Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Tendai-shu 天台宗) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


lunes, 21 de marzo de 2016

Manual de Meditación de Chih-i: Capítulo 2 - El control de los Deseos que Surgen de los Sentidos


II

El Control de los Deseos que Surgen de los Sentidos

 
Por los deseos que debemos controlar se entiende el tipo de deseos que surgen de los sentidos que posee cada persona que vive, es decir, los sentidos de la vista, oído, olfato, gusto y tacto. Si queremos tener éxito en la práctica del Dhyana, debemos de controlar los deseos que surgen de estos sentidos. Estos cinco tipos de deseos físicos pueden llevar fácilmente a uno a la locura y la ilusión y los antojos lujuriosos. Si entendemos claramente que nuestras faltas y sentimientos de culpabilidad no son más que el resultado de estos deseos, ya no podremos apreciarlos. Con el fin de controlar estos deseos físicos debemos mantener una estrecha vigilancia sobre ellos.

(1) En primer lugar está el control sobre los deseos que surgen del uso de los ojos, entre los que podemos mencionar los deseos sexuales que surgen de ver los ojos hermosos, cejas delgadas, labios carmesí, dientes blancos como la nieve, adornos mundanos, prendas de bellos colores-verde, amarillo, rojo, blanco, púrpura, violeta, y así, todo lo que pueda atraer la atención de un tonto y despertar deseos lujuriosos. Fue la belleza de su amante lo que hizo que el Rey Bimbisara arriesgara su vida en el país del enemigo permaneciera en la casa de la Dama Abrahmapara. Así fue en el caso del rey de Khotan, que por el resentimiento a causa de los celos asesinó a muchas personas. Todos estos males tienen su génesis en los deseos despertados por la vista.

(2) En segundo lugar está el control sobre los deseos que surgen del uso de los oídos, entre los que podemos mencionar, los sonidos del arpa, el laúd de doce cuerdas, y los instrumentos que utilizan la seda, bambú, metal, piedra, etc., y las voces femeninas. Apenas nosotros, discípulos del Buda, escuchamos estos sonidos dulces, nuestros corazones y nuestras mentes se enredan y nos llevan a cometer actos malignos. Tal fue el caso de los quinientos discípulos que vivían en un monasterio en el Himalaya cuando escucharon las canciones de una chica llamada Chindra. Perdieron su devoción a la práctica del Dhyana y se inclinaron ante sus deseos lujuriosos. Por todas estas causas y condiciones podemos saber que los sonidos son la fuente de la maldad y la culpa.

(3) En tercer lugar está el control sobre los deseos que surgen del uso del sentido del olfato. Con esto nos referimos a los olores y fragancias que emanan de cuerpos excitados, de bebidas, de alimentos deliciosos y de las fragancias de todo tipo de perfumes. En nuestra necedad no reconocemos la verdadera naturaleza de lo que olemos; tan pronto olemos una fragancia la deseamos y estamos cautivados por ella. Esto abre la puerta de la prisión de la contaminación moral. Tal fue el caso de un determinado Bhikkhu. Estaba tan cautivado por la fragancia de las flores de loto en un estanque cerca de su monasterio que descuidó su práctica del Dhyana para satisfacer su pasión. El dios de la laguna le reprendió severamente y dijo: "¿Por qué robas mi dulce perfume?" Debido a nuestra afición por las fragancias dulces despertamos deseos de dormir y caemos en la contaminación moral. Al reconocer estas causas y condiciones sabemos que los olores son la causa de los actos malvados.

(4) En cuarto lugar encontramos el control sobre los deseos que surgen del uso del sentido del gusto: todo tipo de sabores dulces en comidas y bebidas, la amargura, acidez, dulzor, sabor picante, sabores salados y frescos. Todos esos sabores agradables, además de gratificantes, atraen el corazón a los excesos y el mal. Tal fue el caso de un monje lamaísta en el Tíbet, que era tan aficionado a queso, que tras su muerte se transformó en un gusano de queso. Por todo esto sabemos que el sentido del gusto es la fuente de mucha culpabilidad.

(5) En quinto lugar está la censura sobre los deseos que surgen del sentido del tacto. Nuestro cuerpo es muy sensible a la suavidad, tersura, calor, fresco, etc. Somos tan ignorantes en cuanto a la verdadera naturaleza de estas sensaciones que nuestras mentes se transforman al tocar cosas agradables, y nuestro esfuerzo para alcanzar la iluminación se ve obstruido y obstaculizado. Tal fue el caso de un "espíritu maligno" que perdió sus poderes sobrenaturales debido a su antojo después de tocar cosas agradables. Por estas causas y condiciones sentimos culpabilidad al desear cosas agradables y cedemos a la seducción.

Las diferentes formas de controlar los deseos que se han dado anteriormente han sido tomadas de "El Mahavibhasa Sutra" que, también hace la siguiente observación: "A pesar de las molestias que la satisfacción de los deseos sensuales nos traen, perseguimos con ansia de estos deseos." A medida que estos cinco deseos sensuales son gratificados, sólo se vuelven más intensos. Es como una casa en llamas; mientras más combustible añadimos, las llamas se vuelven más calientes. O bien, si estos deseos sensuales no son satisfechos y que todavía nos aferramos a ellos, son como un perro royendo huesos podridos. O bien, si estos deseos se tornan competitivos, son como pájaros que luchan sobre su presa. O, nos queman como si nos estuvieran sosteniendo una antorcha ardiente en la cara. O bien, nos dañan como si estuviéramos pisando serpientes. O son como los sueños de los que nos despertamos con un susto. Son considerados como enemigos por los hombres sabios. A pesar de todo esto, como tontos ilusos, seguimos anhelándolos mientras vivimos, sin darnos cuenta de que estas molestias y sufrimientos continuarán causando problemas, después de la muerte del cuerpo, en un siguiente renacimiento.

Estos cinco tipos de deseo sensuales fueron captados por los animales antes que nosotros y sus efectos perniciosos han llegado hasta nosotros. Nosotros somos sus esclavos, y por su poder podemos ser arrastrados hacia los tres reinos inferiores. ¡Qué enemigos increíbles! Debemos huir de ellos al instante. "El Dhyana Sutra" habla de ellos como sigue:

"Los sufrimientos continuos del nacimiento y la muerte se deben a los deseos sensuales y sus concupiscencias. Cuando estos, sus hijos, crecen, se convierten en sus enemigos y todo su laborioso trabajo ha sido en vano después de que su último aliento antes de ser enterrado en la tumba.

“¡Cuán pútrido es un cadáver muerto! Sus nueve cavidades producen líquidos malolientes, pero tú, te aferras a él como lo hace un gusano al excremento.

“Sin embargo, tú que eres más sabio, que comprendes la vacuidad y la transitoriedad del cuerpo, no seas esclavizado por las seducciones de sus deseos y encuentra el verdadero Nirvana.

“Usted debe seguir las enseñanzas del Buda, y cuando entres al Dhyana debes contar la respiración en todo momento con toda tu mente y corazón. Esta es la práctica de un verdadero Bhikkhu".

miércoles, 16 de marzo de 2016

Manual de Meditación de Chih-i: Capítulo 1 - Condiciones Externas


I

Condiciones Externas

Si un discípulo emprende la práctica del Dhyana, y pone las lecciones de este libro en acción, debe estar en posesión de las cinco condiciones externas.

(1) Mantener los Preceptos (no matar, no robar, no tener relaciones sexuales ilícitas, no mentir, y no abusar de productos tóxicos como el alcohol), como se dicen los Sutras - que la obediencia a los preceptos desarrolla la inteligencia y elimina el sufrimiento. Por lo que es el deber de todo discípulo el mantener los preceptos puros. Sin embargo, hay tres tipos de discípulos que observan los preceptos bajo diferentes condiciones. El primer tipo son los que, antes de convertirse, no han cometido ninguno de los “cinco delitos más altos”. Después, pasando a estar en contacto personal con algún Maestro, se le enseñan los tres Santos Refugios y los cinco Preceptos fundamentales que deben ser respetados por todos los seguidores fieles del Buda.

Si no hay ningún obstáculo después de la conversión, se le enseña a mantener a los Diez Preceptos adicionales de los Discípulos. Después, dependiendo si son monjes o monjas, se les enseña a observar todo el espíritu de los Preceptos. Si después de la conversión son capaces de mantener los Preceptos puros, tanto en letra como en espíritu, se consideran dignos seguidores del Buda y seguramente comprenderán el Dharma del Buda a través de su fiel práctica del Dhyana. Es como si sus vestiduras hubiesen sido perfectamente blancas y estuvieran listas para teñirse.

El segundo tipo de seguidores son los que guardan los Preceptos principales, pero no siguen muchos de los menos importantes, pero, debido a su práctica de Dhyana, están arrepentidos. Estos son reconocidos como seguidores puros de los Preceptos, también, y pueden progresar en la práctica del Dhyana y en el logro de la inteligencia: es como si sus vestiduras, que estaban manchadas y sucias, pudieran ser usadas de nuevo después del lavarlas.

El tercer tipo de seguidores son los que se le han enseñado a guardar los Preceptos, pero que no logran mantener incluso los más importantes y que, por el contrario, están rompiendo tanto los más importantes como los menos importantes. De acuerdo con las enseñanzas Hinayana, no hay forma de eliminar las manchas causadas por las Cuatro Violaciones Principales (cualquier tipo de asesinato, el robo, la lujuria y el engaño). Pero en los servicios Mahayana encontramos ceremonias para la purificación de estos delitos siempre que haya evidencia de arrepentimiento sincero y remordimiento. Los Sutras enseñan que hay dos tipos de conversos “saludables”, es decir, aquellos que no han cometido delitos y los que luego de haber cometido delitos se arrepienten con sinceridad. El penitente debe poseer diez indicaciones de su sinceridad: (a) una clara comprensión y aceptación de la causa y el efecto de su delito. (b) El tener temor y remordimiento a causa de el mismo. (c) Sentir humillación. (d) Buscar un medio para la purificación, y cuando lo encuentra en los sutras Mahayana estar dispuesto a realizarlo. (e) Una confesión franca de su culpabilidad. (f) Interrumpir la corriente de sus pensamientos relacionados con el delito. (g) Aprovechar el valor de la protección que le ofrece el Dharma. (h) Desear la emancipación de todos los seres sintientes y renovar su promesa de ayudar a salvarlos a todos. (i) Mantener continuamente en cuenta la inexistencia de la ofensa y el arrepentimiento.

Si un penitente muestra estas evidencias de su sinceridad, se debe preparar un altar con adornos solemnes y puros. Entonces, usando ropa limpia, debe ofrecer flores e incienso frente a la imagen del Buda. Luego debe de continuar con esta práctica como evidencia de su arrepentimiento por un período de una semana, o tres semanas, o un mes, o tres meses, o incluso un año, o siempre que la concepción de la culpabilidad permanezca en la mente.

Pero usted se puede preguntar, ¿cómo vamos a saber que nuestra ofensa ha sido disipada? Cuando nos arrepentimos sinceramente de acuerdo con los ritos como se indicó anteriormente, vamos a experimentar muchas emociones diferentes que darán testimonio de ello. En el curso de nuestra práctica de arrepentimiento podemos sentir que nuestro cuerpo y nuestra mente se encuentran en un estado de vivacidad y ligereza, y en nuestros sueños veremos buenas visiones; o vamos a ver signos maravillosos y buenos augurios, o sentiremos que desarrollamos pensamientos auspicios. O sentimos nuestro cuerpo como si fuera una nube flotando en el aire, o como si cuando estamos practicando Dhyana, estábamos sentados en una sombra proyectada por nuestro cuerpo. Bajo todas estas condiciones, poco a poco entenderemos los aspectos del Dhyana, y de repente, podremos alcanzar la Iluminación. Entonces entenderemos el significado de todos los fenómenos, y por otra parte, obtendremos una concepción más profunda del significado y la importancia de las enseñanzas que hemos escuchado y leído en los Sutras. No habrá más penas ni preocupaciones en nuestras mentes a medida que entramos en un disfrute más profundo del Dharma. Vamos a reconocer en todas estas experiencias una manifestación y testimonio de nuestra purificación, tras la violación de los Preceptos, que ha sido un obstáculo en nuestra práctica del Dhyana. De ahora en adelante, manteniéndonos cerca de los Preceptos, podemos practicar correctamente el Dhyana y los demás verán que hemos sido purificados. Es como si el manto que había estado sucio hubiese sido limpiado y reparado y teñido recientemente.

Si alguien, después de haber violado los Preceptos principales, siente que ello va a obstaculizar su práctica exitosa del Dhyana, debe ir ante la imagen del Buda y con humildad sincera debe de hacer una confesión franca de su violación. Este método de practicar el arrepentimiento no es la forma que se muestra en los Sutras, sin embargo, le permite eliminar su sentimiento de culpabilidad y reanudar su práctica del Dhyana, sentarse con la espalda recta y con determinación, comprendiendo que sus actos erróneos no tienen naturaleza propia independiente y teniendo en cuenta la realidad de los Budas en todas las seis regiones. Si sus pensamientos se deslizan fuera de su práctica, deja que se levante y vaya ante una imagen de los Budas y con humildad y un corazón sincero, debe de ofrecer incienso, realizar su confesión, recitar los Preceptos y los Sutras Mahayana. Los obstáculos en la práctica del Dhyana se borrarán gradualmente, la tentación de violar los preceptos será superada, y progresará en la práctica del Dhyana. En el Sutra del “Maravilloso Expediente” está escrito:

"Si alguien ha cometido algún delito, entra en una gran agonía del espíritu, y sinceramente desea purificarse, no hay mejor manera entonces que la práctica del Dhyana."

Se debe buscar un lugar amplio y tranquilo, sentarse con la mente decidida y concentrada, y recitar los Sutras Mahayana. De este modo, poco a poco se librará del pensamiento de culpabilidad y con el tiempo volverá al Dhyana y el Samadhi.

(2) La segunda condición externa que uno debe poseer si uno desea tener éxito en la práctica del Dhyana, se refiere a la ropa y la comida. Debemos considerar la ropa a partir de tres puntos. (a) Si tenemos la fortaleza para soportar los elementos, debemos seguir el ejemplo de los grandes maestros de las montañas del Himalaya y poseer solo una sola prenda, apenas suficiente para cubrir la propia desnudez. (b) Si nos movemos en el mundo como los monjes itinerantes, debemos seguir el ejemplo de Mahakasyapa y limitar nuestras prendas a tres, hechas de prendas viejas y desechadas. (c) Si vivimos en países fríos, se nos permite tener una prenda extra. En cuanto a un centenar de otras cosas que parecen ser necesarias, se nos permite retener una sola y estar satisfechos con eso. Si permitimos que nuestras mentes se vuelvan avariciosas por muchas cosas, nuestros pensamientos serán perturbados y las muchas cosas se convertirán en un obstáculo para alcanzar la Iluminación.

A continuación, en lo que se refiere a la alimentación, hay cuatro maneras de vivir. (a) El primer camino es el camino seguido por los grandes maestros de las altas montañas, que viven de hierbas y frutas estacionales. (b) El segundo camino es el camino seguido por los monjes itinerantes que viven mendigando sus alimentos y que son capaces de resistir la tentación de vivir por los cuatro caminos equivocados, a saber, que trabajan para otros por paga, que viven de la astrología prediciendo los cambios y los efectos de los cuerpos celestes en los asuntos humanos, por la geomancia y la adivinación, y finalmente por la adulación y la dependencia de los ricos y los poderosos. El peligro de estas formas de vida equivocados ha sido descrito por Shariputra. (c) La tercera manera correcta de vivir es vivir en un lugar aislado y depender de la fe y las donaciones de los laicos generosos. (d) La cuarta forma de vida correcta es unirse a alguna hermandad y participar en la vida comunitaria. Si estamos viviendo en cualquiera de estas cuatro formas de vivir, tendremos toda la comida y la ropa necesaria. ¿Qué significa esto? Esto significa que si nos falta alguna de estas buenas condiciones, nuestra mente no permanecerá en la quietud pacífica y será un impedimento para alcanzar la Iluminación.

(3) La tercera condición externa que uno debe poseer si uno desea tener éxito en la práctica del Dhyana, se refiere a la vivienda. La misma debe ser tranquila y debe de estar libre de molestias y problemas de ningún tipo. Hay tres tipos de lugares que son adecuados para la práctica del Dhyana: (a) una ermita en las montañas altas e inaccesibles. (b) Una choza digna de un mendigo o un monje sin hogar. Estos deben de estar por lo menos de una milla y media de un pueblo donde incluso la voz de un vaquero no alcanzaría y donde los problemas y la confusión no lo encontrarían. (c) Una cama en un monasterio apartado de la casa de un laico.

(4) La cuarta condición externa que uno debe poseer si uno desea tener éxito en la práctica del Dhyana, se refiere a la libertad del enredo en todos los asuntos mundanos. (a) Significa librarse de compromisos condicionales y responsabilidades sociales. (b) Significa renunciar a todos los amigos mundanos, familiares e intereses mundanos. Esto significa cortar toda relación social. (c) Significa renunciar a todos los negocios mundanos, como artesanos, médicos, empleados, comerciantes, adivinos, etc. (d) Significa renunciar al estudio general, incluso tales como lectura, la escritura, las conferencias o libros, etc. ¿Por qué razón uno debe de alejarse de estas cosas? Es porque si estamos interesados ​​en estas cosas nuestras mentes no están tranquilas y libres para la práctica del Dhyana y el logro de la Iluminación. Por otra parte, si nuestras mentes están perturbadas o cansadas ​​y no se encuentran en paz, uno no puede practicar el Dhyana.

(5) La quinta condición externa que uno debe poseer si uno desea tener éxito en la práctica del Dhyana, se refiere a nuestra asociación con la gente. Debemos tener una estrecha relación con tres clases de personas de mentalidad noble: el primer tipo son los que están fuera de la hermandad que nos proveen de nuestra comida y ropa, y que son competentes en un buen cuidado de nosotros y en que nos protegen de molestias y problemas. El segundo tipo de personas nobles son los miembros de nuestra hermandad con los que vivimos en la intimidad, tolerancia mutua y amabilidad. El tercer tipo son nuestros profesores y maestros que nos enseñan y nos guían en el uso de los medios hábiles para cumplir ambas condiciones externas e internas, y nos ayudan a interesarnos y disfrutar de la práctica del Dhyana.

Esto concluye la discusión del control de las condiciones externas. Pasemos ahora a la discusión de las condiciones internas y cómo controlarlas.