Hoy, continuamos nuestro nuevo ciclo de lecturas para el beneficio de toda nuestra comunidad hispana. El texto central del mismo en este momento es el Sutra de Vimalakirti (Yuimakyo), donde se expone el ideal laico del practicante budista en medio de la sociedad. Este es un Sutra hermoso y sumamente importante, sobre todo en nuestros días, donde muchas veces no encontramos cómo podemos aplicar el Dharma efectivamente en nuestras vidas y en nuestro trato diario con la sociedad.
El Sutra de Vimalakirti posee tres enseñanzas importantes: (1) Todos los seres pueden practicar el Budismo en medio de la sociedad y de sus vidas mundanas. No es necesario abandonar el mundo y buscar la paz y la soledad, sino que el Budismo realmente fue revelado para nuestra práctica en comunidad y en sociedad. (2) Todos los seres pueden alcanzar el Despertar. No es necesario estar ordenado para ser un buen practicante budista. (3) Todos estamos intrínsecamente interconectados, y somos parte de una Unidad Fundamental. Esta es la no-dualidad absoluta, y podemos accesar esta Unidad y ser transformados por ella por medio de nuestra práctica budista.
En esta serie, presentaremos extractos del Sutra de Vimalakirti con una breve exégesis o comentario, basado en las Enseñanzas Perfectas y Completas del Sutra del Loto y la escuela Tendai, con énfasis en cómo el mismo ilumina nuestra práctica y nuestras vidas. Espero que el mismo sea para el beneficio de toda la comunidad budista hispana y de todos los seres sintientes.
Capítulo 5: La Visita
En los capítulos anteriores, vimos cómo tanto los discípulos como los Bodhisattvas, ambos practicantes avanzados del Buda, se mostraban renuentes a visitar a Vimalakirti, ya que éste les había señalado sus faltas de entendimiento sobre el Verdadero Dharma y sus fallas morales. Ser budistas no es abandonar el mundo y sus placeres y ponerse ropas budistas, sino abandonar nuestras visiones erróneas del mundo y de nosotros mismos y ponerlos las virtudes naturales que surgen como resultado de conectar con nuestra Naturaleza Búdica. No es ver el mundo como un lugar lleno de sufrimiento, impermanencia, impureza, y seres ilusiorios falsos (aunque todo esto es parcialmente cierto), sino tratar de trascender las barreras ilusorias de nuestros deseos, pasiones y mal karma y ver el mundo como un donde también existe la posibilidad de la felicidad, donde podemos accesar la eternidad que subyace debajo de toda la dualidad y el movimiento del tiempo, y podemos accesar el Corazón de la Existencia que también yace dentro de nosotros, y abandonar nuestro ego - nuestro ser finito y falso, así como el de todos los demás seres - y ver nuestra Unidad Fundamental para poder así manifestar nuestro Verdadero Ser, y actuar con sabiduría y compasión en el mundo. Es poder revelar esas cualidades iluminadas que existen innatamente dentro de nosotros y poder encarnarlas en nuestra vida y ser Bodhisattvas en el mundo. Esto es lo que difeencia a Vimalakirti de los discípulos e incluso de algunos Bodhisattvas. Esto requiere una gran sabiduría. Es por eso que, tras la renuencia de los discípulos y Bodhisattvas, el Buda le pide a Manjushri (Monju), el Bodhisattva de la Sabiduría, que vaya a donde Vimalakirti para inquirir sobre su estado de salud. Sin embargo, Manjushri, antes de partir, le dice al Buda:
"Señor, es difícil estar en presencia de Vimalakirti. Él está dotado de una elocuencia maravillosa con respecto al Dharma. Es extremadamente hábil en expresiones completas y en la reconciliación de dicotomías. Su elocuencia es inexorable y nadie puede resistir su imperturbable intelecto. Realiza todas las actividades de los Bodhisattvas. Penetra todos los misterios secretos de los Bodhisattvas y los Budas. Es hábil en civilizar todas las moradas de los demonios. Juega con los grandes superconocimientos. Es consumado en sabiduría y técnica liberadora. Ha alcanzado la suprema excelencia de la esfera indivisible y no dual del Reino Ultimo. Es experto en enseñar el Dharma con sus infinitas modalidades dentro del Absoluto. Él es experto en otorgar medios de logro de acuerdo con las facultades espirituales de todos. Ha integrado a fondo su realización con habilidad en los medios hábiles, ha alcanzado la decisión con respecto a un todas las preguntas. Así, aunque no pueda ser resistido por alguien de mis débiles defensas, aun así, sostenido por la gracia del Buda, iré a él y conversaré con él lo mejor que pueda".
Entonces, en esa asamblea, los Bodhisattvas, los grandes discípulos, los dioses y divinidades y todos los presentes se emocionaron ante esta gran oportunidad de ver a dos titanes hablar sobre el Dharma Eterno del Buda, y pensaron: "Seguramente las conversaciones del joven príncipe Manjusri y ese buen hombre resultarán en un profunda enseñanza del Dharma". Y de hecho, así es. Es gracias a estos sucesos que tenemos uno de los Sutras o sermones del Buda más interesantes y aptos para nuestra vida como budistas en la sociedad. Así, todos los presentes siguieron al Bodhisattva Manjushri para escuchar el Dharma, llegando todos juntos - miles - a Vaisali.
En muchos sentidos, la salidad de Manjushri del Jardín al a ciudad representa el abandono de nuestra comodidad y de lo que pensamos que es la verdad en búsqueda de la Verdad. Es abandonar el deleite del Nirvana del cojín dem editación para realizar la labor del Buda en el mundo. Es ser como el Sol, e iluminar la oscuridad, tanto en nosotros como en la sociedad. Es poner la sabiduría y la compasión de la potencialidad y la teoría en práctica. Como los discípulos, no podemos esconder la realidad con una sola mano; no podemos tratar de sentirnos satisfechos y bañarnos solo en nuestros logros percibidos, sino que debemos vernos a nosotros y al mundo como realmente somos. Debemos de ser como Vimalakirti, quien no tiene miedo en ver sus fallas, sus limitaciones, la oscuridad dentro de sí mismo y del mundo y transformalo. De lo contrario, solo padeceremos de una enfermedad igualmente peligrosa que la mundaneidad banal - el materialismo espiritual.
Vimalakirti se encontraba en su casa, rodeado de sus sirvientes, cuando percibió que se acercaban un gran números de Bodhisattvas y discípulos y seres a su casa, enviados por el Buda, y le dijo a sus sirvientes que prepararan la misma para recibirlos. Ahora, esta casa, por afluente y rica que fuera, no era lo suficientemente grande como para poder alojar a miles de Bodhisattvas y discípulos del Buda, por lo que Vimalakirti, utilizando sus poderes espirituales, hizo que todo el interior de su morada se transformara en la Vacuidad.
Al ver al príncipe de la Sabiduría acercarse con miles de devotos, Vimalakirti recibió a Manjushri diciendo:
"¡Manjushri! ¡Bienvenido, Manjushri! ¡Eres muy bienvenido! Ahí estás, sin venir. Apareces, sin ver. Te escuchan, sin escuchar".
Manjusri se inclinó con sus manos juntas ante Vimalakirti y le dijo: "Amo de casa, es como usted dice. Quien viene, finalmente no viene. Quien va, finalmente no va. ¿Por qué? Quien viene, no se sabe que viene. Quien va, no se sabe que vaya. Quien aparece, finalmente no va. ser visto.
"Buen señor, ¿es tolerable su condición? ¿Es vivible? ¿No están alterados sus elementos físicos? ¿Está disminuyendo su enfermedad? ¿No está aumentando? la angustia es ligera, si eres cuidado, fuerte, tranquilo, sin reproches, y si vives en contacto con la felicidad suprema.
"Amo de casa, ¿de dónde vino esta enfermedad tuya? ¿Cuánto tiempo continuará? ¿Cómo se mantiene? ¿Cómo se puede aliviar?"
Estas preguntas parecen simples, pero entre maestros del Dharma, las palabras esconden infinitos significados y enseñanzas. Vimalakirti era un Gran Bodhisattva avanzado, quien apareció en este mundo durante el tiempo del Buda para mostrarles a todos cómo podemos vivir verdaderamente como budistas. Por ello, su enfermedad no era física, sino que era espiritual. Es la misma enfermedad que padecemos todos los que venimos a este mundo de la dualidad, experimentando el sufrimiento, siguiendo ciegamente nuestros deseos y creamos mal karma. Es la enfermedad de no poder experimentar la Verdadera Naturaleza del mundo, la Unidad, así como de solo creer que somos nuestro ser finito y falso y no nuestro Verdadero Ser. Es no saber que tenemos una joya escondida en nuestros abrigos y mendigar y sufrir en vida, pasando innumerables trbulaciones, sin poder recordad nuestro Verdadero Hogar, donde nos espera nuestro Padre Espiritual, el Buda. Es por eso que, ante la aparente pregunta común de Manjushri, Vimalakirti responde:
"Manjushri, mi enfermedad proviene de la ignorancia y la sed de existencia y durará tanto como las enfermedades de todos los seres vivos. Si todos los seres vivos estuvieran libres de enfermedades, yo tampoco estaría enfermo. ¿Por qué? Manjusri, para el Bodhisattva, el mundo consiste solo de seres vivos, y la enfermedad es inherente a vivir en el mundo. Si todos los seres vivos estuvieran libres de enfermedades, el Bodhisattva también estaría libre de enfermedades. Por ejemplo, Manjushri, cuando el único hijo de un comerciante está enfermo, ambos padres se enferman a causa de la enfermedad de su hijo. Y los padres sufrirán mientras ese único hijo no se recupere de su enfermedad. Así mismo, Manjushri, el Bodhisattva ama a todos los seres vivos como si cada uno fuera su único hijo. Se enferma cuando ellos están enfermos y se cura cuando ellos se curan. Tú me preguntas, Manjushri, de dónde viene mi enfermedad; las enfermedades de los Bodhisattvas surgen de la gran compasión".
No hay forma de poder explicar el verdadero significado del Budismo de la misma manera en la que Vimalakirti magistralmente lo expuso en este pequeño párrafo. En tan solo unas líneas, Vimalakirti nos resume el principio, el medio y el fin del Budismo. Veamos.
Como seres sintientes, finitos e imperfectos, experimentamos el mundo como un lugar lleno de dualidad, sufrimiento, impermanencia e impureza. Desde que nacemos hasta que morimos, tenemos que pasar por miles de viscicitudes, ya que nos enfermamos, envejecemos y morimos, y por encima de esto, las cosas nunca sales como deseamos, nuestros deseos no cesan, y nuestras pasiones solo nos traen miseria. De igual forma, nuestros seres queridos igualmente enferman, envejecen y mueren, y paan por innumerables problemas igual que nosotros, y aparentemente podemos hacer poco o nada para ayudarles. Por más que hemos tratado por miles de años, no podemos erradicar estos problemas del mundo, y los mismos no tienen fin. ¿Es para esto que hemos venido al mundo?
El Budismo nos dice que esta forma de ver la vida proviene de nuestras ideas arróneas del mundo y de nosotros mismos. Todo esto proviene de nuestra Ignorancia Fundamental a la Verdadera Naturaleza de la Realidad. No venimos al mundo sabiendo, sino como tabulas rasas. Dado a que no sabemos nada, ignorantes, solo perseguimos nuestros deseos y pasiones en un intento de sentirnos felices y de escapar de los problemas existenciales que nuestro silencio nos presenta, así como de todos nuestros problemas. Al satisfacer nuestros deseos, solo vemos que surgen otros, y otros, y otros, y nunca estamos satisfechos. Ese vacío existencial sigue presente, latente, como un hoyo negro que amenaza con extinguir nuestra existencia, y nos rebelamos, nos hartamos, y solo vivimos para continuar expandiendo nuestros límites de experiencia, lo que nos lleva a tomar decisiones que, lejos de ayuarnos, solo empeoran nuestra situación. Así, continuamos creando mal karma y vagamos por eones, por vidas, dando vueltas en la Rueda del Samsara, la Existencia Cíclica, sumiendo al mundo cada vez más en la oscuridad. Pero esto es solo el producto de nuestra Ignorancia en la Noche de la Somnoliencia.
El Cosmos en el Budismo no es algo frío, mecánico y distante, al azar, sino que es la materialización de la Consciencia, y la Consciencia, como el universo, se encuentra siempre en expansión y evolución. Por ello, el Alma del Cosmos - la Consciencia - se personaliza y manifiesta a sus criaturas en la forma de Budas, los Despiertos, y les revela a los seres las Leyes Universales, el Dharma, para que puedan aliviar su sufrimiento, reconocer su Unidad detrás de la dualidad, y actuar conforme a ella en el mundo, para que puedan transformar el mismo en una Tierra Pura, donde puedan experimentar la Felicidad aún en medio del sufrimiento, la Eternidad dentro de la impermanencia, reconozcan que todo es uno y Puro, y puedan manifestar su Verdadero Ser, y actuar con sabiduría y compasión en el mundo.
El verdadero Bodhsattva no cierra los ojos ante la oscuridad; no niega el sufrimiento y el mal que aqueja el mundo, buscando abandonarlo - egoístamente - como un niño pequeño que se enoja porque las cosas no son como quisiera, y comienza a darle la espalda a todos. Este es el pecado del Hinayana. Un verdadero Bodhisattva abraza la oscuridad (el sufrimiento y lo malo) tanto como la luz (la felicidad y lo bueno), y busca transformar la oscuridad y la ignorancia en luz y sabiduría. Cuando comulgamos con el Buda Eterno, el Alma del Cosmos, podemos ver que nosotros, así como todos los seres, somos uno y lo mismo; una gran familia. Cuando descubrimos y realizamos esta verdad, actuamos como hermanos y no abandonamos a los demás. Al igual que el Buda, nuestro Padre Espiritual, velamos por el bienestar de todos los seres sintientes. Este es el despertar del Bodhicitta. Es cuando nacemos de nuevo como budistas, como Bodhisattvas, y colocamos ese sentimiento y deseo en el centro de nuestra vida y existencia. El resto de nuestro trabajo es ver cómo mejor podemos lograr este objetivo, por imperfecto que seamos nosotros y nuestros esfuerzos.
Luego de esto, Manjushri le pregunta a Vimalakirti:
"'Jefe de familia, ¿cómo debería un Bodhisattva consolar a otro Bodhisattva que está enfermo?'
"Vimalakirti contestó: 'Debe decirle que el cuerpo es impermanente, pero no debe exhortarlo a la renuncia o al asco. Debe decirle que el cuerpo es miserable, pero no debe alentarlo a encontrar consuelo en la liberación; que el cuerpo es desinteresado, pero que los seres vivos deben desarrollarse; que el cuerpo esté en paz, pero no para buscar ninguna calma definitiva. Debe instarlo a confesar sus malas acciones, pero no por el bien de la absolución. Debe alentar su empatía por todos los seres vivos a causa de su propia enfermedad, su recuerdo del sufrimiento experimentado desde tiempos inmemoriales y su conciencia de trabajar por el bienestar de los seres vivos. Debe alentarlo a no afligirse, sino a manifestar las raíces de la virtud, a mantener la pureza primordial y la falta de avidez, y así esforzarse siempre por convertirse en el rey de los sanadores, que puede curar todas las enfermedades. Así debería un Bodhisattva consolar a un Bodhisattva enfermo, de tal manera que lo haga feliz'."
En otras palabras, debemos de interpretar el Buddha Dharma completo de acuerdo con las Enseñanzas Perfectas y Completas del Sutra del Loto y del Nirvana; de acuerdo con el Verdadero Dharma Eterno. No podemos seguir interpretando el Budismo, el Buddha Dharma, de acuerdo con las enseñanzas primitivas, predicadas por el Buda como medio hábil para permitirle a sus discípulos ver la oscuridad del mundo y su sufrimiento; para abandonar sus apegos a sus cuerpos y sus ideas erróneas del mundo y de sí mismos. Sino que debemos de ver estas enseñanzas como lo que fueron: medios hábiles; enseñsanzas incompletas e imperfectas - preparativas - con un fin específico: poder prepararlos para su Verdadero Dharma Eterno - la Verdad. Sin embargo, las mismas pueden ser usadas como medios hábiles - como antídotos, medicinas - para poder ayudar a seres que se encunetran en las mismas circuntancias que las que se encontraban los discípulos del Buda al momento de predicarlas. Esto fue tocado en "La Llave del Sutra del Loto: Un Comentario Universal" (Hikari Publishing, 2017), así como "El Buda es Vida Eterna: Las Enseñanzas del Sutra del Nirvana" (Hikari Publishing, 2022). En fin: debemos de tratar de ver la Verdadera Naturaleza del mundo, y con la misma, la de nosotros mismos.
El Bodhisattva Manjushri continúa su diálogo con Vimalakirti, preguntándole: "Noble señor, ¿cómo debería un Bodhisattva enfermo controlar su propia mente?" En otras palabras, ¿cómo podemos comenzar este proceso del Despertar? ¿Cómo podemos comenzar nuestra transofrmación interna? Vimalakirti respondió: "Manjushri, un Bodhisattva enfermo debe controlar su propia mente con la siguiente consideración: la enfermedad surge de la participación total en el proceso de malentendido desde el tiempo sin comienzo. Surge de las pasiones que resultan de construcciones mentales irreales, y por lo tanto, en última instancia, nada es percibido que puede decirse que está enfermo...¿Qué es la eliminación de esta enfermedad? Es la eliminación del egoísmo y la posesividad. ¿Qué es la eliminación del egoísmo y la posesividad? Es la libertad del dualismo...Manjushri, así debería un Bodhisattva enfermo controlar su propia mente para superar la vejez, la enfermedad, la muerte y el nacimiento."
El primer paso en nuestro Despertar, lejos de transformar el mundo - eso vendrá luego - es trabajar con nuestra mente, pues la mente - el pensamiento - es la antesala de toda palabra y acción que realizamos. Esto es logrado por medio del estudio del Dharma y la práctica budista, como los Preceptos (los cuales regulan nuestra conducta), la meditación (la cual nos ayuda a comulgar con nuestra Naturaleza Búdica), el Nembutsu (el cual nos ayuda a reflexionar y vernos en el espejo del Buda Eterno) y el trabajo del Bodhisattva (el cual nos permite poner las enseñanzas en práctica y aliviar el sufrimiento en el mundo). Esto nos da la fortaleza para poder, primero, aceptar, y luego "superar la vejez, la enfermedad y la muerte" como nos dice Vimalakirti, no para eliminarlos, pues los mismos son intrínsecos - naturales, necesarios - a la Existencia.
Ahora, Vimalakirti le dice a Manjushri que debe de desarrollar una gran compasión, no mero sentimentalismo. Esto es algo bien común, incluso entre muchos maestros budistas, quienes a veces confunden los sentimentalismos con la verdadera compasión. Uno es solo un sentimiento, que surge de nuestra mente dualista y busca gratificar nuestro ego; el otro, es una corriente que fluye desde el Corazón del Buda, el Corazón de la Existencia, y nosotros podemos ser sus canales y su concretización en el mundo. Así manifestamos el Camino Medio - el Camino Medio entre la Unidad y la dualidad, entre nuestra Budeidad y nuestra humanidad. Como dice Vimalakirti:
"No es el dominio del individuo ordinario ni el dominio del santo, tal es el dominio del Bodhisattva. El dominio del mundo pero no el dominio de las pasiones, tal es el dominio del Bodhisattva. Donde uno entiende la liberación, pero no entra en la liberación final y completa, está el dominio del Bodhisattva. Donde se manifiestan los cuatro Maras, pero donde se trascienden todas las obras de Maras, está el dominio del Bodhisattva. Donde uno busca la gnosis de la omnisciencia, pero Si uno no alcanza esta gnosis en el momento equivocado, está el dominio del Bodhisattva...El dominio de la ausencia de deseos, donde uno manifiesta voluntariamente vive en el mundo, tal es el dominio del Bodhisattva."
El Sutra de Vimalakirti nos llama a ser Bodhisattvas, los Hijos del Buda, y realizar la labor del Buda en la sociedad. Como Manjushri, debemos de dejar el Jardín de Amrapali y entrar donde muchos de los discípulos del Buda se rehusaron, en la sociedad y todos sus ámbitos, y manifestar nuestra Budeidad Innata. Si buscamos el sufrimiento, la impermanencia, la impureza y el falso ser, solo encontraremos sufrimiento, impermanencia, impureza y el falsos seres y no el Verdadero Dharma. No seamos Shariputra. Vimalakirti es un ejemplo de que podemos ser budistas (e iluminados) y completamente humanos al mismo tiempo, y que ambas cosas no son mutuamente exclusivas.
El Cosmos es un Gran Sutra, y nuestros pensamientos, palabras y acciones son los pinceles que escriben las palabras del Buda, o las palabras de Mara. Esto nos exige, como nos dice Vimalakirti, que trasformemos primero nuestras mentes, pues la mente es la que hace de este mundo una tierra impura o una Tierra Pura. El Templo de la Iluminación del Buda Eterno se extiende en las diez direcciones, y todos nosotros somos sus ministros y trabajadores. Vimalakirti nos recuerda que todos somos responsables del mismo. Una vez Vimalakirti terminó de dar su respuesta, miles de dioses y seres celestiales concibieron el Bodhicitta.
El nombre de cada Buda y Bodhisattva describe y nombra las cualidades iluminadas que encarnan por medio de sus votos y prácticas, como Avalokiteshvara (Kannon), cuya práctica es escuchar y responder el llamado de todos los seres sinttientes, o como Ksitigarbha (Jizo), cuya práctica es entrar en los Infiernos y los Malos Caminos para salvar a todos los seres. Si tu práctica del Dharma te rindiera el nombre de un Bodhisattva, ¿cuál sería? Toma un tiempo y reflexiona sobre esto. ¿A qué me llama el Buda Eterno? En otras palabras, ¿cuál es mi misión dhármica en el mundo? Que este sea tu koan. Visita a Vimalakirti. Una vez tengas una respuesta, ve y sé ese Bodhisattva. Pero siempre recuerda que no estás realizando esto solo. Alrededor de tí, los veas o no, en todas partes del mundo, existen innumerables seres, Bodhisattvas, que igualmente están respondiendo a ese llamado y están tratando de hacer de ste mundo, uno mejor para todos. Este es el mensaje principal de este capítulo.