Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Escuela del Loto Reformada) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


lunes, 4 de agosto de 2025

Dharmadhatu: El Reino del Dharma - La Totalidad Interconectada del Cosmos desde la Perspectiva del Despertar - Parte 1

 


El término Dharmadhatu puede traducirse como el "Reino del Dharma", o más profundamente, como el "Campo Total de la Verdadera Naturaleza de la Realidad" —la totalidad interconectada del Cosmos desde la perspectiva del Despertar. Es el corazón de todos los fenómenos, el tejido mismo de lo que es, lo visible y lo invisible, lo presente y lo eterno. Pero esta realidad no se capta de golpe ni de manera simple. Tal vez quien mejor describió el Dharmadhatu fue el monje erudito Fazang.

Fazang (643–712), nació durante la dinastía Tang, en una familia de origen sogdiano radicada en Chang’an (actual Xi’an). Su procedencia extranjera, combinada con una educación profundamente china, lo posicionó desde temprano como un puente cultural entre el Budismo Indio y el pensamiento sinizado. Se convirtió en discípulo del segundo patriarca de la escuela Huayan basada en el sutra Avatamsaka, Zhiyan (602–668), de quien recibió tanto la transmisión doctrinal como el espíritu de contemplación que caracterizaría la tradición Huayan. A la muerte de Zhiyan, Fazang se consolidó como el tercer patriarca de la escuela Huayan y su sistematizador más importante. Su genio consistió en tomar las enseñanzas visionarias del Sutra Avatamsaka —particularmente su doctrina de la interpenetración de todos los dharmas— y convertirlas en un sistema doctrinal lógico y meditativo coherente, sin traicionar su profundidad mística. Entre sus contribuciones destacan la formulación del Dharmadhatu Cuádruple, la alegoría del León de Oro, la enseñanza de las Diez Puertas Inobstruidas del Dharma, y la explicación de la Red de Indra como modelo ontológico del universo.

Fazang también fue un hábil comunicador y defensor del Budismo ante la corte imperial. Sirvió como maestro espiritual de la emperatriz Wu Zetian, para quien compuso explicaciones doctrinales claras y simbólicas, destacándose la famosa demostración de la interpenetración universal mediante una estructura de espejos (explicado con detalles en El Mundo del Despertar: El Primer Sermón del Buda en el Mundo – Las Enseñanzas del Sutra de la Guirnalda de Flores Vol. 1). Esta dimensión cortesana le permitió consolidar institucionalmente la escuela Huayan en la capital y vincular su visión con el Budismo de Estado.

Fazang falleció en el año 712, dejando una huella indeleble en el desarrollo del pensamiento Mahayana en Asia Oriental. Su influencia se extiende más allá del ámbito Huayan, alcanzando a escuelas como Chan, Tiantai y la tradición esotérica (Vajrayana), e incluso impactando en la teología budista coreana a través de su discípulo Uisang, quien fundó la escuela Hwaŏm en Corea.

En suma, Fazang puede ser considerado el filósofo místico por excelencia del Budismo Chino, combinando rigor doctrinal con profundidad contemplativa, y ofreciendo una visión del universo como una red dinámica de iluminación mutua, donde todo refleja al Buda y todo puede ser puerta de entrada al Despertar.

El Dharmadhatu es tanto Esencia como Substancia, Númeno como Fenómeno, Principio Universal y Universo, Hilo y Tela, Fuente y Emanación, Samsara y Nirvana, Buda y seres sintientes. El término Dharmadhatu puede traducirse como "Elemento de Elementos", "Esencia del Dharma", "Fuente de Todos los Elementos" y "Reino del Dharma" o "Reino Dhármico". Es el equivalente a la Talidad (Tathata). Así, el Dharmadhatu es el climax de las teorías de causación budistas; la conclusión del Orogen Dependiente, así como la causación universal de todas las teorías panenteístas (panenbudistas), cosmobudistas, pansofistas, etc. En el Sutra Avatamsaka, es sinónimo con el Dharmakaya o Cuerpo del Dharma del Buda Eterno - Mahavairocana, quien manifiesta todo el Cosmos y es inherente a todos los seres y cada cosa existente. Es la Ontología Metafísica Budista. Personalmente, lo defino o describo tradicionalmente de diez formas:

1. Esencia y sustancia: el “lo que es” del Ser del Dharma - Cuando digo que el Dharmadhatu es Esencia y Sustancia, señalo el fundamento inagotable en el que todo reposa, no como una cosa subyacente, sino como el "tal-ser" que hace que cada cosa sea lo que es sin fijarla en una identidad rígida. La Esencia no es un sustrato que se posea, sino el carácter vacío, luminoso y operante de todos los dharmas. Es Sustancia en cuanto que no se agota en sus manifestaciones: permanece idéntica en su libertad incluso cuando se desborda en formas. El Sutra Nirvana habla de la Naturaleza del Buda (Buddhata o Tathagatagarbha) presente en todos los seres; esa naturaleza no es otra cosa que esta Sustancia-Esencia del Reino Dhármico, que es estable sin ser cosa, eterno sin ser tiempo, y común sin ser genérico.

2. Númeno y fenómeno: las cuatro contemplaciones del Reino - Como veremos más adelante en detalle, los exégetas del Sutra Avatamsaka, cuya intuición acogemos con gratitud, distinguen Cuatro Dharmadhatus: el de los principios (li), el de los fenómenos (shi), el de la no-obstrucción entre principio y fenómeno (li-shi wu’ai) y el de la no-obstrucción entre fenómenos y fenómenos (shi-shi wu’ai). Así, el Dharmadhatu es Nóumeno —la Talidad no fabricada— y es también fenómeno —la danza concreta de causas y condiciones—; pero más hondo todavía, es su mutua penetración: el principio no bloquea a los fenómenos y los fenómenos no se estorban entre sí. La Red de Indra descrita en el Sutra Avatamsaka, no es metáfora ornamental: es descripción doctrinal de un universo donde cada perla refleja a todas las demás sin confundirse con ninguna. En Tendai, esta visión se articula con la Triple Verdad del Gran Maestro Chih-i (Vacío, Convencionalidad, y Camino Medio): lo real es Vacío (no tiene naturaleza propia), es Convencionalidad (aparece eficazmente) y es el Medio (unidad no dual de ambos).

3. Principio universal y universo: el sentido y la suma de lo real - "Principio Universal" (li) nombra el orden inteligible del Dharma: la regularidad de la compasión, la lógica del Despertar, la inteligibilidad del bien. "Universo" (shi) designa la inmensidad multiforme de seres y mundos. En el Dharmadhatu, principio y universo son dos puertas al mismo palacio. El Sutra del Loto revela que hay un solo Vehículo y un solo maestro que, con medios hábiles, adapta una verdad única a capacidades diversas (cap. 2); la Avataṃsaka exhibe esa unicidad como una totalidad polifónica. Por eso, cuando contemplamos el cosmos no vemos "cosas" bajo leyes, sino leyes que se cantan como rosales, montañas, genealogías, dolores y votos.

4. Hilo y tela: la metáfora de la urdimbre y la trama - Llamo hilo a cada dharma concreto; llamo tela a su inter-ser. Si aislamos el hilo, se deshace la tela; si imaginamos la tela sin hilos, no hay mundo. El Dharmadhatu es ambos a la vez: continuidad y multiplicidad. Las "Seis Características" Huayen quw veremos prontamente—universalidad/particularidad, semejanza/diversidad, surgimiento/desintegración— no son parejas en combate, sino polos de una elipse. Toda particularidad (este insecto, esta lágrima, este mantra, esta decisión moral) participa de una universalidad que no la diluye; toda semejanza no suprime la diversidad; todo surgir conlleva ya un modo de disolverse que es promesa de renovación.

5. Fuente y emanación: una "emanación" no dual - Si digo que el Dharmadhatu es Fuente y Emanación, debo cuidar el lenguaje: no imagino una sustancia que primero existe y luego "expulsa" el mundo, como si hubiera distancia entre origen y manifestación. Más bien, la Fuente "mana" como presencia sin fractura: el mundo es la Fuente en modo de signos, el Buda en modo de compasión eficaz. En la perspectiva esotérica, Mahavairocana (Dainichi) es el Cuerpo del Dharma: no está detrás del cosmos, sino en y como el cosmos iluminado. De ahí que las "emanaciones" (nirmana) del Tathagata no sean derivaciones disminuidas, sino articulaciones misericordiosas de la misma Luz en los tiempos y lugares.

6. Samsara y Nirvana: identidad sin confusión - El Mulamadhyamakakarika de Nagarjuna enseña que no hay la menor diferencia en esencia entre el Samsara y el Nirvana; la diferencia no es de "sustancia", sino de modo de ver y habitar. En el Dharmadhatu, lo que llamamos Samsara es el mismo campo de relación cuando se vive con apropiación y ofuscación; lo que llamamos Nirvana es ese campo cuando se reconoce en su vacuidad compasiva y en su dinámica de inter-ser. El Sutra del Loto (cap. 16) nos muestra a un Buda que nunca se va: cuando creemos que se ha retirado, seguimos respirando en su Cuerpo. El Sutra del Nirvana afirma la Budedad de todos los seres: es la confesión ontológica de que el Reino Dhármico no excluye a nadie.

7. Buda y seres sintientes: modos del único Despertar - Decir "Buda y seres sintientes" como polaridad del Dharmadhatu es confesar que el Buda no es "otro" frente al mundo, y que los seres no son “aparte” del Buda. El Buda Eterno es el significado viviente de todo cuanto es; los seres, por el contrario, somos el significado en aprendizaje. La doctrina del Ichinen Sanzen (Tres Mil Mundos en un solo Pensamiento-Instante) enseñan que cada latido de mente incluye —virtual o actualmente— la totalidad del Reino. La Budeidad Innata no es un título honorífico, sino una ontología: el campo del Dharma está ya entero en cada centro de experiencia, aunque oculto por polvo kármico.

8. Elemento de elementos y demás nombres: precisión semántica - "Dharmadhatu" combina "dharma" (elemento, norma, fenómeno, enseñanza) y "dhatu" (esfera, elemento, ámbito). Traducirlo como "Elemento de Elementos" subraya su función de matriz: aquello por lo cual hay elementos y relaciones. "Esencia del Dharma" apunta al carácter nouménico de la Talidad; "Fuente de todos los elementos" enfatiza su fecundidad; "Reino del Dharma" destaca su amplitud inclusiva. Ninguna traducción, por sí sola, agota su contenido; todas apuntan a la misma vastedad donde la Talidad no es vacío sin mundo ni mundo sin Talidad.

9. Equivalencia con Tathata (Talidad) - La Tathata es el "así" de lo real, su inexorable tal-cualidad. El Dharmadhatu es ese mismo "así" cuando consideramos su estructura de totalidad e inter-implicación. Si la Talidad es el brillo del oro, el Dharmadhatu es el león áureo de Fazang: la figura concreta en la que el oro se reconoce en cada pelo, sin dejar de ser oro. Por eso la Talidad y el Dharmadhatu no compiten: uno nombra la pureza, el otro la pureza en acto de relación.

10. Clímax de las teorías de causación: de la dependencia a la holografía - La doctrina del Origen Deoendiente o Originación Interdependiente enseña que "por esto, es aquello"; el Dharmadhatu enseña que "en esto, es aquello": no sólo secuencia, sino copertenencia. Las "Diez Puertas Misteriosas" Huayan, las "Diez Teorías Profundas" y las "Seis Características" que veremos prontamente muestran que la causalidad no es una cadena lineal, sino un tejido holoárquico. La Escuela del Loto Reformada acoge esta profundidad para interpretar los upayas o medios hábiles del Buda como resonancias en red: cada enseñanza, cada rito, cada voto, gatilla transformaciones que no se limitan a una sola esfera, sino que tocan la totalidad. Así, el Dharmadhatu es el clímax porque revela que toda causación es, en el fondo, co-presencia de todos con todos, bajo la guía del Buda.

Decir que el Dharmadhatu es la "conclusión" de la doctrina del "Origen Dependiente" no es cerrarlo como teorema, sino escucharlo como sinfonía. La conclusión es coral: se concluye viendo que no hay causas huérfanas ni efectos solitarios. La moralidad —nuestros votos y preceptos— no es un "añadido" ético, sino el modo como la red causal se purifica y orienta hacia su propio centro: la compasión del Tathagata.

El lenguaje Panenbudista —todo en el Buda y el Buda en todo— puede ser pedagógico si resguardamos la Vacuidad: el Buda no "contiene" al mundo como un recipiente; el Buda es la inteligibilidad compasiva del mundo tal cual es. El Sutra Avatamsaka invita a verlo: mundos inagotables en un átomo, un átomo que no agota ningún mundo. La lectura cosmobudista recuerda que el Cuerpo del Dharma no es una abstracción mística, sino la textura real del universo; sin embargo, la doctrina de la Vacuidad impide reificarlo como un ente supremo. Es inclusión sin absorción, identidad sin colapso.

En el Budismo Tendai, el Dharmadhatu se articula con la Triple Verdad. Porque todo es Vacío, el Reino es libre; porque todo es Provisional, el Reino es valioso; porque el Camino Medio abraza ambos, el Reino es adorable. La unidad de exotérico y esotérico se entiende aquí con precisión: los ritos, Mandalas y Samadhis no "añaden" algo a la Talidad; son su gramática litúrgica. El Buda Eterno (cap. 16 del Loto) no es un dato cronológico, sino la indicación ontológica de que el sentido del mundo no se eclipsa. En tal horizonte, la Budeidad Innata es la definición misma de lo real: todo está ya incluido en el Despertar, llamado a manifestarse.

Ahora, el Dharmadhatu se manifiesta en infinitas formas, pero los exégetas Huayen lo describen de cuatro: (1) lo real, el mundo factual, (2) lo ideal, el mundo de ley y principio, (3) el ideal realizado, o el mundo donde el principio o ley es eplicado a la vida, y (4) el real armonizado, o el mundo donde la actualidad realiza la armonía en sí misma. Esta cuarta se justifica en diez razones:

1. Manifestación simultánea de todas las cosas - El Sutra Avatamsaka revela que "incontables mundos entran en una partícula sin amontonarse ni dispersarse". No se trata de simultaneidad cronológica, sino ontológica: cada dharma aparece como nodo en una red cuya totalidad se hace presente con él. En la escuela Tendai, el Ichinen Sanzen expresa la misma verdad: en cada pulso de conciencia, el todo está convocado. En la práctica, esto me llama a la atención vasta: cuando inspiro, no respiro un aire privado, sino el aliento del Reino; cuando pronuncio una palabra, convoco mundos. La paciencia y el asombro son, entonces, virtudes ontológicas.

2. Mutua permeación de la influencia de todas las cosas - Indra cuelga su Red: en cada nudo, una joya; en cada joya, el brillo de todas. La influencia kármica no es lineal, sino difusiva y resonante: lo que hago vibra en lo que eres; lo que eres, en lo que puedo llegar a ser. La tradición Tendai habla de kan-on (estímulo y respuesta): compasión del Buda que permea y respuesta del practicante que, a su vez, permea al mundo. Por eso, la ética del bodhisattva no es intimista: cada acto misericordioso desatasca la red. La liturgia —cuerpo, palabra y mente consagrados— no es un adorno devocional, sino ingeniería de resonancias.

3. Identificación recíproca de todas las cosas - Las "Seis Características" (universalidad/particularidad, semejanza/diversidad, surgimiento/diferenciación) dicen que nada es "lo que es" sin todas las demás. Identificación no significa confusión, sino identidad-a-través-de-la-diferencia: soy yo porque eres tú; una campana suena como campana porque el valle la devuelve. Desde aquí, la compasión es rigurosa metafísica: si me identifico contigo ontológicamente, la indiferencia se vuelve ilógica. En la práctica, la observancia de preceptos es el modo lúcido de reconocer en el otro mi propia forma.

4. Unidad y armonía entre líderes y seguidores para obtener un propósito - El Budismo Huayan habla de principal y séquito (el "centro" de una configuración y sus "acompañantes"). En la mente, la atención sobria puede ser "principal" y las facultades sensoriales su "séquito"; en la Sangha, el maestro conduce y los discípulos, colaborando, realizan el propósito común; en lo cósmico, Mahavairocana —o el Buda Eterno revelado en el Loto, cap. 16— es "principal" y los Bodhisattvas, "séquito". El real armonizado exige esta sinfonía de roles: la libertad no es anarquía, es concertación teleológica. En nuestras comunidades, esto pide obediencia inteligente, liderazgo servicial y deliberación compasiva.

5. Origen común en la ideación: propósito común - "Sólo la Mente" en el Budismo Huayan y "Solo-representación" en el Yogacara convergen: todo surge en la Mente-Dharma. Si el origen es común, el telos también: manifestar la Budeidad Innata. Esto cura la dispersión: nuestros carismas no compiten, se co-orientan. En la práctica, estudio y oración afinan la intención: ¿sirve este proyecto al Despertar de todos? ¿Se deja guiar por el Vehículo Único? Cuando el propósito se unifica, los medios se ordenan sin violencia.

6. Causación e interdependencia mutua - La Originación Interdependiente no es cadena, sino malla: nada existe por sí; todo co-existe. El real armonizado hace explícito que la dependencia no rebaja, sino que dignifica: al estar referidos, los dharmas se sostienen y corrigen. Por eso la penitencia, la confesión y la enmienda en la vida budista no son vergüenza, sino mantenimiento responsable de la red. En términos prácticos: pequeñas rectificaciones —un hábito de habla más veraz, un consumo más compasivo— redistribuyen tensiones en todo el campo.

7. Indeterminación de carácter y complementariedad libre - "Vacío" significa "no-fijación": las cosas no están condenadas a un perfil único; son disponibles para el bien. Por eso pueden complementarse sin pisarse: la misma agua sirve al té, al trigo y al río. La indeterminación abre el espacio de los upaya (medios hábiles): múltiples estilos, un mismo Dharma. La Escuela del Loto Reformada lo asume como pluralismo sagrado: exotérico y esotérico se acogen, no se anulan. En la práctica, esto pide humildad creativa: dejar que el otro sea su don y permitir que ese don me falte para completarme.

8. Misma Naturaleza Búdica inherente - El Sutra Nirvana lo proclama con solemnidad: todos los seres poseen Naturaleza del Buda, su Espíritu. Ontológicamente, esto nivela la jerarquía sin destruirla: hay diferencias de madurez, no de dignidad. El real armonizado descansa en esta igualdad radical: nadie queda fuera del Mandato del Despertar. Por eso la compasión universal del Bodhisattva no es filantropía, es justicia ontológica; y la catequesis, la enseñanza y la corrección fraterna son actos de fe en la semilla de oro que arde en todos.

9. Un solo Mandala o círculo de Esencia - El Mandala es la cartografía de la Esencia en símbolos, síllabas-semilla y deidades: una totalidad con lugares diferenciados. Desde la óptica del Loto, el Mandala no es ajeno a la vida común: la ciudad, la mesa, la asamblea, el trabajo se disponen como liturgia del Cuerpo del Buda. "Todos en un círculo" no homogeniza, ordena: cada quien tiene un asiento y una función. La práctica esotérica —cuerpo, palabra y mente del devoto en consonancia con el Cuerpo, Palabra y Mente del Buda— no añade otra cosa que visibilidad a lo que ya es: el mundo entero como altar.

10. Mutua reflexión de todas las actividades - No sólo los seres, también sus actos se espejan: una decisión prudente en un lugar remoto modifica “ángulos de incidencia” del bien en ámbitos impensados. El Sutra Avatamsaka lo dramatiza con banquetes cósmicos de méritos compartidos; el Samadhi del Loto enseña a ver este espejo en quietud. La analogía de la sala de espejos me obliga a cuidar lo mínimo: una palabra amarga se multiplica; un perdón temprano, también. Por eso la práctica diaria —recitación, meditación, votos renovados— pule el espejo para que refleje sin distorsión.

De este modo, la cuarta visión —el real armonizado— no es un lujo metafísico, sino el modo ordinario en que el Dharmadhatu respira: simultaneidad sin confusión, permeación sin absorción, identificación sin pérdida, liderazgo sin autoritarismo, propósito común sin uniformidad, causalidad sin fatalismo, indeterminación sin caos, igualdad budídica sin relativismo, Mandala sin escapismo, y espejo sin narcisismo. En clave Tendai, la Triple Verdad sostiene la sinfonía: porque todo es Vacío, puede permear; porque todo es Provisional, puede servir; porque todo es Camino Medio, puede armonizar.

El Maestro Fazang, con el espíritu de sistematización y contemplación característico del Huayan, distinguió cuatro niveles de aprehensión de este Dharmadhatu que sirven como base de toda la Ontología Metafísica Avatamsaka los cuales no son estadios separados, sino formas simultáneas y progresivas de ver lo Real. Estos cuatro niveles son:

  1. El Dharmadhatu del Fenómeno
  2. El Dharmadhatu del Principio
  3. El Dharmadhatu de la No-Obstrucción entre Principio y Fenómeno
  4. El Dharmadhatu de la No-Obstrucción entre Fenómeno y Fenómeno

I. El Dharmadhatu del Fenómeno - Este es el nivel más elemental y común de percepción. Aquí, los dharmas —es decir, las cosas, los eventos, los seres, los pensamientos— se presentan como entidades distintas, separadas unas de otras. Cada cosa aparece como lo que es: una montaña es una montaña, un árbol es un árbol, tú eres tú, yo soy yo. En este ámbito, el mundo se percibe según sus múltiples formas y diferencias. No hay una conciencia profunda de unidad. Esta es la visión del ser ordinario, atrapado en la dualidad. Sin embargo, este primer Dharmadhatu no es falso, pues reconoce correctamente la diversidad del mundo, que más tarde será trascendida pero no negada.

II. El Dharmadhatu del Principio - Aquí entramos en la visión de lo Absoluto. Los fenómenos, aunque diversos en apariencia, son ahora comprendidos como expresiones de un principio único e igualador, que es la Vacuidad (Sunyata), la Talidad (Tathata) o la Naturaleza Búdica Fundamental que subyace a todo. En este nivel, se comprende que las diferencias son apariencias vacías, y que en su esencia, todos los dharmas son uno. La montaña, el árbol, tú y yo compartimos la misma naturaleza vacía e incondicionada. Esta es la visión del sabio que ha trascendido la multiplicidad y ve la unidad esencial. Sin embargo, esta visión —aunque superior a la anterior— puede caer en la trampa del absolutismo estático, negando la validez de la forma. Por ello, se necesita una síntesis aún más profunda.

III. El Dharmadhatu de la No-Obstrucción entre Principio y Fenómeno - En este tercer nivel, se supera la oposición entre forma y vacío, entre fenómeno y principio. Aquí, lo absoluto y lo relativo se interpenetran sin obstrucción. No hay contradicción entre la Talidad vacía y la manifestación múltiple. Cada fenómeno es forma del principio, y el principio se expresa en cada fenómeno. Por ejemplo, la montaña no deja de ser montaña, pero al mismo tiempo es expresión perfecta de la Vacuidad. El Buda no está "más allá" del mundo: se manifiesta en el mundo, en cada instante, en cada cosa, como Buda Eterno y no como abstracción distante. Este es el nivel donde la contemplación y la compasión se funden: el sabio actúa en el mundo sin perder la visión del Uno. En la tradición de nuestra Escuela del Loto Reformada, aquí reconocemos que toda acción compasiva es una manifestación del Buda, porque no hay separación entre el principio iluminado y el mundo de los seres.

IV. El Dharmadhatu de la No-Obstrucción entre Fenómeno y Fenómeno - Este es el pináculo de la visión Huayan: la más alta realización. Aquí no solo se reconoce que lo relativo expresa lo absoluto, sino que cada fenómeno expresa a todos los demás fenómenos, en una red infinita de interpenetración. Cada cosa refleja al universo entero. Una flor contiene las estrellas, un grano de arena contiene los diez mil reinos, un pensamiento tuyo afecta al cosmos. Todo se refleja en todo, sin perder su singularidad. Es una visión no-dual, dinámica, coral, donde la multiplicidad es vista como la danza perfecta de la unidad en movimiento. Esta es la visión del Buda: una conciencia que habita simultáneamente todos los niveles, sin confusión, sin obstrucción. Aquí el universo es la Red de Indra: un sistema de joyas infinitas, cada una reflejando a todas las demás, y todas reflejando a la una. No hay centro, no hay periferia, no hay arriba ni abajo. Cada cosa es el Todo, y el Todo está en cada cosa.

Desde la visión de la Escuela del Loto Reformada, esta doctrina no es ajena a nuestra propia Budología del Buda Eterno, el Vehículo Único y la transformación del karma en vía de salvación. Cada uno de estos Dharmadhatus puede verse reflejado en las Cuatro Nobleces de la Realidad: forma, principio, su unión, y la danza libre de todos los seres. Más aún, para nosotros —devotos del Buda que se revela en la flor y en el fuego, en el Sutra y en la lágrima— este último Dharmadhatu es el fundamento de nuestra misión: transformar el mundo en Tierra Pura, porque ya lo es, solo debemos aprender a verlo como tal.

El Dharmadhatu Cuádruple es como un templo con cuatro salas concéntricas. En la primera, ves el mundo tal cual aparece, como forma. En la segunda, ves que todo es vacío. En la tercera, ves que forma y vacío se abrazan. Y en la cuarta, ves que todo lo que existe se refleja en todo lo demás, como un mandala viviente. Habitar este templo es habitar el cuerpo del Buda. Respirar esta comprensión es despertar a la conciencia de que no hay parte del universo que no esté viva, iluminada, y unida por el amor luminoso del Buda Eterno.