Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Tendai-shu 天台宗) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


domingo, 22 de noviembre de 2020

El Mundo del Despertar: Ciclo de Lecturas sobre el Sutra Avatamsaka – Introducción al Sutra de la Guirnalda de Flores III

 Tradicionalmente, el Templo Tendai de Puerto Rico tiene varios Ciclos de Estudio y Lectura sobre los Sutras – los Textos Sagrados canónicos del Budismo. Dado a la pandemia mundial, no nos hemos podido reunir. Pero todo problema conlleva una oportunidad, y en nuestro caso, nos brinda la bendición de hacer estas lecturas públicas en este blog, para el beneficio de la Sangha y de toda la comunidad Hispana.

Este año, comenzaremos por primera vez un nuevo Ciclo sobre el Sutra Avatamsaka, el primer sermón dado por el Buda tras su Despertar en el mundo. El mismo revelaba completamente el contenido de su Iluminación, pero dado a que los seres sintientes de este mundo no estaban preparados, el Buda modificó y redujo la complejidad y capacidad de sus enseñanzas, para preparar mentalmente a los seres para su eventual revelación. Este Sutra es uno de los más hermosos y complejos, y representa el punto más alto del desarrollo de la literatura religiosa budista. El mismo explica la naturaleza de los Budas y de la Budeidad, su rol en los universos, la metafísica del surgimiento de los mundos y las leyes que gobiernan el Cosmos, y la importancia del rol del Bodhisattva y la salvación de todos los seres sintientes. Es por eso que este Sutra – que fue el primer sermón dado por el Buda - es equiparado con el Sutra del Loto y el Sutra del Nirvana – los últimos sermones del Buda en el mundo. No obstante, dado a su voluminosidad e inaccesibilidad, el mismo ha estado fuera del alcance de muchas personas.

En nuestra primera entrada, vimos someramente los temas principales del Sutra Avatamsaka y su relación con el canon budista y en especial con el Sutra del Loto. Luego, en nuestra segunda entrada, vimos un resumen breve de la primera mitad de sus capítulos y cómo encajan en el mensaje salvífico del Buda. Hoy, culminaremos con nuestro resumen temático del Sutra. Como mencionamos anteriormente, el mismo se basa en el resumen hecho por el traductor Thomas Cleary en su obra, la cual es basada a su vez en la tradición comentarial. Al igual que nuestras series pasadas, el mismo no será completamente traducido en estas páginas, sino que mayormente presentaremos una sinopsis junto con una humilde exégesis propia basada en la larga tradición comentarial y las Enseñanzas Completas y Perfectas de la escuela Tendai. Todo error es enteramente mío.  


Como recordaremos, el Sutra Avatamsaka representa la cima del pensamiento budista, y es como un libro que presenta el Despertar desde el punto de vista del Buda, diferente del Sutra del Loto, que presenta la Budeidad desde el punto de vista del mundo convencional. Por ello, el mismo no es un Sutra fácil. Su consumación se materializó en el Sutra del Loto. Ya vimos los primeros 20 capítulos en la primera parte; hoy, veremos panorámicamente los últimos 19 capítulos.

El capítulo veintiuno, titulado “Diez Prácticas”, habla sobre las Diez Perfecciones, o formas de trascendencia, sobre las cuales se basa el Camino del Bodhisattva; estas son: Generosidad (Dana), Precdeptos (Sila), Tolerancia (Kshanti), Energía (Virya), Meditación (Dhyana), Sabiduría (Prajna), Medios Hábiles (Upaya), Poder (Bala), Votos, y Conocimiento (Jnana). El capitulo los presenta desde la perspectiva de la Vacuidad (aunque el traductor a veces usa la palabra “relatividad”; los primeros Seis Paramitas, que son los más conocidos, se basan especialmente en la Vacuidad dentro de la existencia convencional o relativa, mientras que los últimos cuatro se basan en la existencia relativa dentro de la Vacuidad o la Realidad Ultima. 

El capítulo vigésimo segundo, titulado “Diez Tesoros Inagotables”, trata de diez fuentes del desarrollo y la actividad de los Bodhisattvas: Fe, Ética, Arrepentimiento, Conciencia, Aprendizaje, Dar, Sabiduría, Recogimiento, Preservación del Dharma y Elocución. Veamos algunos de ellos. La sección sobre la Fe trata sobre el objeto de la fe, expresado principalmente en términos de la Verdad Absoluta, así como los estados mentales engendrados por la fe, y su importancia crucial en la práctica budista. La sección sobre Ética se ocupa de los principios y la orientación de los Preceptos, con énfasis en los Diez Preceptos Mayores. El Arrepentimiento se refiere a estar avergonzado de errores pasados, cometidos en pensamiento, palabra y acción. La Conciencia se refiere a la resolución de no seguir actuando imprudentemente. La sección sobre Aprendizaje se ocupa de aspectos específicos del origen interdependiente de estados condicionados y del conocimiento analítico. Dar implica desapegarse a los modos anticuados y a los errores preconcebidos, así como el acto de darse a sí mismo y el estado de ánimo de la generosidad. La sección sobre Sabiduría trata tanto de los fenómenos como de los principios, y el conocimiento discursivo que conduce a la comprensión de la Vacuidad y la Originación Interdependiente. El Recogimiento implica el recuerdo de cada momento de conciencia, representado como innumerables edades debido a la densidad de la experiencia, incluidos los cambios sufridos, así como los contenidos de lo aprendido. La Preservación del Dharma significa la preservación de las enseñanzas del Buda y las ciencias involucradas en esto. La Elocución se refiere a la exposición y la enseñanza.

El capítulo veintitrés, titulado “Ascenso al Palacio del Cielo Tushita”, describe con gran detalle los conjuntos de ornamentos dispuestos para dar la bienvenida a Buda a este Cielo. El Cielo Tushita, el Cielo de la Felicidad o Satisfacción, representa la morada de un futuro Buda justo antes de alcanzar el Despertar Perfecto y Completo en el mundo. La asamblea de Bodhisattvas allí también se describe en términos de las prácticas y cualidades que los desarrollaron. Después de esto hay una descripción detallada de las cualidades espirituales del Buda. Un Buda no es solo un ser que ha alcanzado un estado iluminado, sino que es la personificación, manifestación y materialización de la Budeidad.

El capítulo veinticuatro, titulado “Elogios en el Palacio Tushita”, elogia la universalidad de la conciencia y la realidad metafísica del Buda, reconciliando la multiplicidad y unidad, enfatizando la relatividad de la manifestación del Buda a las mentes de los perceptores. Esto revela nuevamente que los Budas (como todo) son emanaciones de la Realidad (Tathata), del Uno (en términos platónicos y occidentales), que se manifiesta como muchos para llevar la sabiduría del Dharma y salvar a los seres sintientes, ayudándoles a realizar su unidad fundamental con la Existencia y regresar a su Verdadero Hogar.

El capítulo veinticinco, titulado “Diez Dedicatorias”, es uno de los libros más largos del Sutra, lo que indica la gran importancia de la dedicación en la vida de los Bodhisattvas. La dedicación refleja particularmente dos principios esenciales de la práctica de los Bodhisattvas: dar o renunciar; y juramento o compromiso. La orientación básica de la dedicación es el pleno desarrollo, liberación e iluminación de todos los seres. El alcance de las Diez Dedicatorias está más allá de la capacidad de un individuo para realizarlas personalmente; es a través de la dedicación que el Bodhisattva individual se fusiona con el esfuerzo total de todos los seres iluminados. Formas de dar que no son literalmente posibles, por ejemplo, se presentan en gran longitud; estos representan el desapego, tanto material como espiritual, particularmente en el sentido de dedicación al servicio de toda la vida. Este capítulo vuelve a enfatizar la integración de la sabiduría y la compasión, actuando con determinación incluso sabiendo la naturaleza en última instancia irreal de la existencia condicional. Esta habilidad de actuar sin apego, sin compulsión, sin aferrarse o rechazar la existencia o el vacío, se presenta como la esencia de la dedicación y como un elemento fundamental en el camino de salvar a todos los seres.

El capítulo veintiséis es tan famoso que circuló como un Sutra independiente sobre las Diez Etapas de la Iluminación. La enseñanza de las Diez Etapas se presenta como la base de todas las enseñanzas budistas, al igual que un alfabeto es la base de todos los escritos en su idioma. Como vemos, el Sutra Avatamsaka contiene, de una forma u otra, todas las fases de la enseñanza budista; de igual forma, abarca todas las formas de práctica. Siguiendo un tema de desarrollo progresivo, las Diez Etapas abarcan el curso del Bodhisattva desde los primeros pasos del desarrollo espiritual hasta la lluvia final de enseñanza que brota del conocimiento iluminado, completando así y reiniciando el ciclo de Despertar propio y de los demás. Dentro de este ciclo general hay ciclos paralelos de elevación de uno mismo y de los demás; a medida que los Bodhisattvas progresan de una etapa a otra superior, hay una expansión continua no solo de la extensión, profundidad y precisión de la conciencia y la percepción, sino también de la correspondiente versatilidad y poder en el alcance comunicativo: a la vez que los seres iluminados progresan, progresan todos los seres y el Cosmos. A lo largo de este progreso, se impide que el desarrollo del Despertar se detenga en cada etapa debido a la aspiración primordial de una Iluminación Completa y Perfecta, ya que la Budeidad es inherente a toda la vida y al progreso evolutivo del Cosmos (emanan del Buda Eterno), y los pensamientos de los Bodhisattvas se fijan en última instancia en los atributos de la Budeidad. Las Diez Etapas incluyen fases de práctica tales como las que generalmente se asocian con los llamados vehículos menores de la salvación individual (Hinayana), pero el practicante no toma la aniquilación o liberación de las preocupaciones mundanas que estos métodos ponen a disposición como la realización final. En la etapa superior en la que tiene lugar la falta de esfuerzo y el cese de la acción física y mental, es la inspiración externa la que motiva al practicante a elevarse incluso más allá de esta etapa de paz personal. En la etapa más alta, la conciencia cósmica cuya perspectiva impregna todo el Sutra finalmente se abre explícitamente, mostrando la visión de “todo en uno, uno en todos” del reino de la Realidad.

Un tema importante en las Diez Etapas, que aparece aquí y allá a lo largo de los Sutras en varias formas, es el cultivo del bienestar tanto mundano como transmundano (espiritual). Esto se presenta en términos concretos en este capítulo, ya que el practicante en una determinada etapa se involucra en el desarrollo y ejercicio de habilidades en ocupaciones mundanas. La elección de estas actividades, ya sea en las artes y las ciencias, los negocios, la artesanía, las actividades literarias y culturales, el entretenimiento u otros campos, no está guiada por los deseos personales de los profesionales, sino por las necesidades actuales de la sociedad a la que sirven, de acuerdo con lo que será beneficioso. Esto nos recuerda al ejemplo del laico Vimalakirti. El desarrollo de tales habilidades ocupacionales se lleva a cabo en la misma etapa en la que la meditación es la práctica principal entre las diez formas trascendentes. El equilibrio del trabajo en el mundo y las prácticas espirituales que trascienden el mundo, característico del ideal de la actividad budista integral, funciona para promover el beneficio simultáneo de uno mismo y de los demás, evitando lo que se llama "intoxicación por el vino de la concentración de la meditación", un obstáculo en el camino y una indulgencia prohibida por los Preceptos dl Bodhisattva del Sutra de la Red de Brahma. 

Ahora, es importante aclarar que si bien se presentan Diez Etapas al Despertar (que luego se expanden a 52 en todo el Sutra Avatamsaka), todos juntos forman una sola totalidad, mientras que cada uno son elementos distintos de esa totalidad; todos son iguales en la medida en que se complementan y trabajan juntos para producir el efecto total, mientras que individualmente tienen diferentes funciones dentro de toda la obra salvífica dhármica; como elementos de una misma totalidad, forman el todo y en él alcanzan su consumación individual, mientras que por separado no sólo no forman un todo, sino que tampoco se perfeccionan individualmente sin los demás. Es por eso que si bien se describen como Diez Etapas (o 52 Etapas), todas comienzan y se consuman en la primera: en el desarrollo del Bodichita o el Deseo de Alcanzar el Despertar. Es por ello que la Fe tiene la capacidad de manifestar nuestra Budeidad Innata aquí y ahora, en este cuerpo y en esta vida, a través de las diversas prácticas budistas. Es por eso que el Sutra Avatamsaka, así como el Sutra del Loto, incluyen todas las enseñanzas y prácticas budistas: todas provienen del Vehículo Único del Ekayana de la Budeidad. Considerar los fenómenos y principios del Budismo bajo esta luz, por ejemplo, produce una comprensión bastante diferente de la que fomenta la noción de la multiplicidad de enseñanzas budistas como representantes de escuelas rivales e ideologías conflictivas. Estos Sutras, que representan las Enseñanzas Perfectas y Completas, nos ayudan al proveernos una herramienta diagnóstica útil para evaluar movimientos que en realidad se han endurecido en escuelas o ideologías exclusivas: vistos en el contexto del Ekayana, tales movimientos se vuelven estériles interiormente por la estabilización en torno a enseñanzas temporales y parciales, pero exteriormente contienen una porción de nutriente en el sentido de que demuestran este proceso. En ultima instancia, hay seres que las necesitan para avanzar a las más abiertas e inclusivas. 

Esta enseñanza es ejemplificada por la aparición y la constante referencia en el Sutra a la práctica y la figura del Bodhisattva Samantabhadra, la encarnación del Bien Universal. Aquí, todos los Budas y Bodhisattvas son una totalidad, todo el esfuerzo es una totalidad. Dentro de este único esfuerzo cósmico universal, diferentes trabajadores cumplen diferentes funciones; estos pueden representarse, por ejemplo, como diferentes escuelas, diferentes ciclos de enseñanza, diferentes modos de práctica, etc. En esencia, todos estos trabajadores son iguales, basados en la aspiración a la Iluminación Universal. En última instancia, todos emanan de la misma Esencia, que se manifiesta como la Naturaleza Búdica, pero son diferentes en características, en las formulaciones y métodos que emplean. El trabajo de todos los trabajadores forma el "cuerpo" de Samantabhadra, así como la multitud forma el uno. Ningún trabajador individual completa toda la tarea solo; el ser que se ilumina, “ilumina a todos los seres sintientes" y "purifica todos los mundos". Si diferentes fórmulas, prácticas o fases de la Enseñanza se mantienen separadas como dogmas, absolutos y completos en sí mismos, la dinámica total del trabajo dhármico universal se desintegra. Esta es la importancia última del Ekayana.

El capítulo vigésimo séptimo, titulado “Diez Concentraciones”, habla del Bodhisattva que rompe las barreras del mundo relativo familiar - barreras de espacio, tiempo, multiplicidad, solidez - mediante la concentración mental. Un aspecto de esta práctica es la entrada y salida de la concentración en diferentes dominios. "Entrada" se interpreta como concentración o absorción y "salida" como percepción o conocimiento; a través de la concentración en un dominio, se despierta la comprensión de otro. Esto se hace a través de numerosos medios diferentes de concentración y está relacionado con el desarrollo de la visión del Sutra Avatamsaka de la interpretación de principios y fenómenos y la interpenetración de fenómenos. Es por eso que se recurre frecuentemente a la imagen de la Red de Indra: el Sutra Avatamsaka es como un holograma, con el todo concentrado en todas las partes; el cosmos mismo, todo interreflectante, el uno y los muchos interpenetrados. 

El capítulo veintiocho, titulado los “Diez Conocimientos”, describe las facultades superiores, funciones desarrolladas a través de las concentraciones, que se dice que son inconcebibles para cualquier mente, excepto las de los que están completamente despiertos. 

El capítulo vigésimo noveno, titulado las “Diez Aceptaciones”, trata de la entrada en aspectos no convencionales de la Realidad. Los límites de la construcción mental convencional se traspasan pero no se destruyen porque se realiza su naturaleza ilusoria en última instancia. Esto refleja la Triple Verdad. Se aceptan los niveles de verdad trascendental y mundano: la inmanencia de lo Absoluto en lo relativo se experimenta como fenómenos espirituales omnipresentes y se descubre que los fenómenos mundanos tienen la misma naturaleza fantasmagórica; así se alcanza la máxima tolerancia mediante la cual se libera la mente.

El capítulo treinta, titulado “Incalculable”, desarrolla los inmensos números usados en los Sutras. Los números más altos superan con creces las estimaciones actuales del número de átomos en el universo; se acercan más a ellos por el número de operaciones cerebrales potenciales. El método de cálculo del Sutra Avatamsaka incluye la dimensión del tiempo y el espacio, y sigue los principios expuestos en los Sutras, por ejemplo, dado que todo es una serie de momentos, que pasan y se renuevan continuamente, cada momento, por lo tanto, es un nuevo universo; además, el contenido de cada momento de conciencia que pasa es un universo. Además, todos los existentes son lo que son en relación con todos los demás existentes; así, en términos de la visión de la Red de Indra, las facetas de la existencia son incalculables, interreflectantes ad infinitum. El capítulo concluye con un verso que declara que el cosmos es indeciblemente infinito y, por lo tanto, también lo es el alcance total y el detalle del conocimiento y la actividad de la Iluminación.

El capítulo treinta y uno, titulado “Longitud de Vida”, nuevamente ilustra la interpenetración de los planos cósmico y mundano en la perspectiva del ser iluminado.

El libro treinta y dos, titulado “Las Residencias de los Iluminados”, nombra centros de actividad espiritual a través del universo. Mientras que el libro treinta y dos representa a los Budas en el estado causal como seres iluminados en dominios específicos, el libro treinta y tres, titulado “Cualidades Inconcebibles de los Budas", trata de los Budas en el estado de efecto o realización, y los atributos universales de los Budas. Aquí nuevamente se menciona que los Budas representan la sintonía con el Buda Cósmico, el Dharmakaya o la Realidad. Igualmente, ilumina la doctrina final de la Ley de Causa y Efecto: la causa produce un efecto, y el efecto produce causa; este es uno de los significados de representar el Dharma como una rueda que avanza continuamente.

El capítulo treinta y cuatro, titulado "El Océano de las Marcas Físicas de los Diez Cuerpos del Buda",  contiene una larga serie de visualizaciones, y presenta el estado de efecto o realización, en términos de conciencia integral, representado por multitudes de luces penetrantes que revelan los fenómenos de los mundos material y espiritual. 

Luego, el capítulo trigésimo quinto, titulado "Las Cualidades de los Adornos y Luces del Buda", detalla que el Buda Shakyamuni es el Buda Vairocana en persona, y se refiere al estado causal, es decir, al Buda como un ser iluminado, que ilumina y emana la luz del Despertar, penetrando y rompiendo los velos del reino de la ignorancia. Estas exposiciones de las cualidades de la Budeidad, que generalmente muestran la emanación de los principios universales de la Budeidad del estado de efecto al estado de causa, son seguidas por el capítulo trigésimo sexto, titulado “La Práctica del Bodhisattva Samantabhadra”, que retoma nuevamente el ciclo de causa a efecto. Narrado por Samantabhadra, el prototipo y la representación de todo el cuerpo de los actos prácticos de los seres iluminados, este capítulo es seguido por “La Aparición de Buda", en el que Samantabhadra continúa describiendo extensamente las innumerables facetas de la manifestación del Buda y cómo se debe percibir.

Los dos últimos capítulos del Sutra Avatamsaka, “Desapego del Mundo” y “Entrada al Reino de la Realidad”, tratan sobre el desarrollo del Bodhisattva. “Desapego del Mundo”, que según el comentario tiene el significado de trascendencia mientras se está en medio del mundo, es una serie de dos mil respuestas a doscientas preguntas sobre varios aspectos de la evolución de los Bodhisattvas en Budas.

“Entrada al Reino de la Realidad”, el último capítulo, es quizás el drama más grandioso del canon budista. Conocido en sánscrito como una escritura individual llamada Gandavyuha, este libro describe el desarrollo de la Iluminación a través de cuentos de peregrinaciones. El personaje central, un buscador de la verdad llamado Sudhana, es enviado en un viaje por Manjushri, la personificación de la Sabiduría. Inicialmente dirigido por Manjushri, Sudhana va a varios guías espirituales, cada uno de los cuales lo envía a otro para una mayor Iluminación. Es aquí donde Sudhana se encuentra con la Torre de Maitreya, que, junto con la Red de Indra, es una metáfora sorprendente del infinito:

“En medio de la gran torre ... vio el universo de mil millones de mundos ... y en todas partes veía a Sudhana a sus pies ... Así, Sudhana vio las prácticas de ... trascendencia de Maitreya durante incontables eones (kalpas), de cada de los cuadrados de la pared del tablero de ajedrez ... De la misma manera, Sudhana ... vio toda la manifestación celestial, estaba perfectamente consciente de ella, la comprendió, la contempló, la usó como un medio, la contempló y se vio a sí mismo allí..”

Finalmente, Sudhana llega a la morada de Maitreya, el futuro Buda, y finalmente se integra con el ser total de Samantabhadra, la representación del Bien Universal, la actividad de la Iluminación. Los muchos llegan al Uno. Esto sugiere que con un cambio sutil de perspectiva podemos llegar a ver que la Iluminación que el peregrino buscaba tan fervientemente no solo estaba con él en cada etapa de su viaje, sino también antes de que comenzara; que la Iluminación no es algo que deba ser ganado, sino algo de lo que el peregrino nunca se apartó.

Los guías con los que se encuentra Sudhana, conocidos como benefactores espirituales o amigos, son jóvenes y ancianos, mujeres y hombres, budistas y no budistas, renunciantes y cabezas de familia, miembros de diversas clases y expertos en diversas profesiones, artes y ciencias. Veinte de ellos son mujeres, incluida una prostituta iluminada; la esposa de Siddhartha Gautama y su madre, una reina, una princesa y varias diosas. Los sabios masculinos incluyen un esclavo, un niño, un médico y el capitán de un barco. No están organizados en una jerarquía o institución formal perceptible y no siempre son conocidos por el público por lo que son. Los amigos espirituales se conocen entre sí de acuerdo con sus propios logros, y es a través de la dirección sucesiva de los propios guías que Sudhana descubre quiénes son y dónde están. Ninguno de ellos afirma tener toda la verdad, y ninguno intenta atar a Sudhana a un sistema determinado de dogma o mantenerlo como un seguidor. Muchos de ellos enseñan en entornos y formatos que no están asociados abiertamente con lo que convencionalmente se considera religión.

Según el traductor, el libro comienza con una descripción simbólica de las manifestaciones de la conciencia iluminada, explicando que aquellos que están dentro de un sistema fijo no tienen el menor indicio del alcance de la conciencia que se encuentra más allá de los límites de sus percepciones condicionadas por su entrenamiento y desarrollo. Sugiere que todos los puntos de vista que están condicionados por la historia cultural y personal son por definición limitantes, y existe una conciencia potencial que atraviesa los límites impuestos por la descripción convencional basada en el hábito mental acumulado. Según los Sutras, la tarea perenne de ciertas personas, en virtud de su propio desarrollo, es ayudar a otras a superar las restricciones arbitrarias de la conciencia para despertar al pleno potencial de la mente. Para llevar a cabo esta tarea, es necesario operar en parte dentro del campo de estas mismas restricciones. 

¿Quiénes eran, quiénes son, estas personas especialmente dedicadas y desarrolladas? El Sutra nos dice de ellos:

“Algunos aparecieron en forma de mendicantes, algunos en forma de sacerdotes, algunos en cuerpos adornados de pies a cabeza con signos emblemáticos particulares, algunos en forma de eruditos, científicos, médicos; algunos en forma de comerciantes, algunos en forma de ascetas, algunos en forma de animadores, algunos en forma de pietistas, algunos en forma de portadores de todo tipo de artes y oficios; se vio que habían venido, en sus diversas formas, a todos los pueblos, ciudades, pueblos, comunidades, distritos y naciones. Con el dominio del tiempo adecuado, procediendo según el tiempo, mediante modificación de formas y apariencias adaptadas, modificaciones de tono, lenguaje, comportamiento, situación, llevando a cabo las prácticas de los seres iluminados, que son como la red cósmica de todos los mundos e iluminan las esferas de todas las artes prácticas, lámparas de arco que arrojan luz sobre el conocimiento de todos los seres, son conjuntos de proyecciones de todas las realidades, irradian la luz de todas las verdades, purificar el establecimiento de vehículos de liberación en todos los lugares, e iluminar las esferas de todas las verdades, se vio que habían llegado a todas las aldeas, pueblos, ciudades, distritos y naciones, con el propósito de llevar a la gente a la perfección”.

Esto nos revela que los Budas y Bodhisattvas vienen al mundo con un propósito, utilizando las herramientas disponibles del mundo para realizar su tarea dhármica. Estos son los Medios Hábiles o Upayas descritos en el Sutra del Loto, que son las formas en las cuales los Budas y Bodhisattvas modifican su apariencia y actividad, adaptándose a las circunstancias específicas de la época -culturales, lingüísticas, tecnológicas, etc.- y a las necesidades de las personas con las que trabajan, parte de una libertad básica iluminando.

El último maestro que visita Sudhana es el Bodhisattva Samantabhadra, quien le enseña que la sabiduría solo existe por el simple hecho de ponerla en práctica; que solo es bueno en la medida en que beneficia a todos los seres vivos.

Según los Sutras, la sabiduría y las virtudes del Buda están en todas las personas, pero la gente no se da cuenta de ello debido a sus ilusiones y pasiones. Así como los Sutras señalan que hay tierras y seres que son una mezcla de impureza y pureza, existen incontables seres iluminados incipientes que siempre se manifiestan en cada pensamiento, palabra y acción de compasión. Es la tarea de los seres iluminados más desarrollados en cada comunidad contactar y nutrir lo mejor de los demás; si lo hacen a través de la religión o el arte o la cooperación en actividades ordinarias es puramente una cuestión de conveniencia local. Esto sienta las bases de la universalidad, la inclusión y la tolerancia. Al mostrar la Verdad dividida en muchos Budas, Bodhisattvas y maestros, el Sutra nos trata de enseñar que la Verdad no puede ser contenida por un individuo, sino que en realidad es sostenida por muchas personas o enseñanzas. Es por ello que debemos recurrir a las Enseñanzas Perfectas y Completas del Buda, y no a meras representaciones parciales e incompletas. Esto es lo que distingue al Verdadero Budismo. 

Así, el Sutra Avatamsaka, el cual fue  el primer sermón del Buda – en su sentido cósmico – en el mundo, afirma y se completa con el Sutra del Loto y el Sutra del Nirvana, los sermones finales del Buda donde revela nuevamente la totalidad de su enseñanza. 

La próxima semana, comenzaremos propiamente nuestro estudio y comentario del primer capítulo del Sutra.