podemos lograr las cosas por nosotros solos. Incluso un monje tan avanzado como Maudgalyayana no tenía las fuerzas necesarias para salvar a su madre. Solo por un instante, imagina que te encuentras en el lugar de Maudgalyayana y tu madre se encuentra en el Infierno viviendo como un espíritu hambriento. Su piel es delgada y siempre pasa calor o frio; se arrastra por el suelo sin fuerzas, lacerando su piel, siempre buscando comida, pues padece de un hambre físico, mental y espiritual, y todo lo que lleve a su boca se transforma en brasas ardientes, lo que solo la hace gritar de dolor y desesperación ¿Cómo te sentirías? No importa quiénes seamos ni cuán fuertes somos, nunca podemos lograr las cosas solos. Esto es porque todos estamos fundamentalmente interconectados, y vivimos dado a una gran confluencia de causas y condiciones y por las acciones de miles de seres - la "Sangha de las diez direcciones". Por ello, nunca podemos decir que hemos logrado algo "solos". Pero por encima de esto, aunque no lo veamos ni sintamos, el Buda siempre se encuentra con nosotros, esperando que le permitamos ayudarnos.
Somos los autores de nuestro propio destino. Creamos nuestro destino por medio de nuestros pensamientos, palabras y acciones. En un Sutra leemos: "Nuestra mente crea nuestra realidad. Somos lo que pensamos". Cada pensamiento, palabra y acción crea Karma, el cual es el motor de la vida y la existencia. Nuestro Karma pueden hacer de este mundo un Cielo o un Infierno, y cuando morimos, pueden conducirnos a cualquiera de los Seis Reinos del Samsara de los Infiernos, Espíritus Hambrientos, Animales, Asuras, Humanidad o el Cielo. Pero dado a que todos estamos fundamentalmente interconectados, podemos influenciar el destino kármico de otros seres. Esto es explorado en otros Sutras budistas como el Sutra de los Votos Pasados del Bodhisattva Ksitigharba, donde vemos que las acciones de los descendientes pueden tener un efecto directo en los destinos de nuestros ancestros, sobre todo, en los días inmediatos posteriores a su muerte. Esta es la razón también por la que dedicamos los méritos de nuestras prácticas a todos los seres. Esto refleja el voto universal de salvación del Bodhisattva. Igualmente, nuestro destino y Karma no es solo nuestro, sino que es - y afecta - a todos los seres sintientes. Esto es porque todos estamos fundamentalmente interconectados de forma física, mental y espiritual. Todos somos parte y una manifestación de la Unidad Fundamental (Dharmadhatu), y todo el Karma del pasado, presente y futuro es compartido en la Consciencia Alaya, por lo que hacemos afecta a todos los seres y mundos.
Ahora, el Buda le da a Maudgalyayana una forma para aliviar el sufrimiento y salvar a su difunta madre de su condición existencial.
"El Buda le dijo a Maudgalyayana: 'El decimoquinto día del séptimo mes es el día de Pravarana para la Sangha reunida de las diez direcciones. Por el bien de los padres y las madres de hasta siete generaciones pasadas, así como por padres y madres del presente que están angustiados, deben preparar una ofrenda de cuencos limpios llenos de cientos de sabores y las cinco frutas, y otras ofrendas de incienso, aceite, lámparas, velas, camas y ropa de cama, todo lo mejor del mundo, y dársela a la Sangha virtuosa de las diez direcciones.
"En ese día, toda la asamblea sagrada, ya sea que esté en las montañas practicando el Dhyana Samadhi, u obteniendo los cuatro frutos del Camino, o caminando debajo de los árboles, o usando la independencia de las seis penetraciones para enseñar y transformar a los Shravakas o Pratyekabuddhas, o que estén provisionalmente manifestándose como Bhikshus cuando de hecho son los Grandes Bodhisattvas en el Décimo Bhumi - todos completos con Preceptos puros y la virtud oceánica del Camino Sagrado - deberían reunirse en una gran asamblea y todos recibirán la comida."
Tradicionalmente, en la India, donde comenzó el Budismo, hay una temporada de lluvias fuertes que dura hasta tres meses. Según el Vinaya Antiguo en el tiempo del Buda, durante esta temporada de lluvias, los monjes que normalmente vagaban buscan refugio cohabitando en una residencia, donde se concentran exclusivamente en su práctica. En este periodo, cada monje aprovechaba para presentarse ante la comunidad de monjes (Sangha) y confesar sus faltas, arrepintiéndose ante la Orden monástica y recibiendo el debido castigo o perdón. Con el pasar del tiempo, cuando el Buda predicó los Sutras Mahayana, reveló que este periodo era idóneo para poder practicar con el fin de expiar las transgresiones de todos los seres sintientes. Por ello, los discípulos, tanto monjes como laicos, podían realizar ofrendas por el bienestar de sus ancestros.
Pero otra enseñanza de esta pasaje es la importancia vital de la Sangha. No se puede practicar el Budismo sin una Sangha. La Sangha es la tercera de los Tres Tesoros del Buda, el Dharma y la Sangha. Esto es porque es en la Sangha - y por extensión el mundo - que podemos practicar el Dharma y manifestar nuestra Budeidad Innata. Igualmente, la Sangha es nuestra familia, por eso el Sutra continúa diciendo que si hacemos ofrendas a la Sangha, nuestros ancestros, nuestros padres actuales vivientes y hasta siete generaciones son beneficiadas.
"Si uno hace ofrendas a la Sangha, el padre y la madre actuales de uno, los padres de hasta siete generaciones pasadas, así como los seis tipos de parientes cercanos escaparán de los tres caminos del sufrimiento, y en ese momento obtendrán la liberación y la comida aparecerá espontáneamente. Si los padres todavía están vivos, tendrán riquezas y bendiciones por cien años. Los padres de las siete generaciones pasadas nacerán en los cielos, transformacionalmente nacidos, entrarán independientemente en la luz celestial de las flores y experimentarán dicha ilimitada”.
Estos actos no solo benefician a nuestros padres y ancestros difuntos, sino que beneficia a los actuales vivientes y hasta siete generaciones, permitiendo que podamos ayudarlos a aliviar sus sufrimientos y salir de los Tres Caminos Malvados de los Infiernos, Espíritus Hambrientos y Animalidad, y puede hacerlos renacer en los Cielos. Pero en otro sentido, es a través de la Sangha que podemos vivir en el Cielo en la Tierra; podemos transformar este Mundo Saha en una Tierra Pura.
"En ese momento, el Buda le ordenó a la Sangha reunida de las diez direcciones a recitar mantras y votos por el bien de la familia del donante, para los padres de siete generaciones. Después de practicar la concentración del Dhyana, el Sangha aceptó la comida. Cuando recibieron el lavabo por primera vez, lo colocaron ante el Buda en la Estupa. Cuando la Sangha reunida terminó los mantras y los votos, recibieron la comida."
Esto es preciamente lo que los monjes hacen en los templos budistas durante la ceremonia de Obon - Segaki, donde se le da comida espiritual a los espíritus hambrientos y nuestras plegarias descienden hasta el más profundo de los Infiernos, salvando a incontables seres sintientes.
"En ese momento, el Bhikshu Maudgalyayana y la asamblea de los Grandes Bodhisattvas estaban extremadamente encantados y el doloroso sonido llanto de Maudgalyayana cesó. En ese momento, la madre de Maudgalyayana obtuvo la liberación de un kalpa de sufrimiento como un fantasma hambriento. Maudgalyayana se dirigió al Buda y dijo: 'Los padres de este discípulo han recibido el poder del mérito y la virtud de la Triple Joya, debido al asombroso poder espiritual de la Sangha. Si en el futuro los discípulos del Buda practican la filialidad mediante ofrendas en el Ullambana, ¿serán capaces de ayudar a sus padres y madres actuales y también a los de hasta siete generaciones?'
"El Buda respondió: '¡Bien! Estoy feliz de que hayas hecho esa pregunta. Quería hablar sobre eso y ahora también has preguntado al respecto. Buen hombre, si Bhikshus, Bhikshunis, reyes, príncipes herederos, grandes ministros, grandes funcionarios, los miembros del gabinete, los cien ministros y las decenas de miles de ciudadanos desean practicar una conducta filial compasiva, por el bien de los padres que les dieron a luz, así como por el bien de los padres y madres de siete vidas pasadas, en el decimoquinto día del séptimo mes, el día de la Delicia del Buda, el día del Pravarana de la Sangha, todos deben colocar cientos de sabores de alimentos en las cuencas de Ullabana, y ofrecerlos a la Sangha de las diez direcciones. La duración de la vida de sus padres y madres actuales para llegar a cien años sin enfermedades, sin sufrimientos, aflicciones o preocupaciones, y también hacer que siete generaciones de padres y madres abandonen los sufrimientos de los fantasmas hambrientos, nacer entre humanos y dioses, y obtener bendiciones y felicidad sin límite'.
"El Buda les dijo a todos: 'Aquellos discípulos del Buda que cultivan la conducta filial deben pensar y recordar constantemente a sus padres y madres presentes cuando hacen ofrendas, así como a los padres y madres de siete vidas pasadas, y por ellos realizan la ofrenda de la cuenca de Ullambana al Buda y a la Sangha y así recompensan la bondad amorosa de los padres que los criaron y alimentaron'.
"En ese momento, el Bhikshu Maudgalyayana y la cuádruple asamblea de discípulos, al escuchar lo que el Buda dijo, lo practicaron con deleite."
Aquí radica el origen canónico del Obon. Pero podemos interpretar este Sutra de forma simbólica. La madre de Maudgalyayana - al igual que todos nosotros - vivimos como Espíritus Hambrientos porque necesitamos comulgar con el Buda - la Vida Eterna - y alimentarnos con el Dharma. Cuando hacemos esto con un grupo de personas en un templo, manifestamos la Sangha Eterna. Cuando lo hacemos, no solo nos beneficiamos a nosotros, sino que beneficiamos a nuestros ancestros y a todos los seres sintientes en las diez direcciones. Por ello, en esta época, estudia, medita y pon en práctica el Dharma en tu vida.