Todos los domingos, la Sangha budista Tendai de Puerto Rico se reúne para realizar el Servicio Diario (Reiji Saho), practicar la meditación y escuchar una breve charla del Dharma, seguida de un compartir en comunidad. Esta fue la charla dada luego del último servicio del Ohigan de Otoño del 2019.
Ohigan es una festividad budista en Japón que se celebra durante el equinoccio de primavera y otoño. Al igual que el Obon (el equivalente a la "Misa de los Ancestros" en Japón), las personas visitan la tumba de sus antepasados para respetar a sus ancestros. La palabra "Ohigan" se deriva del sánscrito y significa "llegar al Nirvana" o "la Otra Orilla", esto en contraste con "Esta Orilla" del mundo impuro en el que vivimos. Originalmente, significaba alcanzar el estado perfecto de la Iluminación al abandonar el "mundo mundano", pero la palabra se convirtió en una costumbre de hacer una visita a las tumbas para celebrar un servicio conmemorativo para los antepasados que fallecieron. Aunque se deriva del Budismo, la costumbre de hacer una visita a una tumba solo se ve en Japón. Se dice que la idea nació de la combinación del Budismo y el Shinto japonés, que respeta la naturaleza y los antepasados.
Ohigan ocurre dos veces al año: 7 días para el equinoccio vernal y 7 días para el equinoccio de otoño, con 3 días antes y después durante cada equinoccio. Originalmente, la gente pensaba que el período de dicha antes y después de los equinoccios era el más cercano a la "otra vida'. Por ello, es costumbre reservar un lugar en el altar para colocar comida para nuestros ancestros. En la Sangha de Puerto Rico, cada persona trae una foto de algún familiar que ha "pasado" (o traen a esas personas especiales a la mente en un momento del servicio) para dedicarles todo el mérito y asistirlos en la próxima vida.
Según la costumbre budista, los visitantes deben visitar primero el templo y hablar con el monje antes de limpiar las tumbas. Luego, van a las tumbas de sus ancestros y:
1. Limpian alrededor de las tumbas familiares recogiendo hojas caídas o el incienso quemado.
2. Limpian las lápidas.
3. Colocan ofrendas de flores y comida.
4. Ofrecen incienso y llenan de agua el depósito de agua.
5. Usando el cazo, vierten agua sobre la lápida (en una esepcie de libación u ofrenda).
6. Juntan sus manos y rezan Sutras y dan gracias por la vida y el apoyo.
7. Llevan a casa ofrendas de comida para ofrecerlas en el altar.
Pero en esencia, el Ohigan es una oportunidad para conmemorar a nuestros ancestros, estudiar los Seis Paramitas (Perfecciones o Virtudes budistas) y re-esforzarnos en nuestra práctica.
"Los seis pasos (Paramitas) para el esfuerzo correcto son: el paso de la caridad, de la conducta correcta, de la perseverancia, del esfuerzo, de la concentración del alma y de la Sabiduría. Con la práctica de estos seis pasos uno puede cruzar de esta orilla de la inquietud a la Otra Orilla de la Iluminación".
La práctica del Dana Paramita, o la Perfección de la Caridad, es la más importante. Caridad significa hacer ofrendas, y como veremos en los Sutras, hay muchas clases de ofrendas además de las ofrendas materiales. Hacer ofrendas, en esencia, es dar algo material o espiritual a otra persona o ser. En el Dana Paramita, uno debe de dar de acuerdo con lo que el otro ser necesita. Por ello, el dar ofrendas puede ser dar algo material, como dinero o alimentos a un ser que lo necesita, pero la ofrenda más grande es la ofrenda del Dharma: las Enseñanzas Eternas del Buda.
"La práctica de la caridad elimina el apego; el ascetismo corrige la conducta; la perseverancia controla el alma fácil de irritarse; el esfuerzo elimina la pereza del alma; la concentración tranquiliza el alma confusa; y la Sabiduría aclara la oscuridad y la necedad del alma.
"La caridad y el ascetismo, son como los cimientos de un castillo. Son las bases de la práctica. La perseverancia y el esfuerzo son los muros que protejen de los enemigos externos. La concentración y la sabiduría son las armas que nos guardan de la vida y de la muerte. Es como enfrentarse al enemigo perfectamente protegido con casco y armadura.
"Dar limosna al que la pide es una obra de caridad, pero no es la mejor. Dar limosna por iniciativa propia es la verdadera obra de caridad. Tampoco dar limosna de vez en cuando, es la mejor obra de caridad; dar siempre es la verdadera".
En Japón, es constumbre ver una fila de monjes caminando por las ciudades y vecinidades pidiendo limosna. Los mismos van caminando en fila con los hábitos y con un sombrero que les cubre la cara. Esto es para que podamos practicar el Dana Paramita, o la Perfección de la Caridad completamente, sin ego, sin saber quién da ni quién recibe.
"El que da limosna y luego se arrepiente, o el que se siente orgulloso, no obra con la mejor caridad. La verdadera obra de caridad es la de aquel que se alegra de haber dado una limosna, se olvida del “yo” que da la limosna, de la persona a quién dio y de qué cosa dio.
"La correcta obra de caridad es no tener idea de lo “mío” y lo “suyo”. No mirar lo que se da, ni desear recompensa. Desear con el alma caritativa y pura que todos entren en la Iluminación, y dar no sólo la fortuna sino hasta la vida misma.
"Hay siete clases de ofrendas que pueden ser practicadas aun por quienes no poseen riquezas. La primera es la ofrenda física, que es ofrendar sirviéndose de su cuerpo, de la cual lo máximo es ofrecerse a, sí mismo, como veremos en el siguiente párrafo. La segunda es la ofrenda espiritual que es ofrendar el corazón a otros seres. La tercera es la ofrenda de los ojos, que es ofrendar una mirada calurosa a otros seres para infundir tranquilidad. La cuarta es la ofrenda de la expresión facial que es ofrendar una sonrisa suave a otros seres. La quinta es la ofrenda oral que es dirigirse a todos con palabras dulces. La sexta es la ofrenda del asiento que es ofrendar su propio asiento a otros seres. La séptima es la ofrenda de hospitalidad que es ofrecer hospedaje en su propia casa al que busca albergue. Estas siete ofrendas pueden ser practicadas por cualquiera en la vida diaria".
El segundo Paramita es el Sila Paramita, o la Perfección de los Preceptos. Los Preceptos son "los Mandamientos Budistas" o el compás moral para la práctica. Los Tres Preceptos Puros, que recitamos en nuestra liturgia son (1) Hacer el Bien, o pensar, hablar y actuar de manera virtuosa y positiva; (2) Evitar el Mal, o no pensar, decir o hacer nada negativo; y (3) Purificar la Mente. Luego, tenemos los Cinco Preceptos Laicos, que son (1) No Matar, (2) No Robar, (3) No Mentir, (4) No Abusar de la SExualidad, y (5) No Ingerir Intoxicantes (al punto de poder cometer uno de los cuatro otros actos malvados).
El tercer Patramita es Ksanti Paramita, o la Perfección de la Paciencia. Esto significa soportar humildemente todas las circunstancias de la vida y mantener los Preceptos y la práctica, comportándonos como verdaderos Hijos del Buda, perseverando en todas las dificultades que encontremos en nuestra práctica.
El cuarto Paramita es el Virya Paramita, o la Perfección de la Perseverancia. Esto significa esforzarce constantemente por seguir en el camino correcto.
El quinto Paramita es Dhyana Paramita, o la Perfección de la Meditación. Si bien no todos los budistas meditan, la meditación abarca muchas prácticas que el solo "sentarse a meditar". La meditación Shikan, la cual es la meditación practicada en el Budismo Tendai, significa Samatha y Vipassana. Esto abarca las meditaciones pasivas y activas, como le meditación sentada para calmar la mente, la recitación del Nembutsu o algún mantra devocional, la reflexión o la contemplación, la meditación caminando o la meditación en la vida diaria. Pero sin lugar a dudas, la meditación, con su amplia gama de significados y manifestaciones, es un elemento sine qua non de la práctica budista y un Paramita, o una "Perfección" que nos lleva a la Iluminación.
Finalmente, todos los Paramitas anteriores nos llevan al sexto, Prajna Paramita, o la Perfección de la Sabiduría. Esta es la sabiduría obtenida a través de la práctica y la contemplación de la Verdadera Naturaleza de la Realidad (Dharmata), que es cultivada a través de la gracia y la bendición de la comunión con los Budas.
"La primera es la ofrenda física, que es ofrendar sirviéndose de su cuerpo, de la cual lo máximo es ofrecerse a, sí mismo", Esto puede perfeccionarse ofrenciendose de voluntario en una obra caritativa como asistente en un lugar de ancianos, visitando enfermos, ayudando en la comunidad y siendo un mejor ciudadano, esposo(a), hijo(a) y amigo(a).
"La segunda es la ofrenda espiritual que es ofrendar el corazón a otros seres". Esto significa dar la ofrenda del Dharma. El Dharma, las Enseñanzas Eternas del Buda, disipan la oscuridad de la ignorancia y traen paz al corazón. Pero no necesariamente tenemos que predicar el Budismo. Una Perfección Superior es el Upaya Paramita, o la Perfección de los Medios Hábiles, y esto se traduce a enseñar el Dharma de una manera adecuada a las necesidades, condiciones y capacidades de los seres. Si una persona, familiar o amigo es reacio al Budismo, uno puede llevar el Dharma sin mencionar que es Budismo, y en el lenguaje de la persona.
"La tercera es la ofrenda de los ojos, que es ofrendar una mirada calurosa a otros seres para infundir tranquilidad. La cuarta es la ofrenda de la expresión facial que es ofrendar una sonrisa suave a otros seres. La quinta es la ofrenda oral que es dirigirse a todos con palabras dulces". Estas son cosas ue podemos hacer, literalmente, todos los días, y no nos cuestan ni tiempo ni dinero, y no solo ayudará a otros, sino que nos ayudará inmensamente a nosotros mismos.
"La sexta es la ofrenda del asiento que es ofrendar su propio asiento a otros seres. La séptima es la ofrenda de hospitalidad que es ofrecer hospedaje en su propia casa al que busca albergue. Estas siete ofrendas pueden ser practicadas por cualquiera en la vida diaria".
El propósito de los Seis Paramitas es alcanzar el Despertar. "Esta Orilla" es el Samsara, la Rueda de los Seis Reinos de la Existencia (Infiernos, Hambruna, Animalidad, Lucha, Humanidad y Cielos). La "Otra Orilla" es la Budeidad. Y cruzamos de "Esta Orilla" a la "Otra Orilla" a través de nuestra práctica y la gracia de los Budas, siguiendo siempre el Camino del Bodhisattva.
Que podamos seguir practicando para el beneficio de todos los seres.