El Buda nos promete la salvación, no en el futuro, sino en el Eterno ahora. Está no es una promesa de esperanza, sino de aseguranza, en la cual vivimos arropados por la Luz en la Vida eterna del Buda, recibiendo sus bendiciones incondicionalmente. Cuando practicamos, comulgamos con el Buda, nuestra Verdadera Naturaleza - Naturaleza Búdica - y somos Budas, aún cuando tenemos deseos y pasiones, pues somos como gotas que ingresan al gran mar. Esto es Shinjin o verdadera fe. Cuando realizamos esto, vivimos en doble tiempo, pues la promesa de salvacion del Buda transforma nuestro presente. Aún así, mientras vivamos en este mundo, las nubes cubren el cielo. El Shinjin (el reconocer que somos contanstemente guiados por el Buda, quien está afuera y también dentro de nosotros por medio de la práctica budista) no nos borra, sino que nos trasciende. La Luz del Buda siempre brilla sobre nosotros, y su Vida siempre nos acompaña. Vivir el Camino Budista es vivir con esta visión sacramental, siempre presente.
Si vivimos con este entendimiento (y ese es el propósito de la práctica religiosa budista), no puede haber dudas sobre seguir los Preceptos ni el Camino Budista, ya que vivir en la Vida Eterna del Buda significa abandonar nuestros deseos egoístas y guiarnos por nuestro Bodhicitta, la Voluntad del Buda, y nuestra práctica, lejos de ser un medio para obtener algo, es una ofrenda, un acto devocional completo hacia el prójimo y todos los seres, para repagarle al Buda su bendición y salvación.