El tratado breve pero profundamente simbólico titulado "Contemplación de la Mente al Alimentarse" es una joya silenciosa del corpus Tendai, compuesto por el Gran Maestro Chih-i (Tendai Daishi 538–597). Este texto, conservado en el Volumen 99 (fascículos 2–4) del Canon Suplementario Manji, recoge —en forma condensada y meditativa— una enseñanza que integra de manera sublime las Tres Contemplaciones: la Vacuidad (Ku) o Unidad Fundamental, la Existencia Provisional (Ke) o Dualidad, y el Camino Medio (Chu). Chih-i aplica esta estructura tripartita no a una disquisición metafísica, sino al acto cotidiano de alimentarse, elevando la simple ingestión de comida a un acto de sabiduría contemplativa, purificación kármica y práctica del Dharma.
En la visión que nos presenta Cnih-i, el acto de comer no puede separarse de la conciencia que lo impregna. El alimento, lejos de ser una necesidad puramente fisiológica, se convierte en un símbolo viviente del ciclo de Samsara cuando se toma sin reflexión. Pero al volverse objeto de contemplación, ese mismo alimento se transmuta en vehículo de Prajna, la Sabiduría Trascendental. De este modo, el cuerpo ya no se nutre del deseo, sino que es iluminado por la sabiduría: el alimento se convierte en Dharma, y el Dharma en alimento.
La estructura del texto refleja esta transformación. El Gran Maestro Chih-i comienza con la preparación ritual previa a la comida, incluyendo la consagración del alimento a la Triple Joya y su ofrecimiento a los Seis Reinos del Samsara, práctica común en los monasterios Tendai. Luego, introduce una contemplación introspectiva: ¿qué es lo que realmente alimentamos? ¿El deseo que perpetúa la rueda de la existencia o la sabiduría que nos libera de ella?
Lo más notable del texto es cómo Chih-i traslada la lógica doctrinal de las Tres Verdades (Santai) a la dinámica de lo que se considera alimento "viejo" y "nuevo". El "alimento viejo" representa los apegos y hábitos del pasado que, a través del acto consciente de comer, son purificados y expulsados. El "alimento nuevo" simboliza la sabiduría y la intención pura que entra en el cuerpo, no como sustancia material, sino como símbolo del Dharma que ilumina la mente. Pero ni lo viejo ni lo nuevo existen por sí mismos: son expresiones transitorias de causas y condiciones. Es en esa interdependencia que se revela la Vía Media: el alimento no se come solo con el cuerpo, sino con la sabiduría del Buda.
Aunque breve, este texto es más que una reflexión personal: es una guía para la vida monástica y laica. Su estilo litúrgico sugiere que fue usado en la recitación o como instrucción diaria en los monasterios. En este sentido, puede entenderse como un precursor de las enseñanzas sobre la "práctica en lo cotidiano" que tanto influenciaron al Budismo Japonés, especialmente en su vertiente Tendai. POr ello, forma la base del Ritual de Alimentos usado en los templos Tendai en Japón.
Para la Escuela del Loto Reformada, este texto representa un modelo perfecto de lo que se podría llamar "contemplación integrada": un acto ordinario (comer) transformado en vía de purificación, contemplación y unidad con el Dharma. Al practicar este tipo de contemplación, los devotos no sólo alimentan su cuerpo, sino que nutren el Cuerpo del Dharma (Dharmakaya), consolidan su voto de liberación, y transforman un momento efímero en acto eterno.
La Contemplación de la Mente al Alimentarse
Una vez dispuesto el asiento y escuchado el llamado del maestro del ritual —la campana que marca el inicio del acto sagrado—, se unen reverentemente las manos, ofreciendo cuerpo, palabra y mente en homenaje a la Triple Joya, presente en su unidad en los diez rincones del universo. Se realiza así una acción santificada, un oficio al Buda. Luego, se presentan los alimentos y, al ofrecerlos simbólicamente a los Seis Reinos de la Existencia, se honra la práctica de las Seis Perfecciones.
Solo entonces, el practicante toma el alimento. Porque este alimento, aunque sostiene nuestra vida, no es neutral: si se ingiere sin conciencia ni contemplación, se convierte en sustento para el ciclo del nacimiento y la muerte. Pero si se recibe con sabiduría, reconociendo el origen y el fin del nacer y del morir, se convierte en un puente hacia la liberación.
Por ello, ya sea que el alimento provenga de la porción común o se ofrezca como comida pura al grupo de práctica, debe contemplarse en su significado más profundo. Quien contempla, reflexiona: "¿No es verdad que lo que este cuerpo ha recibido hasta ahora no ha sido otra cosa que las sombras de la ignorancia y los venenos del deseo, que alimentan el Samsara?" Pero hoy, en este instante, el alimento que se toma se reviste de Prajna, de visión trascendente. Así, se imagina cómo, por cada poro del cuerpo, se expulsa lentamente todo alimento impuro del pasado.
Cuando lo viejo ha salido, el camino de la mente se despeja. El nuevo alimento, entonces, no solo nutre la carne: es luz que disipa la oscuridad, sabiduría que rompe el ciclo. Por eso, el Sutra de Vimalakirti declara: "Quien es ecuánime con el alimento, lo es también con el Dharma." Esta es la prueba luminosa: el alimento consciente se vuelve alimento de sabiduría, nutre el Cuerpo del Dharma, y donde el Cuerpo del Dharma se afianza, allí florece la libertad. Así se manifiestan las Tres Virtudes Supremas: Sabiduría, Liberación y dharmakaya.
El practicante contempla y comprende: este alimento no es ni nuevo ni viejo. Es por el alimento viejo que se puede hablar del nuevo. Pero lo nuevo es solo un nombre, una convención: lo que se busca no se puede alcanzar con el deseo. Por tanto, es vacío en su esencia, y ese vacío es paz. Contemplar el alimento como vacío es la contemplación de la Realidad tal como es.
Si alguien afirmara: "Este alimento es nuevo", ¿no estaría ya errando? Pues si no hay alimento verdaderamente nuevo, ¿qué es lo que realmente se come? Sin embargo, comer no está separado del alimento del pasado. El nuevo alimento que hoy se recibe fortalece el cuerpo, pero lo hace en conjunción con causas y condiciones infinitas. No puede dividirse en antes o después. Es el fruto de un entrelazamiento perfecto. Esto es lo que se llama la contemplación del Camino Medio, donde lo provisional (ke), lo vacío (kū) y el medio (chū) no están separados, sino se interpenetran.
Así, lo provisional es vacío, lo vacío es el medio, y lo medio es provisional. Esta unidad trascendente es llamada la Vía Media Inconmensurable.
Y nuevamente dice el Sutra de Vimalakirti: "No hay aflicciones, pero tampoco hay alejamiento de las aflicciones. No hay mente que entre en concentración, y tampoco hay mente que salga de ella." Esto, en verdad, es alimentarse del Dharma.